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miércoles, 8 de febrero de 2023

Pareceres (XIV)

66.- Decir como a menudo hace la gente que la felicidad está en las cosas pequeñas a lo mejor no es decir gran cosa, es poca y menuda cosa, valga la paradoja. Pero eso es así si se entiende el dicho exclusivamente como afirmación positiva del valor de las pequeñeces; sin embargo, si lo miramos por el otro lado, del revés, con toda la carga negativa que conlleva, descubrimos una gran verdad, si se me permite la grandilocuencia de la expresión: no sabemos muy bien dónde reside la dicha, pero sabemos, desde luego, dónde no está y dónde no puede hallarse, que es en las grandes cosas, porque en realidad ni siquiera son tales 'cosas' sino ideas de las cosas, visiones de la platónica caverna. 
 
 
67.- Una nación, para ser lo que es, es decir, para ser una nación igual que las demás, debe oponerse a las demás naciones por una serie de rasgos distintivos propios, básicamente por su lengua, su cultura y por su historia. En esa oposición radicará su identidad. Ser catalán se opone, por ejemplo, a ser gallego o vasco, o lo que sea, por unas características que el propio nacionalismo catalán se empeñará en cultivar como señas peculiares de una nacionalidad que sólo encuentra su razón de ser contraponiéndose a las demás. El nacionalismo y el patriotismo son la mayor lacra de la humanidad: identificarse con la patria o nación de uno implica levantar un muro de aislamiento, una frontera que excluye, por oposición, a los demás. Contra ambos hemos pergeñado este apotegma en el que el término 'españoles' puede cambiarse por cualquier otro gentilicio: Los españoles no nacemos españoles, nos hacen, si Dios no lo remedia, españoles, o nos hacemos nosotros mismos, si no lo remediamos.
 
 
68.- ¿Quién nos asegura que ese billete impoluto que llevamos en el bolsillo tan poco gastado por el uso todavía no es una burda falsificación? “¡No, no puede ser!” Dirán algunos incautos. “Si me lo ha dado el cajero automático... Si es un billete de Banco...” Pero ¿quién nos asegura que las entidades bancarias no nos engañan a sus acreedores en el sentido más profundo y no sólo superficial o trivial del término, no porque emitan billetes falsos además de los verdaderos, sino porque en verdad todos los billetes que emiten son falsos, así como todas las tarjetas de crédito y débito, porque el dinero, que es real en cualquiera de sus formas físicas o espirituales como la vida misma, es una falsedad manifiesta que falsifica, valga la redundancia, el valor de las cosas, el valor de nuestra propia vida, devaluándola? Pero ese billete que llevamos en la billetera -o esa tarjeta de crédito, da igual para el caso- es bien real: puede servir para pagar un café, una copa, una comida, un polvo, un soborno, un crimen 
 
 
69.- La hija del visir, que está a punto de dejar de ser una niña, rompe a llorar sin tregua, y llora, según cuentan (pero la verdad sólo Alá -o, lo que es lo mismo, Nadie, si se nos permite este guiño irreverente al Islam- la conoce), porque Mesopotamia la legendaria cuna de nuestra civilización donde florecieron los jardines colgantes de Babilonia, una de las siete maravillas del mundo antiguo, regada por el Tigris y el Éufrates milenarios como la cultura que allí se forjó con el arranque de la escritura y de la Historia, está hoy, ahora mismo, como siempre, todavía, bombardeada miserablemente durante el rodaje de la superproducción cinematográfica The Gulf War II. Están lloviendo  bombas sobre Bagdad, una ruina destruida con el pretexto de reconstruirla y un desierto baldío anegado de sangre propiciatoria derramada, aunque no lo parezca,  por su propio bien. 
 
 
70.- El pueblo, ese invento del gobierno. There is no alternative. (No hay alternativa) era el eslogan del partido conservador británico y de su primera ministra Margaret Thatcher. Sin embargo, que no exista una alternativa realmente, aquí y ahora, no quiere decir que no pueda haberla. Tampoco existe el pueblo que, es una entelequia inventada por el gobierno y los políticos para ejercer su gobierno sobre él, pero hay pueblo, igual que hay un corazoncito dentro de todos nosotros, que por debajo dice, aquí y ahora mismo, que es el único lugar y tiempo posible para la revolución. El pueblo, que no existe, se rebela sin embargo contra la democracia que se le impone, en nombre de la voluntad popular, que no quiere que gobierne nadie, ni Dios, ni muchísimo menos un representante de su supuesta voluntad, en nombre de ella, como si ella quisiera ser gobernada. Y por ahí, por ese camino, nunca se sabe hasta dónde se puede llegar. Pero, por eso mismo es un buen camino, el mejor que puede haber.
 

miércoles, 20 de enero de 2021

Globalización y perversión del lenguaje

Perversión del lenguaje: El lenguaje se ha pervertido de tal forma que se le hace decir lo contrario que dice: se bombardea a un pueblo en nombre del Pueblo (“tuvimos que destruir la aldea para salvarla”, como declaró un veterano del Vietnam), se mata a los hombres en nombre de la Humanidad, se invade un país para llevarle la democracia, se le masacra para liberarlo de una dictadura brutal, se violan los derechos humanos para hacer que se respeten, se priva de libertad en defensa de la propia libertad, se nos quita la vida porque no es saludable y se salta por encima de cualquier vestigio de derecho para imponer el imperio de la ley. En suma, el fin justifica los medios. Maquiavelo, triunfal, sonríe desde lejos. Y, encima, quieren que comulguemos con ruedas de molino.



Globalización: Todo el mundo bebiendo el mismo jarabe burbujeante, no alcohólico, de color oscuro, embotellado en vidrio o en lata, cuya publicidad rezaba antaño que era la chispa de la vida, el aguachirle universal y mundializado. Las letras blancas de su marca comercial entrelazadas sobre fondo rojo, los colores del impresentable Papá Noel, su engendro más logrado y el mayor corruptor de la infancia que en el mundo ha sido, son el símbolo mundial del American Way of Life. Se une ahora su nombre a la guerra contra el presunto virus que han declarado los Amos del Mundo abogando por el distanciamiento social, y haciendo campaña contra las interacciones -¡qué palabro!- sociales y familiares. Su lema es esta curiosa paradoja: “Hoy, estar separados es la mejor manera de estar juntos”.   


No, señor, la mejor manera de estar juntos no es estar separados. ¿En qué cabeza caben una memez y una sinvergonzonería como esas?

 


 

martes, 12 de enero de 2021

Otros diez comprimidos en cápsulas

11.- Abracadabra patasdecabra. Muchas personas recitan en todo el mundo mantras para la liberación de los males del cuerpo y de la mente como por arte de magia: versos sánscritos que comprenden fórmulas sagradas para la mayoría incomprensibles, divinas palabras que diría don Ramón del Valle-Inclán, como el latín eclesiástico que el pueblo ya no comprende en este Occidente tan des-orientado. La fuerza de esas palabras mágicas radica en el efecto placebo, en la fe que depositamos en ellas, en el hermetismo y el atractivo del misterio que exhala el hecho de que no se comprenda muy bien su significado.

12.- La propia personalidad es una ficción que nos acabamos creyendo a fuerza de representar el papel de nosotros mismos una y otra vez sobre las tablas del teatro del mundo en nuestra puesta en escena cotidiana. La prueba de que no es verdad que tú seas quien eres es que has de llevar siempre en el bolsillo un documento que acredite tu identidad. Tú mismo te miras un día en el espejo y te preguntas: ¿Quién soy yo? Y, a falta de mejor respuesta, acabas respondiéndote: Soy Narciso, y te quedas tan ancho, identificándote contigo mismo, es decir, con tu propia sombra. Pero alguien o algo por lo bajo, como el demonio de Sócrates, te dice que no.

13.- Profecía: El fin del mundo entendido como aniquilamiento de toda forma de vida humana inteligente sobre la faz del planeta Tierra no tendrá lugar ni en un futuro más o menos inmediato ni tampoco en un futuro lejano por la sencilla razón de que ya se ha producido y sucedido. 

 


14.- ¿Reflejan la realidad los medios de comunicación? Eso, al menos, es lo que pretenden, creando un simulacro virtual de ella, que podemos llamar el Espectáculo, siguiendo el hallazgo terminológico del llorado Debord, una proyección que ya no responde a la realidad sino que la suplanta. En realidad lo que hacen es recrear la realidad. ¿Por qué la recrean? Tal vez porque no está creada de una vez por todas. Porque, si no lo hicieran, se tambalearía el edificio y se vendría abajo, como el castillo de naipes de todas nuestras certezas ante la sombra benéfica de una duda.

15.- Abogo por la proclamación de una nueva Ley Sálica. Una ley que no sólo impida reinar a las mujeres, lo que sería desde luego bastante sexista y discriminatorio, sino que prohíba reinar, aplicando el mismo rasero igualitario, también a los varones, para que no se sientan ellos discriminados en la exclusión del trono, que quedaría de este modo perpetuamente vacante. Hago esta propuesta -¿imposible?-, consciente de que así y solo así nadie será más que nadie. 

 

16.- Recordemos la vieja parábola budista: cuando una casa está en llamas no preguntemos de dónde viene el fuego, o quién fue el incendiario o cuál es el pronóstico meteorológico para las próximas horas en el exterior: hagamos algo para apagar el incendio o escapemos, si ya es demasiado tarde para evitar la propagación de las llamas.

17.- La vida se ha convertido en un producto más de consumo a la venta en las enormes superficies comerciales llenas de ascensores y escaleras mecánicas que suben y bajan por nosotros, cuando no de un catálogo virtual de venta y entrega rápida a domicilio para que el cliente no necesite salir del caparazón de su casa (¡quédate en casa!). Pero se han agotado las existencias de “vida” en las rebajas. Lo sabe el ama de casa. Sabe que ya no vive: sobrevive. Es decir: se limita a existir. Por eso se da a la bebida o comulga con las hostias consagradas en forma de píldoras tranquilizantes y ansiolíticas, tomadas con fe litúrgica, para escapar de la depresión, el pan nuestro cotidiano.

18.- Es gracia que espera alcanzar de Vuestra Merced, o algo así, se ponía antes en las instancias dirigidas a la autoridad competente, legitimando la competencia de la autoridad. Toda reivindicación dirigida a un interlocutor preciso lleva consigo su propio logro, que es su rotunda derrota, porque da por válida la legitimidad de la existencia del interlocutor y de la reclamación que se le hace, poniendo en funcionamiento un mecanismo de negociación que fortalece el sistema vigente de dominación. La autoridad, legitimada, se aviene así a escucharnos y a concedernos graciosamente o denegarnos lo que se supone que queremos, que es lo que queremos realmente, pero no lo que queremos de verdad, que es, huelga decirlo, pero por si acaso, que no haya autoridad. Tal vez sería bueno que hiciéramos nosotros como aquellos manifestantes que durante una huelga salvaje mostraban una pancarta en la que podía leerse: NO PEDIMOS NADA. Ellos habían comprendido que la derrota estaba de antemano en la propia reivindicación.

 

19.- El pueblo no tiene nombre propio, sino común, porque pueblo no es sólo una masa de individuos y cada individuo personal un voto, como pretenden los políticos profesionales reducirlo para que sea sólo eso y nada más que eso, sino algo vivo y palpitante que está, a poco que se le deje hablar y se le preste oídos, diciendo rotundamente siempre que no a las imposiciones que sobre él se quieren fundamentar.

20.- Leído en los periódicos del Régimen: una de las principales causas de muerte en el mundo es el suicidio. Según la Organización Mundial de la Salud cerca de ochocientas mil personas se quitan la vida al año en el mundo, siendo muchísimas más las que lo intentan. Más allá del cáncer y del corazón, más que por las guerras, la gente se quita la vida porque, ante la imposibilidad de vivir, no quiere existir o sobrevivir, que viene a ser lo mismo que estar muerto. Se dan la muerte para huir de la muerte.

domingo, 10 de enero de 2021

10 compimidos en cápsulas

 1.- Han desaparecido de nuestro mundo todas las imágenes sagradas, pero se han sacralizado, como contrapartida, todas las imágenes merced a su reproducción y divulgación masiva: ahora cualquier retrato profano, cualquier daguerrotipo adquiere enseguida el rango sacrosanto de un ícono venerable, al que se le rinde culto por el mero hecho de ser una imagen. Las imágenes, que han sido tradicionalmente un método de adoctrinamiento del vulgo, colocadas en las iglesias para inculcar la conciencia religiosa a las masas analfabetas incapaces de leer los libros sagrados, siguen teniendo igual función hoy en día, sólo que no aparecen en los templos tanto como en las pantallas: esos sagrarios laicos con los que comulgamos todos los días, en detrimento de nuestra propia imaginación que se atrofia a fuerza de imágenes. 

 

2.- El viajero de verdad, a diferencia del turista, no sabe a dónde va: no va a La Meca, ni a Santiago, como Dios manda, ni a Roma, aunque todos los caminos lleven a la Ciudad Eterna. El verdadero peregrino ignora su destino.

3.- Caminar, nadar, montar en bicicleta o correr son actividades lúdicas, que se hacen libremente, o sea con mente libre. Practicar la natación, el ciclismo o el atletismo es convertir esas mismas actividades en deporte: ideología, competitividad y sufrimiento. Llegamos así a las aberraciones de las cintas y las bicicletas estáticas. Esta última hubiera horrorizado al inventor de la Laufsmachine, el barón alemán Karl Christian Ludwig Drais von Sauerbronn. ¿No es lo mejor del velocípedo la sensación del aire fresco en la cara, la embriaguez de los aromas o el paisaje en movimiento, y lo peor el pedaleo, por muy deportivo, sano y gimnástico que sea?

4.- Cara o cruz. La imagen del rey o emperador en la cara de la moneda fomenta el culto a la personalidad del monarca. Pero no nos engañemos: la auténtica monarquía la encarna la propia moneda, el vil metal contante y sonante. No es, como intuyó nuestro Quevedo, que Don Dinero sea un poderoso caballero, es que es más: es el más poderoso de todos los caballeros, y aun más: el único y existente Dios verdadero.

Apolo y Dafne, atribuido a Piero del Pollaiolo (1441-1496)

 5.- El que la sigue, pese al refrán, no la consigue. Apolo no logra beneficiarse de la ninfa de carne y hueso que lo enamoraba, a la que acosó infatigablemente día y noche. Cuando la alcanzó, ella ya no era la que era a la sazón: La ninfa, Dafne, o sea, Laura, se había convertido en su nombre propio, o sea, en el laurel, que pasaría a ser el símbolo perenne de su paradójica victoria.

6.- La pareja, algo bueno tenía que tener, nos saca de las casillas egoístas de nosotros mismos y del narcisismo ególatra del amor propio, contra el que es el mejor antídoto.

7.- Una prueba de que la identidad no es más que un fetiche, esto es, un hechizo, o sea, algo ficticio, como revela la etimología del vocablo, es que el parlamento de una comunidad autónoma española va a destinar este año que entra una partida presupuestaria de muchos miles de euros a fomentar la suya propia. Si es preciso incentivar esa identidad, subvencionándola económicamente, es que no se sostiene en pie sin el crédito por sí sola. Esto nos hace pensar que tal vez el dominio no sea absoluto ni perfecto, que quizá Dios no sea todopoderoso, que quizá haya alguna esperanza de que se resquebraje la esencial homogeneidad del ser, que diría Mairena, aquel precursor de todo lo contrario, porque, si no fuera así, el corsé de la identidad se impondría per se sin más, sin necesidad de que nada ni nadie la fomentara económicamente.

8.- Este mundo todo, es decir, eso que se llama la realidad, ha sido puesto delante de nuestros propios ojos a guisa de venda para ocultarnos la verdad.

9.- Políticos y científicos de diverso pelaje se rasgan las vestiduras por el nacimiento de Eva, la primera niña clonada. Pero Eva no es, a pesar de las resonancias bíblicas de su nombre propio, el primer clon humano: Todos y cada uno de nosotros somos perfectos ejemplares equiparables como dos gotas de agua que tienen la pretensión de ser distintos y originales; todos somos clones.

10.- Dios no es más que un pretexto o una disculpa que tiene mucha gente, incluidos los que se consideran ateos, para creer en algo.

lunes, 7 de diciembre de 2020

Espectáculo de Variétés (I)

La princesa y el caballero
Daniel Charles Piraro (1958), alias Dan Piraro, es un historietista, ilustrador y dibujante estadounidense, creador de la tira cómica Bizarro, de la que ofrezco como muestra un gracioso y precioso botón: La dama pide auxilio porque se encuentra en peligro entre un dragón ignívomo y un caballero. La princesa no siempre quiere al caballero enfundado en una profiláctica armadura defensiva y armado de espada, a veces prefiere que el dragón la salve del caballero andante, y así se lo agradece. 




Molt honorable president 
¿Por qué se lo llama molt honorable al president en Cataluña? Porque en su origen el cargo de presidente en cualquier lugar donde lo hubiera era ad honorem, es decir, para su honorabilidad, sólo retribuido con la honra, la gloria, el respeto y el desprecio que merece el que ostenta el Poder. Se accedía por vocación de mando o por espíritu de liderazgo como dicen ahora, por el honor que suponía desempeñar el cargo de sentarse (sedere)  en primer lugar (prae) y ocupar, por lo tanto, el primer puesto o trono denrtro de la república,  pero sin remuneración como contrapartida. Era un cargo honorífico, esto es, no retribuido económicamente,  hasta que aparecieron los honorarios como retribución salarial por los servicios prestados. ¡Cómo han cambiado los tiempos ahora que todos los presidentes del mundo cobran sus elevados honorarios y que muchos se dedican a la política sólo por dinero! Si antes, cuando no se retribuía económicamente el cargo, no era muy honesto ser presidente, ahora mismo, cuando es un trabajo como otro cualquiera que se desempeña a cambio de dinero,  es la prostitución más deshonesta que hay.

La roca de Sísifo o el Sol
Escribía Llamazares en su columna de El País del 8 de septiembre de 2018 una titulada Sísifos, donde decía, no sé de dónde lo habrá sacado, pero no está mal traído: En la teoría solar, Sísifo representaría al sol, que sale cada mañana para volver a caer en el horizonte al final del día sin conseguir alcanzar el cénit del cielo. 

El huevo y la gallina
Si en un principio se fabricaron armas para ir a la guerra, ahora la propia guerra se fabrica para dar uso a las armas. 

Del lenguaje
Dice en alguna parte Iván Illich que el lenguaje es el bien común más fundamental que poseemos. Además, podríamos añadir, que se nos da gratuitamente desde que nacemos, como el aire que respiramos. No necesitamos que nos lo enseñen para aprenderlo, a diferencia de la escritura, ya que llevamos dentro incorporada su maquinaria. El problema es que ese lenguaje que nos es común y que es el mayor bien que recibimos gratis et amore se encuentra contaminado por las jergas especializadas de los políticos, economistas, científicos, filósofos y demás gremios. Esas jerigonzas sí que necesitamos que nos las enseñen para aprenderlas, y suponen, contra lo que puede parecer a primera y simple vista, no un enriquecimiento del lenguaje, sino todo lo contrario, un empobrecimiento considerable de la lengua cotidiana, que se ve adulterada y viciada por una terminología especializada y burocrática, útil sólo para la casta de los entendidos, de los que “entienden”.  Lo que me recuerda este esquema del pensamiento del lenguaje de Agustín García Calvo que elaboró Sonia Petisco.
 
Salvación
(De Iván Illich) Antes recibíamos la esperanza de la salvación de la Iglesia por medio de la religión pero ahora esperamos la salvación del Estado, ese nuevo ídolo monoteísta. La religión quería salvar nuestra alma, el Estado, a través de su Ministerio de Sanidad, quiere salvar nuestro cuerpo... de la muerte, empresa abocada al fracaso en la que algunos ingenuos creen estúpidamente. Deseamos que nos dé seguridad y libertad, imposible lo uno y lo otro junto, que nos proteja y nos eduque... Dentro del sistema educativo, por cierto, no cabe mucho tiempo libre para poder reflexionar o descubrir alguna cosa por sí misma. La enseñanza, además, ha reemplazado el autoaprendizaje, embruteciéndonos con la instrucción y el adoctrinamiento que  nos inculca. Dentro del sistema sanitario, por su parte, la medicina reemplaza a la salud, enfermándonos a todos, convirtiéndonos en pacientes subordinados a los dictámenes de las autoridades sanitarias. Por otro lado, los medios de transporte han acabado por atrofiar nuestras extremidades inferiores y por hacernos sedentarios, de manera que algo tan natural como andar o correr ha acabado por convertirse en un deporte excepcional, footing o running, en la lengua del Imperio.