Paráfrasis de Baudelaire: Queridos hermanos, no olvidéis nunca que la mejor astucia del Estado Profundo es persuadiros de que no existe. (Él decía del demonio).
El ministro afirma que el 27 de diciembre comenzará la vacunación en España; sería malo que se retrasara un solo día: el 28 es el día de los Santos Inocentes.
El presidente de Cantabria suelta esta fétida ventosidad: Tenemos la peor clase política que he conocido, autoexcluyéndose del clan al que él mismo pertenece.
La pandemia, según la prensa, ha entrado en un nuevo ciclo expansivo en buena parte de España, lo que obliga a endurecer con urgencia las medidas draconianas.
La abolición del servicio militar obligatorio no acabó con el ejército, lo profesionalizó, haciéndolo mercenario y abierto a la incorporación de las mujeres.
Fact checking: Las agencias de verificación de noticias determinan lo que es falso y lo que es verdad constituyendo la moderna versión de la Santa Inquisición.
Secreto de Estado: Todos los Estados del mundo guardan a buen recaudo el secreto del crimen de Estado que perpetran: la inmolación del pueblo en sus altares.
La prensa del Régimen, temerosa de que se dude de sus informaciones y se descubra la mentira de sus verdades, se lanza a cacería de bulos y brujas volanderas.
Se acelera lo digital (le numérique, en Francia): la información (Google, Apple, Facebook, Amazon...), y el ocio (Netflix, Airbnb, Uber...) ya a triscapellejo.
En grandes titulares para que cunda más todavía el pánico: La irrupción de la nueva cepa vírica 'británica' aumenta el miedo a una ola mortífera en Navidades.
Sea lo que sea el monstruo del Estado Profundo, emerge a la superficie unificando el planeta bajo la égida y el pendón de un neoliberalismo mundial globalizado.
El presidente Eisenhower advirtió al dejar el cargo en 1961 contra la influencia predatoria de la industria militar, a la que hay que sumar hoy la farmacéutica.
Algo huele a podrido en las cloacas del Estado, el monstruo más frío de todos los monstruos, que fagocita y engulle al pueblo parasitando la soberanía popular.
El Estado ha perdido el control de su moneda, pero Herr Kapital, Don Dinero, poderoso caballero según Quevedo, no pierde el control de las riendas del Estado.
En verdad os digo: no hay ni izquierdas ni derechas, sino codicia desmesurada de gobierno entre unos y otros partidos que se reparten el pastel parlamentario.
Los periódicos, pese a las ayudas colosales de las subvenciones, ven disminuidas sus ventas en los quioscos en provecho de las ediciones digitales en pantallas.
Hace años que la publicidad ya no vende cosas y bienes de consumo concretos y tangibles, sino valores ideales abstractos que no sacian nuestro afán consumidor.
La epidemia, mal llamada pandemia, ha sido instrumentalizada enseguida, si no creada a propósito, para la imposición de la futura moneda digital globalizada.
La estructura superficial y profunda del Estado, en conflicto permanente: los mandamases que más mandan son los más mandados; los gobiernos son tigres de papel.
La ideología progresista de la nueva oligarquía mundial se opone al conservadurismo soberanista de los Estados nacionales, propugnando la gobernanza planetaria.
El Nuevo Orden Mundial, suprimiendo las naciones y nacionalismos del antiguo régimen, persigue mercado único, moneda única, pensamiento único y único gobierno.
Lo que parece ya claro a estas alturas de la película viral coronada es que no era tan fiero el león como lo pintaban: en rigor, nada es nunca como en pintura.
¿A qué esperan las agencias de verificación para denunciar el bulo difundido por la OMS de que Santa Claus, inmune al virus, repartirá a los niños los juguetes?
Inversores en tecnología y vacunas consagran enormes sumas para asegurarse la cobertura mediática que sostenga la puesta en escena de la pandemia universal.
(Pregunta retórica) ¿Hay una agenda oculta que so capa de velar por la salud acapara dinero, poder y control de la gente poniendo en escena una falsa pandemia?
Los que denuncian fake news o bulos que tienen, como las mentiras, las patas muy cortas, pierden de vista la falsedad esencial de las verdades que defienden.
La emergencia sanitaria ha sido el caldo de cultivo ideal para la implantación definitiva de la sopa boba digital que tiempo atrás venía cociéndose a mansalva.
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