Mostrando entradas con la etiqueta resiliencia. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta resiliencia. Mostrar todas las entradas

viernes, 24 de mayo de 2024

Noticias del mundo y variedades (y II)

Que no, que no nos representaban entonces aquellos, ni estos ahora tampoco representan al pueblo no necesitado de representantes, sino al Estado y los mercados.
 
La Constitución española establece que los españoles tienen el derecho y el deber de defender, con armas o sin ellas, a España, idea real y falsa como todas.
 
No hay que denunciar los crímenes de guerra sino el crimen que suponen todas y cada una de las guerras; no hay unas buenas y otras malas: son todas criminales.
 
 ¡Gloria a los objetores, desertores e insumisos que son llamados a filas y no van porque saben que  nunca va a haber, mediando Marte, paz de veras ni armisticio!
 
El mercado no es libertad, como se demuestra enseguida por el hecho de que no puede haber comercio ni libertad si uno es pobre y no tiene dinero en el bolsillo.
 
 Las elecciones democráticas al Parlamento Europeo solo sirven para sostener parlamentando la realidad ideal y, por tanto, falsa de Europa, ese viejo continente.
 
 
 
 Llaman mi atención los cascos y auriculares inalámbricos que taponan los oídos de modo que solo dejan oír lo que queremos, que es lo que manda nuestra voluntad.
 
Esos auriculares inalámbricos casi imperceptibles que lleva la gente para no escuchar lo que hay que oír, sino sólo lo que su voluntad les dicta y les ordena.
 
Hay que tener sumo cuidado con las palabras que empleamos porque la mayor parte de las veces no valen para expresar lo que queremos decir, sino para ocultarlo.
 
El paraíso está más cerca de lo que crees, rezaba el eslogan de una agencia de viajes, mintiendo y al mismo tiempo, aunque parezca mentira, diciendo la verdad.
 
Al oír que un poeta jubilado había disparado a un primer ministro, pensé que cómo podía haber, no siendo la poesía trabajo sino juego, algún poeta jubilado.
 
El Ministerio de Sanidad activa el Plan Nacional de Actuaciones Preventivas ante el calentamiento global: ropa ligera para afrontar las sucesivas olas de calor.
 
 Los consumidores bien informados toman las decisiones responsables, capaces de conducir el capitalismo hacia su destino grandioso y progresista, que les mandan.
 

'Greenwashing' es término de la lengua imperial que alude a la crítica instrumentalizada para lavar la cara al capitalismo y teñirlo de color verde-esperanza.

 
En la sofisticada sociedad del espectáculo donde lo blanco es negro y lo negro blanco, lo verdadero se vuelve falso, escribió Guy Debord, y lo falso verdadero.
 
La posesión de la verdad mata la verdad por el hecho de poseerla en la realidad, ya sea por su inexistencia o sea ya por nuestra incapacidad de concebirla.
 
El calentamiento del planeta Tierra ha provocado en nuestro país una caída en picado de las temperaturas de ayer a hoy bastante considerable y significativa.
 
En el Foro de Davos de 2013 el presidente de Estados Unidos lanzó al mercado de la lengua la palabra 'resiliencia', sinónimo, que no lo parece, de resignación.
 
 
La utilización de anglicismos innecesarios para expresarnos en nuestra lengua revela la subyugación cultural y social del Imperio a la que estamos sometidos.
 
La izquierda y la derecha son hoy las dos manos de la ilusión democrática del capitalismo que, maniego, puede ser diestro o zurdo o usar ambas dos extremidades.
 
Más de un centenar de trabajadores muertos en España en los dos primeros meses del año; lo llaman 'siniestralidad laboral', cuando es el trabajo lo siniestro.
 
El miedo a delincuentes y criminales que infunden día y noche los medios es la condición necesaria para que la gente acepte la vigilancia del estado policial.

miércoles, 4 de agosto de 2021

Cuatro cosas

Estado patibulario: En la segunda década del siglo XXI todos nos hemos convertido de la noche a la mañana en enfermos imaginarios de Molière, en pacientes, es decir, en soportadores de males y en, vamos a decir, padecientes, aunque no padezcamos en la inmensa mayoría ningún mal de hecho ni estemos enfermos, pero nos abruman con una infinidad de males en potencia que hay que prevenir si no queremos lamentarlo: todos somos enfermos en potencia porque podemos contagiar y contagiarnos. El Estado terapéutico sonríe satisfecho: ha conseguido doblegar a toda la población sometiéndonos a todo tipo de vejaciones con el nombre de tratamientos preventivos. En prevención de infecciones respiratorias graves nos aconsejan que dejemos de respirar... Somos incompatibles, pasivos patibularios. El Estado, impasible él, es el patíbulo, es decir, el tablado en el que se ejecuta la pena de muerte, mientras que nosotros, sus súbditos, somos los patibularios, los condenados al cadalso, carne de cañón. ¿Hasta qué punto la paciencia es una virtud? ¿Hasta cuándo, Ogro filantrópico, abusarás de nuestra paciencia? 

 
 
 
Reivindicación de la noluntad: El término “noluntad” no es invención mía. Está recogido en el diccionario de la docta Academia de nuestra lengua y definido, dentro de la jerga del ámbito filosófico, como “acto de no querer”. Su etimología remonta al latín tardío noluntas, noluntatis, que deriva del verbo nolo 'no quiero', creado por analogía con uoluntas, uoluntatis 'voluntad', derivado del verbo uolo 'quiero'. Me hago eco de una frase juvenil: “No sabemos lo que queremos, pero sabemos lo que no queremos”. Lo que empleando el término noluntad: no tenemos voluntad, pero sí noluntad. No queremos esto: lo malo conocido. Queremos lo bueno por conocer, lo hoy por hoy desconocido. 
 

 
Dos palabras odiosas: El sacrificio se presenta como salvación para escapar de la amenaza de muerte bajo la dictadura sanitaria de la bata blanca. Hay palabras aborrecibles que se oyen demasiado como “resiliencia” que pretende neutralizar con su connotación camaleónica y adaptativa la belleza insobornable, como dice Pedro García Olivo, de la palabra “resistencia”, mucho más noble porque es patrimonio popular. Otra que tal baila es “empatía”, que se usa como antídoto de la antipática “antipatía”, para corromper el sentido inmenso de la genuina “simpatía”.
 
 
Me matan: Ay, que me están matando. / Lamenta el pueblo, y canta / un cante, que encantando / los ánimos levanta. / Ay, que me estoy muriendo, / pero de ningún modo, / aunque me esté muriendo, / me muero yo del todo. 
 

martes, 25 de febrero de 2020

Resiliencia

Hace tiempo que vengo tropezándome con el anglicismo resiliencia, adaptación de resilience y resiliency en la lengua del Imperio, utilizado ya por Francis Bacon en 1625 y aplicado en física, biología, psicología, ecología, donde se habla de la resiliencia de los ecosistemas, sociología e historia. 

Llegó a la lengua de Shakespeare a través del francés, donde résiler hacia 1501 y résilier hacia 1641 significaban rescindir un contrato, echar algo hacia atrás

Pero el origen del término, en todo caso, es latino, formado como está a partir del verbo resilire, compuesto del prefijo re-,  que indica repetición e insistencia, y el verbo silire (formado sobre salire con apofonía vocálica), saltar, el sufijo de agente -nt-, y el sufijo que indica cualidad -ia, de modo que en latín significaba capacidad de saltar hacia atrás, de reaccionar retirándose y replegándose.

El diccionario de la Academia recoge dos acepciones de este término: En primer lugar Capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adversos, y en segundo lugar Capacidad de un material, mecanismo o sistema para recuperar su estado inicial cuando ha cesado la perturbación a la que había estado sometido


Según leo en la inevitable Güiquipedia, el sustantivo se aplica en esta segunda acepción sobre todo a la capacidad que tiene el acero de recuperar su forma inicial a pesar de los golpes que pueda recibir y los esfuerzos que puedan hacerse para deformarlo.

En cuanto al primer significado, se aplica en psicología y ciencias sociales para referirse a la capacidad que tienen algunas personas de sobreponerse a situaciones extremas y a no verse afectadas por ellas. Me extraña esta acepción ya que, según la etimología latina, la resiliencia sería la huida, no el enfrentamiento a situaciones adversas. Es decir, el hecho de que no nos afecte algo y nos „rebote“ se debe a nuestra capacidad para evitarlo. 

En latín hay muchos usos de este verbo, obviamente. Me quedo con este precioso ejemplo de san Jerónimo que aparece en una epístola a un tal Nepociano, donde le dice: Una flecha nunca se clava en una roca (sagitta in lapidem numquam figitur), a veces de rebote (interdum resiliens) hiere al que la ha lanzado (percutit dirigentem). El santo aplica el participio resiliens, como verbo intransitivo y de movimiento que es,  a la flecha (sagitta) y no a la roca (lapidem), porque lo utiliza en su sentido primario de rebotando, saltando hacia atrás.

Sin embargo, los usos modernos de este término insisten más bien en la idea de resistencia y de capacidad de recuperación ante una agresión, propia de la piedra, que rechaza el flechazo haciendo que reverbere y repercuta sobre el emisor. Han cargado el verbo original de transitividad, haciendo que signifique no ya "saltar hacia atrás", sino "hacer saltar hacia atrás".

El verbo simple salire y su compuesto resilire son habitualmente intransitivos en latín, pero pueden utilizarse como transitivos, añadiéndoles un complemento directo semántico, como sucede en español con saltar, normalmente intransitivo, pero susceptible de transitividad como en saltar una valla, donde adquiere el significado de franquear o superar un obstáculo.

En el ejemplo citado, la resiliencia de la flecha consiste en retornar intransitivamente como un bumerán a quien la ha disparado, mientras que en los usos modernos del término la resiliencia se la aplicaríamos a la roca, que dura como una piedra, nunca mejor dicho, rechaza transitivamente la agresión del dardo desviándolo hacia su emisor.