El tema de los versos es lo que se denomina homo bulla (πομφόλυξ
ὁ ἄνθρωπος, en
versión griega, “el hombre es una pompa de jabón”), una variante dentro del género de las vanitates. La palabra latina bulla significa burbuja, y es el origen etimológico de nuestra "bola".
La metáfora está atestiguada ya en Varrón que al comienzo de su De re rustica dice que tiene que darse prisa en escribir su obra (esse properandum) porque si se dice que la vida del hombre es como una burbuja o pompa de jabón, la de un hombre viejo como era él lo es más aún (quod, ut dicitur, si est homo bulla, eo magis senex). Contaba Varrón ochenta años cuando escribió la obra. En el Satiricón de Petronio (42) encontramos también atestiguada esta metáfora: nos non pluris sumus quam bullae: nosotros no somos de más valor que burbujas de aire.
En la literatura griega, por su parte, en el Caronte o Los contempladores (19) de Luciano de Samósata, el barquero del mundo subterráneo le pide permiso a Hades, el dios del inframundo, y de la mano de Hermes se da una vuelta por la Tierra y en su ascenso de los infiernos le explica a Hermes lo que es para él el hombre y su vida: “¿Has visto alguna vez las burbujas (πομφόλυγας) que se producen en el agua cuando uno llena el caldero a cierta altura bajo el chorro de la fuente? Esas pequeñas pompas quiero decir, de las que se forma la espuma. Algunas de ellas son pequeñas y en cuanto se revientan se desvanecen; otras en cambio duran más. Cuando se les acercan otras, infladas, van creciendo hasta formar una gran bola, y, sin embargo, después, también ellas estallan. No es posible que suceda de otro modo; así es también la vida del hombre: todos se hinchan por acción del aire, los mayores, los menores; y unos mantienen el soplo de aire por un breve espacio de tiempo y un destino rápido; otros dejan de existir al instante mismo de su constitución; pero a todos no les queda más remedio que romperse” (traducción J. L. Navarro González).
Homo bulla, H. Goltzius (circa 1590)
Otro QVIS EVADET? de H. Goltzius, conservado en el Museo Británico, presenta al putto haciendo pompas de jabón, junto al pebetero que echa humo y al jarrón con flores. En esta ocasión los versos son cuatro dísticos elegíacos de hexámetro y pentámetro latinos, donde se plantea el subtema de la “uita quasi fumus, bullula flosque perit”, es decir, la vida humana que se desvanece como el humo, como una burbujita y como una flor.
En cuanto al texto sólo encuentro un error de transcripción en el último verso: un imposible *calica, que debe interpretarse por razones semánticas y métricas como “caelica”, el adjetivo que suele acompañar al sustantivo “turba” en muchos textos cristianos: la corte celestial o angelical.
Mantengo, por otra parte, la lectura “Momento” de la primera palabra del poema (En un instante, en un momento) y no considero que sea una corrupción de “Memento” (Recuerda, como en el célebre memento mori), como podría parecer a simple vista.
Momento breuis haec, certeque obnoxia morti
uita, quasi fumus, bullula flosque perit.
Cur ergo teneris (proh stulti!) fidimus annis!
Cur non sponte mori discimus ante diem?
Habida cuenta de la complejidad del texto, ofrezco, además de la versión rítmica, una traducción más pedestre en prosa.
Pronto la vida, breve y, seguro, sujeta a la muerte,
nuestra perece al igual que humo, que pompa, que flor.
¿Cómo entonces nos fiamos de tiernos años, ah necios,
no aprendiendo, mejor, antes de la hora a morir?
(En un momento esta vida breve y sujeta ciertamente a la muerte se desvanece como el humo, como una pequeña pompa y una flor. ¿Por qué entonces (ah estúpidos de nosotros) nos confiamos en nuestros tiernos años? ¿Por qué no aprendemos a morir voluntariamente antes del día?)
Excussa blandae carnis, dum uita superstes,
compede, post mortem liberiore gradu
spiritus astra petet, iam sedem ubi fixerat ante,
ciuemque agnoscet caelica turba suum.Roto el grillete de blanda la carne, mientras hay vida,
tras la muerte con un paso más libre, a subir
va a los astros el alma, donde antes ya tuvo su sede,
y ciudadana la hará suya la grey celestial.
(Una vez sacudida la cadena de la blanda carne, en tanto presente la vida, después de la muerte con un paso más libre el espíritu ascenderá a los astros, donde ya antes había fijado su sede, y donde la corte celestial reconocera a su conciudadano.)