
Decidme qué sería de esta sociedad / sin la cocaína y antidepresivos varios, / sin drogas ya legales o ilegalizadas; / se vendría abajo el orden que hay establecido: / la democracia occidental globalizada.
Decidme qué sería de esta sociedad / sin la cocaína y antidepresivos varios, / sin drogas ya legales o ilegalizadas; / se vendría abajo el orden que hay establecido: / la democracia occidental globalizada.
Mediada ya la noche, / la luna llena / de agosto alumbra el cielo, / Selene espléndida.
Una infinita lluvia / cae de estrellas. / ¿Son las lágrimas, acaso, / benditas perlas
de san Lorenzo asado / a viva fuerza / en la parrilla ardiendo, / sin una queja,
que, tostado de un lado, / Dios no lo quiera, / le dice a su verdugo: / "Dame la vuelta"?
El martirio de san Lorenzo, Tiziano (1558)
¿Es un meteorito, / o es un cometa / que se deshace roto / y desmelena?
¿Son restos de un incendio, / chispas, pavesas, / destellos luminosos / que centellean?
¿O es chatarra lanzada / al espacio, fuera, / cohetes y satélites, /sombras chinescas?
¿Son fuegos de artificio? / ¿Son las ideas, / conceptos que forjados / se desintegran?
Saber, nada sabemos / a ciencia cierta, / ni lo que fue o lo que es, / ni lo que sea.
En
la plaza del pueblo / no hay ningún pino, / aunque todos la llaman / "Plaza del Pino".
¿Dónde está lo que no hay / pero que ha sido? / ¿Dónde está tras el nombre / el árbol mismo?
¿Dónde está, rumoroso / y alto, aquel pino / que se alzaba perenne / igual que un símbolo?
Hay un aparcamiento / triste en su sitio / para los automóviles / de los vecinos.
No juegan en la plaza / ya los chiquillos, / ni en los bancos se sientan / los viejecitos
a la sombra del árbol / verde y erguido / cuando en agosto aprieta / el sol de estío.
No se posa a su amparo / cantando el mirlo / ni en sus ramas jilgueros / hacen sus nidos.
Sólo queda un recuerdo / para el olvido, / una fúnebre esquela / de árbol caído.
Había en San Andrés del Rabanedo,
en tierras leonesas, un
campamento,
el Centro de Instrucción y Reclutamiento
núm. 12, donde aullaba el viento.
Vega, sotos y montes, y entre el olmedo
río que fluye y trae, vivo, el recuerdo
de las voces de mando de los sargentos
de las que apenas se oyen lejanos ecos.
Cae ahora la nieve. Cunde el silencio.
Sobre los fríos páramos, vaho el aliento.
En la noche estrellada, tú solo dentro
de guardia en la garita del universo.
¿Qué al Ferral del Bernesga hoy te ha traído?
¿Qué en estos andurriales se te ha perdido?
Fuiste a servir al Rey y ya has cumplido.
Ya juraste bandera, y soldadito,
ya te has incorporado a tu destino.
Y ha pasado ya un largo cuarto de siglo:
todo ha cambiado y sigue siendo lo mismo.
Líbrate del soldado que eres tú mismo,
líbrate del cuartel que va contigo,
donde, si te descuidas, te matan vivo,
donde te hacen un hombre si no andas listo.
Húndete en la memoria del puro olvido,
líbrate de las patrias y patriotismos,
vuelve a tu pura infancia como un chiquillo.
El canario, enjaulado; / la jaula, abierta; / pero el pobre no sabe / volar que pueda.
No falta nunca alpiste / ni agua en su celda. / Se siente muy seguro / cautivo en ella.
El pájaro cantando / ahuyenta penas. / Sus trinos de oro puro / revolotean.
Ha perdido una pluma / amarillenta. / Un soplo de aire fresco / lejos la lleva.
Atrofiadas sus alas, / no se despliegan, / y en su confinamiento / sueñan que vuelan.
Así nosotros mismos, / almas en pena, / no vemos, encerrados, / que hay una puerta.
Del corazón del bosque/ de la montaña,/ arroyuelo que fluye/ de agüita clara,/
agua dulce, corriente / que no se estanca,/ que nunca brota turbia/ de la fontana;/
que se va abriendo paso,/ que salta y canta,/ fresca, que nos despierta/ la sed que apaga,/
agua que no cotiza/ en bolsa y banca/, libre, que no se vende/ embotellada;/
que a todos abastece/ de balde, y mana/ agua viva, bendita,/ que arrulla el alma/
entre helechos y el musgo/ y la hojarasca/ del otoño dulcísimo/ que ya se acaba./