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martes, 24 de enero de 2023

Estado policial

    Resulta significativo cómo el Estado es capaz de asimilar cualquier protesta que se esgrima contra él, incluso un insulto contra el gremio policial(1), como es el acrónimo ACAB, que en la lengua del Imperio, que es la de Chéspir, corresponde originalmente a All Cops Are Bastards, lo que significa en la nuestra, Todos los Polis Son unos Bastardos, o, dicho de otra manera, unos hijos de madres conocidas, y aun muy conocidas, pero de padres desconocidos, lo que en castellano viejo se decía, como leemos por ejemplo en El Quijote, unos hideputas, y en más moderno castellano, escrito todo junto, unos hijoputas.

    Dicho acrónimo anglosajón tiene una versión numérica que es 1312, que encripta de alguna manera el mensaje, y que responde al orden alfabético que guardan las letras ACAB en el alfabeto latino que mayoritariamente utilizamos.

    Prueba de que hasta un improperio destemplado como ese contra la policía, que se ha hecho famoso en pintadas, en camisetas, en tatuajes, en pancartas de protesta contra la brutalidad policial y en las redes sociales, se puede utilizar a favor del propio cuerpo, es el hecho de que la policía federal alemana ha sacado un anuncio publicitario en el que reivindica el acrónimo ACAB pero le da otro significado sustituyendo “bastard” por “beautiful”, y queda así: All Cops Are Beautiful, que viene a ser Todos los Polis son Guapos, convirtiendo lo que era un insulto contra el estado policial en un piropo a su favor(2). El lema propagandístico, destinado a reclutar jóvenes de ambos sexos, se acompaña de una fotografía de varios agentes, tanto varones como mujeres bastante agraciados físicamente, de modo que cualquiera que vea la imagen reconocerá enseguida que efectivamente tanto ellas como ellos son hermosos y bien parecidos sin ningún género de duda. 


    Hay además en dicho anuncio propagandístico y publicitario una frase, en la lengua de Goethe esta vez, que es además la dirección de la página electrónica y que dice: Komm zur Bundespolizei.de, donde el -de final es la matrícula cibernética de Alemania (Deutchland), y que quiere decir “Ven a la policía federal (alemana)”, tuteando al lector, con lo que se ve que este eslogan trata de atraer a la juventud bisexual(3) a formar parte de los cuerpos de seguridad del Estado ofreciéndoles tanto a ellos como a ellas un trabajo, y por lo tanto un futuro, que, con el añadido del uniforme, les hace hermosos, atractivos.

    El sistema se ha apropiado, así, de estas siglas que en principio se oponen al sistema policial y que pueden constituir un delito, como informábamos en Verguenza me daría ser policía, donde dábamos cuenta del caso del cantante don Evaristo Páramos, del grupo Gatillazo, y antes de La Polla Records, que cerró su actuación en Jerez de la Frontera gritando “policías, sois unos hijos de puta”. El improperio no iba dirigido contra un agente en concreto, sino contra el cuerpo en general de policía, y fue sancionado por “falta de respeto o consideración” a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado de acuerdo con la LOPSC, que popularmente se conoce como la Ley de la Mordaza. 

  1. La palabra policía deriva del griego πολιτεíα politeía, que significa 'constitución de un Estado, ciudadanía”, que a su vez deriva de πóλις pólis, que era el nombre de la ciudad-estado en la Grecia clásica, es decir de la forma que en aquel entonces adoptaba el Estado, por lo que la expresión “estado policial”, etimológicamente hablando, es una redundancia, ya que todo Estado es por esencia, mal que le pese, policial. 


     

  2. Ya a algún defensor del oficio policial se le había ocurrido transformar el significado del acrónimo ACAB, dándole un sentido meliorativo, en All Cops Are Brave: Todos los policías son valientes. Se subrayaba así la belleza moral más que la física -ambas inseparablemente unidas formaban el ideal griego clásico de la kalokagathía-, pero la policía federal alemana ha preferido subrayar la belleza física antes que la valentía y valor de sus agentes.

  3. Si visitamos la página electrónica de la policía federal alemana, nos encontramos con la fotografía amable de seis policías sonrientes, tres chicas y tres chicos, y este primer mensaje: Gib deiner Zukunft eine neue Richtung. Komm zur Bundespolizei. Bewirb dicht jetzt! Dale a tu futuro una nueva dirección o un nuevo sentido. Ven a la policía federal. ¡Apúntate ya!

      

lunes, 19 de julio de 2021

La policía hace pedagogía

    Un titular del 18 de julio de 2021 de El diario montañés, el periódico de campanario de Cantabria, reza en portada con grandes letras debajo de la foto de dos policías nocturnos a caballo: Cantabria respeta el toque de queda.

    Debajo, en letra más pequeña: La primera madrugada con límite horario transcurre sin incidente en los 53 municipios afectados. (Aclaración del que suscribe: El "límite horario" del toque de queda, avalado por la autoridad judicial, al que alude el titular es de 1 a 6 de la mañana, que es la franja en que la gente no puede circular libremente porque se supone que anda suelto el virus con nocturnidad y alevosía) A continuación se lee: Los dispositivos policiales realizaron una labor pedagógica para despejar las zonas de ocio.

    Llama mi atención la expresión “los dispositivos policiales”. Leyendo el artículo me entero de que una vez que comenzó el toque de queda la Plaza Cañadío fue invadida por seis coches de la policía local y nacional, lo que suponía la presencia de quince agentes efectivos humanos uniformados, además de los efectivos caninos, es decir, los perros policía, y la caballería, los efectivos equinos. Cuatro jinetes, en efecto, se incorporaron al equipo nocturno que controló el cumplimiento de la nueva medida draconiana. 

 

     Pero lo que más me llama la atención es la expresión “labor pedagógica” para referirse a la función de despeje de las zonas de ocio encomendada al cuerpo policial local y nacional. Pedagogía, en efecto, es palabra griega compuesta de pais paidós, que significa “niño”, y agogé que quiere decir “conducción”. ¿En qué consistía la labor pedagógica de la policía? Pues en conducirnos, por las buenas o por las malas, a casa o, en su defecto, a comisaría,  tratándonos como se trataría a un niño, y recordánonos lo que está mandado: A la una de la mañana todos (y todas y todes) a casita por la cuenta que os trae...”. La labor pedagógica consiste en hacernos cumplir las ordenanzas, que no admiten cuestionamiento: ¿Por qué uno no puede estar en la calle una noche calurosa de estío como esa a la una y cinco de la mañana paseando tranquilamente por ejemplo? Porque hay toque de queda. Y ¿por qué hay toque de queda? Porque hay un virus muy peligroso suelto. Y ¿por qué hay un virus tan peligroso suelto campando a sus anchas? Porque interesa que así sea, ni más ni menos. Y si no lo hay, se inventa para que cunda el pánico, porque existir existe, resistente como es, consistente y persistente. "Y ¡váyase usted para casa! Y aquí no hay más que hablar". 


    A veces me pregunto yo si eso que se denomina la mayoría silenciosa no tiene alguna responsabilidad en todo esto que está pasando. Hay un discurso que disculpa o justifica la conducta de esa mayoría silenciosa compuesta por individuos que son personas normales y corrientes, como usted y como yo, que simplemente hacen su trabajo lo mejor que pueden y se dedican a cumplir las órdenes que les dan desde arriba sin cuestionarlas porque es su forma de ganarse la vida, porque es su obligación y por la memez aquella de Calderón de que "su más principal hazaña es obedecer", como los soldados de los tercios de Lombardía y de Flandes. Ese discurso quiere responsabilizar solo a los oligarcas, pero  los oligarcas que tienen el poder y el dinero, tanto monta, los que mandan, los mandos, gobiernan porque otros, nosotros, los subordinados, obedecen.

 


     Yo diría que el policía que, procedente de la clase obrera más o menos como yo, hace su "labor pedagógica" diciéndome que me ponga la mascarilla, o que faltan cinco minutos para que me retire a mis aposentos porque a la una tengo que estar en casa, o que, dejando la pedagogía de lado pasa a la acción policial, es decir a obligarme a hacer lo que no quiero hacer, y me propone para una sanción, como suele decirse, por incumplimiento de la restricción de movilidad nocturna, o me detiene voluntariamente o a hostia limpia si me resisto y entonces ya no valen las palabras, y me lleva esposado a comisaría, pues no en vano vivimos en un estado policial, tiene tanta o más responsabilidad que Klaus Schwab, el economista y empresario alemán, presidente ejecutivo y fundador del Foro Económico Mundial de Davos, y artífice de la teoría del Gran Reinicio, o que Bill Gates, el fundador de Microsoft, el filántropo que odia a la humanidad, o que cualquiera de esos millonarios que hicieron el agosto con la pandemia, o cualquiera de los jefes y jefecillos, esos politicastros nuestros que, gobernados ellos, que son los más mandados, nos gobiernan a nosotros. 

 

    ¿Qué interés tiene ese policía, que al final será él mismo sustituido por un robótico dron de vigilancia y relegado a formar parte de la clientela de estómagos agradecidos de la Renta Básica Universal? ¿Qué interés, a parte del económico, les mueve a los policías que vendrán a buscarnos a casa para llevarnos voluntariamente o por la fuerza al centro de vacunación obligatoria? 

Una pintada popular: "Policía en todos los sitios. Justicia en ninguna parte."