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jueves, 18 de abril de 2024

¡Menuda papeleta (la de la OTAN)!

    Para la memoria histórica de los amnésicos o desmemoriados y de los  que no tienen recuerdo porque no habían nacido o eran muy jóvenes todavía, desempolvo aquí la papeleta del referéndum que planteó el Gobierno del Reino de las Españas al pueblo en 1986 sobre la permanencia en la Alianza Atlántica.


    Así recoge la Güiquipedia el hecho del referéndum:  Fue convocado el 31 de enero de 1986 por el gobierno del PSOE presidido por Felipe González. ​ Ganó el SÍ con el 56,85% de los votos válidos a favor de permanecer en la OTAN con una participación del 59,4%.

       El partido que gobernaba había dicho "de entrada NO" a la permanencia en la OTAN/NATO, y exigía un referéndum. Llegado el momento, el eslogan gubernamental fue "En interés de España SÍ". Pero no olvidemos las condiciones para esa permanencia...  Como puede comprobarse, ninguna de las tres condiciones  acordadas por el Gobierno que se planteaban para la permanencia (o términos, como se decía allí) se ha cumplido, treinta y ocho años después.

    Conviene tenerlo en cuenta y no olvidarlo ahora que tanto se oye hablar de "economía de guerra", que ya no es solo una metáfora como durante la pandemia; ahora hay que entender la expresión en sentido literal, máxime cuando el Consejo de Ministros y Ministras aprobó el martes pasado destinar más de mil millones de euros a material de defensa, es decir, bélico. El importe exacto es: 1.129.648.285,92 euros. Ahí se ve la necesidad que tienen los euros en este caso, o el dinero en general, de invertirse o emplearse en lo que sea para crecer y multiplicarse y que siga funcionando el tinglado de la realidad: el dinero está para gastarlo.

    El Gobierno desembolsa esta pasta gansa para aproximarse un poco al objetivo -término militar este donde los haya- de llegar a destinar el dos por ciento del PIB del Estado a gastos de guerra, según el compromiso adquirido con la OTAN,  "en un momento de incertidumbre en la comunidad internacional por la invasión rusa en Ucrania y la escalada de violencia de la guerra palestino-israelí después del ataque de Irán", como dicen los periódicos creando con su discurso trampantojos fantasmagóricos tales como "comunidad internacional", "invasión rusa", "Ucrania", "guerra palestino-israelí" y "ataque de Irán".

        En la reseña, de tres breves párrafos, el Gobierno explica con una prosa cultiparlante, pedante y rocambolesca que «la situación internacional está incursa (participio fuerte de 'incurrir' que es para salir corriendo) en un contexto de alta volatilidad, incertidumbre e inestabilidad, por lo que es necesario realizar un esfuerzo urgente de las capacidades militares al objeto de incrementar la reserva estratégica disponible». A lo que añaden los redactores, para que se entienda un poco mejor, que el dichoso objetivo es el suministro de diverso material de armamento, equipamiento militar y munición, entre otros elementos. 

    Y es que, aunque no lo parezca, estamos en guerra. Ya lo decía Calino de Éfeso en la primera mitad del siglo VII antes de Cristo: En paz creéis estar, pero la guerra domina toda la Tierra.

lunes, 1 de abril de 2024

Mahón, o no hay dos sin tres

    La isla de Menorca se ha convertido de la noche a la mañana en la tercera base española -no hay dos sin tres, como dice la gente- de apoyo logístico para la flota de la OTAN en el Mediterráneo, junto a la de Rota y a la de Cartagena, según confirmaron a El Diario Global(ista), alias El País, fuentes del gobierno de coalición progresista.
 

     La decisión, tomada a traición en abril de 2023, convierte al puerto de Mahón en un punto estratégico para la Alianza Atlántica, que ostentaba el título de 'Reserva de la Biosfera' desde el año de 1993 y que más propiamente ahora debería declararse 'Reserva de la Tanatosfera', es decir, de la esfera, ámbito o ambiente de la muerte, que es lo que significa el término en la lengua de Homero, dada la creciente escalada del militarismo y las bélicas hazañas que ahora pone su diana en esta isla balear. 
 
    La versión angelical del Ministerio de la Guerra es que la estación naval de Mahón en Menorca es una de las bases españolas -española quiere decir situada en territorio del Estado español, pero perteneciente a la Alianza Atlántica a la que pertenece España desde que, a raíz del torticero plebiscito de 1986 así lo decidió- que participan en la operación Sea Guardian, que en la lengua del Imperio quiere decir 'vigilante del mar', de la OTAN, y aquí viene el cuento de hadas: “enfocada en el conocimiento del entorno marítimo para disuadir y luchar contra el terrorismo, así como mitigar el resto de amenazas". Ya desde abril del año pasado Mahón estába funcionando de hecho (y nadie había dicho nada porque no se había levantado la liebre) como "puerto con autorización diplomática permanente", para que pudieran atracar y fondear los buques aliados que participan en la operación de marítima vigilancia.
 
    El Ministerio, sin embargo, se desdice ahora ante las primeras críticas recibidas argumentando que "no existe previsión alguna de que el territorio balear asuma ser base naval de la Organización". Pero atención a lo que sigue a continuación: "más allá de su papel actual como puerto puntual de escala para las flotas permanentes de la Alianza". No se trata, pues, de una base naval más, que sería la tercera según el Periódico Global(ista) del Gobierno, sino de "un puerto puntual (de escala para las flotas permanentes de la Alianza)", es decir un puerto  para los buques de guerra de la Organización.
 
    El Ministerio propone un cambio semántico: Mahón no se convierte en una base naval como Rota o Cartagena sino en un 'puerto puntual', que es lo mismo, pero con otro nombre aparentemente menos ofensivo.   
 
 
    Ya dijimos en su momento en El caso de la OTAN en qué consistió la farsa del referéndum de la Alianza Atlántica, ejemplo eximio de manipulación política donde los haya, al que nos sometió el gobierno socialista de aquel entonces, y en el que persiste el gobierno progresista -progresando y avanzando por el mismo y erróneo camino- del presidente del ejecutivo actual, el eximio doctor en economía cum laude, que considera que fue bueno para España ingresar en la Alianza Atlántica “ahora que estamos viendo la guerra de Putin en Ucrania”, como le dijo al ojiplático entrevistador televisivo en ¿Qué es una mentira?.
 
    Frente a eso, habría que recordar lo que el pueblo siempre ha dicho y refunfuñado por lo bajo cuando no le dejan decirlo en voz alta, que es que no, que ni OTAN ni NATO ni bases militares norteamericanas ni ejércitos ni la madre que los parió a todos ellos juntos y revueltos.

lunes, 26 de febrero de 2024

La razón de la fuerza contra la fuerza de la razón

    El secretario general de la OTAN, el señor Jens Stoltenberg, ha reiterado el sábado pasado, 24 de febrero, que, dos años después del inicio de la invasión rusa, Ucrania puede seguir contando con el apoyo incondicional de sus socios internacionales; y además: "Ucrania se unirá a la OTAN, es sólo cuestión de tiempo".  Está claro que el señor Stoltenberg y la Organización del Tratado del Atlántico Norte que regenta no tienen empacho en precipitar al mundo  a la tercera guerra mundial en la que ya estamos inmersos sin saberlo. Hemos pasado de la guerra fría a la guerra caliente, tan caliente que nos quema las pestañas.
 
    Conviene que nos demos cuenta de que los países que no están directamente en guerra todavía,  tampoco están en paz, porque la paz no es simplemente la ausencia de la guerra declarada. Nuestras Españas, por ejemplo, no están en guerra, pero tampoco están en paz porque están colaborando durante los dos años que lleva en la guerra de Ucrania adiestrando hombres y enviando armas y dineros al frente de combate.


 
    El Alto Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, el señor Borrell, otro que tal baila y lo hace al mismo son que Stoltenberg, se descuelga con un artículo de prensa titulado La guerra en Ucrania y la agenda geopolítica, que leo en El Diario Montañés de ayer domingo, pero que veo que publican también El Correo, Diario Sur y Diario de Navarra, del grupo Vocento, en el que reconoce que Putin no ha ganado la guerra que dura ya dos años, pero tampoco la ha perdido.
 
    En el mentado artículo, escribe que tenemos tres desafíos: El primero, apoyar a Ucrania “más y más rápido en un nuevo tipo de guerra de alta intensidad que asocia las trincheras de la Primera Guerra Mundial con el papel determinante que jugarán el uso de drones y la inteligencia artificial”. Es decir, estamos actualizando la Primera Guerra Mundial introduciendo en ella los últimos avances tecnológicos y la IA. 
 
    El segundo desafío es “que (Ucrania) sea miembro de la Unión Europea” -cosa que no costará mucho dada su participación en Eurovisión, al igual que la de Israel, que ni siquiera forma parte del continente europeo pero participa en el eurofestival. 
 
    Y tercero pero no menos importante desafío: Prepararnos para un largo período de tensiones con Rusia. “Nuestro esfuerzo militar tiene que ser sostenido” afirma literalmente, dado que el tío Sam podría desentenderse de la seguridad europea. Dice Borrell que visitó hace unas semanas al presidente Volodímir Zelenski, ese actor cómico y títere nato, nunca mejor dicho, y que este, como cabía esperar, le dijo que “era necesario aumentar el suministro de munición” (para la guerra, obviamente), a lo que apostilla el Alto Representante “que es ahora nuestra tarea más importante”. 
 
Ilustración de Adrià Voltà
 
       No sé si merece la pena comentar la ilustración de Adrià Voltà que acompaña el artículo de Borrell: una tarta con los icónicos colores ucranianos del azul y el amarillo ensangrentada por las dos velas o quizá petardos que representan los dos años que con los colores de Rusia -blanco, azul y rojo- enrojecen toda Europa. Es el rojo de Rusia el que tiñe toda Europa, incluida Ucrania, pues parece que se quiere dar a entender que la sangre recae sobre todo el continente.
 
    El resto del artículo se refiere a Gaza, para la que propone una solución política, al contrario de Ucrania, donde no ve más solución que la ayuda militar, es decir, echar más leña al fuego. 
 
    Y finalmente el señor Borrell plantea la “cuestión transversal de nuestra seguridad y capacidad de defensa”, recordando que hace dos años dijo que Europa estaba en peligro y nadie le hizo caso. Supongo que se refiere a la historia aquella del jardín europeo frente a la jungla exterior...  Ahora el tiempo, escribe, le ha dado la razón, y lamenta que”nuestra industria de defensa se ha quedado pequeña” y que no vamos a ser capaces de hacer frente a nuestra agenda geopolítica, es decir, a hacer lo que está mandado desde arriba ”si no somos capaces de defendernos” del peligro que nos acecha, lo que empieza por desarrollar nuestra industria de defensa. Y escribe: “Estamos haciéndolo; por ejemplo, la capacidad de producción de municiones para suministrar a Ucrania ha crecido un 40% en el último año”. 
 
    No plantea él la necesidad de crear un ejército europeo “sino de poder movilizarlo de forma conjunta y coordinada para hacer frente a los retos comunes”. Pero ¿cómo vamos a movilizarlo de forma conjunta y coordinada si no lo hemos creado? Muy sencillo: porque no se trata de crear algo nuevo, sino de algo mucho más fácil: utilizar los viejos ejércitos existentes y subordinarlos a la agenda geopolítica que es lo que está mandado. Porque en el mundo en el que vivimos “se generaliza el uso de la fuerza para resolver los conflictos”.  Lo dice Borrell y punto redondo. Lo dice como si estuviera constatando una realidad que no se puede cambiar y se queda tan ancho, porque es de lo que se trata, de generalizar el uso de las fuerzas armadas para solucionar los conflictos y de hacer que prevalezca como ya de hecho prevalece la razón de la fuerza contra la fuerza de la razón. 
 
 

domingo, 16 de julio de 2023

Más leña al fuego (para que más arda)

 Nuestro gobierno, que es el más progresista de cuantos hemos sufrido a lo largo de toda la historia, se apunta pronto el primero, a la guerra y tomando la delantera, va a desplegar en misión militar novecientos cincuenta nuevos soldados allá, en Eslovaquia y en Rumanía, en las inmediaciones de Ucrania, de Rusia y de la Bielorrusia, recrudeciendo la guerra, en vez de enfriar el conflicto y promover la negociación. 
 

 
 La atlántica alianza echa al fuego más leña a fin de que más se enardezca y arda, enviando más cada vez armamento y más tropas, multiplicando el riesgo de conflagración que resulte guerra mundial que será nuclear. 
 
El títere se halla solo, perdido como un convidado de piedra en ajena fiesta, fuera de sitio con los mandamases que poco mandan si no es lo que está mandado, luciendo vistosos trajes, sonriendo y charlando entre ellos.
 
 
 Él, taciturno, va disfrazado con burdo atuendo guerrero, creyendo que hace favor a su pueblo enviando tropas al frente, carne que son de cañón, a matar y morir por la patria, y a derramar por la idea la sangre, maldita que sea. 
 
¿No sospecha que es marioneta del imperialismo yanqui de rostro humanitario, trágico tonto, cómico útil que ignora que sirve al peor de los amos?
 

domingo, 2 de julio de 2023

¿Qué es una mentira?

    En la entrevista que sostuvo el otro día Pedro Sánchez con Pablo Motos en un programa televisivo de máxima audiencia, el presentador le acusó de mentir, y el presidente se defendió diciendo que él no mentía, sino que rectificaba. 
 
  El presidente, arremangado luciendo su pulsera arcoíris, eje de su campaña electoral.

    Transcribo sus palabras:  ¿Qué es una mentira? Mentir a mi juicio -y creo además que los espectadores pueden opinar más o menos lo mismo- mentir es decir algo que sabes que no es cierto con la intención de engañar. [...]¿Adolfo Suárez mintió cuando dijo que no iba a legalizar el Partido Comunista de España y luego lo legalizó? ¿Felipe González mintió cuando dijo que la OTAN, de entrada, no, y luego provocó un referéndum para entrar en la OTAN? Para mí, después de cinco años como presidente del gobierno, Pablo, lo que le puedo decir es que eso no es mentir, eso es rectificar. Y además rectificaron bien porque fue bueno para la democracia española legalizar al Partido Comunista al principio de nuestra democracia y fue bueno también para España ahora que estamos viendo la guerra de Putin en Ucrania el ingresar en la Alianza Atlántica. 
 
    Los dos ejemplos que pone de Adolfo Suárez y Felipe González, ambos ex-presidentes del gobierno, tienen algo en común. Dijeron que no iban a hacer una cosa y acabaron haciéndola. Al margen de que sea bueno o malo lo que acabaron haciendo, no cabe duda de que su rectificación, legalizar el Partido Comunista de España en el primer caso, y entrar en la OTAN, en el segundo, consistió en hacer lo contrario que habían proclamado.

   Adolfo Suárez fue nombrado presidente por el Rey en 1976 para realizar la denominada a bombo y platillo transición democrática y elegido al año siguiente en las urnas como representante de un engendro político denominado UCD (Unión de Centro Democrático), que no era de derechas ni de izquierdas, sino de centro. Si alguna vez pudo prometer y prometió, como le gustaba repetir, no legalizar el PCE, eso no formaba parte de su programa político electoral, pues la legalización fue antes de los comicios, sino de un cambio de opinión motivado por las circunstancias. 



   Pero en el caso de Felipe González, había prometido que si salía elegido no entraríamos en la Alianza Atlántica y desmantelaría las bases norteamericanas en nuestro país. El lema de su campaña fue "OTAN, de entrada no". Salió elegido y provocó un referéndum para meternos torticeramente de cabeza en la Alianza Atlántica, cediendo vergonzosamente a las exigencias de los gringos, como dábamos cuenta aquí mismo para los que carecen de la memoria histórica del caso. 
 
    Decía el doctor en economía Pedro Sánchez en la mentada entrevista que eso no era mentir, que era rectificar, lo que me recordó enseguida la canción “Cuervo ingenuo” que Javier Krahe le dedicó a cuenta de eso a Felipe González, y que empezaba diciendo: Tú decir que, si te votan, / tú sacarnos de la OTAN. / Tú convencer mucha gente, / tú ganar gran elección. / Ahora tú mandar nación, / ahora tú ser presidente. / Hoy decir que esa Alianza / ser de toda confianza, / incluso muy conveniente. / Lo que antes ser muy mal / permanecer todo igual, / hoy resultar excelente. / Hombre blanco hablar con lengua de serpiente. / Cuervo ingenuo no fumar / La pipa de la paz con tú / ¡Por Manitú! 
 
 Pablo Iglesias y Javier Krahe cantan al alimón "Cuervo Ingenuo"
 
     El doctor Sánchez en la mentada entrevista le dice al entrevistador que "después de cinco años de gobierno" como lleva él, lo que todo el mundo entiende que es mentir no es mentir, es rectificar. Podía haberlo dicho más claramente de otra forma:  gobernar, como ha hecho él durante cinco años consecutivos, es rectificar: rectum facere, hacer lo que está mandado y se considera políticamente correcto porque los que mandan son los que más obedecen, para lo que modifican todas las veces que haga falta su opinión, a riesgo de hacer lo contrario que habían prometido. Gobernar es mentir, es decir, engañar a la gente. Y eso todos los presidentes de este país y de todos los del mundo lo hacen muy bien: es su tarea de gobierno.
 
    Decir, además, que la rectificación de Felipe González fue buena para España "ahora que estamos viendo la guerra de Putin en Ucrania" es una mentira como una catedral. No se nos ha perdido nada en esa guerra que tantos sacrificios económicos nos cuesta ni en la Alianza Atlántica de Dios.
    

    Hombre blanco, desde luego, seguir hablando con lengua bífida cual espada de doble filo, lengua de serpiente viperina capaz de decir una cosa y hacer luego la contraria. Hombre blanco ser pro OTAN, pro UE, pro EURO, pro Zelenski. Hombre blanco prometer 55 millones y cuatro Leopard a la guerra de Ucrania contra Putin, y Zelenski pedir a hombre blanco entrar en la UE y la OTAN. Hombre blanco creer ser el más progresista de la historia universal. 

lunes, 18 de julio de 2022

El puto amo

    El viejo chocho del tío Sam ha venido a pasar revista cual señor feudal a las huestes de sus vasallos europeos, a comprobar que, dóciles como Dios manda al juramento feudovasallático, ninguno se desmanda. Viene a cobrar el diezmo del impuesto revolucionario de la industria de las armas, obligando a que cada país aliado destine parte del presupuesto a tales menesteres, tratando de mantener la hegemonía del Imperio americano, o de Occidente, sobre el resto del planeta. 
 
    Y viene en el peor momento, en el peor de los escenarios teatrales, como dicen los políticos, conscientes como son de que el mundo de la política es un espectáculo mediático, que es el del colapso económico tras la falsa pandemia y la falsa guerra -catástrofe humanitaria- de Ucrania que nos invade.
 

 
    El problema es que el tío Sam quiere seguir siendo el puto amo del mundo a toda costa, cueste lo que cueste, el guardia de la porra global que proclama sus intenciones de intervenir en favor de sus "intereses, seguridad y valores" en cualquier parte, y los intereses, no lo olvidemos, y los beneficios son siempre económicos. No quiere darle el relevo al gendarme chino todavía.
 
    Todo gasto es un despilfarro destructivo como nos revela la curiosa etimología del término 'gastar', palabra que viene del latín uastare que significa destruir como su cultismo devastar. Es curioso cómo en castellano se inventó 'malgastar', con el prefijo delante mal-, como si hubiera un gasto bueno y otro malo, pero en el Quijote se emplea todavía con el significado de 'echar a perder', como en los ejemplos que cita Corominas: “me parece que ha de ser tiempo gastado el que ocupare en darte a entender tu simplicidad” o “gasta mucho la faz de las mugeres, andar siempre al campo, al sol, al aire”. No hay que perder de vista otro compuesto que inventó el castellano, 'desgastar'. 
 

     La curiosidad que revela la etimología de la palabra es que del significado inicial de «destruir» evolucionó al de  «emplear el dinero en algo» (antes que deteriorar con el uso), que es el primer significado que da hoy el diccionario de la RAE, que recoge además expresiones coloquiales como 'gastarlas' o 'gastárselas',  que aluden a tener habitualmente mal humor. 
 
    El gobierno de las Españas, a raíz de la visita del tío Sam, y la cumbre de la OTAN celebrada en la capital del Reino, aumenta una partida de gasto -destrucción- militar de mil millones  extraordinarios. Al parecer la derecha y la ultraderecha del arco parlamentario están encantadas con el aumento del gasto militar, y aun suben la apuesta. No sólo están de acuerdo en destinar el 2% del PIB a la industria militar, como manda el tío Sam, sino que se preguntan que por qué no el 5%, o el 27% o, ya puestos, por qué no el 100% del producto interior bruto del Estado nacional.  ¿Qué mejor que destinar todo el PIB del Estado a la defensa nacional del propio Estado, es decir, a la guerra? 
 
 
    El gobierno progresista, por su parte, y sus aliados dicen que gastarse la pasta en armas no impide gastársela, además, en sanidad pública, educación pública o pensiones públicas, pero lo que parece que está muy claro es que lo que va a un sitio no va a otro (y esto vale para todo y, claro está, también para el dinero). No obstante, intentan convencer a la audiencia de su electorado de que el aumento del gasto militar redundará en la salvaguarda de los servicios públicos y en el progreso. 
 
    ¿De dónde va a salir el diezmo que se exige? ¿De dónde va a ser si no es de nuestros bolsillos esquilmados? Para convencernos de la urgencia del gasto extraordinario se difunde el discurso del pánico y doctrina del choque de que los bárbaros pretenden invadirnos, si no nos están invadiendo sin darnos cuenta. Nos hablan de nuevos y como siempre potenciales enemigos: Rusia, China -abocada a recoger el testigo del declive del Imperio americano- y los países emergentes como llaman al Brasil, Sudáfrica o la India, por ejemplo. 
 

 
    Y no se especifica para qué van destinados esos fondos, se dice, en general, que van para Defensa, lo que quiere decir para el Ministerio de Defensa, pero la gente se pregunta, escéptica, de qué y de quién pretende defendernos ese Ministerio, ya que no ve ningún peligro a su alrededor salvo los que inventan los medios de conformación de masas: de Rusia, de Putin, de los subsaharianos ilegales, de los okupas, del virus del sida, la corona o la viruela del mono y el mandril... 
 
    Son todos ellos peligros indefinidos, porque de lo que se trata en el fondo es de defenderse de un peligro desconocido que nos infunde miedo, que se dice que es peor que lo conocido, y cómo nos defendemos de ese peligro: definiéndolo, poniéndole nombre y apellidos.

viernes, 1 de julio de 2022

Bienvenido, míster Biden.

 
 
El recibimiento que el presidente pagado de sí mismo del gobierno de las Españas ha brindado al tío Sam democráticamente electo de los Estados Unidos de América  recuerda un poco a la entrañable película de Luis García Berlanga de 1953 'Bienvenido, Míster Marshall', cuyo alcalde don Pablo, que encarnaba el inolvidable Pepe Isbert, quiere ofrecer a los americanos del Comité del Plan Marshall, cuyo proyecto económico pretende reconstruir la vieja Europa,  un recibimiento memorable. Esta es la letra de la canción que le cantaban a la delegación del gobierno americano en la que habían depositado todas sus ilusiones y esperanzas, que acababa pasando sin embargo de largo sin detenerse siquiera en aquel pueblecito de la España profunda de los años cincuenta y de la dictadura franquista.
 
Americanos vienen a España gordos y sanos.
 ¡Viva el tronío y viva un pueblo con poderío! 
¡Olé Virginia y Michigán! 
Y viva Texas, que no está mal, no está mal. 
 
Os recibimos, americanos, con alegría. 
¡Olé mi mare, olé mi suegra y olé mi tía!
 Americanos vienen a España gordos y sanos.
 ¡Olé mi mare, olé mi suegra y olé mi tía!

 

 El presidente del gobierno de las Españas recibe a míster Biden dándole la bienvenida a él y a todos sus vasallos atlánticos, y les regala con una cena por todo lo alto en el Museo de El Prado que se cierra al público por ese motivo.

La cumbre de la OTAN/NATO que se ha celebrado en Madrid obliga a nuestro presidente a duplicar a corto plazo el gasto militar en aras de un futuro de seguridad y de promesa de defensa en el caso de que nos invadan nuestros enemigos, por ejemplo el malvado zar de Rusia, que puede bombardearnos cualquier día como ha atacado a Ucrania, o los bárbaros subsaharianos del sur, que también puede ser una vía de penetración rusa, un dispendio a todas luces excesivo que denominan 'inversión' para justificar que destinemos nuestros impuestos a un objetivo tan rocambolesco. ¿Cómo lo justificarán? Sin duda acudiendo al viejo latinajo: si uis pacem... si quieres la paz, saca la parabellum, apunta y dispara. Ya lo ha dicho Sánchez, ese cráneo privilegiado, doctor en economía política honoris causa multa cum laude: "Esta cumbre de la OTAN en Madrid es una oportunidad para la paz. Y para España es la oportunidad de ocupar un puesto de relevancia en el orden internacional y en el orden europeo".

 



    El gobierno de las Españas muestra su personalidad esquizofrénica, como un Jano bifronte: sus socios se declaran contrarios a la Organización Terrorista del Atlántico Norte y el presidente, sin embargo, recibe a sus miembros, les da la bienvenida y agasaja.

miércoles, 29 de junio de 2022

¿Proteger el futuro?

    ¿Cómo se puede proteger algo que no es? ¿Qué hay detrás de ese afán proteccionista de salvaguardar a ultranza la tierra de promisión del porvenir? Preocuparse por el futuro es, por lo pronto, desentenderse de lo de aquí y de ahora y, por lo tanto, dejarlo desprotegido en las hipotéticas aras de un futuro del que no hay certeza ni tenemos ninguna certidumbre. Preocuparse es ocuparse de algo antes de tiempo.

    ¡Qué imagen más sugerente, sin embargo, la de una niña encantadora o el niño que juega con un avión de juguete -todos los niños son un encanto porque nos recuerdan (etimológicamente nos devuelven al corazón) nuestra propia infancia, el niño que todos llevamos dentro enterrado vivo- que saltan y juegan despreocupados y que despiertan en nosotros un instinto protector y se diría paternalista de ternura, sabedores como somos de que el futuro de esos niños y de todos nosotros es la muerte tan temida como en el fondo deseada! 

    Pero lo que deberíamos proteger, en todo caso, es su infancia, no su futuro, que es la entrada en la sociedad adulta después de haber pasado por el aro como fierecillas domadas. ¡Ahí está la clave de todo este asunto! Proteger el futuro es proteger nuestra propia muerte. De eso y no otra cosa se ocupa la cumbre del engendro terrorista ese de la NATO/OTAN que se celebra en Madrid, la capital de la infamia y las Españas, a bombo y platillo militar.

 

    Doce naciones firmaron el Tratado del Atlántico Norte el 4 de abril de 1949 en Guásinton, cuyo cuartel general se halla en Bruselas, en el corazón de la vieja Europa: Bélgica, Canadá, Dinamarca, Francia, Gran Bretaña, Islandia, Italia, Luxemburgo, Países Bajos, Noruega, Portugal y Estados Unidos. Los países miembros acordaron mantener una fuerza militar unificada para defenderse de la invasión soviética (que ha sido sustituida en nuestros días, una vez desaparecida la Unión Soviética, por la "invasión rusa de Putin", que acapara todas las pantallas tras la gripalización del virus coronado), y se comprometieron a considerar un ataque a uno como un ataque a los demás -todos para uno y uno para todos, como los tres mosqueteros de Alejandro Dumas-, tal y como dispone el artículo 5 del Tratado de Guásinton, “las partes convienen en que un ataque armado contra una o contra varias de ellas, acaecido en Europa o en América del Norte, se considerará como un ataque dirigido contra todas ellas (…)”.

 

Vídeo propagandístico de la OTAN del actual gobierno español.

    España se incorporó, después de un referéndum torticero como él solo, orquestado por el Partido Socialista(?) Obrero(?) Español entonces en el poder, que había defendido la no permanencia en la Alianza Atlántica (OTAN, de entrada NO, decía su eslogan), y que pasó a pedir el sí bajo determinadas condiciones que, por otra parte, no se han cumplido nunca, como contábamos aquí.

    Me ha llamado la atención a propósito de la OTAN, por cierto, este sello estadounidense de 1952 de tres centavos de dólar que conmemoraba el tercer aniversario de la fundación de la NATO/OTAN. En el centro del sello aparece una antorcha que representa, dicen, la libertad y la paz, mientras que las manos que la sostienen simbolizan la fuerza y la unidad de los miembros de ese tratado.

 

    Curiosametne, las tres palabras mágicas que aparecen al pie de la ilustración son PEACE, STRENGTH, y FREEDOM (paz, fuerza y libertad, en la lengua del Imperio), que inmediatamente me recuerdan el lema del Partido Socialista de Oceanía de la novela 1984 de Órgüel: War is Peace, Freedom is Slavery, Ignorance is Strength ('guerra es paz, libertad es esclavitud, ignorancia es fuerza'). Tanto la firma del tratado de la Organización del Atlántico Norte como la publicación de la novela de Orwell se llevaron a cabo en el mismo año de 1949, una vez terminada la Segunda Guerra Mundial. La novela viene a advertirnos que la fuerza del tratado que firmó esa organización cuyo símbolo no es una estrella, sino una brújula que sólo señala al Norte, lo que está mandado,  es la ignorancia, efectivamente, de que la paz y la libertad que defienden en un futuro siempre inalcanzable son la guerra y la esclavitud en el presente. 

martes, 15 de marzo de 2022

Guerra neuronal

    Acuso recibo de un artículo titulado The casualties of Empire (Las víctimas del Imperio) escrito por el periodista norteamericano Patrick Lawrence y publicado el 8 de marzo en Consortium News.  Según su análisis, la intención de Washington fue provocar la intervención de Moscú e instigar un conflicto de larga duración que atasque a las fuerzas rusas y deje solos a los ucranianos para librar una resistencia que posiblemente no tenga éxito. No hay otra forma de explicar los miles de millones de dólares en armas y material que Estados Unidos y sus aliados europeos vierten ahora en Ucrania. La estrategia estadounidense requiere, necesariamente, la destrucción de una Ucrania puesta al servicio de las ambiciones imperiales de Estados Unidos, como ha venido y viene sucediendo en los últimos tiempos en Afganistán, Iraq, Libia y Siria por ejemplo.

      Más allá de este análisis, con el que podemos estar de acuerdo, el artículo plantea que los estadounidenses -y sus vasallos europeos también, diríamos nosotros-, nos estamos destruyendo a nosotros mismos. ¿Cómo? ¿En qué sentido? En el de que nosotros también somos víctimas de esta guerra en la que es nuestra mentalidad el campo donde se libra la batalla. 

Empire State Building iluminado con los colores de la bandera ucraniana.
 

  El artículo de Lawrence enriquece bastante el debate sobre la actualidad de la guerra, porque propone analizar la situación en Ucrania a través de un documento de la OTAN de 45 páginas titulado La guerra cognitiva (Cognitive Warfare), que no tiene desperdicio, en donde se asegura que la mente humana se considera ahora como el nuevo dominio de la guerra (the human mind is now being considered as a new domain of war). La intención de este estudio es explorar hasta dónde podemos manipular las mentes de los demás y las nuestras, más allá de todo lo que se haya intentado hasta la fecha: “El cerebro será el campo de batalla del siglo XXI”, afirma el documento. “Los humanos son el dominio en disputa. El objetivo de la guerra cognitiva es convertir a cada ser humano en un arma”.

Guerra en tierra, mar y aire, y en nuestra mente.

     En una subsección titulada Las vulnerabilidades del cerebro humano, (página 13) el informe dice lo siguiente: “En particular, el cerebro es incapaz de distinguir [sic] si la información es correcta o incorrecta; (…) es llevado a creer afirmaciones o mensajes que ya ha escuchado como verdaderos, aunque estos puedan ser falsos; acepta declaraciones como verdaderas, si están respaldadas por evidencia, sin tener en cuenta [sic] la autenticidad de esa evidencia.”

    Y se añade esto, especialmente perverso: “A nivel político y estratégico, sería un error subestimar el impacto de las emociones… Las emociones (esperanza, miedo, humillación) dan forma al mundo y a las relaciones internacionales, y actúan como cámara de eco de las redes sociales.”

    La guerra cognitiva es una ventana que nos permite acceder a métodos diabólicos de propaganda y a poder gestionar la percepción humana de una manera que no tiene precedentes. Estamos ante una manera nueva de librar una guerra, tanto contra las poblaciones nacionales como contra las extranjeras declaradas enemigas.

El objetivo de la guerra cognitiva  son nuestras neuronas.
 

    A propósito de esto, cita Lawrence un fragmento del libro de C. G. Jung Presente y Futuro (1957): La argumentación razonada sólo es factible y fecunda mientras la carga emocional de una situación dada no rebase un determinado punto crítico; en cuanto la temperatura afectiva exceda de dicho punto, la razón se torna inoperante y cede el paso al eslogan y al anhelo quimérico, esto es, a una suerte de estado obsesivo colectivo, el cual, conforme se va acentuando, degenera en epidemia psíquica.

    Lo que viene a decir, en términos más sencillos, que cuando nuestras emociones nos superan, ya no podemos pensar racionalmente o hablar de manera provechosa entre nosotros.

    Parece que la guerra cognitiva funciona, sea o no sea este informe de la OTAN el manual de los propagandistas, y está funcionando en todo su esplendor en el conflicto que ahora ocupa a todos los medios de la guerra de Ucrania para la mayoría de los estadounidenses y europeos.

viernes, 14 de enero de 2022

De la manipulación política o el caso de la OTAN

 Los sondeos de opinión no revelan lo que la gente opina, sino lo que el gobierno quiere que opine, lo políticamente correcto. Las respuestas de los encuestados dependen de la pregunta que se les formule, del modo en que se haga, y de quién se la formule. La gente interrogada a veces no se atreve a decir y reconocer honestamente que no sabe, y entonces contesta lo primero que se le ocurre sin reflexionar mucho en ello, dando una respuesta cualquiera para salir del brete, por lo que las opiniones de este tipo no tienen mucha fiabilidad y están expuestas a todo tipo de cambios. 


No es lo mismo preguntar en un referéndum si se está a favor de despenalizar el aborto o de legalizarlo, dos caras de la misma moneda. Según se formule la pregunta de una u otra forma puede hacer que se incline la balanza en uno u otro sentido. Los sondeos previos a las elecciones o a la celebración de un referéndum pueden cambiar el resultado de dichas consultas en cuanto que marcan la tendencia general. Por consiguiente, los sondeos no son un instrumento para conocer la vox pópuli, la voz que el pueblo tiene, sino la que el gobierno quiere que adopte la mayoría del pueblo para conformar una opinión pública favorable a su propósito. 

Recuerdo como caso paradigmático de la manipulación política sufrida en las Españas, y caso ilustrativo para los mileniales más jóvenes, que todavía no habían nacido, y que carecen de la cacareada memoria histórica,  el referéndum de la OTAN que organizó el gobierno de Felipe González en 1986, y que ya es historia. El Partido Socialista Obrero Español (PSOE) de Felipe González se había manifestado en contra de la pertenencia de España a la Organización del Tratado del Atlántico Norte con el lema: OTAN, de entrada NO. Una vez en el gobierno, Felipe González organizó un referéndum sobre el tema postulando el SÍ a la permanencia, ya que de hecho estábamos dentro de dicha organización armada de la que ya formábamos parte desde 1982. 



La redacción de la pregunta era bastante torticera, es decir no se consultaba directamente al electorado si estaba a favor o en contra de la permanencia, sino (cito literalmente): 

El Gobierno considera conveniente, para los intereses nacionales, que España permanezca en la Alianza Atlántica, y acuerda que dicha permanencia se establezca en los siguientes términos: 
1.º La participación de España en la Alianza Atlántica no incluirá su incorporación a la estructura militar integrada. 
2.º Se mantendrá la prohibición de instalar, almacenar o introducir armas nucleares en territorio español. 
3.º Se procederá a la reducción progresiva de la presencia militar de los Estados Unidos en España. 

Tras esta introducción venía la pregunta a la que había que contestar con un SÍ o un NO. 

 ¿Considera conveniente para España permanecer en la Alianza Atlántica en los términos acordados por el Gobierno de la Nación? 



La participación del electorado en dicho referéndum fue muy baja: del censo de 29 millones de votantes mayores de 18 años que había entonces sólo votaron el 59%, poco más de 17 millones. El resultado del referéndum fue el triunfo del SÍ, aunque de los diecisiete millones de españoles que participaron en la consulta sólo votaron a favor, siguiendo la consigna del Gobierno, nueve millones de votantes.​  

La evolución posterior de los acontecimientos contradijo los términos acordados por el Gobierno y refrendados por la mayoría del electorado que votó: en 1997 España se incorporó a la estructura militar integrada de la OTAN con lo que se contravenía la primera condición acordada. En segundo lugar, Estados Unidos, previa autorización del Gobierno de España, puede introducir armas nucleares en territorio español, lo que se contradice con la segunda condición. Y no hay constancia a fecha de hoy de que haya disminuido la presencia militar de los Estados Unidos en las bases compartidas de Rota y de Morón, sino más bien todo lo contrario.
 
Tres ejércitos de ocupación en el territorio: en realidad son el mismo ejército.
 
 
El 29 y el 30 de junio del año en curso se celebrará en Madrid, a petición de nuestro presidente del Gobierno actual, el doctor Sánchez, el más progresista de la historia, una cumbre de esa organización armada. La capital del reino se llenará de mandatarios, militronchos, policías y un larguísimo etcétera para diseñar  el "Nuevo Concepto Estratégico de la OTAN". No es extraño que el Partido ¿Socialista? ¿Obrero? Español abrace como ha hecho históricamente el militarismo más rancio e imperialista. 
 
El cantante ya fallecido Javier Krahe compuso una canción satírica  titulada “Cuervo ingenuo” que fue censurada en la televisión porque estaba dedicada al presidente del gobierno socialista Felipe González de entonces. La letra decía: Tú decir que si te votan / tú sacarnos de la OTAN. / Tú convencer mucha gente / Hombre blanco hablar / con lengua de serpiente. Efectivamente el presidente del gobierno tenía lengua de serpiente, es decir, bífida o de doble filo... 
 
 

OTAN (NATO, EN LA LENGUA DEL IMPERIO). DE ENTRADA DECÍAN QUE NO ÍBAMOS A SEGUIR PERTENECIENDO A DICHA ORGANIZACIÓN ARMADA, Y NOS METIERON "DEMOCRÁTICAMENTE" DE CABEZA.