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jueves, 16 de octubre de 2025

Clase obrera

    Cuando yo estudiaba en la Universidad, hace una friolera de años, se reivindicaba a voz en grito en las manifestaciones izquierdistas y estudiantiles: “¡El hijo del obrero, a la Universidad!”, y yo me sentía que era, efectivamente, de alguna manera ese hijo de la clase obrera que estaba consiguiendo a duras penas y con no pocas dificultades económicas estudiar fuera de casa una carrera universitaria en la Facultad viviendo en una pensión cutre, lóbrega y barata. Había logrado lo que me había propuesto, estudiar Filosofía y Letras, en concreto Filología Clásica, una carrera gloriosamente inútil, con el sacrificio de mis padres y mío propio a través de becas y de trabajo veraniego en correos, privándome de las vacaciones estivales de las que disfrutaba el resto de mis compañeros.

     Mi madre, huelga decirlo, siempre fue un ama de casa. Profesión: sus labores. Un eufemismo que quería cubrir aquel otro. Y, cuando me preguntaban por la profesión de mi padre, yo no sabía qué decir. En los impresos oficiales, ponía, con una mezcla indescriptible de vergüenza y a la vez de orgullo: “Obrero”. Hubo una etapa del franquismo en que se quiso imponer el eufemismo “productor” para sustituir a “obrero” precisamente y aludir al trabajador asalariado por cuenta ajena no especializado, que trabajaba a duros turnos en una fábrica siderúrgica, como mi padre, denominación que por suerte no tuvo mucho éxito y no triunfó.

     El caso es que parece que ya no existe la clase obrera, esa que según los marxistas estaba llamada a redimir al género humano y a los parias de la tierra, famélica legión, en la lucha final. Esa clase que todos los primeros de mayo se santificaba con un resignado grito que yo no he entendido nunca: ¡Viva la clase obrera! Yo creía que lo que deberían gritar los proletarios era todo lo contrario: ¡Muera la clase obrera! Porque "clase obrera" era sinónimo de explotación, como cantaba John Lenon en su 'Working class hero', cuyo estribillo rezaba con sarcástica ironía que ser héroe de la clase obrera es algo que valía la pena o que había que ser. A mí me parecía que si esta clase social estaba llamada a la emancipación lo que había que gritar era "¡Viva la libertad! ¡Abajo el trabajo!". Pero lo que gritaban los trabajadores que celebraban el Día del Trabajo, dirigidos por los sindicatos orgánicos y por sus respectivos caciques o líderes sindicales, como los llaman hoy con flagrante anglicismo, obreros ellos mismos liberados de la cadena del trabajo asalariado, era “¡Vivan las cadenas!”.

   

A working class hero, John Lenon 

    Nos damos cuenta de que existe la clase obrera cuando algún trabajador muere en algún accidente laboral, olvidando que el accidente es que exista todavía el trabajo mismo. Si antes el problema era proporcionarle suficiente tiempo libre al trabajador, ahora el problema es proporcionarle al parado un trabajo más o menos digno, una ocupación que no sea provisional y basura precaria, un trabajo que acabe de llegar, pues cada vez se tarda más en acceder al mercado laboral (sic) y en jubilarse, entre un despido y la firma de un nuevo contrato eventual, en períodos cada vez más exiguos. El trabajo ya no es algo serio para toda la vida, sino algo provisional, eventual… Mi padre, que antes recordaba, fue prejubilado, como tantos otros, antes de la edad reglamentaria. Hoy sus restos mortales descansan en un nicho del cementerio. 

domingo, 8 de junio de 2025

God (Dios)

    El domingo es, etimológicamente, el día del Señor, dominicus dies. Consagremos, pues, el descanso dominical de este día, ocho de junio del año del Señor de 2025, domingo, a Dios, Nuestro Señor, cantándole a modo de oración esta vieja canción de John Lenon, titulada precisamente 'God', Dios en la lengua del Imperio. 
 
    'God' es, en realidad, una preciosa canción de John Lenon sobre el descreimiento que desgraciadamente nunca llega a ser definitivo porque siempre nos aferramos, como veremos, a algún artículo de fe, a alguna creencia como a un clavo ardiente. Siempre encontramos alguna nueva manera de entonar el viejo "credo in unum Deum" niceno-constantinopolitano, sustituyendo el nombre de Dios por cualquier otro.
 
    Acompañado al piano, el bajo y la batería, un sonido simple pero potente deja espacio a la melódica voz del ex beatle, que carga con el peso emotivo de la canción. Pertenece a su primer álbum de estudio como solista Jonh Lenon/Plastic Ono Band, publicado en 1970, y habla, como su título indica, de Dios, God en la lengua del Imperio.
 
    Después de cantar que Dios es un concepto por el que puede medirse el dolor, hace una enumeración de artículos de fe en los que el que canta ha dejado de creer. Se mezclan nombres comunes y nombres propios, en los que de alguna manera ha depositado su fe en algún determinado momento pero en los que ha dejado de creer. 
 

     El grueso de la canción es una retahíla en la que enumera la magia, el I Ching, el tarot, el mantra, el yoga, libros sagrados como la Biblia o la Bagavad Gita, nombres propios de políticos como Hitler o Kennedy, divinidades como Jesús y Buda, para afirmar que no cree en los reyes en general, y en particular, entrando en el mundo de los ídolos musicales, en Elvis Presley, el rey del rock, ni tampoco en Zimmerman, que es el nombre propio de Bob Dylan, ni por supuesto en los Beatles de los que él había formado parte. 
 

    Después de este repaso en el que podrían incluirse muchos otros artículos de fe en los que se ha dejado de creer (por ejemplo Alá, Mahoma y El Corán, habida cuenta del incremento del islam en el mundo, y también la democracia y la ciencia en la que tanta gente cree con una fe ciega por esencia: la enumeración sería prácticamente interminable), y muchos otros nombres propios de ilustres personajes que han pasado a la Historia o están a punto de hacerlo en la actualidad, llega a la parte más decepcionante de la canción: Sólo creo en mí, en Yoko y yo, es decir, en su pareja, que era Yoko Ono, y en él mismo, que no dejan de ser otros artículos fantasmagóricos de fe tras los que se cobija el viejo Dios. Sin duda es algo que ya sospechaba el propio John cuando declaró en una ocasión: “Si hay un dios, todos somos Él” (If there is a God, we’re all it). Y también: “Creo en Dios, pero no como una cosa, no como un anciano en el cielo. Creo que lo que la gente llama Dios está en todos nosotros” (I believe in God, but not as one thing, not as an old man in the sky. I believe that what people call God is something in all of us). 
 

    Al decir que no cree en las religiones, los mitos, los ídolos, ni siquiera en los Beatles, pero sí cree en sí mismo y en Yoko, Lennon está colocando la verdad espiritual en el plano humano y cotidiano, no en lo sagrado institucionalizado, pero, al mismo tiempo, está sacralizando e institucionalizando el plano humano y cotidiano, con lo que no se libra, como pretendía, de caer en las redes del viejo Dios y de las creencias. Y esa es la realidad. 
 
    El sueño se ha terminado. Ayer. Se define así mismo haciendo referencia a tres de sus canciones: la inolvidable Yesterday (Yo era un tejedor de sueños, pero ahora he renacido. Yo era la morsa pero ahora soy John). Y nos invita a nosotros a continuar descreyendo de todas nuestras certidumbres.
 
  
    He aquí la letra completa en versión original y traducida: God is a concept / by which we measure / our pain (Dios es un concepto por el que medimos nuestro dolor) I'll say it again (Lo diré otra vez). God is a concept / by which we measure /our pain, yeah, pain, yeah, pain (Dios es un concepto por el que medimos nuestro dolor, sí, dolor, sí, dolor) I don't believe in magic (No creo en la magia) I don't believe in I-Ching (No creo en I-Ching) I don't believe in Bible (No creo en la Biblia) I don't believe in Tarot (No creo en el Tarot) I don't believe in Hitler (No creo en Hitler) I don't believe in Jesus (No creo en Jesús) I don't believe in Kennedy (No creo en Kennedy) I don't believe in Buddha (No creo en Buda) I don't believe in Mantra (No creo en el mantra) I don't believe in Gita (No creo en la Gita) I don't believe in Yoga (No creo en el yoga) I don't believe in Kings (No creo en reyes) I don't believe in Elvis (No creo en Elvis) I don't believe in Zimmerman (No creo en Zimmerman) I don't believe in Beatles (No creo en los Beatles) I just believe in me, Yoko and me (Sólo creo en mí, en Yoko y yo) And that's reality (Y eso es la realidad) The dream is over (El sueño terminó) What can I say? (¿Qué puedo decir?) The dream is over (El sueño terminó) Yesterday (Ayer) I was the dreamweaver (Yo era el tejedor de sueños) But now I'm reborn (Pero ahora he renacido) I was the walrus (Yo era la morsa) But now I'm John (Pero ahora soy John) And so, dear friends,/ you just have to carry on (Y así, queridos amigos,/tenéis vosotros que continuar) The dream is over (El sueño se ha acabado).