Para los desmemoriados o los que pronto quieren olvidar la memoria histórica más próxima de lo que hemos vivido recientemente o, mejor dicho, de lo que nos han hecho vivir, recuerdo que hace sólo tres años por estas fechas, se colgaban carteles como este que reproduce la fotografía que colocaba la empresa de transportes urbanos de Santander en todos sus autobuses con la recomendación de no hablar “para reducir el riesgo de contagio”, basándose en la opinión de los esperpénticos expertos del CSIC, como, supongo yo, doña Margarita del Val, que salía tanto por la televisión y todos los medios habidos y por haber.
El CSIC recomienda no hablar en el transporte público para reducir el riesgo de contagio por covid-19: "Silencio siempre".
Igualmente, en el Ayuntamiento de esta triste ciudad del Norte, Santander, la capital de la Cantabria, se colocaba este cartel, más expeditivo, si cabe por la imagen del dedo índice sobre los labios:
Se ruega silencio. Así también podemos reducir el riesgo de contagio por COVID-19. Gracias por tu colaboración.
No sólo nos obligaban a taparnos la nariz y la boca en interiores y en exteriores con una siempre ridícula mascarilla, sino que, además, nos ordenaban, -rogaban, decían ellos, que suena más fino- silencio, un silencio sepulcral.
No convenía que habláramos entre nosotros de esto que nos estaba pasando a todos, de esto que nos caía encima porque lo estaban arrojando sobre nosotros y venía impuesto por todos los medios de (in)formación de masas y altas instancias del Estado y el Capital, porque hablando es como se entiende la gente. Por eso y no por nuestra salud nos tapaban la boca, nunca mejor dicho, para que estuviéramos callados.
Callados y expectantes,
ResponderEliminaremocionados y obedientes,
esa aspiración dictatorial
lograda por las democracias,
con la óptima integración
de la ofensiva mediática
y la cobertura policial.
«Desde el momento en que gobernar se ha reducido a un ejercicio de comunicación, el mantenimiento de cierto estado de explicitación pública forma parte del mantenimiento del orden general».
«Desde el momento
Esta entrada me ha traído el recuerdo de una preciosa canción de Lole y Manuel: Recuerdo escolar, se llamaba. Manuel desgranaba la guitarra y la voz de Lole cantaba: "Una voz gritando siempre, siempre gritando... silencio. Mis manos llenas de tinta emborronan un cuaerno...." ¡Cuántos recuerdos! https://www.youtube.com/watch?v=rEJes32UbFo
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