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martes, 17 de septiembre de 2024

Pareceres LVIII

281.- Prevención de riesgos potenciales:  La medicalización o medicación innecesaria de la sociedad, que va pareja al proceso de infantilización general, no hay quien la pare, fomentada como está por la industria farmacéutica que encuentra curas para males que no existen todavía. Nos hemos convertido todos de la noche a la mañana en el enfermo imaginario de Molière, y ya solo estamos sanos si nos lo certifica una analítica de un laboratorio sin asteriscos de color rojo, que son cada vez más numerosos habida cuenta de la constante modificación de los parámetros a fin de que la normalidad sea cada vez más anormal. Es el concepto de new normal. Hacer creer a la gente que tiene una enfermedad que no tiene es una sustanciosa fuente de ingresos para los profesionales de la salud y la farmacia. Se medicalizan la vejez, el embarazo, la menopausia, los problemas personales y sociales, y se venden como enfermedades meros indicadores de riesgo, no siempre fiables, como la hipercolesterolemia o la osteoporosis... Bajo el dominio del doctor Knock, no hay personas sanas, en buen estado de salud, porque todos somos enfermos en potencia aristotélica, la mayoría de las veces ignorantes de los males lavados o latentes que presuntamente nos aquejan, pero la enfermedad no es otra cosa más que la conciencia que tenemos del propio cuerpo, de que el cuerpo es propiedad nuestra y, por lo tanto, podemos donarlo a la Ciencia. La medicina preventiva es una aberración que va en detrimento del carácter curativo que debería tener el oficio hipocrático. Los reconocimientos médicos a personas sanas deberían desaparecer de la faz de la tierra porque apenas aportan nada. Hacen más mal que bien, pero de eso se trata. La medicina ya no tiene como lema el primum non nocere, sino solo el nocere, el hacer daño para poder luego si acaso remediarlo.


282.- La predicción del oráculo para los próximos 25 años: La predicción del sibilino Bill Gates para los próximos 25 años, que estrenará una miniserie en Netflix de cinco capítulos que se titulará: What's next? ¿Y ahora qué? El futuro según Bill Gates, es, atención, porque sabe de lo que habla: Una gran guerra u otra pandemia, Comenta, además, que el problema número uno al que se enfrentan los jóvenes es la desinformación. Le preocupan al filántropo milmillonario las tensiones vividas en muchas regiones del mundo tales como la invasión rusa de Ucrania o la israelí de Gaza, así como los conflictos comerciales entre Estados Unidos, la vieja Europa y la pujante China, tensiones que pueden derivar en un conflicto armado a gran escala en los próximos años. En concreto utiliza la expresión “gran guerra”, en clara alusión a las dos guerras mundiales acontecidas en la primera mitad del siglo XX. Sin embargo, en caso de que se evite el enfrentamiento armado, el futuro no será mucho mejor, según el magnate. Lo dice bien claro. Sabe de lo que habla: “Incluso si evitamos una gran guerra... habrá otra pandemia, muy probablemente en los próximos 25 años”. No hay que olvidar que Bill Gates escribió y publicó un libro en 2022 titulado Cómo evitar la próxima pandemia. En él criticó a varios gobiernos y presentó una serie de recomendaciones que podrían frenarla como invertir en el seguimiento de enfermedades, impulsar la investigación y el desarrollo de vacunas y establecer políticas de cuarentena mucho más estrictas. 
 
 283.- La Corona. Un titular del periódico monárquico ABC dice: “La Corona se consolida entre los españoles”. La sinécdoque hace que enseguida entendamos que se refiere a la monarquía. Es una noticia, basada en una encuesta que revela que el 54% de los españoles creen que el Rey ha fortalecido la Monarquía (con mayúscula). Al leer el titular sentimos enseguida que la mayoría de los españoles apoya la monarquía, es decir, el régimen establecido, por lo que si uno no la apoya siente enseguida que está equivocado y tiene que aceptar democráticamente, la opinión mayoritaria, porque es la que se impone democráticamente, aunque sea por muy poca diferencia, se nos hace creer que lo que la mayoría quiere es lo que quiere el pueblo, y eso es mentira: creemos lo que nos dicen que creamos. Las encuestas no reflejan la opinión que la gente tiene, sino la que tiene que tener. 
 
 
 284.- Gasto militar español. El gasto militar del gobierno español ha pasado de unos dieciochomil millones (18.000.000.000) de media anual con el gabinete conservador, a veinticincomil millones (25.000.000.000) durante 2022 y veintiochomil millones (28.000.000.000) durante el año pasado 2023 con el gobierno que se autodefine como “el más progresista de la historia”, desde que hay registros, obviamente. Pero es más que probable que el gasto militar real sea muy superior al reconocido. Hay gasto militar, en efecto, oculto en otras partidas paramilitares, lo que hace que el gasto efectivo sea muy superior al oficial declarado del Ministerio de Defensa. Por ejemplo el gasto concerniente a la Guardia Civil, que no depende del Ministerio de Defensa, sino del de Interior; las pensiones de jubilación de los militares, que otros países occidentales registran como gasto militar, en nuestro país se consideran un gasto social. El Ministerio de Asuntos Exteriores se encarga de financiar las operaciones en el extranjero de nuestras tropas, y eso no se considera gasto militar estricto porque no va al presupuesto de Defensa sino de Asuntos Exteriores. El gasto militar español, muy superior al que se declara, que ya resulta escandaloso, es como un iceberg: lo que se ve es solo la punta, mientras que el grueso se oculta a la vista. ¿Cómo se justifica este considerable aumento? Se recurre al argumento del ambiente prebélico que se respira a raíz de la guerra de Ucrania, pero antes de la invasión rusa, iniciada a últimos de febrero de 2022, el gasto militar ya se había disparado argumentando que había que modernizar y profesionalizar nuestros ejércitos, un argumento muy peligroso porque nunca se acaba de modernizar en sentido estricto, porque lo que hoy es moderno, mañana ya no lo es, es una antigualla que se ha quedado atrás. La modernización tiene que ser, por lo tanto, permanente, creciente como el gasto, que le va a la zaga. 
 
 285.- El clúster del Maestrazgo. El pasado martes 23 de julio el Consejo de Ministros y Ministras aprobó la autorización para construir el conocido como Clúster del Maestrazgo. Clúster es un término inglés que podría expresarse en castellano con una palabra propia equivalente de la índole de «agrupación», «conglomerado», «agregado», «(a)cúmulo», «haz», «racimo», «brote», pero el anglicismo oculta mejor el significado... Y el Maestrazgo es una comarca aragonesa situada al este de Teruel. Este es el macroproyecto eólico que surcará las comarcas turolenses del Maestrazgo y Gúdar-Javalambre y se coloca a su vez como uno de los mayores parques eólicos de España. El proyecto, que se desarrollaría en uno de los espacios naturales de mayor envergadura de España, supondrá la implantación de 20 parques eólicos. Entre todos ellos sumarían 125 aerogeneradores de unos 200 metros de altura, siendo de los más grandes existentes. Además, se sumarían 173 quilómetros de líneas de alta tensión y 327 quilómetros de carreteras. En total se afecta una superficie total de cerca de 72.000 hectáreas. Son más altos que las torres del Pilar de Zaragoza, y van a colocarse, si nadie lo remedia, en el Maestrazgo. Podemos imaginar el destrozo ambiental que van a suponer en una de las zonas más privilegiadas de Teruel y de todo Aragón, que el gobierno de las Españas vende a las empresas de energías macrorrenovables. Los propios macroproyectos de energías renovables aseguran el deterioro medioambiental, con esa inevitable 'predisposición', recurrente y renovada con su afán modernizante, de los grandes proyectos empresariales.
 

jueves, 18 de abril de 2024

¡Menuda papeleta (la de la OTAN)!

    Para la memoria histórica de los amnésicos o desmemoriados y de los  que no tienen recuerdo porque no habían nacido o eran muy jóvenes todavía, desempolvo aquí la papeleta del referéndum que planteó el Gobierno del Reino de las Españas al pueblo en 1986 sobre la permanencia en la Alianza Atlántica.


    Así recoge la Güiquipedia el hecho del referéndum:  Fue convocado el 31 de enero de 1986 por el gobierno del PSOE presidido por Felipe González. ​ Ganó el SÍ con el 56,85% de los votos válidos a favor de permanecer en la OTAN con una participación del 59,4%.

       El partido que gobernaba había dicho "de entrada NO" a la permanencia en la OTAN/NATO, y exigía un referéndum. Llegado el momento, el eslogan gubernamental fue "En interés de España SÍ". Pero no olvidemos las condiciones para esa permanencia...  Como puede comprobarse, ninguna de las tres condiciones  acordadas por el Gobierno que se planteaban para la permanencia (o términos, como se decía allí) se ha cumplido, treinta y ocho años después.

    Conviene tenerlo en cuenta y no olvidarlo ahora que tanto se oye hablar de "economía de guerra", que ya no es solo una metáfora como durante la pandemia; ahora hay que entender la expresión en sentido literal, máxime cuando el Consejo de Ministros y Ministras aprobó el martes pasado destinar más de mil millones de euros a material de defensa, es decir, bélico. El importe exacto es: 1.129.648.285,92 euros. Ahí se ve la necesidad que tienen los euros en este caso, o el dinero en general, de invertirse o emplearse en lo que sea para crecer y multiplicarse y que siga funcionando el tinglado de la realidad: el dinero está para gastarlo.

    El Gobierno desembolsa esta pasta gansa para aproximarse un poco al objetivo -término militar este donde los haya- de llegar a destinar el dos por ciento del PIB del Estado a gastos de guerra, según el compromiso adquirido con la OTAN,  "en un momento de incertidumbre en la comunidad internacional por la invasión rusa en Ucrania y la escalada de violencia de la guerra palestino-israelí después del ataque de Irán", como dicen los periódicos creando con su discurso trampantojos fantasmagóricos tales como "comunidad internacional", "invasión rusa", "Ucrania", "guerra palestino-israelí" y "ataque de Irán".

        En la reseña, de tres breves párrafos, el Gobierno explica con una prosa cultiparlante, pedante y rocambolesca que «la situación internacional está incursa (participio fuerte de 'incurrir' que es para salir corriendo) en un contexto de alta volatilidad, incertidumbre e inestabilidad, por lo que es necesario realizar un esfuerzo urgente de las capacidades militares al objeto de incrementar la reserva estratégica disponible». A lo que añaden los redactores, para que se entienda un poco mejor, que el dichoso objetivo es el suministro de diverso material de armamento, equipamiento militar y munición, entre otros elementos. 

    Y es que, aunque no lo parezca, estamos en guerra. Ya lo decía Calino de Éfeso en la primera mitad del siglo VII antes de Cristo: En paz creéis estar, pero la guerra domina toda la Tierra.

lunes, 18 de julio de 2022

El puto amo

    El viejo chocho del tío Sam ha venido a pasar revista cual señor feudal a las huestes de sus vasallos europeos, a comprobar que, dóciles como Dios manda al juramento feudovasallático, ninguno se desmanda. Viene a cobrar el diezmo del impuesto revolucionario de la industria de las armas, obligando a que cada país aliado destine parte del presupuesto a tales menesteres, tratando de mantener la hegemonía del Imperio americano, o de Occidente, sobre el resto del planeta. 
 
    Y viene en el peor momento, en el peor de los escenarios teatrales, como dicen los políticos, conscientes como son de que el mundo de la política es un espectáculo mediático, que es el del colapso económico tras la falsa pandemia y la falsa guerra -catástrofe humanitaria- de Ucrania que nos invade.
 

 
    El problema es que el tío Sam quiere seguir siendo el puto amo del mundo a toda costa, cueste lo que cueste, el guardia de la porra global que proclama sus intenciones de intervenir en favor de sus "intereses, seguridad y valores" en cualquier parte, y los intereses, no lo olvidemos, y los beneficios son siempre económicos. No quiere darle el relevo al gendarme chino todavía.
 
    Todo gasto es un despilfarro destructivo como nos revela la curiosa etimología del término 'gastar', palabra que viene del latín uastare que significa destruir como su cultismo devastar. Es curioso cómo en castellano se inventó 'malgastar', con el prefijo delante mal-, como si hubiera un gasto bueno y otro malo, pero en el Quijote se emplea todavía con el significado de 'echar a perder', como en los ejemplos que cita Corominas: “me parece que ha de ser tiempo gastado el que ocupare en darte a entender tu simplicidad” o “gasta mucho la faz de las mugeres, andar siempre al campo, al sol, al aire”. No hay que perder de vista otro compuesto que inventó el castellano, 'desgastar'. 
 

     La curiosidad que revela la etimología de la palabra es que del significado inicial de «destruir» evolucionó al de  «emplear el dinero en algo» (antes que deteriorar con el uso), que es el primer significado que da hoy el diccionario de la RAE, que recoge además expresiones coloquiales como 'gastarlas' o 'gastárselas',  que aluden a tener habitualmente mal humor. 
 
    El gobierno de las Españas, a raíz de la visita del tío Sam, y la cumbre de la OTAN celebrada en la capital del Reino, aumenta una partida de gasto -destrucción- militar de mil millones  extraordinarios. Al parecer la derecha y la ultraderecha del arco parlamentario están encantadas con el aumento del gasto militar, y aun suben la apuesta. No sólo están de acuerdo en destinar el 2% del PIB a la industria militar, como manda el tío Sam, sino que se preguntan que por qué no el 5%, o el 27% o, ya puestos, por qué no el 100% del producto interior bruto del Estado nacional.  ¿Qué mejor que destinar todo el PIB del Estado a la defensa nacional del propio Estado, es decir, a la guerra? 
 
 
    El gobierno progresista, por su parte, y sus aliados dicen que gastarse la pasta en armas no impide gastársela, además, en sanidad pública, educación pública o pensiones públicas, pero lo que parece que está muy claro es que lo que va a un sitio no va a otro (y esto vale para todo y, claro está, también para el dinero). No obstante, intentan convencer a la audiencia de su electorado de que el aumento del gasto militar redundará en la salvaguarda de los servicios públicos y en el progreso. 
 
    ¿De dónde va a salir el diezmo que se exige? ¿De dónde va a ser si no es de nuestros bolsillos esquilmados? Para convencernos de la urgencia del gasto extraordinario se difunde el discurso del pánico y doctrina del choque de que los bárbaros pretenden invadirnos, si no nos están invadiendo sin darnos cuenta. Nos hablan de nuevos y como siempre potenciales enemigos: Rusia, China -abocada a recoger el testigo del declive del Imperio americano- y los países emergentes como llaman al Brasil, Sudáfrica o la India, por ejemplo. 
 

 
    Y no se especifica para qué van destinados esos fondos, se dice, en general, que van para Defensa, lo que quiere decir para el Ministerio de Defensa, pero la gente se pregunta, escéptica, de qué y de quién pretende defendernos ese Ministerio, ya que no ve ningún peligro a su alrededor salvo los que inventan los medios de conformación de masas: de Rusia, de Putin, de los subsaharianos ilegales, de los okupas, del virus del sida, la corona o la viruela del mono y el mandril... 
 
    Son todos ellos peligros indefinidos, porque de lo que se trata en el fondo es de defenderse de un peligro desconocido que nos infunde miedo, que se dice que es peor que lo conocido, y cómo nos defendemos de ese peligro: definiéndolo, poniéndole nombre y apellidos.