426.- Orgulloso
de ser vasco. No es mi caso, pero creo que
si yo fuera vascongado, que no lo soy, no me sentiría orgulloso de
serlo, como decía en francés ("fier d´être basque") la publicidad de un queso de oveja de cuyo nombre no quiero acordarme, sino todo lo contrario: me daría
muchísima vergüenza enorgullecerme de serlo. No por nada. No por el
caso concreto que nos ocupa, sino porque yo no me enorgullezco de
haber nacido donde he nacido: ha sido una casualidad de la vida como
otra cualquiera, ajena a mi voluntad, algo que le puede pasar a
cualquiera como el mismo hecho de haber nacido: yo no elegí nacer o
no, tampoco elegí el lugar de mi nacimiento, ni la familia ni la
vida siquiera. ¿Quién se enorgullece de ser lo que es? ¿Los que son lo que son? Y ¿qué han
hecho para sentirse orgullosos de ser lo que son aparte de serlo? ¿Quién es más vasco, el queso o
los tres chicarrones del norte de España o del sur de Francia, esos tres Patxis tan tópicos
que resultan atípicos, atuendados con boina negra de ancho vuelo con
pitorro típicamente vasco, o sea, con chapela, en un marco
incomparable de un paisaje idílico –verde y montañoso en unos
tonos pastel y propios de una suave acuarela- con un bucólico
caserío al fondo?¿Qué han hecho para sentirse orgullosos de su
vascongadez? Según mi humilde modo de entender las cosas, uno puede
enorgullecerse acaso de lo que haga y sea obra y responsabilidad suya, pero
no de lo que es.

427.- El regreso
del hijo pródigo. Hay
una versión moderna de la parábola, del hijo pródigo, basada en la
narración del evangelista Lucas (capítulo XV, versículos 11-32),
que le debemos al escritor francés y premio Nobel de literatura,
galardón en su caso bien merecido, André Gide (1869-1951), que se
titula “Le retour de l'enfant prodigue” (1948), que presenta una
significativa variante sobre el relato evangélico. La parábola de
Lucas pone en escena a tres personajes: el padre, el hijo mayor, que
permanece junto a su padre sin abandonarlo, y el hijo mozo que le
pide a su padre la parte de la herencia y se marcha de casa al
descubrimiento del mundo, dilapidando su hacienda con rameras. El
padre, cuando regresa arrepentido, le recibe con los brazos abiertos y le da mil besos porque,
como la oveja descarriada, ha vuelto al redil. El hijo pródigo de
Gide regresa, como el otro, fatigado a la
casa paterna, pero por
la noche, al acostarse a dormir en el lecho mullido, se abre
suavemente la puerta y entra un hermano más pequeño: “Quiero irme, la
casa de nuestro
padre es ya demasiado estrecha para mí”, le confiesa. Y el
hermano, que esa noche había regresado fatigado, se alegra de oírlo,
lo abraza y empieza a darle consejos, a decirle lo que debe hacer,
dónde ir; y lo incita a mostrarse más valiente que él, más
orgulloso, a no aceptar el regreso al establo paterno: así llamaba a
la casa de su padre. Lo acompaña hasta la puerta y le da ánimos
para que él, al menos, no tenga que volver: “¡Vamos! Bésame,
hermano mío: llevas contigo todas mis esperanzas. Sé fuerte.
Olvídanos, olvídame. ¡Si pudieras no regresar!” Tal vez,
cavilaba en su fuero interno, mi hermano sea más fuerte que yo y no
regrese.

El regreso del hijo pródigo, James Tissot (1850)
428.- Su triunfo. Aunque la noticia podría
calificarse de positiva por el título mesiánico de "SU TRIUNFO" y por los siguientes titulares, donde se sugiere que ha sido el artífice de la paz en el cercano Oriente porque es el líder que Israel necesitaba y la salvación de Gaza, lo que podría ayudar al personaje a satisfacer su ego codicioso del Premio Nobel de la Paz, algo que no ha sucedido al menos este año, empeñado ahora en lograr la paz en Ucrania, la fotografía destroza la imagen del
personaje: por el pelo ralo, desteñido y no anaranjado, la fofa papada, la pose
seria, dictatorial, debida a que es un plano contrapicado, tomado por el fotógrafo en posición más baja del retratado a fin de resaltar su superioridad con respecto a quien contempla la fotografía, que es el peor ángulo para un retrato porque revela las arrugas de la persona. Hay además una corona que flota sobre la cabeza del preboste norteamericano, que es la M del logo de la revista británica TIME. Pero quizás lo que más le ha dolido al vanidoso personaje narcisista es que esta
foto en particular, que es la peor posible, adorne una portada que ostensiblemente lo elogia.
La forma en que la foto socava ligeramente el título de la portada
es parte de lo que la hace interesante y una elección visual
poderosa. El sesgo de confirmación hace que la imagen
corrobore sus sentimientos, da igual lo que haya hecho. Otro preboste yanqui, por ejemplo, hizo menos que él por merecerlo, y le otorgaron el premio Nobel
de la Paz, porque caía bien, hiciera lo que hiciera, representaba la esperanza del cambio, y la redención que nunca se produjo. En la portada de la revista aparece la palabra triunfal: Triumph, que contiene las cinco letras de su apellido: Triumph. Aunque ha triunfado, la foto le está llamando calvo y gordo. Y lo más
importante y en lo que nadie repara; se le está llamando "fascista"
al pretender vincularle físicamente por el gesto con Benito
Mussolini. Ya que tiene cierta semejanza con el típico gesto
mussoliniano.

429.- Guerra
híbrida. Desconcertado me tienen las
declaraciones que la presidenta de la
Comisión Europea, cuyo nombre propio voy a omitir deliberadamente. Ha dicho
que Europa está
en "guerra híbrida" con Rusia y afirma que hay que
"responder" a los ataques del presidente del gobierno de
ese país. "Ha
llegado el momento de llamarlo por su nombre: esto es guerra
híbrida".
Lo ha dicho sin ambages, dejando claro que ya no se trata sólo de
una amenaza sino de una realidad y que la situación está escalando.
Y yo me pregunto de qué puede ser híbrida una guerra. Tengo
presente que híbrido -hybrida o hibrida en latín con ortografía
dudosa, era un animal salido de un cruce de una hembra doméstica con
un macho salvaje, por ejemplo de una cerda y un jabalí, y por
extensión el término se generalizó al hijo de padres de diversos países o de
diversa condición y enseguida adoptó la
connotación de monstruoso e irregular. La guerra que nos anuncia die Vorsitzende es una guerra mixta y también
bastarda por lo tanto. ¿A qué se refiere? A una guerra híbrida de guerra y
paz: ciberataques, cables submarinos cortados, campañas de desinformación masiva, ataques de drones, elecciones democráticas fraudulentas y crecientes amenazas rusas que pretenden socavar la unión de Europa y su decidido apoyo a la santa Ucrania. Ha dicho die Vorsitzende que tenemos que salir de nuestra zona de confort. En resumen, esta Caperucita azul nos dice que viene el lobo. Lo mismo nos dijo en otra de sus alocuciones premonitorias: “Estamos al borde, o
incluso al comienzo, de otra crisis sanitaria mundial. Por eso hoy
puedo anunciar que la UE encabezará una nueva Iniciativa Mundial de
Resiliencia Sanitaria”. ¿Otra crisis sanitaria que se suma a la bélica para engendrar una doble crisis híbrida? ¡Menos lobos, Kleines Blaukäppchen!
.gif)
430.- Razones
para descreer.
-Lo que nos enseña cualquier teoría
conspiranoica
es que, en el fondo, todas las teorías, conspiranoicas o no, no son más que eso, teorías
carentes de razón. El común de los mortales fundamentamos nuestras
creencias en confianzas no verificadas. Y lo que creemos que es un
consenso científico, no hay tal. Lo más interesante de cualquier
teoría conspiranoica no es lo que afirma, sino que tiene razón en
que no vemos lo que tenemos delante. Ella no escapa a la paradoja de
que la alternativa que propone para abrirnos los ojos chocará contra
aquello que le otorga, en principio, su credibilidad. El hecho de
creer en las vacunas
o no hacerlo, en que el paracetamol produzca autismo, en que la Luna
es un holograma y la Tierra no sea redonda, como nos han inculcado, sino plana, se me ocurre, se resume en quién confías, en el
fondo, cuando lo único que queda es confiar. Por supuesto, siempre
hay voces más dignas de confianza que otras, pero lo cierto es que
la sociedad moderna ya no evalúa los hechos científicos de manera
racional ni los datos por su veracidad, sino por cómo encajan en sus
valores pervios y creencias preestablecidos. La evidencia no solo informa, sino que también
amenaza o refuerza identidades de grupo. Me pregunto a quién puede
interesar exactamente que eso ocurra. Y si a promoverlo podemos
llamarlo conspirar. Una
teoría conspirativa, según la inevitable Güiquipedia, es una explicación de un suceso o situación que
afirma la existencia de una conspiración por parte de grupos poderosos y
siniestros, llamados a veces satánicos, a menudo de motivación política, cuando otras
explicaciones son más probables y tranquilizadoras pero no menos verdaderas.
