La princesa y el caballero
Daniel
Charles Piraro (1958), alias Dan Piraro, es un historietista,
ilustrador y dibujante estadounidense, creador de la tira cómica
Bizarro, de la que ofrezco como muestra un gracioso y precioso botón: La dama pide auxilio porque se encuentra
en peligro entre un dragón ignívomo y un caballero. La princesa no siempre
quiere al caballero enfundado en una profiláctica armadura defensiva y armado de espada, a veces prefiere que el dragón la salve del
caballero andante, y así se lo agradece.
Molt honorable president
¿Por qué se lo llama molt honorable al president en Cataluña? Porque en su origen el cargo de presidente en cualquier lugar donde lo hubiera era ad honorem,
es decir, para su honorabilidad, sólo retribuido con la honra, la
gloria, el respeto y el desprecio que merece el que ostenta el Poder. Se
accedía por vocación de mando o por espíritu de liderazgo como dicen
ahora, por el honor que suponía desempeñar el cargo de sentarse (sedere) en primer lugar (prae) y ocupar, por lo tanto, el primer puesto o trono denrtro de la república, pero
sin remuneración como contrapartida. Era un cargo honorífico, esto es,
no retribuido económicamente, hasta que aparecieron los honorarios como
retribución salarial por los servicios prestados. ¡Cómo han cambiado
los tiempos ahora que todos los presidentes del mundo cobran sus
elevados honorarios y que muchos se dedican a la política sólo por
dinero! Si antes, cuando no se retribuía económicamente el cargo, no era
muy honesto ser presidente, ahora mismo, cuando es un trabajo como otro
cualquiera que se desempeña a cambio de dinero, es la prostitución más deshonesta
que hay.
La roca de Sísifo o el Sol
Escribía Llamazares en su columna de El País del 8 de septiembre de 2018 una titulada Sísifos, donde decía, no sé de dónde lo habrá sacado, pero no está mal traído: En
la teoría solar, Sísifo representaría al sol, que sale cada mañana para
volver a caer en el horizonte al final del día sin conseguir alcanzar
el cénit del cielo.
El huevo y la gallina
Si en un principio se fabricaron armas para ir a la guerra, ahora la propia guerra se fabrica para dar uso a las armas.
Del lenguaje
Dice
en alguna parte Iván Illich que el lenguaje es el bien común más
fundamental que poseemos. Además, podríamos añadir, que se nos da
gratuitamente desde que nacemos, como el aire que respiramos. No
necesitamos que nos lo enseñen para aprenderlo, a diferencia de la
escritura, ya que llevamos dentro incorporada su maquinaria. El problema
es que ese lenguaje que nos es común y que es el mayor bien que
recibimos gratis et amore se encuentra contaminado por las jergas
especializadas de los políticos, economistas, científicos, filósofos y
demás gremios. Esas jerigonzas sí que necesitamos que nos las enseñen
para aprenderlas, y suponen, contra lo que puede parecer a primera y
simple vista, no un enriquecimiento del lenguaje, sino todo lo
contrario, un empobrecimiento considerable de la lengua cotidiana, que
se ve adulterada y viciada por una terminología especializada y
burocrática, útil sólo para la casta de los entendidos, de los que
“entienden”. Lo que me recuerda este esquema del pensamiento del lenguaje de Agustín García Calvo que elaboró Sonia Petisco.
Salvación
(De Iván Illich) Antes
recibíamos la esperanza de la salvación de la Iglesia por medio de la
religión pero ahora esperamos la salvación del Estado, ese nuevo ídolo
monoteísta. La religión quería salvar nuestra alma, el Estado, a través de su Ministerio de Sanidad, quiere salvar nuestro cuerpo... de la muerte, empresa abocada al fracaso en la que algunos ingenuos creen estúpidamente. Deseamos que nos dé seguridad y libertad, imposible lo uno y lo otro junto, que nos proteja y
nos eduque... Dentro del sistema educativo, por cierto, no cabe mucho
tiempo libre para poder reflexionar o descubrir alguna cosa por sí
misma. La enseñanza, además, ha reemplazado el autoaprendizaje,
embruteciéndonos con la instrucción y el adoctrinamiento que nos
inculca. Dentro del sistema sanitario, por su parte, la medicina
reemplaza a la salud, enfermándonos a todos, convirtiéndonos en
pacientes subordinados a los dictámenes de las autoridades sanitarias.
Por otro lado, los medios de transporte han acabado por atrofiar
nuestras extremidades inferiores y por hacernos sedentarios, de manera
que algo tan natural como andar o correr ha acabado por convertirse en
un deporte excepcional, footing o running, en la lengua del Imperio.
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