miércoles, 20 de diciembre de 2023

Única es la muerte

    La orquesta de la RAI acompaña al inolvidable Angelo Branduardi, del que hemos hablando en Yo soy la Muerte y llevo corona y en De mañana no hay certeza, con sus músicos interpretando a la guitarra La serie dei numeri en una versión increíble grabada en directo en 1977 y retransmitida por la televisión italiana. En blanco y negro. ¡Qué tiempos aquellos, finales de los años setenta en que podían verse y oírse cosas como esta en la caja tonta y hoy definitivamente estupefaciente! 

 

El cuervo y la muerte, Gustave Doré (1879)

     Entre otras enumeraciones en esta Serie de los Números, Branduardi canta: Y han venido diez navíos / trayéndonos la guerra desde lejos. / Once los guerreros han regresado / cuando eran trescientos al partir. / Única es la muerte, / no otra cosa, nada más. («E dieci vascelli sono venuti / portandoci la guerra da lontano./ Undici guerrieri sono tornati / quand'erano trecento a partire... / Unica è la morte, / niente altro, niente di più...»

martes, 19 de diciembre de 2023

¡Más de cien muertes al día! (y II)

     Analicemos ahora el siguiente texto breve emitido por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (sic) de las Españas, presidido por la Ministra doña Teresa Ribera, a la que vemos en dos fotografías en compañía del sedicente y sonriente filántropo Bill Gates durante la COP28: Necesitamos dar las señales correctas que favorezcan la colaboración público-privada. Impulsar una innovación tecnológica al servicio de la descarbonización.
     
 
    Con lo de "la colaboración público-privada" se refiere el texto al trato de los gobiernos de los Estados, personificado por nuestra Ministra progresista, con el Capital, encarnado en este caso por el magnate señor Gates y su benéfica y filantrópica, según dicen, fundación.  

    Con lo de la "descarbonización", ¿a qué se refieren? Sin duda a la transición a la green economy, con la que el capitalismo neoliberal pretende cambiar para  poder seguir igual y obtener la bendición de Su Santidad el Papa, que no pudo asistir a la cumbre a la que asistieron más de cuatrocientos jets privados por estar enfermo de gripe en la Santa Sede, poniéndole el adjetivo de "verde" que-te-quiero-verde, como hacía García Lorca: Verde viento. Verdes ramas.  / El barco sobre la mar / y el caballo en la montaña.
 
     Lo que nos tememos algunos no es que vayan a prohibirnos de golpe y sopetón calentar nuestras casas, comer carne y lácteos -los pedos de las vacas son metano puro que crea gases de efecto invernadero que aceleran el calentamiento global del planeta y provocan el cambio climático-, conducir automóviles, limitar nuestros viajes... Los viajes en avión son insostenibles para el medio ambiente, aunque a la cumbre de Abu Dabi han volado, como queda dicho, cuatrocientos jets privados... de vergüenza.
 
    Es muy probable que tras el pasaporte sanitario que nos endilgaron para salvarnos la vida que no nos salvaron, nos venga ahora la Iglesia de la Climatología con el pasaporte de carbono, y que, para que sobreviva el turismo que tanto interesa,  se asigne no a los viajeros, que ya no quedan en el mundo, sino a los numerosos turistas, que eso es lo que hay en la tierra del Señor, un racionamiento anual de carbono que no podrán exceder sin tener que pagar por ello. 
 
    Lo que nos tememos algunos es que nos impongan un impuesto al Carbono para sancionar económicamente a los que quieran hacer esas cosas, de modo que quien tiene dinero pueda permitirse esos lujos, es decir, consiga indulgencias que le permitan el perdón de sus pecados ecológicos.
 
    Si se salen con la suya, sólo los ricos podrán permitirse esos lujos, mientras que los pobres iremos al trabajo en bicicleta y patinete (no eléctricos, por supuesto, sino a pedales), volveremos a casa helada y húmeda y comeremos insectos, que son más baratos que la carne y también son fuente de proteínas animales. 
 
Léase al revés: Los combustibles fósiles 'acuerdan' abandonar el mundo
 
     Ponerle precio al carbono recaudaría los billones necesarios para hacer frente a la transición climática, dice el Fondo Monetario Internacional. Algunos gobiernos no se atreven por la impopularidad de los impuestos, pero la doctrina es que si se penalizan económicamente las altas emisiones, la descarbonización se acelera (y se salva el Planeta merced a las energías renovables que nos alejarían de los combustibles fósiles y a las tecnologías con bajas emisiones de carbono, lo que estimularía un crecimiento “limpio” o, como diría nuestra Ministra de Sanidad, "sano y seguro").
 
    Haría falta saber si se pone el impuesto al carbono también a los bombardeos de las guerras... y a lo mejor así dejaba de haberlas.    

lunes, 18 de diciembre de 2023

¡Más de 100 muertes al día! (I)

    O de cómo el Ministerio de Sanidad de las Españas nos vende la moto diciendo que va a salvarnos la vida (otra vez) y mejorar nuestra salud (otra vez). 
 
 
    "Ayer acabó la COP28 con un acuerdo insuficiente pero que supone el principio del fin de la era de los combustibles fósiles y las energías caras y sucias".
 
    La Ministra de Sanidad del Reino de las Españas, doña Mónica García, pronuncia un discurso optimista y trufado de efectos retóricos con el que celebra el acuerdo -insuficiente según ella- que se ha alcanzado en la COP28 que ha tenido lugar en Dubai, pero que no supone "el principio del fin de la era de los combustibles fósiles", como dice la ministra. Lo que sucede, según los expertos, es que los combustibles fósiles se están agotando y no hay para todos, pero no se están acabando porque se haya llegado al acuerdo de dejar de usarlos y de despreciarlos por ser “energías caras y sucias”. Son caras -lo de sucias no vamos a discutirlo- porque abundan poco, cada vez menos y no va a haber para todo el personal.
 
   "Es un paso más pero aún quedan muchos por recorrer para asegurar un futuro mejor para todos y todas."

    Se trata, según nuestra Ministra progresista,  de un paso más para asegurar “un futuro mejor para todos y todas”, lo que dice con una redundancia superflua por innecesaria, dado que diciendo “todos” estamos utilizando el género gramatical masculino como término no marcado, es decir, como equivalente a los dos géneros gramaticales, pero es una obsesión de los nuevos ministros (y ministras) emplear el género femenino para alargar sus discursos, parecer que dicen más de lo que dicen y "empoderar a las mujeres" (sic).
 
    "El cambio climático mata y empeora la salud."
 
    La afirmación de que el cambio climático mata es bastante tremendista, aunque se atenúa diciendo que empeora la salud. Se trata de un hísteron próteron. Merece la pena que nos detengamos un poco en este recurso retórico que consiste en citar en primer lugar lo que sucede cronológicamente en segundo lugar llamando así la atención sobre la idea más importante que se trata de poner de relieve: todos (y todas) vamos a morir. Lo lógico sería decir en primer lugar que empeora la salud y, a continuación, que mata, pero como se trata de impactar al auditorio lo primero que se dice es que mata, como el tabaco, y a continuación, por si eso fuera poco, que empeora la salud, algo que poco importa cuando uno ya está muerto. 
 
 
     "Los combustibles fósiles que provocan cambio climático matan y empeoran la salud."
 
    A continuación nos dice cuál es la causa de ese cambio climático que mata, que son los combustibles fósiles. Ha hecho por arte de magia retórica una ecuación de equivalencia: cambio climático igual a combustibles fósiles. Como se ha llegado al acuerdo -obligado te veas- de dejar de usarlos... el Ministerio nos "salvará la vida", con lo que justifica su existencia, como cuando nos encerró en nuestros domicilios, nos obligó a usar mascarillas para salir y nos prohibió viajar o entrar a los lugares públicos si no estábamos vacunados...
 
    "Cuando hablamos de crisis climática no estamos hablando de osos polares o de un problema que pasa muy lejos o dentro de muchos años (…)"
 
    La ministra ha introducido la palabra mágica 'crisis'. No dice ya cambio climático, sino crisis climática, lo que hace que sean términos sinónimos: el cambio es una crisis -otra crisis más, por si fueran pocas las que llevamos a rastras-, y la define negativamente: no son osos polares ni problemas que pasan lejos o que pasarán en el futuro... El paralelo con la crisis sanitaria es obvio: recurso al miedo y a una gestión autoritaria. La cuestión climática se presenta como una oportunidad para esta especie de nueva religión que se está afianzando a escala mundial que pretende salvar el Planeta. 
 
    Vemos en este discurso cómo la Ministra del Gobierno ha convertido por arte de magia retórica el clima en una crisis de salud pública, porque parece que la gente ve que lo del cambio climático es algo muy lento en el tiempo, muy lejano en el espacio, muy abstracto y abstruso, y que parece que sólo afecta a los osos (y las osas polares, se le olvidó, por cierto, mencionarlas a la señora ministra), y no hace mucho caso de las alarmas que se desencadenan, pero si se relaciona con la salud, que es lo que más nos duele, pues parece que la cosa funciona mejor.
 
 
      "Más de cien muertes al día que se podrían evitar apostando por energías baratas y limpias, comiendo dietas más saludables y viviendo en casas cómodas y eficientes."
 
     La crisis climática supone más de 100 muertes evitables al día si se apuesta por energías baratas y limpias (contrapuestas a las caras y sucias mencionadas al principio), pero ¿en dónde se producen?, ¿en España, en Europa, en el mundo? ¿En verano por el excesivo calor o en invierno por el frío extremo? Dato terrorífico y preguntas sin respuesta. Pero no bastaría con apostar por dichas energías,  además habría que comer “dietas más saludables”, expresión con la que no se refiere la señora ministra a las hamburgueserías, por ejemplo, que tanto pululan por la piel de toro, pero que son efectivamente baratas, aunque no sean muy saludables, porque va a resultar que lo saludable es caro o, al menos, que no se lo pueden permitir todos los bolsillos. Y con lo de vivir en “casas cómodas y eficientes”, no se refiere a los bloques de pisos en los que vive hacinada la mayoría de la gente.Y, por cierto, ¿qué son casas 'eficientes'?
 
     "Celebramos el acuerdo alcanzado en la COP28 y desde el Ministerio de Sanidad nos ponemos a trabajar desde ya para que España siga liderando la transición ecológica hacia un mundo mejor y hacia un planeta sano y seguro."
 
    Pero está bien que España siga liderando esa “transición ecológica” hacia un mundo mejor y hacia un planeta sano y seguro, nótese la aliteración "sano y seguro", que es lo que queremos todos (y todas, claro).

domingo, 17 de diciembre de 2023

Presentación de "El derecho a la pereza" de Paul Lafargue

     Paul Lafargue (1842-1911) fue uno de los introductores de las primeras ideas marxistas en España, donde ya casi nadie se acuerda de Carlos Marx una vez que el Partido Socialista Obrero Español que fundara Pablo Iglesias abandonó su doctrina en el congreso extraordinario que se celebró en Madrid en 1979, en el que se abogó por el socialismo democrático o socialdemocracia.

      
     Escribe en el breve panfleto El Derecho a la pereza, cuya traducción presentamos y ofrecemos en página adjunta que puede leerse y descargarse pulsando sobre su susodicho título,  que constituye ya todo un clásico dentro de la literatura francesa, que la clase obrera no debe reivindicar el derecho al trabajo por ser esta una imposición capitalista y un dogma burgués consagrado como uno de los derechos humanos, contra el que formula el derecho fundamental a la pereza, es decir el derecho a no trabajar y a liberarse así del yugo del trabajo asalariado, reduciendo la jornada laboral como máximo a tres horas diarias, lo que constituía una reivindicación excesiva para una época en que se trabajaba todos los días de la semana -aún no se había establecido la institución del fin de semana- en jornadas de hasta 14 horas, ni se había logrado todavía la tripartición de las veinticuatro horas del día en ocho de trabajo, ocho de recreo y ocho de descanso.

    Asistimos en la actualidad, por ejemplo en nuestro país, a un intento más de reducción de la semana laboral, desde las cuarenta horas semanales actuales, vigentes desde 1983 que suponen trabajar ocho horas diarias de lunes a viernes, a treinta y siete horas y media como máximo sin reducción de salario, proceso que culminará, según está previsto, en el año 2025, pasando el año que viene por la reducción a treinta y ocho horas y media semanales. 

    En este sentido se propone también la reducción de la semana laboral a cuatro días, y el aumento del fin de semana a tres. Son intentos muy timoratos de hacer más llevadera la servidumbre que conlleva el trabajo asalariado para la producción y consumo de inutilidades.

    Pero ¿qué decir de todos estos bienintencionados intentos de humanización del trabajo? Pues lo más evidente: que lejos de liberarnos del yugo del trabajo, y de la reducción de la vida a tiempo cronometrado y, por lo tanto, a dinero también, lo que pretenden es hacerlo más llevadero, algo parecido a la actitud hipócrita de la iglesia católica respecto a la esclavitud que, lejos de condenarla radicalmente, proponía humanizarla dando un trato lo más benévolo posible a los esclavos.

    No es extraño, pues, que el libro que presento fuera mejor acogido por los libertarios que por los marxistas propiamente dichos en aquellos años de escisión entre ambos movimientos, pues en el propio marxismo se halla la paradoja de que la clase obrera, que está llamada a protagonizar la revolución social que superará el capitalismo,  lejos de luchar por su extinción, proclama orgullosamente siempre su existencia gritando "¡Viva la clase obrera!", lo que viene a ser lo mismo que "¡Viva el trabajo!", y eso ya se sabe lo malo que es para el que proclama como Lafargue que la pereza no es un pecado capital, sino, usando el lenguaje de la doctrina católica, una de las más preciosas virtudes que tenemos.  

sábado, 16 de diciembre de 2023

Ultima Thule

     La Nasa, que es en la lengua del Imperio el acrónimo de la National Aeronautics and Space Administration, lo que en la nuestra vale por Administración Nacional de la Aeronáutica y el Espacio o algo por el estilo,  ha subido a la Red imágenes de  MU69 2014, denominado Ultima Thule, el asteroide actualmente más distante de la Tierra jamás explorado que parece, dicen, un muñeco de nieve, ubicado a seis mil seiscientos millones de quilómetros de nuestro planeta. Ahí es nada.


 
    Llama la atención el nombre latino que le han puesto: Ultima Thule, una expresión que evoca un lugar más allá del mundo conocido gracias a Virgilio. Designaba una isla muy lejana e inalcanzable en un pasaje de las Geórgicas donde el poeta pronosticaba la divinización del emperador Augusto y consiguientemente del Imperio romano que regía. Son los versos 29 y 30 del libro primero: An deus immensi uenias maris ac tua nautae / numina sola colant, tibi seruiat ultima Thule. Seas dios del mar inmenso,  y los marineros / culto a ti solo te rindan y sirva la última Tule. Afirmaba allí el poeta, servidumbres del arte al poder establecido que lo apesebraba, que el Poder del Imperio y del Príncipe que lo regía llegarían hasta la “última Tule”, la más remota de las tierras en los confines del universo. No hace falta decir que hasta allí no llegó nunca aquel imperio ni ningún otro porque, entre otras cosas, el universo no parece que tenga confines, y porque no hay Imperio que dure tanto que no acabe derrumbándose: siempre hay plus ultra, siempre hay más allá, no porque haya algo, que no lo sabemos, sino porque lo que parece que no hay es límite ni término ni fin. ¿Quién le pone puertas al campo? ¿Quién le pone lindes al espacio?

    Fue otro poeta no épico sino dramático, Séneca, el que recogió la expresión virgiliana en su tragedia Medea en un dímetro yámbico (v. 379) nec sit terris ultima Thule, donde al decir de algunos se pronosticaba, mil quinientos años antes del evento, el descubrimiento de América. Así tradujo Valentín García Yebra el pasaje: “Pasados los años, vendrán tiempos nuevos: / Soltará el Océano los lazos del orbe, / y un gran continente saldrá de las olas, / y Tetis la gloria verá de otros mundos. / Y entonces la tierra no acabará en Tule.” De Tule comenta el traductor que era una isla nórdica legendaria, no bien identificada, a seis días de viaje desde las Islas Británicas. Para algunos podría tratarse de Noruega, para otros de Islandia y para otros de Mainland, la mayor de las Shetland, pero no era ninguna de esas islas conocidas. Se trataba de una isla fabulosa de difícil localización, alejada del mundo conocido. 
 

    Una vieja amiga me recuerda a propósito que de la legendaria Thule, precisamente, era reina Sigrid, la eterna novia vikinga del Capitán Trueno, historieta con la que disfrutaron tanto en su infancia tantos niños españoles de mi edad. 

     Los americanos de la NASA no han tomado el nombre ni de Virgilio ni de Séneca, sino probablemente de las guerras estelares de la saga cinematográfica Star Wars de George Lucas. Allí, como decía un personaje de la serie: "Sé dónde está. El planeta se llama Thule... Allí es donde está enterrada la Segadora Oscura". Thule, el planeta imaginario con el que pretenden ahora distraernos y mantenernos entretenidos, permanentemente atentos siempre a nuestras macro- y micropantallas.

viernes, 15 de diciembre de 2023

El caso Metroclés

    Se cuenta que Metroclés, que gozaba de una voz envidiable en el arte de la declamación, antes de emprender el camino de la filosofía en la antigua Grecia como acabaría haciendo, fue hombre de letras muy refinado, cultísimo y discreto. Una vez, haciendo una pausa solemne en medio de un recital público de poesía épica ante un auditorio selecto, se le escapó una ventosidad, que resonó estentóreamente, es decir, con la altisonancia de Esténtor, que ahogaba con su voz la de cincuenta hombres, según el divino Homero. El pedo fue motivo de irrisión general entre su audiencia, pública chacota y cachondeo. 
 
    Metroclés, por su parte, interrumpió, abochornado y rojo como un pimiento, la declamación y huyó apresurado, encerrándose en su casa a cal y canto, corrido de la vergüenza, con la intención de no volver a salir nunca más, pudriéndose en su encierro. 
 
    Cuando se enteró Crates, el filósofo cínico, por Hiparquia, la hermana de Metroclés y mujer, ya que no esposa, de Crates y, como Crates, también acólita de la secta de Antístenes y de Diógenes el Perro, se atiborró adrede de un buen cocido de chochos o altramuces del puchero. No hay una sola habichuela que sea inocua y que no cante, como dicen las gentes del pueblo, así que, ni corto ni perezoso, se presentó en casa de su atrabiliario cuñado, que hacía días que no salía ni quería recibir a nadie, y sólo deseaba que se abriera la tierra, se lo tragara y lo acogiera en su seno. 
 
 
  Crates de Tebas despreciando las riquezas (365-285 a. de C.)
 
    Hiparquia le había comentado a Crates que su hermano había iniciado además una huelga doble de hambre y de silencio con la insana intención de dejarse morir en el intento. Trató Crates en primer lugar, hablándole sin rebozo con palabras castizas y llamando llanamente a las cosas por su nombre, de persuadirlo de que no era nada vergonzoso dejar salir los gases de las mazmorras de las tripas para que camparan por sus respetos, sino la cosa más natural del mundo, con sofisticados razonamientos. Le repetía en todos los tonos que no había nada de malo en ventosear, que era algo a lo que había que dar carta de naturaleza, porque peerse no era algo reservado exclusivamente a la vida privada, sino que podía y debía hacerse en público y no debería considerarse una falta irreverente de respeto. 
 
    Instaba a su deprimido y lacónico cuñado a que hiciera caso omiso de las conveniencias sociales y ridículos prejuicios, ya que dejar salir las flatulencias era algo muy saludable y sano, al igual que los regüeldos, por lo que prohibían tajantemente su continencia los galenos. 
 
    -Se cuenta y yo lo sé de muy buena tinta -sentenció Crates- que las ventosidades reprimidas y contenidas en el calabozo de nuestros adentros se suben a la cabeza y provocan retortijones y mareos, y ha habido algunos, más tercos que las mulas, que por no querer soltar prenda, se han asfixiado y muerto... 
 

  Crates e Hiparquia, supuestamente, según pintura del siglo I del jardín de Villa Farnesia
 
 
    Pero como nada de lo que decía convenciera al abatido y silencioso Metroclés, comenzó Crates a soltar uno detrás de otro, a posta, con toda la intención y naturalidad del mundo, una ruidosa sarta de pedos, bien sonoros y nada disimulados, contundentes y bien fétidos. Los desembuchó, para que Metroclés se enterara de lo que le estaba diciendo y aprendiera, ya que no del sermón de sus palabras, de su ejemplo. Mezclaba así, con un alarde pedagógico moderno, la teoría en congruencia con la práctica del hecho. 
 
    Metroclés no sabía cómo reaccionar ante aquella actitud desafiante e irreverente de Crates que soltaba tantos y tamaños pestilentes vientos. Mostró en principio un semblante de rechazo, ira y contrariedad muy severo, pues era lacónico y bastante seco y no poco serio.
 
    Crates arrimó entonces el culo a la débil llama de la candela que iluminaba la lóbrega estancia, soltó un cuesco y se produjo tal llamarada que estuvo a punto, se diría, de provocar un incendio. 
 

 
    Metroclés rompió inesperadamente el silencio, se echó, agradecido, a reír como pocas veces en su vida a carcajada limpia y a mandíbula batiente había hecho, y con aquella risa franca y sincera, que le contagió a Crates, se le quitó la murria que le había entrado, se unió a su amigo y cuñado, y le hizo coro soltando por su parte un par de cuescos. Según se peían ambos se partían de la risa, como suele decirse, los pechos, igual que un par de niños traviesos que competían a ver quién desencadenaba, en medio de la común flatulencia, la furia liberadora del gas de mayor estruendo. 
 
    Desde entonces se hizo Metroclés íntimo de Crates y otro más, como su cuñado y su hermana de los seguidores del divino Diógenes, el Perro. Emprendió así el camino liberador de la filosofía, que le resultó tan provechoso, ya que le libró de la depresión de la congoja, por lo que hizo pronto en ese campo muchísimos progresos. 
 
    Así como por el humo se sabe donde hay fuego y por los celos dónde reside el amor verdadero, no hay mejor prueba de intimidad y de confianza, que soltar delante de algún conocido, familiar o amigo, dos rotundos pedos; no uno solo, que uno no es ninguno, sino algo tan singular que puede pasar desapercibido como si se tratara de un incidente aislado, o sea que puede ningunearse o hacer como que no se ha oído, sino dos o tres estruendosos por lo menos. 
 
 
Sopla, capricho 69, Francisco de Goya (1799)
 
    A nadie le huelen mal los suyos, dice la voz popular a propósito del pedo, pero sí, por el contrario, y mucho, los ajenos. Cuanto más sonoro sea, además, más habrá de ofendernos. No hieren tanto la sensibilidad ajena los zullones o follones, que son las ventosidades mudas y discretas que nacen sordas y degolladas, a decir de don Francisco de Quevedo, aunque no huelan precisamente a rosas e incienso, sino los vientos atronadores y aparatosos, que a veces son los más inodoros, porque lo que nos ofende no es tanto el cuesco en sí como su carácter ajeno. 
 
    L´enfer c´est les autres, que dijo Sartre, lo que viene a decir algo así como que los otros y no uno mismo, él sabrá por qué hace tanta diferencia entre uno y otros, son el infierno. 

jueves, 14 de diciembre de 2023

El Estado, cuya esencia

El estado, cuya esencia

es la guerra primordial,

de Israel, maldito sea,

bombardea sin piedad



Gaza entera, arrasa todo

como manda la Torá,

mata a niños inocentes

como Herodes de Judá.

Su derecho a defenderse

le confiere impunidad,

justifica el genocidio,

la mayor atrocidad.

 

   Es la nación elegida,

vengativa y criminal,

 del patriarca del desierto,

iracundo Jehová.

 

  Desatada ya la guerra

  y el continuo batallar,

se ha enterrado en Tierra Santa

la promesa de la paz.

 

Paz, F. P. Reshetnikov (1950)

miércoles, 13 de diciembre de 2023

"Dejad de moler, molineras"

    Incluye Paul Lafargue en El derecho a la pereza un epigrama griego de Antípatro de Salónica sobre el regreso de la mítica Edad de Oro, cuyo rasgo más característico era que los árboles y las cosechas daban su fruto sin intervención del hombre, que se alimentaba sin trabajo, saludando la llegada de la máquina que iba a liberar supuestamente a la humanidad de la esclavitud del trabajo, epigrama que citaba también su suegro Carlos Marx en El Capital. Está tomado de la Antología Griega (IX, 418), y el texto, compuesto por cuatro dísticos elegíacos de hexámetro y pentámetro dactílicos, exhortaba a las molineras a dormir la mañana, es decir, a no madrugar ya que el molino -la tecnología- iba a liberarlas del trabajo de la molienda.  Dice más o menos lo siguiente en versión rítmica:  

Muela dejad de mover, molineras; dormid la mañana,
    aunque anuncien ya   cantos de gallo el albor;
 ya que a las linfas Deméter mandó esas manualidades;
    y ellas, que van en tropel    sobre la rueda a caer,
mueven el eje; y aquél, con sus curvos radios rodantes,
    hace la mole girar    -rocas nisirias* que son-.
Vida gozamos antigua de nuevo, si es que aprendemos
    sin trabajar a tomar   cuanto Deméter nos da.
 
    *Las aludidas rocas nisirias son piedras volcánicas de la pequeña isla de Nisiro, al sur de la isla de Cos, que eran apreciadas precisamente por su utilidad como ruedas de molino. 
 

Ἴσχετε χεῖρα μυλαῖον, ἀλετρίδες· εὕδετε μακρά,
    κἢν ὄρθρον προλέγῃ     γῆρυς ἀλεκτρυόνων·
Δηὼ γὰρ Νύμφαισι χερῶν ἐπετείλατο μόχθους·
    αἱ δὲ κατ’ἀκροτάτην     ἁλλόμεναι τροχιήν,
ἄξονα δινεύουσιν· ὁ δ’ἀκτίνεσσιν ἑλικταῖς
    στρωφᾷ Νισυρίων     κοῖλα βάρη μυλάκων.
γευόμεθ’ ἀρχαίου βιότου πάλιν, εἰ δίχα μόχθου
    δαίνυσθαι Δηοῦς     ἔργα διδασκόμεθα.

 
    Los optimistas llegaron a pensar que llegaría un día en que el trabajo quedaría relegado a la máquina, y el hombre podría liberarse de la maldición bíblica de su condena. 
 
    ¡Qué equivocado, en efecto, estaba entre los antiguos el optimista de Antípatro de Salónica, poeta griego contemporáneo de Cicerón, cuando saludó la invención del molino hidráulico de viento que trituraba el grano, como liberación del trabajo de las esclavas y restaurador de la mítica edad de oro paradisíaca donde resplandecería la libertad! 
 
 
    Les decía, en efecto, Antípatro a las molineras que dejaran de moler y que siguieran durmiendo plácidamente cuando el gallo anunciara el nuevo día, cuando sonara el despertador, diríamos hoy, o el toque cuartelero de diana de los soldados. Y es que al hacer las ninfas, es decir, las linfas, o sea las aguas, el trabajo que antes realizaban las jóvenes ahora podrían las molineras vivir libres de la esclavitud del trabajo y gozar gratuitamente de los frutos que la diosa madre Tierra les concedía, es decir, el pan de trigo. 
 
 
 
    Sin duda, no entendió Antípatro que la máquina, es decir la tecnología, en lugar de liberar al hombre del trabajo, vino a alargar su jornada laboral y a crearle una nueva dependencia: la cadena tecnológica. Y es que la tecnología no es neutral como pretenden algunos ni su maldad depende del mal uso que se haga de ella: no sólo no ha liberado la vida humana, sino que la ha complicado más todavía, por lo que aún estamos esperando que alguien o algo, no sabemos muy bien quién o qué, venga a liberarnos de la servidumbre de la tecnología y del trabajo, y sobre todo de las nuevas tecnologías y sus viejas servidumbres.

martes, 12 de diciembre de 2023

Macropenes y micropenes

    Veinticuatro mil lucecitas led (acrónimo de Light-Emitting Diode en la lengua del Imperio, o diodo que emite luz), que se dice pronto, y 65 metros de altura tiene el imponente árbol de navidad con el que la localidad cántabra de Cartes se ha situado en el mapa, siendo el árbol -es un decir, ya que se trata más bien de un cono luminoso, o, lo que es lo mismo, electrificado- no sólo más alto de España, sino también de Europa. 
 
Árbol de Cartes (Cantabria)
 
     En plena competición por ver qué ciudad instala el árbol navideño más alto, más grande y más deslumbrante, hay que elogiar la ocurrencia de hacer todo lo contrario que han tenido en Vilagarcía de Arousa, como dicen allí, o Villagarcía de Arosa, como prefieren otros, construyendo el árbol de Navidad más diminuto de España (y probablemente de Europa también y del mundo acaso) hecho artesanalmente a mano y con solo tres lucecitas led, frente a las miles del de Cartes. 
 
Árbol de Vilagarcia de Arousa (Pontevedra).
 
    A los 65 metros del armatoste cántabro, el gallego apenas opone un centímetro de tamaño, dos contando el macetero en el que está plantado. Para que los curiosos puedan contemplarlo y disfrutar de esta miniatura en todo su esplendor, sus ingeniosos creadores han colocado una lupa a fin de disfrutar del más pequeño detalle, demostrando así que no hace falta presumir.
 
    Si recurrimos a la imaginería psicoanalítica, el árbol navideño no deja de ser un símbolo fálico, es decir, del falo o pene en erección, según lo cual, en el primer caso estamos ante un macropene, y en el segundo ante un micropene, como el de Napoleón. Parece, en efecto, que a los alcaldes les ha entrado la fiebre de sacarse las verijas en pueblos y ciudades estas navidades y competir a ver quién tiene el pito más largo entrando en el Gran Libro de los Récords, porque todo tiene que ser lo más grande -ande no no ande, caballo grande- y lo más exagerado posible, olvidando aquello que se decía de que el tamaño no importaba tanto como la función. 
 
    Resulta cuanto menos bochornoso el espectáculo rivalizante que les ha entrado a los alcaldesos y alcaldesas del más variopinto pelaje político en las Españas, da igual el partido en que militen, de contribuir a la contaminación lumínica introduciendo luz artificial que degrada el medio ambiente, que nos deslumbra no dejándonos ver la Vía Láctea y que, además, es dispendio de dinero. 
 
    El actual alcalde de Vigo, por ejemplo, tira la casa por la ventana para mostrar al mundo que la ciudad que rige es la más iluminada del mundo esta navidad, vista desde el espacio, exhibiendo así un espíritu navideño que atrae al dinero en forma de turismo, y que como denuncia la imagen de Gabriel Pérez-Juana “no nos deja ver las estrellas”. 

 

lunes, 11 de diciembre de 2023

Loa de la pereza

    Llegué a la loa de la pereza a través de una cita que pone Paul Lafargue al capítulo primero de “El derecho a la pereza”, cuya traducción estoy preparando, que se titulaba “Un dogma desastroso” en su segunda edición refiriéndose obviamente al trabajo. La cita eran los tres últimos versos de un Lied titulado Die Faulheit (La pereza o La holgazanería, o, más culto, la desidia, que era, si no recuerdo mal, uno de los siete pecados capitales junto con la lujuria, el ocio, la gula, la envidia, la avaricia y la soberbia) del poeta e ilustrado alemán Gotthold Ephraim Lessing (1729-1781).
 
    Los versos, que Lafargue cita en francés, dicen así en su versión original: Laß uns faul in allen Sachen, / Nur nicht faul zu Lieb und Wein, / Nur nicht faul zur Faulheit sein, que yo traduzco directamente con alguna licencia: Seamos vagos en todo, / menos en vino y amor / y en ser vagos con tesón. 
 
Desidia (pereza), Pieter Brueghel el Viejo (1557)
 
     Lessing, abundando en el mismo motivo, compuso también este "Elogio de la pereza" (Lob der Faulheit), que ha sido musicado por Haydn: Faulheit, endlich muß ich dir / Auch ein kleines Loblied singen. /– O – – wie sau – – er – – wird es mir, – – / Dich – – nach Würden – – zu besingen! / Doch, ich will mein Bestes tun, / Nach der Arbeit ist gut ruhn. Höchstes Gut! wer dich nur hat, / Dessen ungestörtes Leben – – / Ach! – – ich – – gähn’ – – ich – – werde matt – – / Nun – – so – – magst du – – mir’s vergeben, / Daß ich dich nicht singen kann; / Du verhinderst mich ja dran.
 
 

 

    He aquí mi versión rítmica: Pereza al fin debo a ti / una alabanza cantarte. / ¡Di-fí-cil se me ha-ce a mí / co-mo es de-bi-do ensalzarte! / Pero lo haré lo mejor / parando tras la labor. / Bien supremo, quien te ha, / cuya vida sin tormento... / ¡Bos-te-zo y me can-so ya, / per-dó-na.me, lo siento, / no poderte yo cantar; / tú me impides empezar!

Desidia (pereza), según Pieter Bruegel el Viejo  Pieter van der Heyden (1558)