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jueves, 30 de noviembre de 2023

Mercado de esclavos

    Según san Pablo, los esclavos no tenían por qué preocuparse de su condición porque todos los hombres somos esclavos (serui) de Dios, que es nuestro Señor (Dominus). Por eso, no debe sorprendernos que la Iglesia no abogase por la abolición de la esclavitud cuando el cristianismo se convirtió en la religión oficial del Imperio romano. Al revés, la Iglesia poseía esclavos, particularmente en las tierras de los monasterios, y amenazaba con la excomunión a quien los incitara a rebelarse contra sus dueños. El cristianismo primitivo intentó mejorar las condiciones de vida de los esclavos, pero nunca propugnó la abolición de la esclavitud. 

    Igualmente el Islam, en el siglo VII, reconoció la esclavitud. El profeta Mahoma exhortaba a sus seguidores a que tuvieran un trato correcto con los esclavos, pero no ponía en cuestión la propia existencia de la esclavitud. 
Mercado romano de esclavos, Jean-Léon Gerôme (1884)

    En la Edad Media europea la esclavitud evoluciona hacia la servidumbre por la decadencia del comercio a gran escala. Los esclavos eran mano de obra no rentable. El propio lenguaje también evolucionó a medida que se reconocía la nueva realidad social. La palabra latina que significa ESCLAVO es SERVVS, que evolucionó a siervo. Pero el siervo medieval dista mucho del seruus romano, porque este último era un esclavo, mientras que el siervo medieval  era otra cosa, como veremos enseguida.

    A principios del siglo XII, se acuñó una nueva palabra para denominar a los auténticos esclavos que seguían existiendo desde la antigüedad, derivada del grupo étnico más numeroso en la trata medieval: los eslavos, víctimas del comercio esclavista en Bizancio. La palabra tiene equivalencias en todas las lenguas occidentales:

castellano
francés
portugués
italiano
rumano
alemán
inglés
esclavo
esclave
escravo
schiavo
sclav
Sklave
slave

    Otra palabra española del mismo origen es ESLABÓN, que en castellano viejo se decía esclavón, y que designaba a las anillas, a las que comparaba con los esclavos por su incapacidad para separarse de la cadena, de la que formaban parte como eslabones.

    En la misma época en que aparece la palabra esclavo, la palabra siervo, procedente del latín seruus, que significaba esclavo, pasó a querer decir campesino dependiente. 
 
 
El mercado de esclavos en Roma, Jean-Léon Gérôme, 1884
 

    La servidumbre es la situación o estado de determinadas personas, llamadas siervos. Los siervos constituían una clase de trabajadores agrícolas, y estaban legalmente vinculados a un lugar de residencia y de trabajo, y obligados a cultivar y cosechar la tierra de su señor, que podía ser un noble, un eclesiástico o un monasterio. A cambio, se les permitía labrar parcelas de esas tierras para su propio sustento y el de su familia, pagando a su señor una parte de sus ganancias (el famoso diezmo o décima parte de la cosecha) en especie y en metálico, entre otras obligaciones. Puesto que su residencia y su trabajo estaban legalmente unidos a la tierra, se les llamaba siervos de la gleba (en latín glaeba es terruño, tierra de cultivoy estaban incluidos en cualquier transferencia de la propiedad agrícola. El señor, a cambio, estaba obligado a darles protección. 

    La servidumbre era jurídicamente un estado de no libertad que implicaba una dependencia personal con respecto a un señor y que limitaba enormemente la residencia y el sustento, además de someter al siervo a unas obligaciones propias. Aunque muchos siervos eran descendientes de esclavos, la servidumbre no era idéntica a la esclavitud. Los siervos tenían ciertos derechos legales, determinada protección y no podían ser vendidos, tenían derecho a heredar y legar propiedades, mientras que los esclavos no. Seguían siendo, como los definió Varrón, “instrumentum uocale”: una cosa que habla.
 
Una esclava en venta, José Jiménez Aranda (c. 1897)
 

    En la antigüedad existieron situaciones sociales muy afines a la servidumbre (aparte de la esclavitud): la de los campesinos que trabajaban las tierras en la antigua Roma era semejante a la de los siervos medievales. Esos campesinos romanos, llamados coloni (‘colonos’) constituyen uno de los posibles precursores de los siervos medievales.

    A veces imaginamos que la esclavitud es historia y un fenómeno propio del pasado, agua pasada,  pero su derogación es bastante reciente. En España, por ejemplo, no fue abolida hasta 1872, tras la proclamación de la primera república española. En la Declaración Universal de Derechos Humanos, aprobada en 1948 por la Asamblea General de las Naciones Unidas, el artículo 4º establece que: Nadie estará sometido a esclavitud ni a servidumbre; la esclavitud y la trata de esclavos están prohibidos en todas sus formas.
    Teóricamente, la esclavitud ha sido abolida de la faz de la Tierra, pero en la práctica, sustituida por el trabajo asalariado. Preguntémonos, si no lo vemos:  nosotros ¿somos libres? Os dejo con esta pregunta, con este billete con cita de Tolstoi para reflexionar...


...y con el poema de Jacques Prévert (1900-1977) Pour toi, mon amour, relacionado con este tema, cuya letra es muy sencilla. Así dice en el idioma de Molière, con su traducción correspondiente:

Je suis allé au marché aux oiseaux 
Et j'ai acheté des oiseaux 
Pour toi 
mon amour 
Je suis allé au marché aux fleurs 
Et j'ai acheté des fleurs 
Pour toi 
mon amour 
Je suis allé au marché à la ferraille 
Et j'ai acheté des chaînes 
De lourdes chaînes 
Pour toi 
mon amour 
Et puis je suis allé au marché aux esclaves 
Et je t'ai cherchée 
Mais je ne t'ai pas trouvée 
mon amour
 

Una traducción: Para ti, amor mío:

Fui al mercado de pájaros / y compré pájaros /Para ti /amor mío / Fui al mercado de flores / y compré flores /Para ti /amor mío/ Fui al mercado de chatarra / y compré cadenas /Pesadas cadenas /Para ti /amor mío /Después fui al mercado de esclavos / Y te busqué /Pero no te encontré / amor mío. 

domingo, 2 de abril de 2023

Plegaria dominical

Notre Père qui êtes aux cieux / restez-y 
 (Jacques Prévert)
 
Dios padre, Ludovico Mazzolino (1510-1520)
 
 
Padre nuestro que estás en los cielos... 
ahí estás muy bien, prosigue ahí, sentado
en tu trono celestial, Señor que todo puedes,
en las alturas y altas instancias donde reinas,
y déjanos aquí a nosotros en la Tierra
en paz a tus humildes criaturas; no queremos
saber de Ti y tu voluntad ni de tu reino, 
así que déjanos caer en las tentaciones
y cometer los errores todos que queramos
para aprender, si así queremos aprender,
de nuestras propias equivocaciones; Dios,
libéranos de la obligación y del deber
de ser, aquí y ahora, súbditos e hijos tuyos,
y de la imposición de ser nosotros mismos,
libéranos de Ti y tus muchos simulacros, 
y líbranos de la maldita dualidad
del bien y el mal, de todo credo y religión,
y líbranos, Señor,  de tu reino y tus promesas
del cielo y del infierno y de la vida eterna,
ahora y siempre, por los siglos de los siglos,
libres al fin del pasado y del futuro, amén.