Tengo que analizar un soneto de Lope de Vega y no puedo entender bien este verso: "Siempre mañana y nunca mañanamos". Yo sé que mañanar es una palabra inventada, porque no viene en el diccionario. Viene “mañanear”, que significa “madrugar habitualmente”, pero me parece que no es lo mismo... Así que yo no le veo ningún sentido. ¿Alguien me ayuda?
"Mañana está lejos"
Imagina
que alguien te responde aquí mismo hoy por ejemplo: “Mañana te echo una mano”. Insatisfecho
con la respuesta, vuelves al día siguiente a ver si alguien ha añadido
algo nuevo, y te encuentras que no hay nada: mañana: la misma respuesta.
Y así día tras día en constante procrastinación. En conclusión: mañana
nunca llega, porque siempre será mañana, tiempo futuro, inexistente; y
si por un casual llegara, siempre será "pasado mañana".
Hagamos un poco de etimología, que siempre puede venir a cuento, recurriendo al maestro Corominas: La palabra mañana viene del latín vulgar maneana, que era un adjetivo derivado del adverbio mane que significaba “por la mañana” (ing. morning), del que procede nuestro amanecer precisamente. El adjetivo probablemente se empleaba acompañando a la palabra hora en expresiones como: in hora maneana: "en hora temprana, de madrugada", y la expresión se abrevió, como tantas veces sucede, por economía lingüística que se dice: (in hora) maneana.
Había otro adverbio en latín clásico que era cras y quería decir "en el día siguiente al de hoy" (ing. tomorrow), que se ha perdido en castellano actual, aunque lo conservamos inserto en el cultismo procrastinar: “diferir, aplazar, dejar las cosas para mañana”. En latín clásico mañana por la mañana se decía cras mane.
En los dos versos finales del bellísimo soneto de Lope ¿Qué tengo yo
que mi amistad procuras? vuelve sobre la misma idea de "siempre mañana y nunca mañanamos". Copio y pego: ¿Qué tengo yo, que mi amistad
procuras?/ ¿Qué interés se te sigue, Jesús mío,/ que a mi puerta,
cubierto de rocío,/ pasas las noches del invierno oscuras?/ ¡Oh, cuánto
fueron mis entrañas duras,/ pues no te abrí! ¡Qué extraño desvarío,/ si
de mi ingratitud el hielo frío/ secó las llagas de tus plantas puras!/
¡Cuántas veces el ángel me decía:/ «Alma, asómate ahora a la ventana,/
verás con cuánto amor llamar porfía»!/ ¡Y cuántas, hermosura soberana,/
«Mañana le abriremos», respondía,/ para lo mismo responder mañana!
Otro
poeta más moderno, José Bergamín, inspirándose en el verso de Lope de
Vega que nos trae a mal traer escribió este ingenioso soneto en
octosílabos con rima consonante, que es una preciosa reflexión sobre el
tiempo presente, pasado y futuro, incluido en “Otros sonetos”, que
copio y que empieza precisamente citando a Lope.
"Siempre mañana y nunca mañanamos."
Lope.
Mañana está enmañanado/ y ayer está ayerecido:/y hoy, por no decir que hoyido,/ diré que huido y hoyado.
A tal extremo ha llegado/ hoy a perder el sentido/ que al mañana ha convertido/ en "cualquier tiempo pasado".
Un ayer futurizado/ y un mañana preterido/ nos han escamoteado
un hoy por hoy suspendido/ de un mañana anonadado/ y de un ayer evadido.
Que bien traído lo del nunca mañanamos a los versos de Bergamín, y que gran idioma para que la viveza no se arredre. Hurra.
ResponderEliminarAñádase la consideración de Ferlosio al respecto: “El presente se pone en manos del futuro lo mismo que una viuda ignorante y confiada se pone en manos de un astuto y deshonesto agente de seguros”
ResponderEliminarMuy oportuna y bien traída a cuento la comparación de Ferlosio. Gracias.
Eliminar