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lunes, 23 de octubre de 2023
¿De qué lado estás tú? (y II)
miércoles, 2 de noviembre de 2022
Miedo cerval (1)
Dice el diccionario de la docta Academia que el adjetivo “cerval” significa “perteneciente o relativo al ciervo, o de características propias a él”, y da como segunda acepción que, dicho del miedo, quiere decir “muy grande o excesivo”, es decir, el adjetivo intensifica aquí una cualidad, si no es un defecto, del sustantivo. Esta segunda acepción se basa en que los ciervos son muy asustadizos, y ante cualquier indicio que suponga un mínimo riesgo de peligro huyen despavoridos de estampía.
Un caso bien conocido, pero olvidado enseguida, fue el pánico colectivo desatado por la retransmisión radiofónica de La guerra de los mundos por Orson Güels en 1938, cuando una ficción radiada sobre un supuesto ataque alienígena a la Tierra desató la alarma entre los estadounidenses, dado que el ejército del país más poderoso del mundo sucumbía ante una invasión extraterrestre.
Hay un precedente menos conocido de
este hecho, que fue la radiación de la BBC realizada por Ronald Knox
en 1926, que provocó idénticos resultados de miedo colectivo en el
Reino Unido. El
sacerdote católico Ronald Knox, que hacía de locutor, interrumpía la programación
radiofónica informando de que en ese mismo momento se estaban
produciendo graves incidentes en Londres. Una multitud de desempleados
se había concentrado en Trafalgar Square. Acto seguido,
saqueaban la National Gallery destruyendo las obras de
arte y dispersándolas por las calles de Londres. La masa iracunda se
dirigía a Whitehall y arrasaba las oficinas gubernamentales. Era una rebelión anarquista que ponía en peligro el Imperio Británico. El
pánico cundió cuando el locutor informó de que el parlamento
estaba siendo atacado con morteros y explosivos por los rebeldes. La
torre del reloj que albergaba el famoso Big Ben, todo un símbolo, había sido reducida a escombros tras una estruendosa
explosión... La revuelta finalizaba con el asalto al famoso hotel
Savoy y a las propias instalaciones de la BBC, cuya centralita se vio enseguida colapsada de llamadas telefónicas. La gente huía despavorida de Londres... Y todo era mentira.