miércoles, 16 de octubre de 2024
La indignidad del trabajo asalariado
jueves, 26 de septiembre de 2024
Aquí lo que queremos es... "trebaju"
Escribía Raúl Molleda, uno de nuestros activistas lingüísticos más prolíficos, un artículo en una jerga farragosa y casi
incomprensible que publicaba el diario digital eldiariocantabria.es, donde puede escucharse también dando click al reproductor, titulado “Intigrismu ocidental, deidais, curucas y devotos”, donde dice, se
supone y es mucho suponer que en cántabru (?), cosas de este jaez: “Querer pan es cosa de genti
ajambráu, genti del Tercer Mundu, y n'ocidenti estamos por cima. Aquí lo que
queremos es Trebaju”.
lunes, 23 de septiembre de 2024
De-Formación Profesional
La visita de la Reina a Cantabria el pasado 18 de septiembre para inaugurar el curso escolar 2024-2025 de Formación Profesional en un IES de la comunidad, acompañada de la presidenta de la taifa cántabra y de la ministra de Educación, Formación Profesional y Deportes, Pilar Alegría, me trajo a la memoria el artículo que publicó su ilustre predecesora Isabel Celaá el 29 de agosto de 2019 en el BOE que es el Periódico Global, alias El País, titulado "Una FP contemporánea del futuro".
viernes, 24 de mayo de 2024
Noticias del mundo y variedades (y II)
'Greenwashing' es término de la lengua imperial que alude a la crítica instrumentalizada para lavar la cara al capitalismo y teñirlo de color verde-esperanza.
jueves, 2 de mayo de 2024
Día internacional del trabajo
En el cartel institucional del Ministerio de Trabajo y Economía Social del Gobierno de España se lee: "Día internacional del
trabajo". La efeméride se festeja con un diseño gráfico bastante ilustrativo de la realidad laboral: En primer término se ve una futbolista, habida cuenta de su
larga coleta, que es un guiño feminista a la campeona del mundo y
máxima goleadora de la selección española, pisando un balón que
en realidad es un reloj que marca las tres y que a la vez parece un
sol resplandeciente. Lo más sorprendente de todo es la figura central y lo que significa y conlleva: que el balompié se considere un trabajo y que sea el centro de la composición.
Tras ella a la derecha una camarera con una bandeja en alto que va a servir tres vasos de trago largo, o quizá jarras de cerveza; una limpiadora con su fregona y su caldero respectivos, y un albañil colocando ladrillos en un muro tras una hormigonera; a la izquierda, una química con bata blanca, gafas y una probeta de laboratorio; un jardinero con un rastrillo, visera y traje verde con franjas reflectantes amarillas, y un ciclistas que, a primera vista parecería que está practicando deporte, pero que en realidad es un ráider o repartidor de comida rápida a domicilio en bicicleta, que carga a sus espaldas con la mercancía.
Gráficamente queda así reflejado el mundo del trabajo que se festeja internacionalmente el primer día de mayo, y que en esta ocasión ha sido alentado por el Gobierno de España que reivindica -¿a quién, a los empresarios, al dinero mismo?- "reducir la jornada laboral para vivir mejor", con un eslogan ambiguo donde los haya porque reducir la jornada laboral no significa eliminarla ni muchísimo menos, como podría parecer a simple vista, sino todo lo contrario: reducirla es una forma sutil de fortalecerla, e incluso de aumentarla o intensificarla si se pretende hacer el mismo trabajo en menos tiempo.
Como el trabajo no puede ocupar
todo el tiempo del que disponemos porque sería insufrible, hay que
dosificarlo, hacer que alterne con el ocio, para eso se creó la
semana laboral con su fin de semana, lo mismo que las vacaciones, que sirven para recargar las pilas y volver al tajo con renovadas fuerzas y energías. El trabajo justifica así la imposición del calendario laboral con sus días de trabajo y sus festivos, y sus puentes y vacaciones. Sin el trabajo, el calendario no tendría ningún sentido, como tampoco el reloj que cuenta las horas.
Se habla ahora incluso de ampliar el fin de semana a tres días: viernes, sábado y domingo, y reducirla efectivamente a cuatro días, lo que lejos también de acabar con el concepto de "semana laboral", como parece a simple y primera vista, lo que hace es robustecerlo todavía más.
El eslogan gubernamental dice "para vivir mejor", porque de alguna manera está reconociendo que el trabajo no es vida propiamente dicha, sino que esta comienza cuando uno sale de trabajar y olvida el sufrimiento acumulado. El eslogan gubernamental parece liberador porque es como si dijera lo que verdaderamente todo el mundo quiere en su fuero interno: Eliminar la jornada laboral para vivir. Pero no dice "eliminar" sino reducir un poco, unas minutos, unas horas, para poder no vivir simplemente, sino sobrevivir un poco mejor.
Estos buenos propósitos
gubernamentales del Ministerio de Trabajo y Economía Social -¿quién ha inventado el sintagma "economía social"?- no
pueden ir acompañados de una reducción de salario y consiguiente
merma en los haberes de los trabajadores, sino, paradójicamente, de
todo lo contrario: un aumento de sueldo, por eso los trabajadores
que han festejado el día internacional del trabajo no trabajando y
saliendo a manifestarse a la calle en procesiones organizadas por los
sindicatos mayoritarios reivindican "menos trabajo y más salario", lo
que lejos de suponer una amenaza para el mercado laboral es su
apoteosis. Así los trabajadores pueden ir tirando un poco más,
aguantando hasta el día jubiloso de la jubilación en el que dejen
de trabajar definitivamente y sigan cobrando por haber dedicado los
mejores años de su vida a la servidumbre laboral hasta que mueran.
domingo, 17 de diciembre de 2023
Presentación de "El derecho a la pereza" de Paul Lafargue
Paul Lafargue (1842-1911) fue uno de los introductores de las primeras ideas marxistas en España, donde ya casi nadie se acuerda de Carlos Marx una vez que el Partido Socialista Obrero Español que fundara Pablo Iglesias abandonó su doctrina en el congreso extraordinario que se celebró en Madrid en 1979, en el que se abogó por el socialismo democrático o socialdemocracia.
Asistimos en la actualidad, por ejemplo en nuestro país, a un intento más de reducción de la semana laboral, desde las cuarenta horas semanales actuales, vigentes desde 1983 que suponen trabajar ocho horas diarias de lunes a viernes, a treinta y siete horas y media como máximo sin reducción de salario, proceso que culminará, según está previsto, en el año 2025, pasando el año que viene por la reducción a treinta y ocho horas y media semanales.
En este sentido se propone también la reducción de la semana laboral a cuatro días, y el aumento del fin de semana a tres. Son intentos muy timoratos de hacer más llevadera la servidumbre que conlleva el trabajo asalariado para la producción y consumo de inutilidades.
Pero ¿qué decir de todos estos bienintencionados intentos de humanización del trabajo? Pues lo más evidente: que lejos de liberarnos del yugo del trabajo, y de la reducción de la vida a tiempo cronometrado y, por lo tanto, a dinero también, lo que pretenden es hacerlo más llevadero, algo parecido a la actitud hipócrita de la iglesia católica respecto a la esclavitud que, lejos de condenarla radicalmente, proponía humanizarla dando un trato lo más benévolo posible a los esclavos.
No es extraño, pues, que el libro que presento fuera mejor acogido por los libertarios que por los marxistas propiamente dichos en aquellos años de escisión entre ambos movimientos, pues en el propio marxismo se halla la paradoja de que la clase obrera, que está llamada a protagonizar la revolución social que superará el capitalismo, lejos de luchar por su extinción, proclama orgullosamente siempre su existencia gritando "¡Viva la clase obrera!", lo que viene a ser lo mismo que "¡Viva el trabajo!", y eso ya se sabe lo malo que es para el que proclama como Lafargue que la pereza no es un pecado capital, sino, usando el lenguaje de la doctrina católica, una de las más preciosas virtudes que tenemos.
miércoles, 13 de diciembre de 2023
"Dejad de moler, molineras"
aunque anuncien ya cantos de gallo el albor;
ya que a las linfas Deméter mandó esas manualidades;
y ellas, que van en tropel sobre la rueda a caer,
mueven el eje; y aquél, con sus curvos radios rodantes,
hace la mole girar -rocas nisirias* que son-.
Vida gozamos antigua de nuevo, si es que aprendemos
sin trabajar a tomar cuanto Deméter nos da.
Ἴσχετε χεῖρα μυλαῖον,
ἀλετρίδες· εὕδετε μακρά,
κἢν ὄρθρον
προλέγῃ γῆρυς ἀλεκτρυόνων·
Δηὼ γὰρ
Νύμφαισι χερῶν ἐπετείλατο μόχθους·
αἱ
δὲ κατ’ἀκροτάτην ἁλλόμεναι τροχιήν,
ἄξονα
δινεύουσιν· ὁ δ’ἀκτίνεσσιν
ἑλικταῖς
στρωφᾷ Νισυρίων κοῖλα
βάρη μυλάκων.
γευόμεθ’ ἀρχαίου βιότου
πάλιν, εἰ δίχα μόχθου
δαίνυσθαι Δηοῦς ἔργα διδασκόμεθα.
martes, 11 de abril de 2023
Trabajo
jueves, 26 de enero de 2023
Pareceres (XIII)
domingo, 8 de agosto de 2021
Carrera con salida... a la pista de baile
Un ex ministro español de Educación cuyo nombre propio no merece la pena
recordar -¡así se pudra en la fosa común del anonimato del olvido!- animaba no hace
mucho tiempo a los estudiantes a estudiar carreras universitarias con
"salidas". Salidas ¿a dónde? Obviamente, se refería al mercado o mundo, como se dice a veces, laboral, como si hubiera otro mundo que no fuera ese.
sábado, 1 de mayo de 2021
En el día del trabajo
En las calendas de mayo los sindicatos prosistémicos y subvencionados por el binomio Estado/Capital del Régimen celebran, meras gestorías laborales que son, la fiesta que llaman del trabajo, como si esto del trabajo fuera algo bueno, algo que hubiera que festejar saliendo a las calles a reclamar incremento salarial, menos paro y mejores condiciones laborales, pero nunca el fin de la explotación laboral misma y del trabajo asalariado, nuestra moderna esclavitud.
La palabra “trabajo” procede, como se sabe, del latín “tripalium”, nombre de un instrumento de tortura, consistente en tres palos o estacas cruzadas, a las que se sujetaba la víctima del suplicio: de ahí proceden también “travail”, en francés, “trabalho” en portugués y “treball” en catalán, pero también en inglés, vía normanda, “travel”, tal vez por la fatiga que conllevan los viajes organizados y el descubrimiento de que ya no existe el viaje propiamente dicho, sino el turismo de masas, y que el viajero de verdad, a diferencia del moderno turista, es el que no sabe a dónde va.
Trabajar, en la lengua de Cervantes, significa en primer lugar “sufrir, padecer, esforzarse por conseguir algo”, de donde más tarde derivaría su significado actual de “laborar, obrar, hacer algo a cambio de un salario, actividad remunerada”.
Resulta también significativa por lo sarcástica que es a este respecto la inscripción que figuraba a la entrada de los campos de exterminio nazis Arbeit macht frei: el trabajo libera. Pero ¿qué o quién nos libera del trabajo? No parece que la tecnología vaya a hacerlo. En todo caso, ¿quién nos libera de la tecnología?
¡Y cuánta razón tenían los ludditas, que destruían las máquinas, siguiendo el ejemplo del joven Ned Ludd, que rompió el telar del taller de confección a martillazos!
No estaría mal que un día como hoy se hiciera un profundo silencio, un silencio de verdad en el que dejaran de oírse las vuvuzelas sindicales en los mítines y procesiones al efecto y los cacareados gritos de "¡viva la clase obrera!" que nos ensordecen. Si un grito debiera oírse hoy, primero de mayo, en conmemoración de los mártires anarquistas de Chicago de 1886, sería este otro: "¡Muera el trabajo asalariado! ¡Abajo el trabajo!", y esta oportuna canción de Chicho Sánchez Ferlosio, por ejemplo, que viene más a cuento que nunca: "Hoy no me levanto yo".