La foto de un soldado israelí que, entre los escombros de Gaza, exhibe orgulloso la bandera multicolor del arcoíris, símbolo del colectivo LGBTQ+, que se utiliza de ese modo para justificar el genocidio del pueblo palestino, no puede dejarnos indiferente, como si los derechos de esa comunidad justificaran la destrucción de Gaza, bien representada por las ruinas que rodean al soldado que sonríe y exhibe en la lengua del Imperio la leyenda In the Name of Love (y debajo lo mismo en árabe, para que lo entiendan los palestinos que no sepan inglés: في اسم الحب ): en el nombre del amor, que resulta sarcástica: la muerte se lleva a cabo en nombre del amor, que legitima así todas las atrocidades, incluso la destrucción de un hospital y la matanza de los inocentes.
También se ha hecho viral otra foto de otro soldado israelí ondeando una bandera sionista con dos franjas, una superior y otra inferior, con los colores de la bandera del arcoiris, y los tanques de fondo.
Es la misma estrategia narrativa: el imperialismo occidental provoca la destrucción y luego la blanquea con la bandera policromada del amor y la tolerancia.
La estratagema narrativa, o más bien ideológica, ya había aparecido como tal en relación con la guerra en Ucrania, cuando se hablaba de los soldados que llevaban la insignia del unicornio -¿símbolo fálico?- en su uniforme propia de la Asociación Ucraniana de Militares LGBTIQ+, como si fueran el legendario batallón sagrado de Tebas, que se enfrentaban así contra el pérfido y homófobo Putin y la Rusia intolerante.
Soldados ucranianos con el emblema del unicornio.
Claro que hay quienes defienden que se ondee la bandera del orgullo, porque lleva un mensaje de paz, libertad y tolerancia a todos los palestinos que se esconden de Hamás porque saben que pertenecer a la comunidad Lésbica, Gay, Bisexual, Transexual, Queer y demás mandangas genéricas significa “muerte” en Gaza, luchando así por una Palestina libre, laica, tolerante y diversa, en la que, como contrapartida, no queden vivos palestinos.