martes, 20 de agosto de 2024

A vueltas con el virus de la viruela del mono (y II)

-No sé si hacen falta muchas pruebas más para demostrar que hay una estrategia en marcha para aterrorizar a la sociedad civil como dicen los políticos a fin de que acepte un gobierno global sanitario de la Organización Mundial de la Salud, sometiéndose a una nueva campaña de vacunación masiva que ayude a la industria farmacéutica a seguir haciendo caja en detrimento de su propia salud, víctima de los efectos secundarios de sus productos.
 
-¿Volveremos a ver a nuestro líder supremo definiendo que la libertad hoy es vacunar, vacunar y vacunar? ¿Leeremos en la prensa del régimen que la vacuna española contra el coronavirus "protege contra la viruela del mono, sida, cáncer, ébola y -last but not least- virus aún no descubiertos?".
-Por muchas vueltas que le demos al tema, llegamos siempre al mismo punto, en palabras de H. L. Mencken: "El único objetivo es mantener a la población asustada (y por tanto clamando por su salvación) amenazándola con una interminable serie de temores, casi todos ellos imaginarios".
 
-En la prensa danesa se recogía la siguiente noticia a raíz de la declaración por real decreto de la OMS de que la viruela del mono era una emergencia sanitaria internacional: Las acciones de Bavarian Nordic subieron casi un 50% en una semana. Y se leía lo siguiente: Al cierre de la bolsa de Copenhague esta tarde, el precio de la farmacéutica Bavarian Nordics había subido un 47,7% desde el cierre bursátil del pasado viernes. Es el virus de la viruela símica el que ha hecho que el stock tenga demanda. Bavarian Nordic es la única empresa que ha recibido la aprobación para una vacuna contra la enfermedad
 

-En cualquier caso, la buena vacuna podría ser esta: Anís del Mono, cuyos ingredientes salutíferos son matalahúva (grana de anís), de la que se saca el aceite esencial que le da un aroma tan característico al licor, agua químicamente pura, jarabe de azúcar refinado y filtrado, y alcohol que espanta, quita y mata las penas.
 
 

lunes, 19 de agosto de 2024

A vueltas con el virus de la viruela del mono (I)

    El Ministerio de Sanidad del Gobierno de las Españas hace público el siguiente comunicado:

"Ante la emergencia sanitaria declarada por MPOX, recordamos: La vacunación sigue siendo una de las herramientas más efectivas para frenar la epidemia".
 
-Se refiere a la declaración que ha hecho la OMS el 14 de agosto de una nueva Emergencia Sanitaria Internacional, actualización de la que hizo hace dos veranos sobre el mismo particular, denominándola entonces: virus de la viruela del mono.  La OMS ya intentó estigmatizar -nunca mejor dicho- la viruela del mono en el verano de 2022 como una Emergencia Sanitaria internacional, pero no cuajó la cosa, implicados como estábamos en la pandemia todavía. Sin embargo ahora hay una nueva coyuntura. Hace un par de meses se aprobaron las modificaciones al Reglamento Sanitario Internacional de dicha Organización dependiente de la ONU pero subvencionada mayoritariamente por capital privado de algunos filántropos que aman tanto a la humanidad que la hacen sufrir, como dice el refrán, con su tóxico amorío. La aprobación del RSI implica que los ciento noventa y cuatro Estados miembros que la componen la OMS están obligados, aunque no quieran, a seguir sus indicaciones. No perdamos de vista este dato, que tiene su importancia.

 
-Resulta ridícula la denominación MPOX -emepox- que propone la OMS y adopta servilmente nuestro Ministerio de Sanidad para referirse al virus de la viruela del mono, amparándose en criterios estúpidos de corrección política que trata de evitar el racismo que conlleva reconocer que el virus se ha detectado en la República Democrática del Congo, en el continente africano. MPOX es un acrónimo formado por M(onkey) Pox, lo que significa precisamente lo que se quiere ocultar: viruela del mono (monkey en la lengua del Imperio).

-El Ministerio destaca la importancia de la vacunación para prevenir la enfermedad -'frenar la epidemia', todavía no pandemia-, pero no nos informa de cuál es la pauta completa, si basta con una sola dosis o habrá una segunda, tercera y sucesivas dosis para completar el proceso de inmunización. La vacuna contra la viruela del mono no está recomendada para toda la población. Sin embargo, el Ministerio de Sanidad de las Españas está animando a toda la población a...
  


-El Mono está despertando dos viejos fantasmas: el racismo contra "los negros", que sirve como pretexto para impedir su libertad de movimiento, y la homofobia, o sea, la tirria, es decir, la manía, odio u ojeriza,  contra "los maricones", a los que se pretende estigmatizar (nunca mejor dicho) con máculas, vesículas y pústulas, porque la publicidad y la ignorancia, mezcladas ambas, los presentan como "vectores de mpox". No digamos ya cuando el vector es "negro" y a la vez "maricón"... En ambos casos, además de un prejuicio interesado, lo que hay es propaganda intencionada contra ambos colectivos, como se dice ridículamente ahora en vez de grupos, cuando no hay la menor evidencia de mayor riesgo; pero aunque lo hubiera,  no parece muy justo culpabilizar y criminalizar al enfermo. Recordemos, sin embargo, cómo durante la pandemia -entonces éramoss enfermos asintomáticos todos- se hizo esto a menudo desde todos los medios responsabilizando a los que no nos vacunamos de la propagación del virus coronado...
 
El contagio -contacto táctil- puede darse entre heterosexuales y homosexuales, entre jóvenes y viejos, entre blancos y negros... Las autoridades sanitarias insisten en endilgarnos la vacuna, que no está recomendada para la población general, pero se me ocurre a mí que no estaría mal -no quiero meter miedo a nadie- que podríamos ponernos no ya ridículas mascarillas que no sirven para nada bueno ni guantes, como nos decían antaño, sino un preservativo de cuerpo entero, de la cabeza a los pies, para salir a la calle a relacionarnos con nuestros prójimos de esta guisa, por ejemplo:
 
¿Habrá, por cierto, también una viruela del mono asintomática?

domingo, 18 de agosto de 2024

Disiecta membra (I)

Lo que Hélena le dijo a Paris.- Pocos poetas como Ovidio han sabido prestarle su voz al sexo femenino. Aquí la legendaria reina Hélena de Troya le ruega a Paris que haga el amor y no la guerra, que se olvide del combate, algo que hoy resulta muy trivial pero que no lo era tanto en la antigüedad, donde prevalecía el ideal viril heroico  y beligerante. Los versos -un dístico elegíaco de hexámetro y pentámetro dactílicos-  son el 255 y 256 de la la Heroida 17, que es una tierna epístola amorosa de la amada a su príncipe bienquisto.

Helena y Paris, detalle, Slava Fokk (1976-...)

apta magis Veneri quam sunt tua corpora Marti.
bella gerant fortes;    tu, Pari, semper ama!
 
Más apropiado resulta tu cuerpo a Venus que a Marte.*
Vaya el fuerte a luchar;        tú haz, Paris, siempre el amor.

(O bien: *Más apropiado resulta tu cuerpo al amor que a la guerra)

oOo

¿Democracia electiva? A propósito de las numerosas elecciones a las que nos convocan periódicamente las instituciones para sostenerse -municipales, autonómicas, nacionales y europeas-, conviene recordar lo que pensaban los griegos del sistema electoral.  Pedro Olalla en su libro Grecia en el aire (Barcelona, mayo 2015) escribe que hoy día nadie se plantea cubrir por sorteo los puestos de responsabilidad política o cargos públicos como se hacía en la Atenas democrática de Periclés (y como se hace, digo yo, en muchas comunidades de vecinos), pero resulta que filósofos de la talla de Platón y Aristóteles sostuvieron que eso era lo más democrático. Es más, Aristóteles llegó a decir que el sorteo crea democracia, mientras que la elección genera oligarquía (el gobierno -arquía-  de unos pocos -oligo-, los representantes, sobre la mayoría de sus representados).

"Y afirmo, por ejemplo, que parece ser democrático que los cargos se den por sorteo, y oligárquico que por elección" (Aristóteles, Política, 1294b 8ss).

Dice Pedro Olalla comparando la democracia directa ateniense con las pseudodemocracias parlamentarias actuales: "Entonces no existía la oposición entre gobierno y ciudadanos: los ciudadanos eran el gobierno. El último poder de decisión no estaba en representantes o líderes, sino en el conjunto de los ciudadanos. No existían partidos con estructuras jerárquicas, listas cerradas, disciplinas de voto y hombres de paja al servicio de intereses; existía una amplia asasmblea sin sitio para marionetas y encargada de definir constantemente el bien común. Entonces no había profesionalización de la política (...). Entonces no había elecciones cada cuatro años y referenda (sic) escasos y no vinculantes, sino una implicación continua del pueblo en la toma de decisiones" (pág. 180).   

oOo

La peor clase de ignorancia (V.O.S. Platón,  El sofista 229c) Asistamos a una breve escena del interesante diálogo entre el extranjero venido de Elea, la patria de Zenón, y Teeteto, alumno del matemático Teodoro de Cirene. La filosofía, como la banda sonora del cine, hay que escucharla en versión original. En primer lugar, en griego clásico; debajo, con subtítulos en español oficial contemporáneo.

EXTRANJERO. -Me parece por cierto ver clara una gran y terrible especie de ignorancia, equivalente a todas las demás por sí misma.
TEETETO.- ¿Cuál es?
EXTRANJERO.- El creer que sabemos algo que no sabemos; por esto es probable que en nosotros surjan los errores todos con los que nos engaña el pensamiento

oOo

Os dejo con un minuto y medio de música sublime. Se trata del maravilloso dueto de las flores de la ópera francesa Lakmé de Léo Delibes:

sábado, 17 de agosto de 2024

Serpientes de verano

    Cuando los periódicos y demás medios informativos, cuya función es sostener la actualidad -sostenella y no enmendalla; que quede claro que la actualidad no es lo que pasa, sino lo que dicen los medios que sucede, que no es lo mismo-, no tienen mucho que contar para entretenernos, cosa que suele pasar en los meses veraniegos, cuando la actividad sociopolítica y económica decae hasta tal punto que todo dios se va de su habitual paradero, suelen inventarse noticias irrelevantes o sorprendentes para dar la falsa sensación de que pasan cosas en el mundo, con las que llenan sus espacios en blanco y tiempos vacíos las agencias de inoculación de noticias, cuyos corresponsales fabrican las informaciones, tratándolas y enviándoselas a sus clientes abonados, que para eso les pagan. Esto se debe a las vacaciones a las que todos los profesionales tienen derecho, según la Ministra de Sanidad de las Españas, incluidos los políticos de oficio, desde la casa real, que se va a veranear a Mallorca, hasta el último de sus vasallos, que se va donde puede, si puede irse a algún sitio. 
 
De la temporada del pepino, Troelstra -político holandés caricaturizado- sustituye a la habitual serpiente marina,  dibujo de Albert Hahn (1913)
 
     El caso es que no solo se publican noticias irrelevantes, sorprendentes, para llenar los susodichos espacios y tiempos de rabiosa actualidad. Pueden ser falsas las informaciones, la mayoría de las veces lo son, pero lo fundamental es que sean noticias tontas. Es lo que en la lengua de Molière se llama la morte saison o temporada baja, y en muchas otras lenguas europeas, como en neerlandés komkommertjid, la época de los pepinos, y en la lengua del Imperio se denomina silly season: la temporada que suele coincidir con los últimos coletazos del verano en la que los medios de información suelen centrarse en asuntos triviales o frívolos por falta de noticias de envergadura, lo que se explicaría aparentemente por que no tienen mejores cosas que contar, pero cabe la muy fundada sospecha de que las tonterías que cuentan no sean tan tontas y que estén intencionadas. 

    Suele coincidir con la canícula cuando aparece el monstruo del lago Ness, cuando se avista algún OVNI en el cielo, cuando reaparece la Atlántida sumergida, o cuando resurge cual ave Fénix lo que vino para quedarse: el Virus Coronado, como le ha sucedido a una conocida, que acaba de hacerse la enésima prueba y comenta: Y ya van cuatro -se refiere a las veces que pilla el bicho a pesar de tener la pauta completa y totalmente actualizada de inmunización-, esto es una puta pesadilla
 
    Las serpientes, culebrones o tormentas veraniegas de las que vamos a hablar no solo sirven para rellenar espacios y tiempos informativos a fin de entretenernos y darnos la sensación de que pasa algo en el mundo, de que pasan cosas cuando no pasa nada, sino también y sobre todo para meternos miedo. Pero la serpiente de verano del virus coronado, que ya dijimos que vino para quedarse, gripalizarse y habitar entre nosotros, no es la única que hay. Tenemos esta temporada también el Virus del Nilo procedente del Egipto faraónico causado por las picaduras de los mosquitos que nos comen vivos por la noche junto al Guadalquivir, con veintitrés casos confirmados en España, que es junto con Grecia e Italia, uno de los países europeos más afectados. Las autoridades sanitarias nos advierten de que se esperan más casos en las próximas semanas y meses, debido a las condiciones climáticas tan favorables para los mosquitos que transmiten ese virus, de las que nosotros somos responsables por los gases de efecto invernadero que emitimos con nuestros eructos y flatulencias. 
 
 
    Pero esa no es la última bicha de este verano. La Organización Mundial de la Salud (WHO, en la lengua del imperio, palabra que también sirve en esa lengua para preguntar quién) declara -decreta, según El Periódico Global, alias El País- "la emergencia internacional de salud pública por el brote de la viruela del mono", que también renace después de dos veranos aunque ahora con otro nombre más políticamente correcto y menos ofensivo y racista o especista: mpox, abreviatura de monkey pox, lo que traducido es "viruela símica" es decir, relativa o perteneciente al simio, o sea, al mono, que es lo mismo.
 

viernes, 16 de agosto de 2024

Vacaciones estivales

    La mayoría de los trabajadores (y funcionarios) de este país está deseando durante todo el año que lleguen las vacaciones para dejar de trabajar (y de desempeñar sus funciones). Pues helas aquí llegadas. El mes de agosto, que perpetúa el nombre del emperador Augusto, es el mes de las vacaciones por excelencia, después de Julio, consagrado a Julio César, que fue quien le cambió su nombre al mes Quintil, que era el quinto del año cuando este comenzaba no en enero, como ahora, sino en marzo, consagrado al dios de la guerra, Marte, padre de Rómulo y de Remo. 
 
    Pero no hay que olvidar que hay muchas personas también que están deseando que lleguen estos meses veraniegos para poder trabajar en la hostelería del sector turístico en unas condiciones no poco precarias y con unos salarios bastante lamentables, consolándose con el pensamiento de que por lo menos tienen un trabajo, como si eso fuera un alivio que da aliento a la vida y no una maldición. Pero centrémonos en los primeros, los trabajadores (y funcionarios), la inmensa mayoría que están “disfrutando”, entre comillas, de sus vacaciones, y preguntémosles si sus ocios no se convierten con harta frecuencia en un trabajo tan ímprobo o más que los propios trabajos (o funciones) que desempeñan el resto del año. 
 
 
    La palabra 'vacación' que solemos usar más bien en plural, 'vacaciones', procede del latín uacatio, uacationis (que significaba exención que se concedía graciosamente o dispensa de un trabajo o de una obligación como el servicio militar, así como el tiempo en que un cargo estaba vacante o desocupado), y es el nombre de acción del verbo uacare (estar libre, estar desocupado, ocioso), verbo que también nos proporciona otras palabras como vacío, vacar, vacante, vagar, vagabundo, vago, vacuo, vacuidad, vahído, vaguada o evacuar.
 
    Parecía que las vacaciones eran algo así como el “dolce far niente” que dicen los italianos para referirse a no hacer nada de nada, a no dar ni un palo al agua, o, al menos, a una época del año en la que se podían hacer otras cosas, las que no se hacían el resto del año, cosas diferentes que no nos permitía el trabajo, pero resulta que los padres tienen que cuidar a los hijos que no tienen escuela, que hay que viajar y hacer turismo como Dios manda a través de sus agencias de circuitos, estancias, excursiones facultativas y cruceros programados, y que hay que consumir y pagar alojamientos, restaurantes, gasolinas y gasoiles y demás gastos para los que se ha estado ahorrando durante todo el año. 
      Las vacaciones son un trabajo porque hay que hacer cosas para aprovechar, para disfrutar de esas pocas semanas de oro que ya no volveremos a tener hasta el año que viene. En resumen, las vacaciones pueden ser tan estresantres como el propio trabajo del que ellas pretendían desestresarnos, y puede haber quien desee volver a la rutina y librarse así del estrés vacacional.
 
    Ya lo dejó escrito aquel visionario de Guy Debord en su ensayo sobre la sociedad actual, La Sociedad del Espectáculo (1967): "Así la actual "liberación del trabajo", el aumento del ocio, no es de ninguna manera liberación en el trabajo ni liberación de un mundo conformado por ese trabajo. Nada de la actividad arrebatada en el trabajo puede reencontrarse en la sumisión a su resultado". El tiempo que se le ha sustraído al trabajo para el descanso no es tiempo libre, sino también tiempo de trabajo porque forma parte de él, como la otra y necesaria cara de la moneda: el negocio del ocio. Las vacaciones, en términos económicos, son una parada técnica o alto en el camino que nos conceden el Estado y el Capital para que tomemos el exacto respiro necesario que nos permita volver a generar energía después de haber recargado las pilas.
  
    El momento más dramático es cuando se acerca el final de las vacaciones, y comienza la cuenta atrás que supone la vuelta a la rutina laboral, la vuelta al cole de la infancia, es decir, al curso ordinario de las cosas. Es el síndrome posvacacional. 
 

Verde que te quiero verde. 

  

    Lo que importa es el verde: los prados, la hierba. Ha alcanzando tanto prestigio del adjetivo de “verde” como sinónimo de ecológico, natural, limpio, no contaminado ni contaminante, etc. que mucho vacacionismo nacional se dirige al norte, que abusa del color verde para promocionarse en publicidad, redes sociales y otros reclamos turísticos: se han puesto de moda sobremanera Galicia, Asturias (Paraíso natural) y Cantabria (Infinita), y  el País Vasco para huir de las construcciones verticales de Benidorm; regiones que, dedicadas como estaban a la industria, tras el proceso de desindustrialización, no habían sido explotadas todavía por el colonialismo turístico durante la gran explosión de sol y playa como nuevas vías de ingresos económicos.

    Ya no se busca tanto el sol y las playas de Levante y el sur, donde se concentra el turismo extranjero, sino el verde norteño: paisaje, buena gastronomía, clima más fresco... Se huye de la masificación del litoral mediterráneo, y se busca algo más exclusivo: naturaleza, calma, soledad, tranquilidad, ejercicio, andar, leer o quedarse en casa si llueve, que de vez en cuando, pese al calentamiento global, llueve, porque se busca el fresco, y los cielos encapotados que no nos dejan ver una puesta de sol, huyendo del pernicioso Lorenzo que puede cegarnos si nos exponemos mucho a él. Se ha reinventado el norte para venderse al dinero del turismo.


    Ante tanto calentamiento planetario, el norte se ha convertido en un refugio climático -ojo al concepto-. Un andaluz, por ejemplo, dice que huye del marrón, que es el color del secarral meridional, y busca el verde septentrional, que es el color de la naturaleza. Recuerda un poco a la semántica del semáforo. A la vista de los mapas de predicción meteorológica: los colores rojo y naranja indican peligro, el verde todo lo contrario.

    El paisaje se ha convertido en paisaje de fondo de los selfis, lejos de la mitificación de la vida rural, prácticamente desaparecida. Encareciéndose sobremanera el precio de las viviendas en las regiones del norte, donde han comenzado a pulular los apartamentos extrahoteleros turísticos, hasta el punto de que algunos lugareños alquilan sus viviendas habituales a los turistas y se van a vivir de alquiler barato durante los meses de verano.

 

jueves, 15 de agosto de 2024

Por un golpe de calor

    Muere un hombre de cuarenta y cuatro años de edad por un golpe de calor cuando paseaba por un parque de Madrid.  Las Agencias dan esta noticia que recoge, por ejemplo, El confidencial en su edición del 13 de agosto de 2024: Un varón de 44 años de edad ha perdido la vida este lunes en la capital por un golpe de calor. La víctima, que se encontraba en un parque del distrito de Latina, entró en parada cardiorrespiratoria cuando los sanitarios trataron de reanimarle.
 
    La noticia prosigue con informaciones horarias y locales más precisas: El suceso ha ocurrido en torno a las dos de la tarde en la calle Concejal Francisco José Jiménez Martín. Los profesionales del Samur-Protección Civil no pudieron hacer nada por su vida después de realizar tareas de RCP durante una hora. Su temperatura corporal rondaba los 42 grados. Finalmente se introduce información importante que no nos proporcionaba el titular: El fallecido era un paciente con patologías graves previas y medicación que pueden agravar el cuadro de golpe de calor que ha sufrido
 
 
    Si el hombre de 44 años era “un paciente CON patologías graves previas y medicación”, ¿cómo puede afirmarse que haya muerto, como reza el titular del tabloide, POR “un golpe de calor”, y que esto sea la causa del fallecimiento? Este juego de las preposiciones “por” y “con” es muy significativo e induce al error y a la confusión a la hora de determinar la causa de un suceso. ¿No sería un poco más lógico decir que muere un paciente POR las patologías graves que padecía CON un golpe de calor, que sería, en todo caso, la gota que colma el vaso, pero no la causa de la muerte de esa persona, sino una circunstancia concomitante y agravante, si se quiere, pero nunca responsable?
 
    La temperatura de su cuerpo rondaba los 42 grados, luego el hombre tenía una fiebre muy alta, que no se debe a los 42 grados que podían marcar los termómetros del parque madrileño a esa hora tan intempestiva en que, en plena canícula de Lorenzo, con un sol de justicia rabiosa, cae sobre nosotros cenital- y contundentemente, sino a las graves patologías previas que arrastraba. 
 
 
    Estamos -seguimos- sufriendo una intoxicación informativa considerable similar a la de la pandemia del virus coronado cuando se hablaba de muertos “con” el virus, en unos momentos en que todos prácticamente estábamos infectados con él o expuestos a él, tanto los vivos, que éramos la inmensa mayoría, como los que se morían, y los muertos “por” el virus, porque resultaba que la causa de la muerte de los que se morían, aunque fuera en un accidente de tráfico, era el virus al que, además, se le calificaba, cargando por si fuera poco las tintas,  de 'asesino'. 
 
   Esta intoxicación informativa probablemente no es casual e involuntaria o sensacionalista, sino que, como la pandémica, estaba promovida, desde arriba, para causar un terror rayano en el pánico que hiciera que la gente se sometiera al primer tratamiento preventivo que se le ofrezca y que pudiera evitar que cualquiera de nosotros o de nuestros seres queridos pasara a engrosar las estadísticas con las que nos bombardeaban de muertos a causa del virus asesino, que resultó que no era tan fiero como lo pintaban. 
 
 
     Detrás de esta intoxicación, late la vieja falacia lógica del “post hoc, ergo propter hoc”: después de esto, luego por causa de esto: se queda uno calvo y luego se muere, por lo que se determina que la calvicie es la causante de su muerte. Absurdo, pero creíble: creíble por lo absurdo que es, y cuanto más absurdo más digno de crédito fehaciente. 
 
    Quizá en este caso haya también una causa que explique la intoxicación informativa: hay que luchar contra el cambio climático provocado por los gases de efecto invernadero que desprende el planeta, y hay que hacerlo fomentando las energías renovables y la renovación del parque automovilístico y la lucha contra los combustibles fósiles y amortizando nuestra huella de carbono, que es el mal que hay que combatir, responsable del calentamiento planetario. La industria energética, en este caso, como antes la farmacéutica, está detrás de estas noticias alarmantes, que se complementan con esta otra información que les regala a las agencias de noticias el Instituto de Salud Carlos III de las Españas de Dios: “El calor ha provocado ya la muerte de 900 españoles en los primeros 12 días de agosto”. Y suma y sigue.
 
Viñeta de Mlalanda.

miércoles, 14 de agosto de 2024

Teología y ateología

    La Associaçâo Brasileira de Ateus e Agnósticos (ATEA) defiende el ateísmo luchando contra la discriminación que padecen los ateos y agnósticos en ese país del continente americano, esencialmente católico, para lo que utiliza cartulinas como las siguientes que en lengua portuguesa, que es la que se habla en Brasil, vienen a decir lo siguiente:
    La fe no da respuestas: sólo impide preguntas. 
    La religión no imprime carácter. 
 
    Bajo una imagen de Charles Chaplin, el entrañable Charlot, puede leerse: "No cree en Dios", y bajo una de Adolf Hitler, el sanguinario dictador y genocida: "Cree en Dios".  Es decir no eres mejor persona por ser creyente ni peor por no serlo.
 
Somos todos ateos con los dioses de los demás. 
Si Dios existe, todo está permitido.

    Algunos, como Dostoyesqui escribieron lo contrario: "Si Dios no existe, todo está permitido; y si todo está permitido la vida es imposible". Pues bien, nuestros amigos brasileños, afirman, dándole la vuelta a la frase, que precisamente todo está permitido porque Dios existe.

    Muchos creyentes, sean o no practicantes,  comentan a veces que si a ellos les dicen: “Probablemente Dios no existe. Deja de preocuparte y disfruta de la vida”, como pregonaba hace unos años el eslogan de un autobús ateo entre nosotros, cometerían todo tipo de tropelías, desde, por ejemplo, violar o matar a una persona hasta perpetrar un atraco...  


    Ya Rafael Sánchez Ferlosio razonaba en alguno de sus libros o artículos que es cuando te dicen que Dios existe, un Dios como el cristiano, que todo lo perdona, cuando todo te está permitido. Puedes matar, puedes violar, puedes robar, puedes cometer cualquier pecado (o delito en su versión judicial), que el Dios cristiano te concederá el perdón,  siempre y cuando te arrepientas sinceramente, porque Su Hijo murió para redimirnos de la culpabilidad. Es precisamente la creencia en la existencia de Dios, habría que replicarle a Dostoyesqui, la que hace que todo esté permitido siguiendo a Ferlosio, por lo que la vida  resulta imposible.

    Recordemos aquí a Ludwig Feuerbach, que dijo: “Dios no creó al hombre a su imagen y semejanza, como se dice en la Biblia, sino que fue el hombre quien creó a Dios a su imagen y semejanza.”


    El prolífico filósofo francés Michel Onfray publicó en 2005 un libro titulado "Traité d' athéologie" (Tratado de ateología), donde reivindica, frente a la teología tradicional, el estudio de la ateología, hasta entonces relegada. En él fustiga los tres monoteísmos modernos -cristianismo, islamismo y judaísmo-, que comparten una serie, afirma, de idénticos desprecios: odio a la razón y la inteligencia, odio a la libertad, odio a la sexualidad, a las mujeres y al placer, odio a lo femenino, los cuerpos, los deseos, las pulsiones. En lugar de todo eso las tres religiones hegemónicas y monoteístas de nuestro mundo defienden la fe y la creencia, la obediencia y la sumisión, el gusto por la muerte y la pasión por el más allá, el ángel asexuado y la castidad, la virginidad y la fidelidad monogámica, la mujer como esposa y madre, el alma y el espíritu.

    En una entrevista concedida al periódico El País en 2006 reconocía Onfray, con motivo de la traducción al castellano de su tratado:   "(La filosofía que hago) se la debo a Lucrecio. De él aprendí la posibilidad de una moral sin necesidad de Dios y trascendencia. Los hombres se inventan dioses porque no son capaces de mirar la realidad cara a cara".

     Primus in orbe deos fecit timor. Un verso de Publio Papinio Estacio, en La Tebaida, dice lo siguiente: El temor creó el primero en el mundo a los dioses. Viene así a darle la razón a Feuerbach. El miedo, se entiende, de los hombres, por lo que los hombres son los que, temerosos, crearon a los dioses y a Dios, y no al revés. 

martes, 13 de agosto de 2024

Pareceres LV

266.- Lumpemproletariado. Los proletarios eran en la antigua Roma aquellos ciudadanos que no tenían ninguna riqueza más que su prole, es decir, sus hijos. Prolíficos proletarios, creadores de la única riqueza de su prole.  El reverendo Carlos Marx trajo a cuento lo que llamó el Lumpenproletariat, es decir el proletariado harapiento, eso es lo que quiere decir la palabra alemana “Lumpen” no poco despectiva, porque los andrajosos no tienen finos y caros paños cortados por sastres burgueses a la medida con los que revestir la desnudez primigenia de sus carnes obreras ni tampoco, lo que más les reprochaba Marx, conciencia de clase.  A Marx no le gustaba nada ese proletariado mal vestido y precario, incapaz siquiera de hacer algo tan inútil como una revolución seria, como el materialismo histórico manda, como la rusa, la china o la cubana, para que todo cambie a fin de seguir exactamente igual que antes del cambio. Carlos Marx, ese marxista que no era tan marxista como han sido después de él algunos de sus muchos seguidores y secuaces, sólo tenía buenos ojos para el proletariado concienciado y no para los parásitos de los lumpen. Sólo veía bien al proletariado "comm´il faut", que guiado por el Partido Comunista haría girar la rueda de la historia universal para que el mundo siguiera rulando, para que todo cambiara a fin de poder seguir igual. 
 
267.- Dinero físico y dinero digital. Al Fondo Monetario Internacional (en la lengua del Imperio al revés International Monetary Fund) le interesa por alguna razón acelerar la desaparición del dinero físico y la creación de una moneda digital emitida por un Banco Central por sus numerosas ventajas: mayor control de los gobiernos sobre en qué gasta su dinero la gente común y corriente, mayor 'resiliencia' de las economías desarrolladas, banca transfronteriza más conveniente. Esto está lejos todavía de ser un hecho consumado, aunque la mayoría de los países están contemplando esa posibilidad. Hay quien esgrime el argumento de que si se elimina el dinero físico estaremos en manos de bancos y del gobierno, como si no lo estuviéramos ya, que podrán quitarnos nuestro dinero y bloquear nuestras cuentas cuando quieran, aparte de cobrarnos las comisiones que quieran por cada operación, cosas que ya hacen de hecho, por lo que defender el dinero físico frente a su conversión en número no es una cuestión de libertad. Podrán conocer y vigilar todas nuestras operaciones y elecciones, así como expropiarnos a gusto a través de impuestos, cosas que ya hacen. Los defensores del dinero físico dicen que con la digitalización el dinero dejará de ser lo que nunca ha sido: un medio de libertad.  No ven que oponerse a la digitalización del dinero es absurdo porque el dinero físico ya es numérico o digital de por sí desde el momento en que no necesita un soporte físico para su existencia. La oposición al dinero digital pasa por la oposición primaria al dinero físico y al dinero en general, cochino y podrido dinero en cualquiera de sus formas, tanto materiales como inmateriales y más sofisticadas.
 
268.- Poesía hodierna. Escribía el inmenso poeta italiano Giacomo Leopardi (1798-1837), que perdonaba al poeta moderno que escribe a la antigua usanza, adoptando el lenguaje y el estilo de los antiguos, imprimiendo a su poesía un carácter de otro siglo. Perdonaba que el poeta y la poesía modernos no se muestren contemporáneos con su siglo, porque ser contemporáneo en este siglo -él se refería al XIX, que era el suyo, pero nosotros podemos hacerlo extensivo al XXI, que es el nuestro, por aquello de Machado de que “hoy es siempre todavía”-, ser contemporáneo en nuestro siglo es, o supone esencialmente, no ser poeta, no ser poesía. Una reflexión que podríamos hacer extensiva también al arte en general y a todas las artes particulares como la música o la pintura contemporáneas. 
 
Leopardi en su lecho de muerte.
 
269.- Llega la cuarta ola de calor. ¿Por qué hay tantas olas de calor en las Españas este verano? Es muy sencilla la respuesta. No se trata, como podría parecer a primera vista, de que haya aumentado su número porque esté recalentándose el planeta por efecto del calentamiento global producido por el cambio climático de origen antropogénico y demás chácharas, sino de algo mucho más sencillo todavía. Han cambiado nuestros parámetros para definir lo que es una ola de calor. La definición tradicional que hace suya la Organización Meteorológica Mundial (WMO) era “cuando durante más de cinco días consecutivos la temperatura máxima diaria excede en 5ºC de la temperatura máxima media”. La Agencia Estatal de Meteorología española, por su parte, ha redefinido la ola de calor como “un episodio de al menos tres días consecutivos en el que al menos el 10% de las estaciones meteorológicas registran valores por encima de la temperatura umbral”. Observamos que el criterio de duración se ha reducido de cinco a tres días, por lo que ahora hay más olas de calor que antes. ¿Qué decir del éxito de esta metáfora que tanto se aplicaba durante la pandemia a las olas de virus coronado como se ha aplicado también al feminismo, de cuya tercera oleada parece ser artífice Judith Butler, como a esta cuarta ola de calor terrorífica que hará, según la prensa más encanallada y alarmante, que la subida de la temperatura desborde los límites humanos y haga inhabitables amplias regiones del planeta achicharrándonos vivos?
 
 
270.- Día de las instituciones. Cantabria celebra el Día de las Instituciones Cántabras con llamadas a la unidad y la igualdad. La presidenta de la taifa (=Comunidad Autónoma con parlamento propio aunque todavía carece, por ahora, de Academia de la Lengua Cántabra, porque quién habla cántabru hoy en Cantabria a parte de los cantabristas que quieren resucitarlo y reinventarlo), de cuyo nombre propio no quiero acordarme, hizo un llamamiento al "patriotismo regional", interesante concepto que viene a resucitar aquel otro de la "patria chica", que no por pequeña deja de ser patria, y la unidad durante el acto del Día de las Instituciones celebrado el 28 de julio en Puente San Miguel, festividad que celebran las instituciones, es decir los organismos y establecimientos oficiales y las personas que los regentan ocupando cargos públicos, santificada en el calendario desde su declaración de forma unánime por parte de la Asamblea Regional de Cantabria —actual Parlamento de Cantabria— en octubre de 1993. Aparte de eso, el domingo 11 de agosto, cuando Cantabria registraba la temperatura más alta de España superando los 43 grados, se celebró en Cabezón de la Sal el quincuagésimo octavo Día de Cantabria, un festejo folclórico "típicamente cántabro" que tuvo lugar por primera vez en 1967 y que nació como un homenaje a las tradiciones populares y a la entidad histórica de la región, que comenzó llamándose "Día de la Montaña", ya que así se conocía popularmente a la que por entonces era la provincia de Santander, que formaba parte de Castilla la Vieja, como nos enseñaron en la escuela (Santander, Burgos, Logroño, Soria, Segovia y Ávila, todavía recuerda uno la retahíla), por lo que se decía que Santander era "el puerto de Castilla", es decir, su salida al mar... La presidenta de la hoy Comunidad Autónoma de Cantabria ha declarado: "Estamos orgullosos de ser cántabros". Estamos orgullosos de nuestra identidad autonómica, como si hubiéramos hecho algo para merecer esa identidad y ese orgullo.

lunes, 12 de agosto de 2024

Maldito vacacionismo (y II)

 

"El turismo mata a la ciudad. Turistas, volved a casa. No sois bienvenidos"
 
    Cuando muchos destinos turísticos se preguntan cómo frenar un alud de visitantes que son incapaces de digerir, aquí seguimos haciendo reverencias a los turistas, ahora veraneantes, tanto nacionales como extranjeros que llegan por tierra, mar y aire y que vienen, en realidad, a colonizarnos. Hasta ahora se ha vendido como la salvación de nuestra precaria economía, pero lo que persiguen las autoridades que lo fomentan no es más que su lucro personal: pan para hoy, como dice la gente, y hambre para mañana. Contra la idea de que el turismo crea riqueza, hay que decir que no es verdad, la riqueza no se crea de la nada, se concentra en otras y cada vez más pocas manos. 
 
    Pero la aversión que siente la gente normal y corriente contra la turistificación del territorio no se limita a eso, sino que se extiende a la mayoría de los ámbitos de nuestra vida y a todo un sistema que nos explota y aliena convirtiéndonos en consumidores. El turismo convierte en mercancía todo lo que toca, incluso las cosas que todavía no lo eran, como los paisajes, los olores, los sabores, el ambiente, la naturaleza, las relaciones sociales... hasta endosarles una etiqueta y ponerles un precio a todas esas cosas. La expansión del turismo está íntimamente relacionada con el colonialismo, y en definitiva con el consumismo y el capitalismo, que capitaliza todas las cosas y personas, convertidas en recursos (human resources). 

Veranear en casa, Gabriel Pérez-Juana (2024)

 
    Pero no hay que perder de vista que no todo el mundo viaja por ocio y vacaciones, sino que también hay mucha gente que, emigrando de sus países, acaba inmigrando a otros para trabajar en sectores generalmente mal pagados que, qué casualidad, suelen estar ligados al turismo. 
 
    No hay adjetivos que valgan para salvar el turismo: no hay turismo de calidad -en realidad 'de alto poder adquisitivo'-, ni turismo sostenible. Porque lo que no se sostiene es el propio turismo masificado como está, ese moverse masivamente para cambiar de lugar, como si así cambiásemos nosotros también. Por eso es preciso dejar de ser turistas, y, lo que es lo mismo, dejar de ser mercancías y rebelarse contra la explotación del trabajo y el consumo, y reivindicar, como proponíamos en otra ocasión, contra la diversión que nos venden, el bendito aburrimiento. 
 
 
 
    Decía el anuncio publicitario de una agencia de viajes o mejor dicho, de destinos turísticos, dado que ya no hay viajes: “Quedarse en casa no es divertido. Escápate”. Y yo me pregunto: ¿Quién nos manda divertirnos? ¿Por qué tenemos que escapar? ¿Vamos a escapar, trasladándonos, de nosotros mismos? ¿Qué hay de malo no ya en aburrirse sino en negarse a divertirse como un idiota? ¿Acaso el que vaya a escaparse va a evadirse de sí mismo y de sus problemas? ¿No se escapará sólo de su casa? Está claro que la aludida agencia mercantil quiere que nos escapemos so pretexto de divertirnos porque, si nos quedamos en casa, ella no hace negocio a costa de nuestro aburrimiento, bendito sea. José Bergamín nos ha regalado este precioso aforismo: "El aburrimiento de la ostra produce perlas".

domingo, 11 de agosto de 2024

¡Ojo al gorila!

    En 1952 publicaba Georges Brassens su álbum "La mauvaise réputation" (La mala reputación), en el que incluía una canción que sería de las más conocidas y celebradas: "Le gorille". Entre nosotros la han cantado en castellano Joaquín Carbonell, Eduardo Peralta, Antonio Selfa, cuya interpretación se ofrece más abajo, y Javier Krahe y Joaquín Sabina, entre otros. También son muchas las versiones en otras lenguas: en griego, en inglés, en alemán, en hebreo, en polaco o en italiano, como la de Fabrizio de André. 
 
    La canción "El gorila"' de Georges Brassens narra que un gorila escapa del zoo, desatando el pánico entre las mujeres que inicialmente lo contemplaban con curiosidad lasciva, y que huyen enseguida espantadas, salvo una octogenaria, que se siente halagada al descubrir que alguien la desea todavía. El gorila, que no ha conocido hembra y está cachondo, no sabe a quién elegir entre la anciana y un juez que se le presenta, y elige como objeto sexual al magistrado, que se siente ridiculizado porque ha sido tomado él, que encarna la ley y el orden,  como una mona, y el gorila lo sodomiza tras unos matorrales. 
 
    El juez grita, en la última estrofa, "Mamá, mamá", pidiendo clemencia inútilmente, como el hombre al que él había ajusticiado ese mismo día. 
 
Antonio Selfa canta El Gorila de Brassens en versión de Agustín García Calvo.
 
     Aunque cuesta imaginarlo, Georges Brassens castró, por propia iniciativa, a su 'gorila', amputándole la última estrofa a la versión original, como confesó a Emmanuel Pierrrat y Aurélie Sfez en la anécdota que recogen en su libro "100 canciones censuradas " (ediciones Hoëbeke/Radio France éditions). 
 
    En la versión original, no grabada en el disco, la canción acababa aconsejando a los magistrados que cambiaran de profesión si no querían bajarse los pantalones y tener que ofrecer sus cuartos traseros a un gorila... Por miedo a la censura, Brassens practicó la autocensura, pero sin embargo no se libró de sus garras, dado que aun así se prohibió la radiodifusión en todas las emisoras francesas de la canción, no tanto por su contenido pornográfico, sino sobre todo porque se oponía a la pena de muerte cuando en Francia todavía estaba vigente, donde no sería abolida hasta 1981. 
 
 
    He aquí la última estrofa que compuso Brassens y que le faltaba a la canción que grabó y que conocemos: Nous terminerons cette histoire / Par un conseil aux chats-fourrés / Redoutant l'attaque notoire / Qu'un d'eux subit dans des fourrés. / Quand un singe fauteur d'opprobre / Hante les rues de leurs quartiers / Ils n'ont qu'a retirer la robe / Ou mieux à changer de métier. / Gare au gorille! 
 
   Me permito traducirla aproximadamente así: Acabaremos esta historia / con un consejo al tribunal / que teme la ofensa notoria / que un juez sufrió en un matorral. / Cuando un simio con dos cojones / ronde por su jurisdicción / o se bajan los pantalones / o bien cambian de profesión. / ¡Ojo al gorila! 
 
    Así suena la canción francesa completa, como hubiera querido grabarla Georges Brassens, con la última estrofa incluida.