viernes, 14 de abril de 2023

Marginalia

A las doce en punto comienza la Rompida de la Hora con estruendoso redoble de bombos y tambores, pero la hora que marca el despótico reloj nunca se quebranta. 
 
Voy al médico, que de algo tiene que vivir, luego al boticario, que de algo tiene que vivir; cuando llego a casa, tiro los fármacos: también yo tengo que vivir.  
 
La psicología positiva que predica que la felicidad es una elección personal culpabiliza al desdichado individuo y exculpa así a la sociedad de su desgracia.
 
No te creas todo lo que piensas, (addendum: pero no dejes por ello de pensar y de descreer, que donde no cabe la duda acaba siempre entrando y colándose la fe).

Una letra y el acento diferencian las voces griegas fármacon y farmacós; al primero lo llamamos veneno o medicina, según la dosis; al otro, víctima expiatoria.
 
 Se me fue el santo al Cielo, a donde va el nombre propio a parar y van a dar todos los nombres de los santos y santas que en el mundo han sido, al santoral.
 

 ¿Cuándo muere un ser vivo, o sea un mortal, cuando aún está vivo o cuando ya está muerto? Si no muere ni en uno ni en otro momento, no hay muerte que nos valga. 
 
Nadie en su sano juicio y condiciones normales habría aceptado nunca el encierro domiciliario, por lo que se esgrimió la falsa coartada de emergencia sanitaria.
 
 El director médico de ModeRNA, tras el éxito, según él, de la vacuna masiva contra el coronavirus, pronostica para el futuro la personalizada contra el cáncer.
 

 ¡Loada sea la Industria de la Gran Farmacopea de la ingeniería del ARN mensajero que, salvando millones de vidas, tantos éxitos presentes y futuros nos depara! 
 
Lo bueno de cualquier futuro que imaginemos es que no va a ser nunca exactamente como lo habíamos temido o deseado, por lo que acabará siempre sorprendiéndonos.
 
Sucedió de verdad una vez: No lo olviden las generaciones de hombres, mujeres y transexuales venideras. Se casaban y besaban enmascarados, y así se retrataban.
 
 
 Lo que la ciudadanía no aceptaría nunca en condiciones normales, alterando dichas condiciones merced a una declaración de emergencia, lo admite y hasta invoca.

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