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jueves, 18 de abril de 2024

¡Menuda papeleta (la de la OTAN)!

    Para la memoria histórica de los amnésicos o desmemoriados y de los  que no tienen recuerdo porque no habían nacido o eran muy jóvenes todavía, desempolvo aquí la papeleta del referéndum que planteó el Gobierno del Reino de las Españas al pueblo en 1986 sobre la permanencia en la Alianza Atlántica.


    Así recoge la Güiquipedia el hecho del referéndum:  Fue convocado el 31 de enero de 1986 por el gobierno del PSOE presidido por Felipe González. ​ Ganó el SÍ con el 56,85% de los votos válidos a favor de permanecer en la OTAN con una participación del 59,4%.

       El partido que gobernaba había dicho "de entrada NO" a la permanencia en la OTAN/NATO, y exigía un referéndum. Llegado el momento, el eslogan gubernamental fue "En interés de España SÍ". Pero no olvidemos las condiciones para esa permanencia...  Como puede comprobarse, ninguna de las tres condiciones  acordadas por el Gobierno que se planteaban para la permanencia (o términos, como se decía allí) se ha cumplido, treinta y ocho años después.

    Conviene tenerlo en cuenta y no olvidarlo ahora que tanto se oye hablar de "economía de guerra", que ya no es solo una metáfora como durante la pandemia; ahora hay que entender la expresión en sentido literal, máxime cuando el Consejo de Ministros y Ministras aprobó el martes pasado destinar más de mil millones de euros a material de defensa, es decir, bélico. El importe exacto es: 1.129.648.285,92 euros. Ahí se ve la necesidad que tienen los euros en este caso, o el dinero en general, de invertirse o emplearse en lo que sea para crecer y multiplicarse y que siga funcionando el tinglado de la realidad: el dinero está para gastarlo.

    El Gobierno desembolsa esta pasta gansa para aproximarse un poco al objetivo -término militar este donde los haya- de llegar a destinar el dos por ciento del PIB del Estado a gastos de guerra, según el compromiso adquirido con la OTAN,  "en un momento de incertidumbre en la comunidad internacional por la invasión rusa en Ucrania y la escalada de violencia de la guerra palestino-israelí después del ataque de Irán", como dicen los periódicos creando con su discurso trampantojos fantasmagóricos tales como "comunidad internacional", "invasión rusa", "Ucrania", "guerra palestino-israelí" y "ataque de Irán".

        En la reseña, de tres breves párrafos, el Gobierno explica con una prosa cultiparlante, pedante y rocambolesca que «la situación internacional está incursa (participio fuerte de 'incurrir' que es para salir corriendo) en un contexto de alta volatilidad, incertidumbre e inestabilidad, por lo que es necesario realizar un esfuerzo urgente de las capacidades militares al objeto de incrementar la reserva estratégica disponible». A lo que añaden los redactores, para que se entienda un poco mejor, que el dichoso objetivo es el suministro de diverso material de armamento, equipamiento militar y munición, entre otros elementos. 

    Y es que, aunque no lo parezca, estamos en guerra. Ya lo decía Calino de Éfeso en la primera mitad del siglo VII antes de Cristo: En paz creéis estar, pero la guerra domina toda la Tierra.