Notre Père qui êtes aux cieux / restez-y
(Jacques Prévert)
Padre nuestro que estás en los cielos...
ahí estás muy bien, prosigue ahí, sentado
en tu trono celestial, Señor que todo puedes,
en las alturas y altas instancias donde reinas,
y déjanos aquí a nosotros en la Tierra
en paz a tus humildes criaturas; no queremos
saber de Ti y tu voluntad ni de tu reino,
así que déjanos caer en las tentaciones
y cometer los errores todos que queramos
para aprender, si así queremos aprender,
de nuestras propias equivocaciones; Dios,
libéranos de la obligación y del deber
de ser, aquí y ahora, súbditos e hijos tuyos,
y de la imposición de ser nosotros mismos,
libéranos de Ti y tus muchos simulacros,
y líbranos de la maldita dualidad
del bien y el mal, de todo credo y religión,
y líbranos, Señor, de tu reino y tus promesas
del cielo y del infierno y de la vida eterna,
ahora y siempre, por los siglos de los siglos,
libres al fin del pasado y del futuro, amén.
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