miércoles, 17 de abril de 2024
Pensamiento positivo y negativo
jueves, 30 de noviembre de 2023
Mercado de esclavos
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esclavo | esclave | escravo | schiavo | sclav | Sklave | slave |
Et j'ai acheté des oiseaux
Pour toi
mon amour
Je suis allé au marché aux fleurs
Et j'ai acheté des fleurs
Pour toi
mon amour
Je suis allé au marché à la ferraille
Et j'ai acheté des chaînes
De lourdes chaînes
Pour toi
mon amour
Et puis je suis allé au marché aux esclaves
Et je t'ai cherchée
Mais je ne t'ai pas trouvée
mon amour
sábado, 26 de marzo de 2022
El Parque de la Libertad
Una viñeta del inigualable Joaquín Salvador Lavado, alias Quino (1932-2020), que podría titularse El Parque de la Libertad simboliza mejor que ninguna otra nuestra sociedad actual: un niño y su hermano pequeño contemplan un grupo escultórico que representa, bajo una alegoría femenina, la Libertad.
Algunos de sus símbolos son indiscutibles: por ejemplo el gorro frigio de los revolucionarios franceses y de los libertos romanos que reflejaban con dicha prenda su estatuto de libertad recientemente adquirida, las cadenas rotas de sus manos, y la antorcha que ilumina el mundo y sostiene en la diestra, como la célebre estatua neoyorquina. La libertad va acompañada de tres personajes de menor estatura: un hombre con una palma que representa la victoria, otro con un apero de labranza que recibe muchos nombres (pala de ganchos, horca, horquilla)... y una mujer con la cabeza cubierta por un pañuelo y una criatura en sus brazos: representan, sin duda, el pueblo llano que es guiado por la Libertad, cuyo tamaño duplica el del pueblo. Recuerda este grupo escultórico, salvando las distancias, al célebre cuadro de Delacroix: La libertad guiando al pueblo. La libertad de Delacroix enarbola un arma y la bandera tricolor. El pueblo también está armado. La visión de Quino es más amable: no hay banderas que simbolicen la nación y el nacionalismo ni armas. La libertad de Quino tampoco va a pecho descubierto, pero su actitud de guía del pueblo es inconfundible.
¿Qué nos sugiere Quino? Que la Libertad, uno de los valores más importantes, si no el que más, sobre los que dice asentarse nuestra sociedad, brilla paradójicamente por su ausencia.
En otra
viñeta más sarcástica con cierta dosis de
humor negro aunque siempre amable, Quino sugiere lo mismo: Los agentes están poniendo multas a diestro y siniestro. Los ciudadanos, que están haciendo cosas que pudieran estar prohibidas, no saben si lo están o no. Un rótulo les pregunta burlón: ¿A que no saben prohibido qué?
jueves, 17 de febrero de 2022
Del triunfo y victoria de la Ciencia
La ciencia progresa que es una barbaridad, como decía el otro, pero el progreso de la ciencia consiste en mejorar sus explicaciones con la pretensión de llegar a una explicación que sea definitiva y verdadera para lo que debe contradecirse constantemente, tarea inacabable. Las cosas necesitan explicaciones y de buscarlas se encarga la ciencia, pero esas explicaciones no se encuentran en las cosas mismas, sino en el lenguaje que habla de ellas. La causa -origen de nuestra palabra cosa- "es algo siempre escurridizo, que nunca deja de resbalar entre pertenecer a la esplicación (sic) de las realidades o pertenecer a las realidades que ella esplica (sic)", como dice Agustín García Calvo en los prolegómenos a su traducción de De rerum natura de Lucrecio. De ahí que se recurra a la multicausalidad, es decir, en lugar de buscar una única causa supuestamente verdadera se presentan varias causas que se saben esencialmente falsas para no dejar las cosas sin explicación. Pero el problema no reside en encontrar la causa, sino la cosa, que se da por supuesta, o sea, que suponemos que está ahí, independientemente de la palabra que la nombra y que la crea. Y eso es mucho suponer.
El triunfo de la Ciencia, Jordan Henderson
Jordan Henderson se hace eco en dos de sus obras del triunfo y de la victoria de la Ciencia, con mayúscula como corresponde a su apoteosis, ya que es la nueva Religión, sobre la libertad y la verdad respectivamente. En primer lugar, el Triunfo de la Ciencia, en el que una alegoría de la Ciencia, personificada como una mujer con bata blanca, mascarilla, guantes y gafas sanitarias y una espada ensangrentada ha cortado la cabeza a otra y la enarbola con su mano derecha recordándonos la escultura de Perseo con la cabeza de Medusa de Benvenuto Cellini.
La mujer, que yace decapitada en el suelo y que es pisoteada por la Ciencia, es, según el artista, Libertas, una vieja diosa romana que personifica la Libertad. El aura de luz que desprende su cabeza, ese sol luminoso, subraya la idea de triunfo. Un pie de la Ciencia triunfante pisa a la Libertad, que llevaba en la mano un bastón con un gorro frigio -de color rojo, como el de los libertos en la antigüedad, y los revolucionarios franceses en la edad moderna. Con el otro pie la Ciencia pisotea una serpiente que, enroscada sobre el báculo de Asclepio o Esculapio representa la vieja medicina curativa que también ha sido derrotada, al igual que la libertad. Un gato con el lomo erizado contempla, como nosotros, el horror de la escena.
La Victoria de la Ciencia, Jordan Henderson
En
segundo lugar, la
Victoria de la Ciencia. El
mismo motivo: una mujer con las mismas características que la otra,
sólo que ahora levanta su espada ensangrentada, pisotea a otra, a
la que ha decapitado, y que representa a VERITAS, la Verdad en
latín. Si alguien se pregunta por qué estas alegorías de la ciencia, la libertad y la verdad son mujeres, se debe sin duda a que en latín los tres términos eran de género gramatical femenino SCIENTIA, LIBERTAS Y VERITAS, género gramatical arbitrario que conservan en castellano. Un papel en sus manos lleva escrita la palabra TRUTH para que
no quepa duda de que lo que ha vencido la Ciencia es la verdad, por
lo que podemos reinterpretar esta alegoría como el triunfo de la
mentira. La Victoria resulta más macabra y terrorífica, si cabe, que el Triunfo porque no tiene como trasfondo un paisaje natural. La sangre también abunda más tanto en el suelo como en la bata blanca. La mujer con la bata blanca no sólo representa en ambos cuadros el triunfo y la victoria de la Ciencia, como dice el título de los lienzos, sino que sugiere además que el crimen se ha cometido en nombre de la medicina y la sanidad.
Viene a decirnos con estos dos óleos el artista que la Ciencia no es ni liberadora ni verdadera, sino todo lo contrario: se alza sobre los cadáveres de la Libertad y de la Verdad, que han sido asesinadas y son por ella pisoteadas. No tiene ningún sentido contraponer Ciencia y Religión, porque la Religión del siglo XXI es la Ciencia, y de la nueva fe religiosa se puede decir, como de la vieja, que es el opio del pueblo, y que en nombre de ella, como dijo Lucrecio, se han cometido "scelerosa atque impia facta", acciones criminales y despiadadas.
domingo, 15 de agosto de 2021
De la servidumbre voluntaria
sábado, 3 de julio de 2021
Libertad
La obra escultórica Freedom (Libertad) del escultor norteamericano de padres griegos Zenón Frudaquis (1951-...), tallada en bronce y situada en una calle de Filadelfia (Pensilvania) representa cuatro figuras distintas que, en realidad, son la misma figura que se mueve de izquierda a derecha en composición, como si fueran cuatro viñetas consecutivas de una tira cómica o cuatro fotogramas de una película.
Zenón Frudaquis (1951-...)
Frudaquis declara que quería que cualquier persona pudiera entender el mensaje nada más ver la obra y reconocer al instante que se trata de la lucha por liberarse de cualquier sensación opresiva. Y lo ha conseguido.
El escultor ha intentado reflejar más cosas en la obra, pero son anecdóticas y hasta cierto punto triviales frente al poderoso mensaje principal libertario, como por ejemplo el proceso mismo de elaboración, por lo que incrustó la maqueta en la esquina inferior izquierda. A lo largo del muro del fondo el escultor extendió la arcilla y la presionó con los dedos dejando sus huellas dactilares por toda la obra a modo de firma. En el muro incluye a su gato, que vivió durante 20 años con él, su madre, su padre y su propio autorretrato, de cuya boca sale la palabra “freedom” escrita al revés, lo que denota que el rostro fue esculpido en un espejo. Hay muchos más detalles escondidos en el muro para el público curioso, como la fecha de nacimiento del autor (7-7-51), expresada con monedas, dando a entender la relación existente entre el mercado y el arte como objeto de ese mercado. Y también hay un espacio para que el público interactúe, cómo no, con la escultura físicamente, introduciéndose en el hueco donde pone escrito “párate aquí” y tal vez inmortalizando el instante y congelándolo en una fotografía de recuerdo.
viernes, 21 de mayo de 2021
Dos metáforas de la inyección
La estatua de Jesucristo más famosa del mundo, el Cristo Redentor enclavado en el cerro Corcovado de 30 metros de envergadura con sus brazos abiertos a la ciudad de Río de Janeiro en actitud protectora, se iluminó el otro día como por arte de magia para hacerse eco de una vergonzosa campaña publicitaria de propaganda proyectando el lema VACINA SALVA en portugués y VACCINE SAVES en la lengua del Imperio, of course, para que lo entienda el mundo entero, a la mayor gloria de la industria farmacéutica, que no pretende curar a la humanidad ni salvarla de ningún mal, sino asegurar que su mal sea crónico y perdure en el tiempo por los siglos de los siglos convirtiendo a los pacientes en clientes fidelizados. El mensaje era “la vacuna salva” y trataba de concienciar a la población de la virtud salvífica, más que milagrosa, de la vacunación contra la enfermedad del virus coronado. Se promovía así la idea de que la humanidad debe salvarse de una enfermedad mortal que ocasiona estadísticamente pocas muertes a través de un suero redentor utilizando la imagen icónica de Jesucristo que nos recibe con los brazos abiertos.
Ya en enero dos trabajadores sanitarios recibieron las primeras dosis de la vacuna a los pies de la misma estatua como señal del inicio de la inoculación brasileña. Desde entonces el proceso de inyección del suero ha continuado imparable hasta la fecha y continuará si alguien o algo no le pone remedio y lo impide, que no parece que vaya a ser el caso.
Lo más sangrante de todo esto es cómo se utiliza la imagen de Cristo para adoctrinar a la población sobre las virtudes del suero, pero no sus palabras, que son lo más auténtico que nos ha quedado de él, más auténticas, desde luego, que cualquier utilización y manipulación de su imagen que pretenda representar al verbo encarnado.
Es más, las palabras que salieron de su
boca, tal y como nos han llegado, contradicen, desde luego, el mensaje que nos transmiten
las autoridades sanitarias. Es posible, además, que sean palabras
propias del verbo encarnado, habida cuenta de que han sido recogidas por los cuatro
evangelistas. Cito por la traducción que manejo de Nácar-Colunga:
“El que halla su vida, la perderá, y el que la perdiere por amor
de mí, la hallará” (Mateo 10;39), “Pues quien quiera salvar su
vida, la perderá, y quien pierda la vida por mí y el Evangelio, ése
la salvará” (Marcos 8; 35) "Porque quien
quisiere salvar su vida, la perderá; pero quien perdiere su vida por
amor de mí la salvará" (Lucas 9;24), y “El que ama su vida,
la pierde; pero el que aborrece su vida en este mundo, la guardará
para la vida eterna” (Juan, 12;25). Cuando dice que quien pierda su
vida por Él la salvará, se refiere sin duda a que Él, Nuestro Señor Jesucristo, es nuestro
Salvador, y a que no hay otra salvación posible, por lo que la vacuna no puede arrogarse dicha sacrílega pretensión.
Al otro lado del charco, la Torre del Rin de Düsseldorf (der Rheinturm),
Alemania, que es el edificio más alto de la ciudad con 240 metros de
altura, con su imponente aspecto de gigantesca jeringuilla a modo de símbolo fálico que amenaza penetrarnos, se diría, por salva sea la parte, también ha proyectado una leyenda luminosa recientemente
haciéndose eco de la vergonzosa campaña propagandística de la Organización Mundial de la Salud donde se establecía en la lengua de Goethe la siguiente falsa ecuación
matemática: IMPFEN=FREIHEIT, o, lo que es lo mismo:
VACUNA=LIBERTAD.
Se trata de una nueva metáfora, más laica que la
brasileña, desde luego, que equiparaba la inyección a la salvación,
que establece que la inoculación es la libertad, lo que nos recuerda
a otra metáfora de la reciente historia alemana: A la entrada del
campo de exterminio de Auschwitz figuraba el oporbioso ARBEIT MACHT FREI:
El trabajo libera, que viene a ser otra falsa ecuación matemática: TRABAJO=LIBERTAD.
Las dos metáforas alemanas que estamos analizando son dos definiciones poéticas obvia- y lógicamente falsas de lo que es la libertad. La libertad, desde luego, no consiste en el trabajo ni tampoco en una inyección experimental de vaya usted a saber qué, que todavía no lo sabemos, autorizada provisionalmente deprisa corriendo y mal por razones que no están nada claras pues ni la mortalidad del síndrome es tan grande como nos han hecho creer, sino bastante modesta, ni carecemos tampoco de tratamientos curativos, que los hay y no son pocos a estas alturas, como para justificar dicho pinchazo, por lo que parece bastante descabellada la campaña desatada.
La vacuna no es la salvación, como dicen los brasileños, ni la libertad tampoco como preconizan los alemanes. Esas palabras no son sinónimos como quieren hacernos creer perversamente. La vacuna ni siquiera es, más modestamente, la solución de un problema sanitario, sino la auténtica enjundia de un problema creado a propósito donde no lo había.
domingo, 16 de mayo de 2021
Confidencias de un paquidermo
¡Ha llegado el circo a la ciudad! ¿El mayor espectáculo del mundo? ¡Pasen y vean, señoras y señores, niños y niñas, querido público, y juzguen por sí mismos! Tigres rayados y melenudos leones atravesando aros de fuego, perritos vestidos de gitana bailando sobre las patitas traseras al son de la música, un oso peludo tocando la pandereta, una foca jugando con una pelota, caballos al galope. ¡Véanme a mí, un elefante haciendo el pino con toda su masa corporal apoyada sobre la trompa y las patas delanteras! Pasen y vean y diviértanse, pero no se crean que los animales del circo somos artistas, sino esclavos obligados a hacer cosas que la naturaleza nunca prescribió que tuviéramos que hacer.
El otro día después de la actuación escuché una conversación entre un abuelo y un nieto que me dio mucho que pensar: "¿Por qué, le preguntó el niño al abuelo señalándome a mí, con lo grande y lo fuerte que es ese elefante, no rompe la cuerda que lo ata a la estaca?" Su abuelo le dio esta respuesta: "El elefante no se escapa porque cuando era pequeño amarraron con cadenas de hierro bien prietas una de sus patas a un árbol enorme. Entonces intentó librarse de su cadena con todas sus fuerzas. Pero no pudo. Y ahora cree que no puede librarse de ninguna atadura... Pero si quisiera, rompería la atadura en un pispás."
Un día vino un hombre. Se me quedó mirando, metió un palo con un gancho metálico entre los barrotes y me pinchó con él. Me hizo daño, así que me defendí y le dí un trompazo, y él se rió: “¡Ya te quitaré yo ese genio, maldito cabrón!”. Al día siguiente empezó lo que él llamaba mi entrenamiento: Si no le obedecía, me ataba, efectivamente, una pata delantera y una trasera con una cadena y me pegaba con el palo del pincho. Yo intentaba librarme con todas mis fueras, pero no podía. Aquel hombre era mi domador, porque se suponía que yo era un animal salvaje que debía ser domesticado. Si no me doblegaba, me amenazó, me arrancaría el marfil de los colmillos...
Vamos de ciudad en ciudad, de pueblo en pueblo. Los traslados son duros. Algunos animales mueren en los viajes. Nuestros domadores se enfadan entonces porque eso les supone perder dinero. Nosotros sólo somos para ellos dinero: su principal fuente de ingresos. Ellos también están amargados porque, como llevan esta vida errante, no pueden disfrutar de la estabilidad de un hogar. El circo tampoco es bueno para ellos. Pero ellos, al fin y al cabo, han elegido ese modo de vida, dentro de lo que cabe, mientras que nosotros no hemos tenido esa opción.
A mí ya sólo me queda la esperanza de que, cuando sea un viejo paquidermo, y ya no sirva para entretener a nadie, me dejen descansar en paz. Sí, quizá podría escaparme. Tal vez podría romper la cuerda que me ata a la estaca, tiene razón ese señor, pero ¿a dónde iba a ir? La vida me ha enseñado, mala maestra, a aprender la lección de la obediencia.
martes, 8 de septiembre de 2020
Libertad
Sur mes cahiers d’écolier / Sur mon pupitre et les arbres / Sur le sable sur la neige / J’écris ton nom
Sur toutes les pages lues / Sur toutes les pages blanches / Pierre sang papier ou cendre / J’écris ton nom
Sur les images dorées / Sur les armes des guerriers / Sur la couronne des rois / J’écris ton nom
Sur la jungle et le désert / Sur les nids sur les genêts / Sur l’écho de mon enfance / J’écris ton nom
Sur les merveilles des nuits / Sur le pain blanc des journées / Sur les saisons fiancées / J’écris ton nom
Sur tous mes chiffons d’azur / Sur l’étang soleil moisi / Sur le lac lune vivante / J’écris ton nom
Sur les champs sur l’horizon / Sur les ailes des oiseaux / Et sur le moulin des ombres / J’écris ton nom
Sur chaque bouffée d’aurore / Sur la mer sur les bateaux / Sur la montagne démente / J’écris ton nom
Sur la mousse des nuages / Sur les sueurs de l’orage / Sur la pluie épaisse et fade / J’écris ton nom
Sur les formes scintillantes / Sur les cloches des couleurs / Sur la vérité physique / J’écris ton nom
Sur les sentiers éveillés / Sur les routes déployées / Sur les places qui débordent / J’écris ton nom
Sur la lampe qui s’allume / Sur la lampe qui s’éteint / Sur mes maisons réunies / J’écris ton nom
Sur le fruit coupé en deux / Du miroir et de ma chambre / Sur mon lit coquille vide / J’écris ton nom
Sur mon chien gourmand et tendre / Sur ses oreilles dressées / Sur sa patte maladroite / J’écris ton nom
Sur le tremplin de ma porte / Sur les objets familiers / Sur le flot du feu béni / J’écris ton nom
Sur toute chair accordée / Sur le front de mes amis / Sur chaque main qui se tend / J’écris ton nom
Sur la vitre des surprises / Sur les lèvres attentives / Bien au-dessus du silence / J’écris ton nom
Sur mes refuges détruits / Sur mes phares écroulés / Sur les murs de mon ennui / J’écris ton nom
Sur l’absence sans désir / Sur la solitude nue / Sur les marches de la mort / J’écris ton nom
Sur la santé revenue / Sur le risque disparu / Sur l’espoir sans souvenir / J’écris ton nom
Et par le pouvoir d’un mot / Je recommence ma vie / Je suis né pour te connaître / Pour te nommer
Liberté.
(Poésise et Vérité, Paul Éluard 1942)