Perversión del lenguaje: El lenguaje se ha pervertido de tal forma que se le hace decir lo contrario que dice: se bombardea a un pueblo en nombre del Pueblo (“tuvimos que destruir la aldea para salvarla”, como declaró un veterano del Vietnam), se mata a los hombres en nombre de la Humanidad, se invade un país para llevarle la democracia, se le masacra para liberarlo de una dictadura brutal, se violan los derechos humanos para hacer que se respeten, se priva de libertad en defensa de la propia libertad, se nos quita la vida porque no es saludable y se salta por encima de cualquier vestigio de derecho para imponer el imperio de la ley. En suma, el fin justifica los medios. Maquiavelo, triunfal, sonríe desde lejos. Y, encima, quieren que comulguemos con ruedas de molino.
Globalización: Todo el mundo bebiendo el mismo jarabe burbujeante,
no alcohólico, de color oscuro, embotellado en vidrio o en lata,
cuya publicidad rezaba antaño que era la chispa de la vida, el
aguachirle universal y mundializado. Las letras blancas de su marca comercial
entrelazadas sobre fondo rojo, los colores del impresentable Papá
Noel, su engendro más logrado y el mayor corruptor
de la infancia que en el mundo ha sido, son el símbolo mundial del
American Way of Life. Se une
ahora su nombre a la guerra contra el presunto virus que han declarado los Amos
del Mundo abogando por el distanciamiento social, y haciendo campaña
contra las interacciones -¡qué palabro!- sociales y familiares. Su lema es esta curiosa paradoja: “Hoy,
estar separados es la mejor manera de estar juntos”.
No,
señor, la mejor manera de estar juntos no es estar separados. ¿En qué
cabeza caben una memez y una sinvergonzonería como esas?
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