Leo que se convocan 751 plazas de agentes de policía
del País Vasco.
El eslogan o grito de guerra para atraer a los incautos está en vascuence: egin zaitez ertzain: hazte policía, o, más literalmente, hazte ertzaina (leído "erchaina" en castellano) o miembro de la Ertzaintza (leído "Erchaincha").
El término ertzain etimológicamente significa "vigilante del pueblo" de (h)erri "pueblo, país" y za(i)n "guardián". Ertzaintza es el nombre de la policía vasca como institución y se escribe con mayúscula inicial, mientras que ertzaina, que se escribe con inicial minúscula, es un miembro de esa policía.
Resulta un poco desalentador que tantos jóvenes
acaben formando parte del cuerpo de la Ertzaintza para de ese modo labrarse un futuro,
como se decía antaño, que es lo que les promete el Gobierno vasco equiparando el término "futuro" a un buen sueldo y estabilidad laboral, algo que sus carreras y otras ambiciones
profesionales no les proporcionan.
Y es que esta oferta de plazas puede ser muy atractiva para un joven que ha estudiado, se ha preparado y
lleva años buscando una oportunidad laboral que no le llega, por lo que
sigue viviendo con sus padres y dependiendo económicamente de ellos
sin ver ninguna luz a la salida de este túnel. Estudiar un año escaso y
prepararse físicamente en un gimnasio para, una vez aprobada la oposición, cobrar un buen sueldo y adquirir así una estabilidad
económica que les permita hacer vida de adulto, puede ser para estos jóvenes tan goloso, como se suele
decir, como una bolsa de caramelos a la puerta de un colegio a la salida de clase.
Lo cierto es que es un caramelo envenenado porque
muchos de esos jóvenes están tirando sus carreras profesionales por
la borda para acabar siendo algo que, seguramente, nunca habrían
querido ser, pero a lo que se resignan porque -a la fuerza ahorcan- creen que es la única
manera de abrirse paso en la vida.
Resulta triste que el país vasco esté
desperdiciando de esta manera tanto talento ofreciéndole esa única salida
institucional de formar parte de los cuerpos y fuerzas de seguridad
del Estado (o de la Comunidad Autónoma, que para el caso es lo
mismo).
Los talentos huyen de Euskadi y los
que se quedan se malogran, vamos a decirlo así, al unirse a la
Ertzaintza, si no acaban dando saltos de empleo precario en empleo
precario sin posibilidad de avanzar o engrosando las filas de las
largas listas del desempleo.
Sería preferible una Euskadi, y una España, y
una Europa y un mundo en definitiva con menos policías y con mucho más
personal sanitario, por ejemplo. Pero ese
futuro parece que no le importa mucho al Gobierno vasco (ni al español, ni al europeo, ni al mundial). Sería interesante que el
País vasco no destacara por ser el lugar de la Unión Europea con más presencia policial más acusada, ya que presenta una ratio de 6,9 efectivos por cada mil habitantes.
El
cartel del Gobierno Vasco trata de atraer a los jóvenes de ambos sexos,
a formar parte de un cuerpo armado donde la mayoría de los componentes
que acceden son varones. Un hombre y una mujer jóvenes y sonrientes
-lástima que la sombra en los ojos que les produce la visera de la
gorra, y que a ella, la verdad sea dicha, le queda un poco grande, que
les protege de los rayos del sol les dé un aire sombrío y siniestro-, él
un poco más alto que ella (los requisitos de estatura mínima son para
ellas 1,60 cm. y para ellos 1,65 cm), y no mal parecidos te sonríen y
con su sonrisa te invitan a asegurarte un porvenir
ingresando en la policía autonómica del Gobierno Vasco, donde al parecer
todavía no es requisito imprescindible el conocimiento del eusquera,
por lo que el eslogan principal aparece en versión bilingüe: ZURE ETORKIZUNA DA / ES TU FUTURO.
¿En
qué consiste la tierra prometida de ese "futuro" que te venden? Ni más
ni menos que en un salario, es decir, la conversión de la vida en un
estipendio mercenario, la paga o remuneración a cambio no de un servicio
público desinteresado a los demás, sino de un
trabajo-para-toda-la-vida, un sueldo que hay que ganarse para vivir
(como reza la expresión "ganarse la vida") a fuerza de vigilar al pueblo
y de cuidar como haría un perro
guardián que la gente no se desmande demasiado, y de manejar las armas reglamentarias que ya sabemos quién las
carga, y que en realidad manejan a los que las portan. El arma reglamentaria, por cierto, de los agentes de la Ertzaintza es la pistola semiautomática autocargable universal Heckler & Koch Compact de fabricación alemana y de calibre 9 milímetros parabellum, que como se sabe es un latinajo que significa "prepara la guerra".
El uso de la fuerza está autorizado por la propia fuerza y es inherente e imperativo en ella. Las armas están hechas para ser disparadas y cualquier cosa, animal o persona que se enfrente solo es "objeto" a abatir, de sobra lo saben y por eso las portan los cuerpos armados. Por eso resulta patético, en plena 'guerra sanitaria' ver a esas risueñas, y aparentemente orgullosas de su rol, señoras anunciando fuerzas armadas como si de un producto más de limpieza se tratara.
ResponderEliminarOperación de propaganda pura y dura, asegurando un futuro -la muerte que les venden- a los aspirantes a formar parte de las fuerzas armadas.
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