lunes, 7 de noviembre de 2022

Predicando con el ejemplo

El mandarín regionalista que decía que había que “vacunar” a todos por las buenas o por las malas, por lo civil o por lo militar, ha hecho un llamamiento a todos sus súbditos, y especialmente a los más mayores, para que hagan caso a los médicos (sic) y se pongan la segunda dosis de refuerzo de la “pauta completa” -el cuarto banderillazo, que es el posterior al tercero y el anterior al quinto- contra el Covid-19, así como la vacuna de la gripe, que ha reaparecido como el Guadiana, y que “este año está pegando también fuerte", según sus propias palabras. En definitiva, dos pinchazos al precio de uno.
 
 
Y como no podía caber menos de él, el mandatario que está dispuesto a pactar con Dios y con el Diablo, siempre y cuando gane las elecciones, ha predicado con el ejemplo sometiéndose a las dos inoculaciones prescritas, suponemos, por su médico: Las dos se pueden poner el mismo día, no hay ningún problema; yo es lo que he hecho hoy, ponerme las dos vacunas. Se refería al pasado viernes 4 de noviembre, en que acudió al Centro de Salud de El Astillero (Cantabria) a que le pusiesen las dos banderillas, una en cada brazo, lo que no deja de ser una ventaja porque no hay que volver, ya que uno está allí, otro día a ponerse la otra. Según sus palabras, inocularse es lo "sensato", ya que está "bastante comprobado" tras dos años de experiencia, el nivel de "eficacia" de las "vacunas".
 
Este año está pegando también fuerte (la gripe que había desaparecido)
 
Su argumentación, si puede llamarse así, es que durante la pandemia, la "vacuna" ha sido la "gran solución" para muchas personas "que hubieran, seguro, muerto, o tenido complicaciones grandes" como "pasar por la tortura de la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI)".
 
¿Cómo se atreve a decir algo así? ¿Cómo puede saber él algo que no ha sucedido y que no puede saber ni Dios todopoderoso y omnisciente? Lo que sí podemos saber es que algunos que han recibido la gran solución, como él la denomina, han tenido a consecuencia de ello un gran problema: han tenido complicaciones grandes, han pasado por la sala de torturas de la Unidad de Cuidados Intensivos y han, algunos, fallecido, como revela el alarmante índice de sobremortalidad que padecemos. Asimismo, sabemos también que hay quienes no habiendo recibido la hostia farmacéutica y supuestamente salvífica se han librado de esos males y desgracias. Es una irresponsabilidad por su parte declarar que las consecuencias de vacunarse, salvo en algún caso extremo (sic), no han sido importantes, cuando están documentados numerosos efectos adversos y también fallecimientos que no dejan de producirse.
 
Hay que pincharse dice el mandatario hasta que se encuentre una vacuna que sea más o menos permanente, porque lo que está claro es que esta no lo es, y que si los expertos dicen que tiene una duración de 4 ó 5 meses y que es conveniente ponerse la cuarta, será conveniente también ponerse la quinta, la sexta y la enésima, habida cuenta de la obsolescencia programada del producto que nos venden.
 
El hecho de que él haya tenido la suerte de no tener ninguna complicación y que no haya notado nada de nada, a saber lo que le han inyectado, no debería ser argumento suficiente para animar a toda la población y especialmente a los más mayores a pincharse: Yo no he notado absolutamente nada en las tres que me he puesto, nada de nada
 
Ha exhortado a los cántabros a acudir solícitos a los vacunódromos cuando reciban el recordatorio de vacunación en el móvil, porque aunque es voluntario, y según él no debería serlo, se está haciendo un gran esfuerzo por atender a toda la población y hay vacunas suficientes. Se supone que el esfuerzo es económico,  y de hecho se está destinando más dinero público a la llamada vacunación de una vacuna que no lo es que a la atención primaria, que hace que los pocos médicos que quedan estén mal pagados, sobrecargados de trabajo, hasta el punto de que no hay cosa más difícil  que conseguir una cita presencial con el médico en el día en el reino de Cantabria
 

 
Revilluca, como le llaman al mandatario sus súbditos con el diminutivo afectuoso cántabro, declaraba a la hoja parroquial de sus feligreses: Es un lujo que en este país tengamos a disposición de los ciudadanos todas las vacunas cuando hay todavía cantidad de países que no las tienen; vivir en España o en Europa es un lujo y tenemos esta ventaja, aprovechémosla. Solo le faltó decir, como dijo el otro, que Europa es un jardín y el resto del mundo es una jungla.

domingo, 6 de noviembre de 2022

Mensajería breve contra El Periódico Global

En los países dizque modernos, dizque educados, dizque progresistas como el nuestro padecemos de hace tiempo un fenómeno de gravísima intoxicación informativa.

El corredor de la muerte, aunque abolida la pena capital por la mayoría de las constituciones estatales, constituye sin embargo la verdadera esencia del Estado.

El Estado tiene el monopolio de la violencia y de las armas. ¿Para qué sirven las armas? Para matar. El Estado, por lo tanto, tiene el monopolio de la muerte.

La consigna que se viene inculcando a la gente es que el calentamiento global del planeta es lo que nos está matando, distrayéndonos de los verdaderos asesinos.

 

Sentencia la ONU: “El cambio climático nos está matando”. A quien lo ponga en duda le etiquetan con el comodín de “negacionista del cambio climático” enseguida.

 No harán caso a Casandra, la loca, ni a Laocoonte, que se opusieron a la entrada en Troya del funesto caballo de madera, dádiva de los griegos y máquina fatal.

El óvulo, desgarrado por un espermatozoide, se quedó embarazado, y al cabo de nueve meses de preñez concibió una idea de sí mismo, un concepto falaz pero real.

New Wave: Dicen que se avecina una nueva ola no sabemos si octava o novena ni de qué, que nos trastornará; hemos perdido la cuenta y hasta las ganas de contar.

No han desaparecido los sacrificios humanos de la faz de la Tierra, sino que cada vez son más y más cruentos que nunca, aunque no se vea la sangre derramada.

Vita ante mortem? Aunque pueda parecer una cuestión absurda, no lo es en absoluto. Tenemos todo el derecho del mundo a plantearla: ¿Hay vida antes de la muerte?


El Gobierno “más progresista de la historia de España” cumple la promesa que les hizo a los aliados atlánticos aumentando la partida destinada al gasto militar.

El filósofo de moda alaba la costumbre española de la siesta. Ignora que la hora a la que imparte su conferencia es justamente la sacrosanta hora de la siesta.

El apretón de manos, que genera enseguida confianza, fue prohibido en Occidente por la pandemia, que ha erosionado así tremendamente la confianza en los demás.

El filósofo considera a sus colegas rivales que pueden hacerle sombra víctimas de sus propias ideas, como si él no fuera prisionero de sus propios pensamientos.

Es angustioso que la gente no hable, porque de todos es sabido que “hablando se entiende la gente”, por lo que si dejamos de hablar, dejaremos de entendernos.

sábado, 5 de noviembre de 2022

Giornalista terrorista!

    Informaba el jueves pasado 3 de noviembre el rotativo italiano La Repubblica, uno de los más leídos en ese país, que los médicos italianos que habían sido suspendidos de empleo y sueldo por no haberse inoculado -me resisto a decir 'vacunado' como si se tratara de una vacuna consabida- contra el síndrome del virus coronado, -decía que de un total de cuatrocientos cincuenta mil habían sido menos de cuatro mil las batas blancas no inoculadas, que parece poco: podía haber dicho más de tres mil, y parecería algo más- se reincorporaban ahora al trabajo, y les preguntaba a sus lectores si se fiaban de ellos, sembrando con la misma pregunta cuando menos la desconfianza. Afirmaba que muchos colegas médicos no se fiaban de ellos y que los acusaban “di comportamento antiscientifico”, con lo que de paso el propio periódico dejaba recaer sobre ellos, como el que no quiere la cosa pero es lo que pretende, un idéntico reproche.

    La pregunta que les formulaba exactamente a sus lectores era: ¿Os fiaríais si vuestro médico no estuviese “vax”, ridículo anglicismo por “vacunado”? 

     Lo primero que hay que decir al respecto es que parece mentira que haya sido necesario un gobierno “fascista” como el actual de la señora Meloni para readmitir, siquiera momentáneamente, a las batas blancas expulsadas de los hospitales por no haberse sometido a la inoculación experimental tras dos años ominosos de represión y apartheid "democrático" motivado por la aberración que en la Italia de Dante se llamó el “green pass” con anglicismo flagrante, aplicándoseles la misma lógica que a los profesores que no habían sucumbido al vergonzoso chantaje del Estado.

    El periódico se esconde detrás de la palabra “ciencia” dando a entender que la segregación ha sido una medida "científica" y tachan de “anticientíficos” y excomulgan de la Iglesia de la Ciencia a los no inoculados poniéndolos en la picota. Se hace un mal uso de las palabras “ciencia” y “vacuna” cuando se dice que las inoculaciones son “vacunas” definidas por la “ciencia” como seguras y eficaces más allá de toda duda razonable, cuando es esa supuesta razón lo que hay que poner en duda y cuando es palpable no que sea una mentira lo de “safe and effective” sino que son dos mentiras, cada cual más gorda. 

 

    El periódico les cuelga el sambenito de “no-vax” como si fueran apestados por no haberse sometido cual cobayas de laboratorio a una inoculación sin fin -ya van por la cuarta dosis que es la que sigue a la tercera y precede a la quinta- que, además de innecesaria, ha resultado contraproducente y está resultando perjudicial habida cuenta de sus cada vez más numerosos efectos adversos.

    La reflexión que se impone es que sin periodistas/terroristas cómplices que siguen metiendo miedo a sus lectores a través de una propaganda machacona contra unos profesionales que son presentados como herejes de la Ciencia, como médicos de serie B de los que hay que, al menos, desconfiar, sin ellos, así como sin políticos de uno y otro signo vendidos a la codicia insaciable de la industria farmacéutica, nunca habría sido posible esto.

    Yo me fiaría personalmente más de un médico que no se hubiera prestado al experimento, y muy poco o casi nada de uno que hubiera aconsejado a sus pacientes someterse a la inoculación. Y muchísimo menos de uno que opina que es un deber deontológico y que debería ser obligatorio “por las buenas o por las malas, por lo civil o por lo militar” como dijo un caudillo autonómico muy conocido por estos pagos.

   
    Es verdad que "vacunado" no es sinónimo de "mal médico", así como "no vacunado" no es tampoco sinónimo de "buen médico". No podemos caer en maniqueísmos simplistas y simplones. Lo que cuenta más no son las elecciones personales que un galeno hace respecto a sí mismo, que pueden estar motivadas por la necesidad de conservar el sueldo y el empleo o por una credulidad bastante ingenua, sino cómo trata a sus propios pacientes, y cómo les aconseja o desaconseja someterse a experimentos genéticos que son innecesarios y además no poco peligrosos.

viernes, 4 de noviembre de 2022

Re-negaciones.

 No al confinamiento, en realidad arresto domiciliario, que duró 99 días y 99 noches.

No a las cuarentenas.

No al Estado en general y al de Alarma en particular, declarado anticonstitucional. 

No al cierre de los espacios públicos.

No a la intoxicación informativa.


No al metro y medio de distancia de seguridad con el prójimo, -el próximo cada vez más lejano.

No al toque de queda, ridículamente denominado entre nosotros para que no nos resonara a la guerra civil  “restricción de movilidad nocturna”.

No a la claque de aplausos, la cita del día, a las ocho desde ventana o balcón, al ritmo del himno “Resistiré”.

No al “Quédate en casa, salva vidas”.

No a la policía parapolicial de los balcones y los visillos, y no a la policía policial.

Que biene (sic) el Coco, Goya (1799)

 No al terrorismo del lobo, del coco, del virus siempre futuro que viene.

No a las máscar(ill)as.

No al pasaporte falsamente sanitario o certificado covid.

No a las inoculaciones experimentales, que no han salvado ninguna vida, cuyos efectos perniciosos están comenzando a salir a la luz.

No al terrorismo de Estado alimentado por todos los medios dedicados al amasado de individuos. 

No a la ley del silencio.

No a la etiqueta #ViajaCalladoEvitaContagios impuesta a los usuarios del transporte público.

No a la digitalización.

No al dinero digital y no al dinero físico.

 
(Al "cita" de Forges sólo le falta el adjetivo "previa" para estar de plenísima actualidad).
 

jueves, 3 de noviembre de 2022

Miedo cerval (y 2)

     Si los medios de (in)formación de masas difunden el miedo y la mentira merced a la intoxicación informativa a la que nos someten, y a nuestra credulidad, que es la fe que depositamos en ellos, ¿cómo podemos librarnos de eso? ¿Cómo podemos hacer que germine en nosotros el beneficio del olvido y de la duda? 

     Se me ocurre una respuesta en principio muy sencilla: desconectando, no creyendo en ellos. No es fácil. Sin embargo,  hay algo que puede ayudar en la tarea. Me lo sugieren unos versos de Claudiano que nos hablan del poder de la música y de la poesía como remedio contra el miedo precisamente y a favor del olvido. Es el poder de Orfeo, en suma, que puede con su voz y el acompañamiento musical de su lira hacer que la naturaleza insensible sienta, calmándose los vientos y apaciguándose las olas de los mares, fluyendo los rápidos ríos más lentos, sacudiéndose los montes sus crestas heladas, y desarraigándose los árboles para seguir embelesados al cantor junto a las fieras, que abandonan su estado salvaje, y se amansan. Por algo se ha dicho siempre que la música amansa a las fieras.

    Claudiano lo expresa en estos dísticos elegíacos de hexámetro y pentámetro dactílicos: Mansos molosos dieron calor a la liebre segura / y la cordera le dio     próximo al lobo el costal. Securum blandi leporem fouere molossi  /  uicinumque lupo   praebuit agna latus. Junto al tigre rayado los gamos, confiados, retozan,/ miedo los corzos no han    del mauritano león. Concordes uaria ludunt cum tigride dammae, / Massylam cerui   non timuere iubam. 


    Hay un bellísimo pasaje en la Biblia, concretamente en el Libro de Isaías (11 6-8), escrito mil años antes, que recuerda a esto y que ha podido ser la fuente de inspiración de Claudiano, que dice: Habitará el lobo con el cordero, y el leopardo se acostará con el cabrito, y comerán juntos el becerro y el león, y un niño pequeño los pastoreará. La vaca pacerá con la osa, y las crías de ambas se echarán juntas, y el león, como el buey, comerá paja. El niño de teta jugará junto a la hura del áspid, y el recién destetado meterá la mano en la caverna del basilisco

    Los versos de Claudiano nos presentan precisamente el miedo cerval desactivado: los ciervos, dicen, no tuvieron miedo de la crin mauritana, aludiendo a la melena del león africano, masilo, concretamente, de un pueblo vecino de la Numidia, el depredador que podría devorarlos. El poder de la música era tan grande que podía disolver el miedo, y hacer con su encanto que la liebre no temiera a los molosos, que no solamente dejaban de ser sus enemigos, sino que además la acariciaban. Igualmente la oveja, confiada, dejaba de tener miedo al lobo, ofreciéndole su costado. Los gamos y los ciervos olvidaron el peligro que podía suponer para sus vidas la aparición del tigre rayado y del león melenudo, que nunca es tan fiero como lo pintan porque nunca es como lo pintan. Pero la música, además, tenía un poder mucho mayor que ese de disolución del miedo y de brindarnos el olvido: podía hacer revivir a los muertos, como hizo Orfeo con su amada Eurídice, pero de eso hablaremos otro día.

miércoles, 2 de noviembre de 2022

Miedo cerval (1)

    Dice el diccionario de la docta Academia que el adjetivo “cerval” significa “perteneciente o relativo al ciervo, o de características propias a él”, y da como segunda acepción que, dicho del miedo, quiere decir “muy grande o excesivo”, es decir, el adjetivo  intensifica aquí una cualidad, si no es  un defecto, del sustantivo. Esta segunda acepción se basa en que los ciervos son muy asustadizos, y ante cualquier indicio que suponga un mínimo riesgo de peligro huyen despavoridos de estampía.



     El principal transmisor actual del miedo son los medios de (in)formación masivos, pero, en todo caso, se precisa de la credulidad de la sociedad para que el pánico estalle y cunda entre las masas de individuos. Hemos vivido este fenómeno recientemente durante dos años y medio que todavía colean, con la ficción de una pandemia que iba a arrebatar millones de vidas humanas por todo el mundo, y que estaba causando estragos de hecho, lo que dio pie a que la gente se encerrara entre las cuatro paredes de sus domicilios y no saliera de casa si no era estrictamente necesario y extremando todas las medidas de precaución, evitando el contacto humano -guardando la distancia de seguridad, se decía entonces- y desconfiando de todo el mundo, portando una ridícula mascarilla a modo de protección como si fuera un escapulario de la Virgen del Carmen o un gorro de papel de aluminio, y evitando tocar cualquier objeto sin lavarse antes y después compulsivamente las manos no ya con agua y jabón sino con gel hidroalcohólico, y encomendándose finalmente al suero de una inoculación salvífica que iba a poner fin a los contagios y a las muertes, y que dicen que ha salvado 'millones' de vidas. 

    Un caso bien conocido, pero olvidado enseguida, fue el pánico colectivo desatado por la retransmisión radiofónica de La guerra de los mundos por Orson Güels en 1938, cuando una ficción radiada sobre un supuesto ataque alienígena a la Tierra desató la alarma entre los estadounidenses, dado que el ejército del país más poderoso del mundo sucumbía ante una invasión extraterrestre. 

    Hay un precedente menos conocido de este hecho, que fue la radiación de la BBC realizada por Ronald Knox en 1926, que provocó idénticos resultados de miedo colectivo en el Reino Unido. El sacerdote católico Ronald Knox, que hacía de locutor, interrumpía la programación radiofónica informando de que en ese mismo momento se estaban produciendo graves incidentes en Londres. Una multitud de desempleados se había concentrado en Trafalgar Square. Acto seguido, saqueaban la National Gallery destruyendo las obras de arte y dispersándolas por las calles de Londres. La masa iracunda se dirigía a Whitehall y arrasaba las oficinas gubernamentales. Era una rebelión anarquista que ponía en peligro el Imperio Británico. El pánico cundió cuando el locutor informó de que el parlamento estaba siendo atacado con morteros y explosivos por los rebeldes. La torre del reloj que albergaba el famoso Big Ben, todo un símbolo, había sido reducida a escombros tras una estruendosa explosión... La revuelta finalizaba con el asalto al famoso hotel Savoy y a las propias instalaciones de la BBC, cuya centralita se vio enseguida colapsada de llamadas telefónicas. La gente huía despavorida de Londres... Y todo era mentira.

  

martes, 1 de noviembre de 2022

Diez nuevos mensajes mínimos

Control aleatorio. ¿Por qué a mí? No es por un azar aleatorio, te ha tocado a ti, como podía haberle tocado a cualquiera, porque hay control, no por casualidad.

 Contacto cero: Como resulta duro prohibir sin más el contacto humano por ser fuente de contagio, proponen un 'contacto sin tacto' en su neopolítica lingüística.
 

Irónica y sarcástica celebración: La fiesta de Jalogüín en la capital de Corea del Sur arroja un saldo de ciento cincuentayún finados: el triunfo de la Muerte.

Noticias de la guerra: Ucrania se plantea para su futuro político la batalla que no puede ser: liberar la ciudad de Jersón sin tener para ello que destruirla.
 

Yonquis. No son ellos los adictos a la proteína de la espícula, es la proteína la adicta a ellos, la sustancia que ha provocado el virus que pretendían evitar.
 
 La próxima pandemia. Puede que no provenga de murciélagos o pangolines sino de virus congelados en glaciares que se derretirán por el calentamiento del planeta.
 
 
Miedo al otro. Un chico que va a tomar el ascensor espera educadamente a una chica que acaba de entrar para subir juntos; ella, temerosa, rehúsa ofrecimiento.
 
Servicios informativos: Telespectadores, radioyentes y adictos a la Red gozan de producciones audiovisuales en serie donde la ficción sustituye a la realidad.
 
 
 
El opio del pueblo. En el pasado era la religión, pero hoy el opio y los  opiáceos estupefacientes, incluida la Ciencia, son la religión del pueblo estupefacto.
 

Un derecho humano inalienable: el derecho a soñar. Pero si cumples tus sueños, dejas de soñarlos: los sueños, como las posibilidades, mueren si son realizados.

 

lunes, 31 de octubre de 2022

¡Alto (iba ya a decir 'stop') a los anglicismos! (IV)

cool. Se ha puesto de moda este adjetivo inglés entre nosotros, que en principio significaba en la lengua de Chéspir 'fresco' hablando de temperatura fría, pero no muy fría, con la connotación de agradable, interesante. Pero si nos referimos a una persona o a su conducta significa que está de moda o que crea tendencia y resulta atractiva. Cuando decimos que algo es cool queremos decir que es muy bueno. Tenemos en castellano, desde hace unos años, un término que no es anglosajón, sino bastante castizo, que es guay, que puede suplirlo perfectamente y que además es monosílabo. Ya se usaba en cstellano viejo como sinónimo de la interjección “ay”, por ejemplo “guay de mí”, en vez de “ay de mí”, pero ahora se ha impuesto coloquialmente como sinónimo de “muy bueno, estupendo” -su plural sería 'guais', en uso adjetivo- y también se usa como adverbio y sinónimo de “muy bien”. 


follower: Del verbo to follow “seguir”, con el sufijo de agente -er, el follower es el seguidor. El anglicismo sería innecesaria si no fuera porque “seguidor” es muy genérico, mientras que “follower” es más específico, relacionado como está con las redes sociales y los influencers.

influencer: Un influencer es un líder -otro anglicismo que merece mención aparte- de opinión. Se llama así a la persona que destaca en una red social u otro canal de comunicación y expresa opiniones sobre un tema concreto ejerciendo una gran influencia sobre muchas personas que la conocen y que la siguen, sus seguidores o followers. Estamos ante una raíz latina, que es el verbo influere, 'influir' en castellano, por lo que no es necesaria la adopción de este anglicismo cuando disponemos de “influyente”, por ejemplo. 


leader: Del verbo to lead “guiar” con el sufijo de agente -er, es nuestro “guía, conductor e incluso jefe”. El calco semántico alemán del inglés leader es el conocido Führer Ya castellanizada como “líder”, la docta Academia la define como “persona que dirige un partido político, un grupo social u otra colectividad”, y también “Persona o entidad que va a la cabeza entre los de su clase, especialmente en una competición deportiva”. La penetración de este anglicismo ha sido tan fuerte que ha generado un femenino “lideresa”, el verbo “liderar” y el sustantivo “liderazgo”, que viene a ser dentro de la gestión de recursos humanos un sinónimo del viejo u castizo “jefe”. Ya no se lleva entre nosotros la jefatura, sino el liderazgo. Los jefes aspiran a ser considerados iguales a sus subordinados, disimulando así la jerarquía, y a camuflar su condición bajo la idea de líder, a imagen del clásico director espiritual. Pero atención, últimamente se oye muyo lo de CEO, acrónimo de Chief Executive Officer como Director Ejecutivo, que vuelve a resucitar bajo la forma chief, al viejo jefe que se había camuflado de camarada como decían los comunistas o de colega, como presumen algunos ahora.

mainstream: Compuesto del adjetivo “mainprincipal y el sustantivo “streamcorriente. En inglés antiguo “stream” significaba la corriente de un río, mainstream se utiliza como sinónimo de convencional, mayoritario, dominante... Y tiene diversas aplicaciones según el contexto. Me interesa, particularmente ahora, destacar una, cuando se habla de la versión oficial, que a veces denominamos con helenismo antiguo ortodoxa, frente a heterodoxa, que sería lo contrario. Resulta interesante a este respecto la opinión de Juan Manuel de Prada, que distingue los famosos bulos de las versiones oficiales, considerando que son mucho más peligrosas estas últimas que los primeros.


password: Innecesario anglicismo, compuesto de dos sustantivos “word” palabra y “pass” de paso, es decir, nuestra contraseña. Recuerdo aquello de “santo, seña y contraseña”. Cuando un soldado se encontraba con otro en una patrulla de guardia nocturna debía pedirle el santo y seña, que solía ser el nombre propio de una persona tomado del santoral y un topónimo que comenzaba por la misma letra, a lo que el otro debía darle la contraseña que era una palabra común que también comenzaba por la misma letra, por ejemplo, Luis, Lugo, luz o una que no sé si recuerdo o inventé: Ana, Ávila, amor. Había que dar el santo y seña para entrar. Pero claro, la adopción de password se debe a la imposición de la informática.

domingo, 30 de octubre de 2022

Del ejercicio del poder

    El ejercicio del poder se sobrepone a la identidad racial como se vio en el caso de la elección del primer presidente negro de los Estados Unidos, Barak Obama, que ejerció su cargo desde el 2009 al 2017. Obama no era precisamente un WASP, abreviatura de White Anglo-Saxon Protestant. Sus antepasados no procedían de la Europa protestante ni angla ni sajona. Y sin embargo eso no impidió que alcanzara la presidencia de los Estados Unidos de América. Un negro, un mesías negro llegó a decirse, y muchos decían que era el tío Tom, el protagonista de la novela La cabaña del tío Tom de Harriet Beecher Stowe, que volvía para darle la vuelta al sistema, y no fue así, sino para todo lo contrario: nada bueno o distinto de lo habitual. 

    Era la primera vez que un negro ocupaba la Casa Blanca, es verdad, y pese a todas la esperanza de cambio -hope era la palabra clave de su mensaje de progreso y de cambio para que todo siguiera igual- no cambió sustancialmente nada. Su actuación demostró, además, que no era preciso dirigir una política pacifista para ser galardonado como fue con el Premio Nobel de la Paz en 1909. De hecho se dice que durante sus ocho años de gobierno no hubo ni un solo día en que permanecieran cerradas en son de paz las puertas del templo de Jano, como sucedía en la Roma imperial cuando no había ninguna guerra. Amarga paradoja, durante sus dos mandatos consecutivos las tropas de su país bajo sus órdenes no estuvieron ni un solo día sin combate en algún punto del planeta.

    Más recientemente, hemos visto cómo en el Reino Unido, un indio, Rishi Sunak, que ni siquiera había llegado elegido democráticamente al cargo, sino por su partido político, el Partido Conservador, se convertía en el nuevo Primer Ministro. Los principales medios de (in)formación de masas anglosajones, por no decir todos, destacaban enseguida un mismo titular: “Rishi Sunak se convierte en el primer ministro de color del Reino Unido”.

    El ascenso de Sunak a primer ministro era, según Joe Biden, un “ground-breaking milestone”, algo así como un hito innovador e incluso revolucionario, literalmente un hito -un miliario, o piedra hincada en la tierra que señalaba la distancia en millares de pasos o millas- que socavaba los fundamentos, que sacudía la tierra. Nada más falso. El hito de que un indio llegue a ser primer ministro del Reino Unido no pone en peligro la estabilidad del sistema, sino todo lo contrario: lo afianza. El color de la piel sirve como elemento distractor que nos hace creer que algo está cambiando en el mundo para bien, cuando no es así. Incluso algunos han llegado a decir que es la venganza de una colonia del imperio británico contra la metrópoli, como si eso supusiera un cambio real de las cosas y no un maquillaje superficial para que todo siga igual. 


     Ya habíamos visto cómo la identidad sexual tampoco influye en el ejercicio del poder. Igualmente una mujer llegó a ser primera ministra del Reino Unido, Margaret Thatcher, y enseguida fue apodada la Dama de Hierro, pasando a la historia por su doctrina de que no había alternativa: There Is No Alternative (TINA): No había alternativa, no había más remedio. Y la llegada de una mujer al cargo de primera ministra no fue para nada bueno. Pero da la sensación de que en las altas esferas de los gobiernos no se discrimina a nadie, hay variedad y hay la tan cacareada diversidad. Ya entre nosotros se había hecho proverbial en su momento la frase “Tanto monta, monta tanto, Isabel como Fernando”, sin que importe el timbre masculino o femenino, más grave o más agudo, de la voz de mando.  Y aunque es verdad que la mujer ha estado discriminada a lo largo de nuestra historia en el desempeño de los puestos de poder, poco a poco van logrando incorporarse a estos, y hoy ya hay tantos ministros como ministras, e incluso se establece una cuota femenina para que sea así, para que no haya discriminación en las altas esferas por razón de sexo. Ya Federico García Lorca nos regaló aquel personaje femenino inolvidable que era Bernarda Alba: Y no quiero llantos. La muerte hay que mirarla cara a cara. ¡Silencio! (A otra hija.) ¡A callar he dicho! (A otra hija.) Las lágrimas cuando estés sola. ¡Nos hundiremos todas en un mar de luto! [...] ¿Me habéis oído? ¡Silencio, silencio he dicho! ¡Silencio!.
 
 
 
    Hemos visto cómo la identidad racial, ideológica o sexual no influyen para nada en la forma de desempeñar un puesto de poder ejecutivo. Tampoco la edad. También con sus cuarenta y dos años el citado Sunak se convertirá en el Primer Ministro más joven en 200 años en el Reino Unido, lo que revela que tampoco la edad es un obstáculo para el desempeño del Poder, ni algo que garantice que por ser más joven se va a gobernar de una forma más benevolente. El “hito innovador y aun revolucionario” ya ha dicho que su gobierno se verá obligado a tomar “decisiones económicas difíciles”, y ya se sabe para quién.

    Tampoco la orientación sexual influye. En España tenemos un ministro, que es el señor Fernando Grande-Marlasca, que declara abiertamente su homosexualidad, casado como está con un hombre, y que no por eso ha dejado como Ministro del Interior de hacer algo, lo mismo, que hicieron sus predecesores, con igual o mayor si cabe contundencia. 

Solo una quinta parte de los altos cargos los ocupan mujeres.
 

    En una empresa al empleado le da igual el sexo de su jefe, su ideología política o su orientación sexual. Es una ingenuidad imperdonable pensar que por ser mujer, por ejemplo, se va a desempeñar el poder de otra forma, de una forma 'femenina', o va a perder este su esencia fundamentalmente opresora. Parece, más bien, al contrario, que el cargo se sobrepone a cualquier rasgo identitario. Estos cambios cosméticos por así llamarlos sirven sin embargo como elementos anecdóticos de distracción de las masas consumidoras de información, es decir, de publicidad.

    La política basada en la identidad -racial, sexual- nos distrae de lo fundamental: al sistema actual de dominación no le importa de qué color eres, no le importa si eres hombre o mujer, no le importa qué le haces a quién en la intimidad del dormitorio. Antes al contrario: le interesa fomentar la diversidad para que no pueda verse que lo esencial permanece debajo de esta, y que el sistema sigue funcionando.

sábado, 29 de octubre de 2022

"Nos va la vida en ello"

    Los predicadores radiofónicos, como esta periodista Àngels Barceló de la Sociedad Española de Radiodifusión, la SER, que es "la progre” porque la otra emisora, la COPE, la Cadena de Ondas Populares Españolas, es "la carca", la de los obispos, según dicen las almas cándidas que todavía hacen tales distingos, publican desde sus púlpitos mediáticos el dogma de la verdad científica dando pábulo al alarmismo y a la intolerancia o tolerancia cero, como prefieren ellos decir, porque es políticamente más correcto el cero a la derecha que incluir la negación en la respetable palabra tolerancia -'casas de tolerancia' eran antaño los prostíbulos. En medio de su sermón, suelta lo siguiente: quien niega la evidencia científica debería estar excluido de la conversación y del debate público. Ojo a los dos términos de esta excomunión: no sólo habría que excluir al que niega la evidencia científica del debate público, sino también de la conversación, es decir del trato privado y personal.


     Esta periodista ya apuntaba maneras cuando desde su púlpito radiofónico hacía campaña y predicaba a favor de la industria de la farmacopea y cacareaba que no vacunarse era una mezquindad y no “un acto de libertad individual” porque si un no-vacunado se infectaba -y es más fácil que lo haga, apostillaba ella en su supina ignorancia-, se convierte en un peligro para todos. Y ponía la siguiente comparación que, vista desde ahora, se podría volver más bien contra los vacunados que contra los no vacunados, cambiando solo la sustancia que es objeto de la ingesta: “Algo así como el que coge el volante después de haber bebido”. 

 

    Las almas cándidas que escuchan con devoción estas monsergas radiofónicas que consideran laicas -algunas pretenden desintoxicarse de las imágenes de la televisión escuchando religiosamente la radio, como si las palabras pronunciadas -y leídas, porque han sido previamente escritas- fueran más inocentes y menos fidedignas o dignas de fe que las imágenes pornográficas de la pequeña pantalla- no perciben cómo configuran una comunidad de fieles creyentes en las sagradas escrituras de los estudios científicos de los expertos. Así comienza el sermón de Barceló del otro día:

    “Hola. Muy buenos días. El cambio climático nos está matando. Esto no es sólo una alerta que lanza Naciones Unidas, es una realidad ya que se desprende de un exhaustivo estudio llamado The Lancet Countdown, elaborado desde 2016 y cuya conclusión es demoledora. Son los peores hallazgos encontrados hasta el momento. “El cambio climático -dice el estudio- está socavando cada vez más los pilares de la buena salud y está agravando el impacto de la pandemia del cóvid.” No es un estudio futuro, es un estudio de lo que ya se percibe.

    La periodista predicadora, como puede verse, hace uso de la Sagrada Escritura, que es un estudio científico de la prestigiosa y desprestigiada revista The Lancet, avalado por numerosos expertos en la materia de la Iglesia del Árbol de la Ciencia, publicado el martes 25 de octubre aquí y aquí, y lo hace para avalar la realidad, y no la simple alerta, del dogma del cambio climático que es, eso y no otra cosa, lo que nos está matando.

     Escuchen este dato: “Las muertes relacionadas con las olas de calor, consecuencia de los efectos del cambio climático, como lo son también fenómenos como las inundaciones o las grandes sequías, bueno, las muertes relacionadas con el calor entre los mayores de 65 años han aumentado un 68% en el período comprendido entre 2017 y 2021.” Como ven además, los efectos del cambio climático también tienen especial impacto entre los más vulnerables por edad, los mayores, lo acabamos de escuchar, y por países, porque todos estos fenómenos de los que hablaba afectan también a la seguridad alimentaria, a las cosechas, a los alimentos básicos que cada vez escasean más en muchos puntos del planeta.” 

     Atención al dato, que está incompleto. La periodista omite, cuando cita la conclusión del estudio -su labor de divulgación se limita a citar sesgada la conclusión- que el aumento se establece en comparación con el período que va del año 2000 al 2004. Se dice literalmente allí: "Los daños a la salud de la exposición al calor extremo están aumentando, afectando la salud mental, socavando la capacidad para trabajar y hacer ejercicio, y dando como resultado muertes anuales relacionadas con el calor en personas mayores de 65 años que aumentaron en un 68 % entre 2000–04 y 2017–21." Notemos cómo la periodista al citar este estudio pasa por encima con suma delicadeza la sobremortalidad que se está produciendo en este año 2022, que se podría decir que es la quenos está matando aquí y ahora y que podríamos achacar también al cambio climático, claro está, como a otros factores que podrían explicarla tales como las inoculaciones masivas que comenzaron a producirse a partir de 2021 precisamente.  Eso no se discute, porque atención a lo que viene ahora.

    Y si con todo esto todavía hay alguien que no lo quiere ver, alguien que niega la evidencia, que les aseguro que los hay, ustedes ya saben quiénes son, pues estos deberían estar excluidos de la conversación y del debate público, porque no se trata del contraste de opiniones de diferentes puntos de vista. Con los efectos del cambio climático ya no hay debate. Y ante la provocación de quienes lo alimentan, la respuesta debería ser la indiferencia.

    En nombre de la Ciencia, la predicadora excluye, porque está en posesión de la Verdad, avalada por la Sagrada Escritura de los expertos, a los que niegan la evidencia, o sea la Fe, y quienes fomentan un debate están alimentando una provocación...

    Esto es muy serio, la verdad, porque además en el mismo estudio <volvemos a la Sagrada Escritura> se nos advierte de la relación de lo que está pasando con los combustibles fósiles y aquí señalan a gobiernos, que se resisten a la transición hacia energías no contaminantes y siguen apostando por la extracción y quema de combustibles fósiles, y subvencionando el gas, el petróleo o el carbón. Es verdad que en este siglo vamos de emergencia en emergencia, pero ya no se puede aparcar más la emergencia del cambio climático. Debe formar parte del debate político y debe ser una prioridad para los dirigentes del mundo entero y para nosotros también. Debemos modificar mucho muchos de nuestros hábitos y acostumbrarnos a que las cosas no pueden ser como antes ni se puede dar pábulo o altavoz a los que lo nieguen. Nos va la vida en ello. 

 

    Decir que nos va la vida en ello es decir que nos va la salvación en ello. Resulta curioso cómo se contradice la predicadora cuando dice que la emergencia climática “debe formar parte del debate político” cuando, por otra parte estaba diciendo que con los efectos del cambio climático ya no hay debate.