266.- Lumpemproletariado. Los proletarios eran en la antigua Roma aquellos ciudadanos que no tenían ninguna riqueza más que su prole, es decir, sus hijos. Prolíficos proletarios, creadores de la única riqueza de su prole. El reverendo Carlos Marx trajo a cuento lo que llamó el Lumpenproletariat, es decir el proletariado harapiento, eso es lo que quiere decir la palabra alemana “Lumpen” no poco despectiva, porque los andrajosos no tienen finos y caros paños cortados por sastres burgueses a la medida con los que revestir la desnudez primigenia de sus carnes obreras ni tampoco, lo que más les reprochaba Marx, conciencia de clase. A Marx no le gustaba nada ese proletariado mal vestido y precario, incapaz siquiera de hacer algo tan inútil como una revolución seria, como el materialismo histórico manda, como la rusa, la china o la cubana, para que todo cambie a fin de seguir exactamente igual que antes del cambio. Carlos Marx, ese marxista que no era tan marxista como han sido después de él algunos de sus muchos seguidores y secuaces, sólo tenía buenos ojos para el proletariado concienciado y no para los parásitos de los lumpen. Sólo veía bien al proletariado "comm´il faut", que guiado por el Partido Comunista haría girar la rueda de la historia universal para que el mundo siguiera rulando, para que todo cambiara a fin de poder seguir igual.
267.- Dinero físico y dinero digital. Al Fondo Monetario Internacional (en la lengua del Imperio al revés International Monetary Fund) le interesa por alguna razón acelerar la desaparición del dinero físico y la creación de una moneda digital emitida por un Banco Central por sus numerosas ventajas: mayor control de los gobiernos sobre en qué gasta su dinero la gente común y corriente, mayor 'resiliencia' de las economías desarrolladas, banca transfronteriza más conveniente. Esto está lejos todavía de ser un hecho consumado, aunque la mayoría de los países están contemplando esa posibilidad. Hay quien esgrime el argumento de que si se elimina el dinero físico estaremos en manos de bancos y del gobierno, como si no lo estuviéramos ya, que podrán quitarnos nuestro dinero y bloquear nuestras cuentas cuando quieran, aparte de cobrarnos las comisiones que quieran por cada operación, cosas que ya hacen de hecho, por lo que defender el dinero físico frente a su conversión en número no es una cuestión de libertad. Podrán conocer y vigilar todas nuestras operaciones y elecciones, así como expropiarnos a gusto a través de impuestos, cosas que ya hacen. Los defensores del dinero físico dicen que con la digitalización el dinero dejará de ser lo que nunca ha sido: un medio de libertad. No ven que oponerse a la digitalización del dinero es absurdo porque el dinero físico ya es numérico o digital de por sí desde el momento en que no necesita un soporte físico para su existencia. La oposición al dinero digital pasa por la oposición primaria al dinero físico y al dinero en general, cochino y podrido dinero en cualquiera de sus formas, tanto materiales como inmateriales y más sofisticadas.
268.- Poesía hodierna. Escribía el inmenso poeta italiano Giacomo Leopardi (1798-1837), que perdonaba al poeta moderno que escribe a la antigua usanza, adoptando el lenguaje y el estilo de los antiguos, imprimiendo a su poesía un carácter de otro siglo. Perdonaba que el poeta y la poesía modernos no se muestren contemporáneos con su siglo, porque ser contemporáneo en este siglo -él se refería al XIX, que era el suyo, pero nosotros podemos hacerlo extensivo al XXI, que es el nuestro, por aquello de Machado de que “hoy es siempre todavía”-, ser contemporáneo en nuestro siglo es, o supone esencialmente, no ser poeta, no ser poesía. Una reflexión que podríamos hacer extensiva también al arte en general y a todas las artes particulares como la música o la pintura contemporáneas.
269.- Llega la cuarta ola de calor. ¿Por qué hay tantas olas de calor en las Españas este verano? Es muy sencilla la respuesta. No se trata, como podría parecer a primera vista, de que haya aumentado su número porque esté recalentándose el planeta por efecto del calentamiento global producido por el cambio climático de origen antropogénico y demás chácharas, sino de algo mucho más sencillo todavía. Han cambiado nuestros parámetros para definir lo que es una ola de calor. La definición tradicional que hace suya la Organización Meteorológica Mundial (WMO) era “cuando durante más de cinco días consecutivos la temperatura máxima diaria excede en 5ºC de la temperatura máxima media”. La Agencia Estatal de Meteorología española, por su parte, ha redefinido la ola de calor como “un episodio de al menos tres días consecutivos en el que al menos el 10% de las estaciones meteorológicas registran valores por encima de la temperatura umbral”. Observamos que el criterio de duración se ha reducido de cinco a tres días, por lo que ahora hay más olas de calor que antes. ¿Qué decir del éxito de esta metáfora que tanto se aplicaba durante la pandemia a las olas de virus coronado como se ha aplicado también al feminismo, de cuya tercera oleada parece ser artífice Judith Butler, como a esta cuarta ola de calor terrorífica que hará, según la prensa más encanallada y alarmante, que la subida de la temperatura desborde los límites humanos y haga inhabitables amplias regiones del planeta achicharrándonos vivos?
270.- Día de las instituciones. Cantabria celebra el Día de las Instituciones Cántabras con llamadas a la unidad y la igualdad. La presidenta de la taifa (=Comunidad Autónoma con parlamento propio aunque todavía carece, por ahora, de Academia de la Lengua Cántabra, porque quién habla cántabru hoy en Cantabria a parte de los cantabristas que quieren resucitarlo y reinventarlo), de cuyo nombre propio no quiero acordarme, hizo un llamamiento al "patriotismo regional", interesante concepto que viene a resucitar aquel otro de la "patria chica", que no por pequeña deja de ser patria, y la unidad durante el acto del Día de las Instituciones celebrado el 28 de julio en Puente San Miguel, festividad que celebran las instituciones, es decir los organismos y establecimientos oficiales y las personas que los regentan ocupando cargos públicos, santificada en el calendario desde su declaración de forma unánime por parte de la Asamblea Regional de Cantabria —actual Parlamento de Cantabria— en octubre de 1993. Aparte de eso, el domingo 11 de agosto, cuando Cantabria
registraba la temperatura más alta de España superando los 43
grados, se celebró en Cabezón de la Sal el quincuagésimo octavo
Día de Cantabria, un festejo folclórico "típicamente
cántabro" que tuvo lugar por primera vez en 1967 y que nació
como un homenaje a las tradiciones populares y a la entidad histórica
de la región, que comenzó llamándose "Día de
la Montaña", ya que así se conocía popularmente a la que por
entonces era la provincia de Santander, que formaba parte de Castilla
la Vieja, como nos enseñaron en la escuela (Santander,
Burgos, Logroño, Soria, Segovia y Ávila, todavía recuerda uno la
retahíla), por lo que se decía que Santander era "el puerto de
Castilla", es decir, su salida al mar... La presidenta de la hoy Comunidad Autónoma de Cantabria ha
declarado: "Estamos orgullosos de ser
cántabros". Estamos orgullosos de nuestra identidad autonómica,
como si hubiéramos hecho algo para merecer esa identidad y ese
orgullo.