martes, 17 de septiembre de 2024
Pareceres LVIII
domingo, 1 de septiembre de 2024
De la monarquía
Al menos ChatGPT es
educado, pero me llama la atención su testarudez, ya que maneja
información atrasada, por lo que si le pides un
dato actual es incapaz de actualizarlo. Finalmente me aparece un mensaje:
“ChatGPT puede cometer errores. Considera verificar la información
importante”. Pero habría que plantearse si solo hay que verificar la información importante o toda la que nos da.
Volviendo
a nuestra corona, en cualquier monarquía europea, salvo la española y la del principado de Mónaco, donde prevalece el varón
sobre la mujer aunque sea menor de edad, habría reinado, por derecho de
primogenitura, la hermana mayor, que, en lugar de ser infanta, como
es ahora, habría sido princesa de Asturias, y tras la abdicación de su padre don Juan Carlos I, la
reina heredera.
Podrían sin embargo, en aplicación de la ley española recogida en la
constitución de 1978, reclamar su derecho al trono las infantas Elena o Cristina si cambiaran de
género y sexo y, autopercibiéndose como varones, se declararan ahora mismo como tales, destronando a su hermano menor, el actual monarca. Al
parecer, sin embargo, las dos infantas están contentas con el sexo
biológico que se les asignó al nacer, y no se autodefinen como varones
ni son transexuales ni transgéneros, sino, por el contrario, cisexuales y cisgéneros.
Volviendo
a la noticia que sacaba ayer el entrañable diario monárquico,
algunos creemos que no
tiene mucho sentido la ley española porque discrimina a la mujer,
como en el caso comentado de las infantas Elena y Cristina, quienes en
cualquier otra monarquía europea habrían prevalecido en el trono
sobre su hermano menor, don Felipe el Preparado, pero el criterio de primogenitura también
nos parece discriminatorio, por lo que podría ser una buena solución
para eliminar ambos criterios contradictorios, el del sexo, vigente en España,
y el de la mayoría de edad o derecho de primogenitura en el resto de las monarquías. Restauraríamos así una
versión remozada de la ley sálica que, además de prohibir reinar a las mujeres, impediría el acceso al trono y la coronación también a los
varones.
Se disolverían de ese modo todas las líneas dinásticas de todas las
monarquías habidas y por haber, con lo que la propia institución desaparecería de hecho de la faz de la tierra, sin necesidad de defender, en cambio, una monarquía electiva o régimen republicano. La monarquía nació viciada con concepto, mal entendido, de 'sangre azul', que no se debe solo al color azulado de las venas de la aristocracia resaltado por el tono blanco de la piel de los príncipes 'azules' no expuestos en palacio y en la corte a las inclemencias de los rayos del sol, sino sobre todo a una mala traducción de unos latines de Tácito, que se refirió a la descendencia del emperador Augusto, que había instaurado el culto imperial que veneraba la figura del emperador como un dios divinizándose a sí mismo y a su padre adoptivo Julio César, descendiente de la mismísima diosa Venus-, con la expresión "caelesti sanguine" 'sangre celestial o divina', y no 'sangre (azul) celeste', como se
malinterpretó en castellano a raíz de varias traducciones.
sábado, 1 de junio de 2024
El discurso del Rey
El retrato del Rey ha costado 88.000 euros del erario público, o sea, catorce millones seiscientas cuarenta mil novecientas sesenta y ocho de las antiguas pesetas (14.641,968), para que yo me aclare. Hay que reconocer que refleja bien lo que es la monarquía del siglo XXI: un ejecutivo moderno con traje y corbata sentado en una silla a modo de moderno trono, que no hace nada más que posar para el pintor, Hernán Cortés, considerado, según el Periódico Global, uno de los mejores retratistas del panorama pictórico español.
jueves, 21 de diciembre de 2023
Pareceres (XXXVI)
176.- Referéndum monarquía/república: Algunos reclaman la conveniencia de convocar un referéndum monarquía o república utilizando una herramienta democrática como es la consulta al electorado, que no al pueblo, porque no es lo mismo aunque habitualmente se confundan ambos conceptos. No me extrañaría nada que la propia Casa Real española propusiera dicho plebiscito que, casi sin ninguna duda ganaría dado que tiene a su servicio toda la maquinaria estatal, institucional, económica, partidista, mediática... Sería el mejor método para legitimar la permanencia de la corona de dicha institución propia del régimen feudal del ancient régime anterior a 1789, perpetuándose antes de que crezca de manera peligrosa el rechazo popular que refleja aquella copla que recogió García Lorca: Si tu padre quiere un rey, la baraja tiene cuatro: rey de oros rey de copas, rey de espadas, rey de bastos. Vaya por delante algo de capital importancia: la instauración de la República, per se, no supondrá un cambio del sistema económico imperante, ni vendrá a subvertir el orden social establecido, ni va a trocar el bagaje cultural de la gente y, ni siquiera garantizará un cambio significativo en el régimen político, más allá de sustituir la transmisión hereditaria familiar y nobiliaria de la jefatura de Estado por otro tipo de origen electo como en sus comienzos fue la monarquía romana, por ejemplo. No hace falta, para darse cuenta, más que ver sin prejuzgar las monarquías y repúblicas modernas que nos rodean. Uno puede alegrarse de que desaparezca un dictador, de hecho es ley de vida que lo haga, pero eso no conlleva que desaparezca la dictadura. El Régimen, con mayúscula, es indiferente a esos cambios cosméticos de gobierno o de forma de Estado con tal de que siga habiendo Estado: principes mortales, rem publicam aeternam.
177.- Decisiones. (Del latín decidere, cercenar, cortar de arriba abajo como hace el matarife practicando un hachazo con una precisa incisión cuando sacrifica a una oveja, un cerdo o un ternero) ¿Tomamos decisiones o las decisiones nos toman a nosotros, convirtiéndonos a nosotros en sus rehenes y convirtiéndose ellas en hábitos rutinarios? El mercado nos proporciona diversas opciones y nos ofrece un pequeño margen de maniobra: podemos elegir, sí, pero dentro de lo previamente establecido, lo que está lejos de la verdadera libertad de elección.
178.- Cambio de hora: En la madrugada del 28 al 29 de octubre se produjo -se nos infligió- en España el cambio de hora para entrar en el horario de invierno, cuando las 3 de la mañana pasaron por real decreto a ser las 2, lo que metafísicamente era imposible, pero así se produjo y sucedió. En agua de borrajas se quedó la resolución del parlamento europeo de marzo de 2019 de eliminar el cambio de hora estacional que debería aplicarse en 2021. No se entendía bien por qué hacían falta dos años para llevarlo a cabo, pero con la coronación del virus se pospuso sine die. El cambio de hora ya no está en la agenda, pese a la unanimidad que había en acabar con esta medida de ahorro energético que no sirve para lo que dice servir ni para nada bueno porque lo único que produce son efectos nocivos reales para la salud. Según el Boletín Oficial del Estado, el cambio de hora va a seguir produciéndose -infligiéndosenos- en nuestro país hasta 2026, pese a que, según nuestro Ministerio para la Transición Energética explicaba en 2019, “no existen informes actualizados ni experiencias contrastadas” que “permitan aseverar que el cambio de hora lleve asociados ahorros energéticos”.
180.- En edad de merecer. En el siglo XIII entró la palabra 'meretriz' en castellano, según el ilustre Corominas, derivada del latín 'meretrix', sustantivo de agente femenino formado con el sufijo -trix (igual que actriz, emperatriz...) añadido al verbo 'merere' que significaba obtener uno su parte, ganar, y que admitía diversos complementos o ganancias como 'laudem' gloria, 'odium' odio, 'praemia' premios y recompensas, y que enseguida acabó desembocando en 'argentum' 'ganar plata, o sea dinero, es decir, cobrar un salario. Se ha conservado en castellano como 'merecer', y da origen a 'mérito' y a los cultismos 'benemérito', que se ha portado bien, y 'emérito', con el significado de 'el que se ha jubilado', participio de 'emereri' 'ganarse el retiro, terminar el servicio'. De ahí la fundación de Emérita Augusta, Mérida la ciudad de los veteranos legionarios eméritos, término que, afortunadamente, no siguió las pautas de evolución fonética que hubieran hecho que pasara a 'Merda' por pérdida de la vocal átona en interior de palabra y de ahí a 'Mierda' por diptongación de la e breve y tónica. Meretriz es en principio 'la que se gana la vida ella misma', la merecedora del salario que cobra. Según esta acepción, la edad de merecer sería sencillamente la edad en la que una tiene que empezar a hacerse valer por sí misma sin depender de nadie. Es decir, la edad a la que tiene una que empezar a hacer méritos y ser digna de premio (entiendo yo que se refiere en este caso a la dignidad del reconocimiento). Por supuesto, entre los premios también estaría el amor, dado que también tiene que hacerse una valer para encontrar una pareja.
martes, 26 de septiembre de 2023
La mili de la principessa de Asturias
Hace ya 35 años un reducido grupo de mujeres entraba por vez primera en las Fuerzas Armadas españolas. Corría el mes de septiembre de 1988. Poco después, en 2001 desaparecía el Servicio Militar Obligatorio, la famosa mili que reclutaba a todos los varones en edad y condiciones de servir a la Patria y al monarca.
Desde entonces las mujeres no han dejado de incorporarse voluntariamente a filas, llegando algunas a ocupar importantes cargos, lo que coincidía, por otra parte, con el hecho de que hubiera por primera vez también Ministras de Defensa en el Ejecutivo.
Se hacía así realidad aquella divisa de “Tanto monta, monta tanto Isabel como Fernando”, y a la hora de mandar daba igual ya el timbre masculino o femenino de la voz de mando, sin que hubiera dejado por ello, ni muchísimo menos, de haber una jerárquica y estricta cadena de mando. Se consideraba que era un logro del feminismo estatal la equiparación con los varones en todos los ámbitos de la vida, incluido el militar.
Curiosa palabra, por cierto, esta de “cadete” que se define como “alumno de una academia militar antes de su nombramiento como oficial” y que no admite moción de género en castellano, aunque sí puede especificarse mediante el artículo: “el cadete”/“la cadete”. Se trata de un préstamo del francés cadet, donde sí tiene un femenino que es cadette. El término francés a su vez procede del gascón capdet 'jefe, oficial', y más atrás del latín tardío capitellum, de donde surge nuestro caudillo, y, si se admitiera el neologismo, caudillete. Pero el Ejército español suele utilizar la fórmula “caballero cadete” para el masculino y “dama cadete” para el femenino, como en el caso de doña Leonor.
Nuestro Ejército, por cierto, en su afán de hacerse querer por la sociedad, ha llegado a nombrar caballeros y damas cadetes honoríficos a diversas personalidades civiles que se han significado por su "afecto, compromiso y apoyo a la Academia General Militar en su tarea formativa y divulgativa". Sin duda, le interesa al
Ejército dar una imagen moderna de los militares ante la opinión
pública, contribuyendo a crear entre los ciudadanos una necesaria
(?) Cultura de Defensa, como dicen, o de la Guerra, como deberían declarar.
El Ministerio de Defensa publica El decálogo del cadete, que data de 1917, y que no tiene desperdicio. Estas son las virtudes que deben cultivar los caballeros y damas cadetes, como la principessa de Asturias.
El primer mandamiento
del decálogo es amar (literalmente tener un gran amor) a la
Patria y fidelidad al Rey -no dice a la Corona, que representaría a la monarquía en general, independientemente del sexo del que la porte, sino al monarca en particular, lo que revelaría su machismo- que se debe exteriorizar “en
todos los actos de su vida”: patriotismo y monarquía masculina, por lo tanto. El segundo, tener un "gran espíritu militar": gran amor y gran espíritu por lo tanto: ande o no ande, caballo grande.
Se ve en el decálogo claramente que el ejército es una estructura jerárquica piramidal y vertical donde el cadete ocupa, como futuro oficial, un puesto intermedio entre sus inferiores, que estarán a sus órdenes, y sus superiores, a cuyas órdenes estará, por lo que se considera una virtud en ese decálogo precisamente “hacerse querer de sus inferiores y desear de sus superiores.”
El VII mandamiento no
tiene tampoco desperdicio alguno: “Ser voluntario para todo
sacrificio, solicitando y deseando siempre el ser empleado en las
ocasiones de mayor riesgo y fatiga”. El sacrificio, al igual que el amor y es espíritu militar, ha de ser grande: arriesgado y fatigoso.
Cuando el Ministerio de Defensa habla de fomentar entre la ciudadanía una "cultura de la Defensa", como hace mucho últimamente, evita mencionar a la bicha innombrable, oculta bajo el uniforme militar de camuflaje, que es la Guerra que siembra Marte, el dios pacificador, guerra que no quiere nadie declarar, pero que ahí está, sin ir muy lejos, como siempre. Debería denominarse Ministerio de la Guerra, como se hacía cuando a las cosas se las llamaba por su nombre (al pan, pan, y al vino, vino, que dice la gente común y corriente con razón).
martes, 10 de enero de 2023
La arenga del rey
domingo, 8 de enero de 2023
Institución de la monarquía o Las ranas pidiendo rey.
(1) Con “endriago” (monstruo fabuloso, con facciones humanas y miembros de varias fieras) traduzco el “hydrum”, una hidra en el original de Fedro. El Arcipreste sustituye la hidra por una cigüeña “manzillera” (matadora, carnicera) que se comía a las ranas de dos en dos porque era ventenera, es decir, probablemente “venternera”, de vientre: glotona y tragona: Enbióles por rey çigüeña manzillera:/ çercava todo el lago, ansí faz' la ribera,/ andando picoabierta; como era ventenera,/ de dos en dos las ranas comía bien ligera.
(2) La moraleja del Arcipreste no tiene pérdida: el que no tenga gobierno (premia dice él, o sea, opresión, sujeción, cadena), no quiera ser gobernado: Quien tiene lo que l' cunple, con ello sea pagado,/ quien puede seer suyo, non sea enajenado;/ el que non toviere premia, non quiera ser apremiado:/ libertat e soltura non es por oro conprado.
martes, 13 de septiembre de 2022
Muere el rey para que viva el Rey
Treintayséis años después resuena la canción The Queen Is Dead. Morrisey, el cantante de The Smiths, cantaba: I say, Charles, don't you ever crave / to appear on the front of the Daily Mail/ dressed in your Mother's bridal veil? ("Digo yo, Carlos, ¿nunca anhelas / aparecer en la portada del Daily Mail / vestido con el velo de novia de tu madre?), The Queen is dead, boys ("La reina ha muerto, muchachos") y Life is very long when you're lonely ("La vida es muy larga cuando estás solo").
Cuarentaycinco años después resuena todavía la canción God save the Queen ("Dios salve a la Reina), la parodia del himno nacional británico, de los Sex Pistols, donde se afirmaba que la Reina, que se convertía así en la musa del punk, no era un ser humano y que su reino era un régimen fascista, que recordábamos hace cuatro meses a propósito de unas declaraciones de Johnny Rotten aquí mismo en God bless the Queen.
viernes, 9 de abril de 2021
¡Trágala (la realidad)!
El Trágala era la canción con la que los liberales españoles escarnecían a los partidarios del gobierno absolutista durante el primer tercio del siglo XIX. La docta Academia define “trágala” como, coloquialmente, un “hecho por el que se obliga a alguien a aceptar o soportar algo a la fuerza”. La copla que les cantaban repetía el imperativo “trágala”, y daba a entender a los realistas la obligación que tenían de admitir por ley tenían o soportar -tragar popularmente- aquello que rechazaban y de lo que eran enemigos declarados: la constitución de Cádiz de 1812.
El estribillo decía así: «Trágala, trágala, / tú, servilón, / tú que no quieres / Constitución». Lo de servilón, aumentativo de servil, era el dicterio con que los liberales calificaban justamente a los partidarios de la monarquía absoluta de Fernando VII.
Y los realistas, que eran los partidarios del rey, por su parte respondían a aquellos con esta contrarréplica «Trágala, trágala / tú, liberal, / tú que no quieres / corona real»).
Lo que los reaccionarios tenían que tragar era la Constitución; los
liberales, por su parte, la Corona Real. ¿Qué
les diríamos, en el primer tercio del siglo XXI, doscientos años después, nosotros que hemos tragado y seguimos tragando la realidad y la realeza por un tubo a los unos y a los otros?
Y ¿qué nos cantaríamos a nosotros mismos, que hemos tragado tantos trágalas hasta atragantarnos -la mascarilla, la distancia social, el Estado de Alarma, el toque de queda, los cierres perimetrales, los enfermos asintomáticos, los "casos" de enfermos imaginarios de Molière que tienen que hacerse una prueba de laboratorio para saber si están enfermos porque no tienen ningún síntoma, los geles hidroalcohólicos, las estadísticas con sus curvas planas, los hospitales colapsados, el virus coronado y la televisión y la interné por un tubo, una lista interminable de mentiras y más mentiras-, tantos trágalas que básicamente pueden resumirse en uno que sería la estúpida expresión "Nueva Normalidad", que es como llaman ahora al hecho de aceptar la Realidad, porque "es lo que hay"? Trágala, trágala / ya la tragué; / ¡las tragaderas / que yo tendré!