viernes, 19 de agosto de 2022

¡Ay! En Granada

 

 
¿Dónde encontrará su hora,    verde aceituna?
¿Dónde a la negra Parca,    su última Musa?
 
¿Dónde hallará la muerte?     ¡Ay! En Granada,
donde escupe el fusil     rabia de balas.
 
Le entran cuatro puñales,     en el costado
dando rienda a la sangre    suelta y claveles;
 
cruz de cuatro balazos     que se le clavan
y hunden entre las telas    rotas del alma.
 
Han matado al chiquillo,    lo han hecho un hombre;
malditos asesinos de un niño muerto.
 
Se tiñen los alcores     de roja sangre:
la negra tierra, herida,     abre sus carnes.
 
Ya se viste la lira     toda de luto
y en el silencio se hunde,    crótalo oscuro.
 
Llora la seguidilla.    Plañen mujeres; 
se mesan los cabellos,     ay, y enmudecen:
 
Que han fusilado a Lorca,     allá, en España,
donde pintan ahora,     bastos y espadas.

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