jueves, 9 de octubre de 2025
Crónica de cosas que pasan (4)
martes, 6 de febrero de 2024
Más policía
El pasado 13 de enero de 2024 se cumplía el bicentenario de la fundación la Policía Nacional española, que nació hace doscientos años en 1824, celebrándose los fastos de dicho "acontecimiento de excepcional interés público" bajo el lema "comprometidos contigo".
A fin de cuentas son puestos de trabajo que crean de la nada, y en un país donde hay tanto desempleo interesa que la gente esté ocupada. A los políticos y a los medios de (in)formación les interesa crear la delincuencia para poder combatirla llevando a los delincuentes a la cárcel, que no deja de ser más que un espejismo de la falta de libertad general. ¿Por qué no acabaremos nunca con el terrorismo? Que se lo pregunten al matón-country-gringo, del país donde crece verde la yerba -green grows the grass. Porque no interesa, porque interesa que lo haya para poder declararle la guerra: war against terror. Si no hubiera terror, ¿a quién íbamos a declarar la guerra?
Ya lo dijo nuestro Gracián, todo un clásico. Y ya se sabe: un clásico es un clásico porque es de lo más moderno:- ¿De qué sirven éstos en el mundo? -¿De qué? Hacen guerra a los enemigos. -¡No la hagan mayor a los amigos!. -¿Éstos nos defienden? Dios nos defienda de ellos. ¿Éstos pelean, destrozan, matan y aniquilan nuestros contrarios? ¿Cómo puede ser eso si dicen que ellos mismos los conservan? -Aguarda, yo digo lo que deberían hacer por oficio, pero está ya el mundo tan depravado que los mismos remediadores de los males los causan en todo género de daños. Éstos, que habían de acabar las guerras, las alargan; su empleo es pelear, que no tienen otros juros ni otra renta, y como, acabada la guerra, quedarían sin oficio ni beneficio, ellos popan -es decir: miman, cuidan, acarician- al enemigo porque papan -esto es, papean, comen- de él: ¿para qué han de matar los centinelas al Marqués de Pescara si viven de él?
A los estados democráticos les interesa que exista el terrorismo para poder tener una excusa que justifique combatirlo y que justifique la existencia injustificable, se mire por donde se mire, del terrorismo y de los propios estados democráticos.
martes, 24 de enero de 2023
Estado policial
Resulta significativo cómo el Estado es capaz de asimilar cualquier protesta que se esgrima contra él, incluso un insulto contra el gremio policial(1), como es el acrónimo ACAB, que en la lengua del Imperio, que es la de Chéspir, corresponde originalmente a All Cops Are Bastards, lo que significa en la nuestra, Todos los Polis Son unos Bastardos, o, dicho de otra manera, unos hijos de madres conocidas, y aun muy conocidas, pero de padres desconocidos, lo que en castellano viejo se decía, como leemos por ejemplo en El Quijote, unos hideputas, y en más moderno castellano, escrito todo junto, unos hijoputas.
Dicho acrónimo anglosajón tiene una versión numérica que es 1312, que encripta de alguna manera el mensaje, y que responde al orden alfabético que guardan las letras ACAB en el alfabeto latino que mayoritariamente utilizamos.
Prueba de que hasta un improperio destemplado como ese contra la policía, que se ha hecho famoso en pintadas, en camisetas, en tatuajes, en pancartas de protesta contra la brutalidad policial y en las redes sociales, se puede utilizar a favor del propio cuerpo, es el hecho de que la policía federal alemana ha sacado un anuncio publicitario en el que reivindica el acrónimo ACAB pero le da otro significado sustituyendo “bastard” por “beautiful”, y queda así: All Cops Are Beautiful, que viene a ser Todos los Polis son Guapos, convirtiendo lo que era un insulto contra el estado policial en un piropo a su favor(2). El lema propagandístico, destinado a reclutar jóvenes de ambos sexos, se acompaña de una fotografía de varios agentes, tanto varones como mujeres bastante agraciados físicamente, de modo que cualquiera que vea la imagen reconocerá enseguida que efectivamente tanto ellas como ellos son hermosos y bien parecidos sin ningún género de duda.
Hay además en dicho anuncio propagandístico y publicitario una frase, en la lengua de
Goethe esta vez, que es además la dirección de la página electrónica y que dice: Komm zur Bundespolizei.de, donde el -de final es la
matrícula cibernética de Alemania (Deutchland), y que quiere decir “Ven a la policía federal (alemana)”, tuteando al lector,
con lo que se ve que este eslogan trata de atraer a la juventud
bisexual(3) a formar parte de los cuerpos de seguridad del Estado
ofreciéndoles tanto a ellos como a ellas un trabajo, y por lo tanto un futuro, que, con el
añadido del uniforme, les hace hermosos, atractivos.
El
sistema se ha apropiado, así, de estas siglas que en principio se
oponen al sistema policial y que pueden constituir un delito, como
informábamos en Verguenza
me daría ser policía,
donde dábamos cuenta del caso del cantante don
Evaristo Páramos, del grupo Gatillazo, y antes de La Polla Records,
que cerró su actuación en Jerez de la Frontera gritando
“policías, sois unos hijos de puta”. El improperio no iba dirigido contra un agente en concreto, sino contra el
cuerpo en general de policía, y fue sancionado por “falta de
respeto o consideración” a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del
Estado de acuerdo con la LOPSC, que popularmente se conoce como la
Ley de la Mordaza.
La palabra policía deriva del griego πολιτεíα politeía, que significa 'constitución de un Estado, ciudadanía”, que a su vez deriva de πóλις pólis, que era el nombre de la ciudad-estado en la Grecia clásica, es decir de la forma que en aquel entonces adoptaba el Estado, por lo que la expresión “estado policial”, etimológicamente hablando, es una redundancia, ya que todo Estado es por esencia, mal que le pese, policial.
- Ya
a algún defensor del oficio policial se le había ocurrido
transformar el significado del acrónimo ACAB, dándole un sentido meliorativo, en All Cops Are Brave:
Todos los policías son valientes. Se subrayaba así la belleza moral más que la física -ambas inseparablemente unidas formaban el ideal griego clásico de la kalokagathía-, pero la policía federal alemana
ha preferido subrayar la belleza física antes que la valentía y
valor de sus agentes.
Si visitamos la página electrónica de la policía federal alemana, nos encontramos con la fotografía amable de seis policías sonrientes, tres chicas y tres chicos, y este primer mensaje: Gib deiner Zukunft eine neue Richtung. Komm zur Bundespolizei. Bewirb dicht jetzt! Dale a tu futuro una nueva dirección o un nuevo sentido. Ven a la policía federal. ¡Apúntate ya!
miércoles, 18 de enero de 2023
Los grises de entonces, los azules de ahora

viernes, 16 de diciembre de 2022
Veinte euros

Costas está muerto porque el Estado asesina a través de su brazo armado, que es la policía. Está muerto porque no hay justicia, justicia que se dice δικαιοσύνη en la lengua de Homero, aunque en estos malos tiempos que corren la palabra ya no se escribe con la corrección gramatical que exige la tradición académica, igual en griego antiguo que en el moderno, sino como la escribió la familia de Nikos Sabanis prácticamente analfabeta, en una pancarta, con faltas de ortografía: δηκεοσíνη (dikeosini), reclamando -¿a qué altas instancias, a quién?- lo que no hay en el mundo ni por asomo: la justicia.
jueves, 10 de febrero de 2022
La porra y el bastón
Leído este
alegato treinta y ocho años después -ignoro si el presidente del gabinete socialista leyó la carta, lo que sí es cierto es que si la leyó,
hizo caso omiso, o sea ningún caso de la recomendación de Chicho-,
resulta que me entero ahora de que el Ministerio del Interior sustituye las
porras de goma por porras extensibles metálicas: más
de veinte mil de dichas porras de acero cuyo precio
asciende a los dos millones de euros (unos ochenta euros cada una),
llamadas eufemísticamente 'bastones policiales extensibles', y
“bastones policiales defensivos', van a ser empleadas
principalmente por los policías destinados en
Seguridad Ciudadana y las Unidades de Intervención Policial, más
conocidos como antidisturbios. Obsérvese cómo ha desaparecido la palabra "porra" sustituída por el eufemismo "bastón", en apariencia, aunque sólo en apariencia, menos agresivo, porque el bastón tiene un uso primordial que es apoyarse en él al caminar, y secundariamente puede servir para golpear, pero en el caso de la porra su uso único es como arma de aporreo.
Estos bastones, hechos con acero o aleación de máxima calidad, pasan de los 26 centímetros cuando está plegados a un poco más del doble en toda su extensión y pesan poco más de medio quilo. Se trata, siempre según el Ministerio, de un elemento de fácil portabilidad que va siempre con el policía, discreto, dado su reducido tamaño" y poseedor además de "un efecto psicológico disuasorio por su efecto ruidoso al desplegarse".
La Dirección General de la Policía también ha elaborado un protocolo específico sobre su uso en el que se detalla que, en caso de golpear con el bastón extensible a una persona, el agente deberá evitar hacerlo en vertical “de arriba hacia abajo”, además de no hacerlo “bajo ningún concepto” en “la cabeza, cuello, clavícula o columna vertebral”, prohibiéndoles a los agentes que lo usen como “técnica de estrangulación”. Dicho protocolo añade que estas defensas solo se utilizarán para “reducir, inmovilizar o detener” a personas que muestren “una resistencia activa que ponga en riesgo a los agentes o terceras personas”, que pueden actuar de manera violenta o lo hayan hecho, que amenacen con un arma blanca u otro objeto peligroso o estén a punto de poner en riesgo su vida. Y siempre después de “haber agotado las vías de diálogo, negociación y mediación previas”. El protocolo prohíbe usarlas “con mujeres embarazadas o con menores de edad penal [hasta los 18 años] siempre que esta condición sea perceptible”, así como “con personas de edad avanzada o personas débiles de salud”.
Estas armas, además, poseen una mayor resistencia y dureza que las tradicionales defensas semirrígidas, así denominan a las tradicionales porras de goma, portando además en su extremo final una punta de polímero endurecido, se supone que para mayor contundencia, lo que no corresponde -esto no se le escapa a nadie un poco espabilado- al principio que debe guiar la actuación de los cuerpos policiales de procurar la menor lesividad posible.
lunes, 19 de julio de 2021
La policía hace pedagogía
Un titular del 18 de julio de 2021 de El diario montañés, el periódico de campanario de Cantabria, reza en portada con grandes letras debajo de la foto de dos policías nocturnos a caballo: Cantabria respeta el toque de queda.
Debajo, en letra más pequeña: La primera madrugada con límite horario transcurre sin incidente en los 53 municipios afectados. (Aclaración del que suscribe: El "límite horario" del toque de queda, avalado por la autoridad judicial, al que alude el titular es de 1 a 6 de la mañana, que es la franja en que la gente no puede circular libremente porque se supone que anda suelto el virus con nocturnidad y alevosía) A continuación se lee: Los dispositivos policiales realizaron una labor pedagógica para despejar las zonas de ocio.
Llama mi atención la expresión “los dispositivos policiales”. Leyendo el artículo me entero de que una vez que comenzó el toque de queda la Plaza Cañadío fue invadida por seis coches de la policía local y nacional, lo que suponía la presencia de quince agentes efectivos humanos uniformados, además de los efectivos caninos, es decir, los perros policía, y la caballería, los efectivos equinos. Cuatro jinetes, en efecto, se incorporaron al equipo nocturno que controló el cumplimiento de la nueva medida draconiana.
Pero lo que más me llama la atención es la expresión “labor pedagógica” para referirse a la función de despeje de las zonas de ocio encomendada al cuerpo policial local y nacional. Pedagogía, en efecto, es palabra griega compuesta de pais paidós, que significa “niño”, y agogé que quiere decir “conducción”. ¿En qué consistía la labor pedagógica de la policía? Pues en conducirnos, por las buenas o por las malas, a casa o, en su defecto, a comisaría, tratándonos como se trataría a un niño, y recordánonos lo que está mandado: “A la una de la mañana todos (y todas y todes) a casita por la cuenta que os trae...”. La labor pedagógica consiste en hacernos cumplir las ordenanzas, que no admiten cuestionamiento: ¿Por qué uno no puede estar en la calle una noche calurosa de estío como esa a la una y cinco de la mañana paseando tranquilamente por ejemplo? Porque hay toque de queda. Y ¿por qué hay toque de queda? Porque hay un virus muy peligroso suelto. Y ¿por qué hay un virus tan peligroso suelto campando a sus anchas? Porque interesa que así sea, ni más ni menos. Y si no lo hay, se inventa para que cunda el pánico, porque existir existe, resistente como es, consistente y persistente. "Y ¡váyase usted para casa! Y aquí no hay más que hablar".
¿Qué interés tiene ese policía, que al final será él mismo sustituido por un robótico dron de vigilancia y relegado a formar parte de la clientela de estómagos agradecidos de la Renta Básica Universal? ¿Qué interés, a parte del económico, les mueve a los policías que vendrán a buscarnos a casa para llevarnos voluntariamente o por la fuerza al centro de vacunación obligatoria?
viernes, 29 de enero de 2021
"Es tu futuro"
Resulta un poco desalentador que tantos jóvenes acaben formando parte del cuerpo de la Ertzaintza para de ese modo labrarse un futuro, como se decía antaño, que es lo que les promete el Gobierno vasco equiparando el término "futuro" a un buen sueldo y estabilidad laboral, algo que sus carreras y otras ambiciones profesionales no les proporcionan.
Y es que esta oferta de plazas puede ser muy atractiva para un joven que ha estudiado, se ha preparado y lleva años buscando una oportunidad laboral que no le llega, por lo que sigue viviendo con sus padres y dependiendo económicamente de ellos sin ver ninguna luz a la salida de este túnel. Estudiar un año escaso y prepararse físicamente en un gimnasio para, una vez aprobada la oposición, cobrar un buen sueldo y adquirir así una estabilidad económica que les permita hacer vida de adulto, puede ser para estos jóvenes tan goloso, como se suele decir, como una bolsa de caramelos a la puerta de un colegio a la salida de clase.
Lo cierto es que es un caramelo envenenado porque muchos de esos jóvenes están tirando sus carreras profesionales por la borda para acabar siendo algo que, seguramente, nunca habrían querido ser, pero a lo que se resignan porque -a la fuerza ahorcan- creen que es la única manera de abrirse paso en la vida.
Resulta triste que el país vasco esté desperdiciando de esta manera tanto talento ofreciéndole esa única salida institucional de formar parte de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado (o de la Comunidad Autónoma, que para el caso es lo mismo).
Los talentos huyen de Euskadi y los que se quedan se malogran, vamos a decirlo así, al unirse a la Ertzaintza, si no acaban dando saltos de empleo precario en empleo precario sin posibilidad de avanzar o engrosando las filas de las largas listas del desempleo.
Sería preferible una Euskadi, y una España, y una Europa y un mundo en definitiva con menos policías y con mucho más personal sanitario, por ejemplo. Pero ese futuro parece que no le importa mucho al Gobierno vasco (ni al español, ni al europeo, ni al mundial). Sería interesante que el País vasco no destacara por ser el lugar de la Unión Europea con más presencia policial más acusada, ya que presenta una ratio de 6,9 efectivos por cada mil habitantes.
miércoles, 27 de enero de 2021
"Tirar a dar"
Que a alguien le disparen un proyectil de “foam” de calibre 40 milímetros, peso de 220 gramos y alcance, al parecer, de una velocidad que llega a superar los 300 quilómetros por hora, supuestamente menos letal que las pelotas de goma utilizadas hasta la fecha por los antidisturbios, no le hará mucha o, más bien, ninguna gracia. Las pelotas de goma rebotaban y sus impactos eran impredecibles, mientras que estas nuevas balas de viscoelástica son bastante precisas y certeras, y dependen de la puntería del agente que dispara. Ahora bien, si uno sabe que se dispara sin voluntad de herirle porque “ha sido sin querer”, le deja a uno un poco más tranquilo, aunque le reviente un ojo de la cara, por ejemplo.
Reflejan estos reportajes una imagen tan idealizada del policía que sabe que está siendo grabado y visto por todo tipo de telespectadores que al final uno casi acaba deseando que le detengan a uno mismo, que le lleven al calabozo y, si se tercia, que le planten un par de hostias bien dadas... ¿Por qué? ¿Cómo que por qué? Porque uno seguramente se lo merece, y, porque, como decía el otro, algo habrá hecho uno, aunque no sea muy consciente de ello...
Esos programas venden un producto propagandístico: la imagen del poli bueno, que encarna los ideales de perfección y rectitud de las fuerzas de “orden público”, frente al ciudadano normal y corriente que muestra poco civismo y representa la imperfección, la torpeza y el desorden.
Estos programas deforman la realidad so pretexto de informar de ella. La observación modifica la realidad de lo observado, configurando una nueva pero falsa realidad. De hecho puede afirmarse que la realidad se crea o recrea en el acto mismo de la observación.
De todo hay en la viña del Señor. En la vida cotidiana, esa que no suele salir por la televisión, uno se encuentra, sin embargo, con verdaderos y vulgares mercenarios, portadores de placa, porra y pistola, con una soberbia, chulanganería, violencia, impunidad y falta de escrúpulos en exceso, y no pocos justifican la violencia policial escudándose en que estaban cumpliendo órdenes que siempre vienen de arriba, de los mandos, por lo que parece que no son responsables de su actuación.
Por supuesto que también, afortunadamente, uno se encuentra con sujetos que, pese a desempeñar esa profesión que les exige hacer uso de la fuerza, saben comportarse y no llegan a utilizar nunca el arma reglamentaria que el Estado pone en sus manos, como aquel guardia civil jubilado que se enorgullecía de que nunca había hecho uso de su pistola... Pero hay polis buenos y malos... El gran defecto del “poli bueno” es que excusa, protege y encubre a menudo por corporativismo al “poli malo”.
“Vamos a
tirar a dar” no es una frase descontextualizada ni una frase hecha
o expresión coloquial. Es una declaración de intenciones en toda regla que retrata la violencia institucional intrínseca que encarnan los cuerpos y
fuerzas de seguridad del Estado. Ellos no manejan las armas que portan; las armas les manejan a ellos. El gatillo llama al dedo. El
problema es que algunos tienen, además de fácil el gatillo, muy buena puntería.
viernes, 14 de agosto de 2020
Poli bueno, poli malo
No se trata de contraponer aquí el policía bueno al policía malo, sino de denunciar que “malo” y “bueno” son dos caras de la misma moneda, dos adjetivos, en este caso de la policía, que es el sustantivo, lo sustancial, y que, como si se tratara de un Jano bifronte, en determinadas ocasiones puede presentar su faceta más amable y en otras la cara más brutal. De hecho, desde un punto de vista político, que etimológicamente es lo mismo que policial, porque ambas palabras derivan de πόλις (polis), el nombre griego del Estado, son dos modos complementarios de actuación.
La palabra policía, en español, derivada del latín politia, préstamo griego de πολιτεîα "organización política, gobierno", se usaba ya en 1399 con el significado de "política" y "buena crianza" (cf. inglés policy); es a comienzos del siglo XIX cuando comienza a usarse como "cuerpo encargado de velar por el mantenimiento de la seguridad de los ciudadanos, a las órdenes de las autoridades políticas" y también como miembro de ese cuerpo (inglés police). No se han perdido en castellano, sin embargo, los significados anteriores de urbanidad en el trato y costumbres, aunque sea poco usual, y limpieza y aseo, y "buen orden que se observa y guarda en las ciudades y repúblicas, cumpliéndose las leyes u ordenanzas establecidas para su mejor gobierno".
Según la inevitable Güiquipedia, "fue la necesidad de dotar a las ciudades españolas de una estructura de seguridad moderna, lo que determinó que en 1824, el rey Fernando VII dictase la Real Cédula en la que se creaba la Policía General del Reino"
Ordinariamente suele ser más efectivo el poli bueno, que consigue las cosas por las buenas, que el malo, que las consigue por las bravas y las malas, porque el primero levanta menos suspicacias y cuenta con el apoyo benevolente y el aplauso encendido de la mayoría democrática de la ciudadanía. Pero no hay polis buenos ni polis malos. Lo que hay, en realidad, son técnicas de poli bueno y de poli malo.
Es de sobra conocida su táctica. Mientras éste te presiona y te tortura para sacarte hasta los hígados, aquel se muestra afable, comprensivo y te ruega que colabores con él, por tu propio bien, pero ambos, eso lo sabemos todos, tienen el mismo objetivo. No se trata de dos policías distintos, sino de dos tácticas policiales complementarias utilizadas según requiera la ocasión. Uno establece amenazante y violento tu culpabilidad incuestionable, y el otro hace lo mismo pero procurando que seas tú mismo, con el señuelo de la comprensión, educación y buenas maneras, quien reconozcas sinceramente tu culpabilidad y te ates la cuerda al cuello, hasta con cierto alivio.
El poli malo tiene un perfil
autoritario y violento, mientras que el poli bueno encarna la
concepción de una policía civil y moderna, que mira por nuestra
protección, más acorde con los tiempos que vivimos.
martes, 28 de julio de 2020
"Vergüenza me daría ser policía"
La policia de Euskadi, la Ertzaintza, leo en la prensa, respondía con multas vía Ley Mordaza cuando se pronunciaba o se escribía el lema “vergüenza me daría ser policía”. Un tribunal de justicia, vía contencioso administrativo, tuvo que desautorizar la sanción argumentando que el eslogan carece de entidad vejatoria o tiene muy poca, y está amparado en todo caso sin ningún atisbo de duda en el derecho fundamental a la libertad de expresión.
domingo, 26 de julio de 2020
Violencia policial
La policía puede usar la fuerza necesaria, siempre que se atenga a los principios de congruencia, proporcionalidad y oportunidad. Generalmente hay mucha gente que opone resistencia a su detención, de modo que no hay otro forma para llevarla a cabo que el uso de la fuerza física mínima indispensable. También es legal en caso de que nos opongamos al registro personal, que se haga a la fuerza: “adoptando las medidas de compulsión indispensables, conforme a los principios de idoneidad, necesidad y proporcionalidad.”



























