¿Evitará el proceso de vacunación iniciado la tercera oleada epidémica, que se espera que nos traigan los Reyes Magos sobrepasando y solapando a la segunda?
Ni la gimnasia espolvoreada de filosofía oriental que es el yoga ni la meditación trascendental anulan el ego o átomo personal; al contrario, lo acrecientan.
¿Cómo juzga Sanidad la epidemia? ¿Dependiendo del aumento del número de enfermos ingresados en hospitales o fallecidos? No: Según informes de los laboratorios.
Un año acaba y otro, que no es otro sino el mismo, vuelve a empezar. Se repite el mismo fenómeno de rotación: ave Fénix que renace una vez más de sus cenizas.
Reconoce el galardonado virólogo que ha perdido la confianza de la gente (él dice del público, que ha dejado de creer en el virus, porque no hay enfermedad).
Cuanto más erraron en su disparatadamente exagerada profecía inicial, tanto más se jactan de la utilidad del confinamiento; vanagloriándose, se desenmascaran.
Poniéndonos la mascarilla, yo te protejo a ti y tú me proteges a mí si es que estamos contagiados. Si no lo estamos, ni tú ni yo necesitamos esa protección.
España es un invento del Gobierno para engañar al pueblo, no por nada en particular sino porque lo son todas las naciones, los nacionalismos y sus patrias.
El virus desaparecerá de la faz de la tierra cuando se vea la burda superchería de unos análisis que detectan la existencia de algo que es de lo que no hay.
Hacernos creer en la epidemia será cada vez más difícil, aunque nos la impongan como nos la están imponiendo por todos los medios habidos e incluso por haber.
Ni desempeñar
el papel de víctima ni el de verdugo, ni súbdito de su majestad el
Rey ni soberano monarca tampoco, ni impotente ni prepotente potentado
poderoso.
Las declaraciones de un presunto experto: “La vacuna tendrá efectos secundarios, pero todo en la vida tiene sus riesgos. Vacunarse es un deber cívico", vomita.
El éxito de la psicosis de la pandemia se debe al deslumbramiento contradictorio del concepto de “enfermo imaginario” y al triunfo de la potencia aristotélica.
El imperialismo norteamericano no conoce limite en su deseo arrollador de dominar, cueste los milmillones de dólares que sea, el último rincón de la galaxia.
Nos han hecho desconfiar de los demás y de nosotros mismos contra el sentido común y la lógica, y ha logrado imponerse porque es algo totalamente irracional.
No existe ningún nacionalismo que no esté respaldado por una historia inventada: Detrás de "España", la asignatura Historia de España en el sistema educativo.
Si había locos que creían que eran Napoleón, ¿quién se creía Napoleón Bonaparte que era? Seguro que también él creyó que era el que era, y se soñó Napoleón.
Un director de escena no debe pedirle a un actor que sea él mismo: el actor tiene que quitarse de en medio para encarnar al personaje y hacer mutis por el foro.
Que la religión desaparezca del debate electoral no significa que la Iglesia haya perdido relevancia, sino que ya nadie a diestra y siniestra discute su papel
La conferencia episcopal española ha logrado lo que sin duda pretendía: volverse invisible para que pase desapercibida su presencia sin ningún cuestionamiento.
Carece de relevancia política la dicotomía entre izquierdas y derechas según unos señores ocuparon los escaños de un ala u otra de una asamblea parlamentaria.
Ni las gotículas respiratorias, ni los aerosoles, ni las superficies, ni el contacto humano son las vías de transmisión de la terrible enfermedad, sino la tele.
Cuando se anuncia por megafonía que se ha perdido un niño, pienso, igual que Gómez de la Serna, que ese niño soy yo (cuando soy el adulto que lo ha extraviado).
*Victor Hugo était un fou qui se prenait pour Victor Hugo (Jean Cocteau).
No hay comentarios:
Publicar un comentario