Me he entretenido últimamente mucho y distraído de otras preocupaciones más acuciantes con dos grabados de Hendrik Goltzius, representante del arte manierista holandés, que muestran a un putto o Amorcillo, aunque desprovisto de arco, flechas y alas, que hace pompas de jabón que suben al cielo como el humo del pebetero difuminándose en el aire, niño que se apoya sobre una descarnada calavera, y con los versos latinos de Franco Estius, poeta humanista del siglo XVI, que lo ilustran. Las iniciales del autor del grabado HG figuran enlazadas debajo de la calavera y debajo de ellas el año de composición 1594.
Homo Bulla, Hendrik Goltzius (1594)
El texto, titulado "QVIS EVADET?" (¿Quién escapará?) son cuatro hexámetros dactílicos. En el segundo encuentro un error de transcripción: donde pone “ali”, en mitad del verso, debe leerse “ah” por razones morfosintácticas, léxicas y métricas -sobra una sílaba- en las que sería muy prolijo entrar aquí. No es difícil confundir la letra "h" con "li" unidas por un trazo intermedio, y viceversa, separando el trazo que las une y creando una sílaba vocálica más. Veo también que en el cuarto verso algunos leen la cuarta palabra "uanitas", quizá por aquello de que el grabado representa lo que tradicionalmente se entiende por una vánitas -representación artística que resalta la vacuidad y vanidad de la vida humana ante la presencia de la muerte en forma de calavera generalmente señalando
el fin de los placeres mundanales-, pero que métricamente es imposible dado que es un crético que no tiene cabida en el hexámetro, por lo que es preferible la lectura "uanique". Entiendo pues los versos del siguiente modo:
Flos nouus, et uerna fragrans argenteus aura
marcescit subito, perit, ah, perit illa uenustas.
Sic et uita hominum iam nunc nascentibus, eheu,
instar abit bullae uanique elapsa uaporis.
Y los traduzco rítmicamente así:
Fresca la flor plateada y fragante en la primavera
pronto se aja, perece, perece, ah, su belleza.
Tal la vida también de los hombres, ya en cuanto nacen,
ay, cual burbuja se va disipando y humo en el aire.
El tema de los versos es lo que se denomina homo bulla (πομφόλυξ
ὁ ἄνθρωπος, en
versión griega, “el hombre es una pompa de jabón”), una variante dentro del género de las vanitates. La palabra latina bulla significa burbuja, y es el origen etimológico de nuestra "bola".
Homo bulla, Jacob de Wit (1724)
La metáfora está atestiguada ya en Varrón que al comienzo de su De
re rustica dice que tiene que darse prisa en escribir su obra
(esse properandum) porque si se dice que la vida del hombre es
como una burbuja o pompa de jabón, la de un hombre viejo como era él
lo es más aún (quod, ut dicitur, si est homo bulla, eo magis
senex). Contaba Varrón ochenta
años cuando escribió la obra. En el Satiricón de Petronio (42)
encontramos también atestiguada esta metáfora: nos non
pluris sumus quam bullae: nosotros no somos de más valor que
burbujas de aire.
En la literatura griega, por su parte, en el Caronte
o Los contempladores (19) de
Luciano de Samósata, el barquero del mundo subterráneo le pide
permiso a Hades, el dios del inframundo, y de la mano de Hermes se da
una vuelta por la Tierra y en su ascenso de los infiernos le explica
a Hermes lo que es para él el hombre y su vida: “¿Has
visto alguna vez las burbujas (πομφόλυγας) que se producen
en el agua cuando uno llena el caldero a cierta altura bajo el chorro
de la fuente? Esas pequeñas pompas quiero decir, de las que se forma
la espuma. Algunas de ellas son pequeñas y en cuanto se revientan se
desvanecen; otras en cambio duran más. Cuando se les acercan otras,
infladas, van creciendo hasta formar una gran bola, y, sin embargo,
después, también ellas estallan. No es posible que suceda de otro
modo; así es también la vida del hombre: todos se hinchan por
acción del aire, los mayores, los menores; y unos mantienen el soplo
de aire por un breve espacio de tiempo y un destino rápido; otros
dejan de existir al instante mismo de su constitución; pero a todos
no les queda más remedio que romperse”
(traducción J. L. Navarro González).
Homo bulla, H. Goltzius (circa 1590)
Otro QVIS EVADET? de H. Goltzius, conservado en el
Museo Británico, presenta al putto haciendo
pompas de jabón, junto al pebetero que echa humo y al jarrón con
flores. En esta ocasión los versos son cuatro dísticos
elegíacos de hexámetro y pentámetro latinos, donde se plantea el
subtema de la “uita quasi fumus, bullula flosque perit”, es
decir, la vida humana que se desvanece como el humo, como una
burbujita y como una flor.
En cuanto al texto sólo encuentro un error de
transcripción en el último verso: un imposible *calica, que debe
interpretarse por razones semánticas y métricas como “caelica”,
el adjetivo que suele acompañar al sustantivo “turba” en muchos
textos cristianos: la corte celestial o angelical.
Mantengo, por otra parte, la lectura “Momento” de la primera palabra del poema (En un instante, en un momento) y no considero que sea una
corrupción de “Memento” (Recuerda, como en el célebre memento mori),
como podría parecer a simple vista.
Momento breuis haec,
certeque obnoxia morti
uita, quasi fumus,
bullula flosque perit.
Cur ergo teneris (proh
stulti!) fidimus annis!
Cur non sponte mori
discimus ante diem?
Habida cuenta de la complejidad del texto, ofrezco,
además de la versión rítmica, una traducción más pedestre en
prosa.
Pronto la vida, breve y, seguro, sujeta a la muerte,
nuestra perece al igual que
humo, que pompa, que flor.
¿Cómo entonces nos fiamos de tiernos años, ah necios,
no aprendiendo, mejor, antes
de la hora a morir?
(En un momento esta vida breve y sujeta ciertamente a
la muerte se desvanece como el humo, como una pequeña pompa y una flor. ¿Por
qué entonces (ah estúpidos de nosotros) nos confiamos en nuestros
tiernos años? ¿Por qué no aprendemos a morir voluntariamente antes
del día?)
Excussa blandae carnis,
dum uita superstes,
compede, post mortem
liberiore gradu
spiritus astra petet, iam
sedem ubi fixerat ante,
ciuemque agnoscet caelica
turba suum.
Roto el grillete de blanda la carne, mientras
hay vida,
tras la muerte con un paso más
libre, a subir
va a los astros el alma, donde antes ya tuvo su sede,
y ciudadana la hará suya la grey
celestial.
(Una vez sacudida la cadena de la blanda carne, en
tanto presente la vida, después de la muerte con un paso más libre
el espíritu ascenderá a los astros, donde ya antes había fijado su
sede, y donde la corte celestial reconocera a su conciudadano.)
Chico haciendo pompas de jabón, Manet (1867)
El poeta francés Charles Baudelaire le dedicó al grabado de Goltzius un poema de sus Flores del Mal, el titulado "El amor y el cráneo (Viñeta antigua)".
El amor se sienta en el cráneo / de la humanidad, / y sobre este trono, el profano, / con risa mordaz, /
sopla orondas pompas con júbilo / que aire arriba van, / como para alcanzar los mundos / de éter celestial. /
El globo luminoso y frágil / se despega ya, / quiebra y escupe su alma grácil, / cual sueño ideal. /
Oigo el cráneo a cada pompa / rezar y llorar: / -“Tu atroz y ridícula broma / ¿cuándo acabará? /
Pues lo que esparce por el aire / tu boca brutal, / es mi cerebro, sangre y carne, / monstruo criminal.”