cool. Se ha puesto de moda este adjetivo inglés entre nosotros, que en principio significaba en la lengua de Chéspir 'fresco' hablando de temperatura fría, pero no muy fría, con la connotación de agradable, interesante. Pero si nos referimos a una persona o a su conducta significa que está de moda o que crea tendencia y resulta atractiva. Cuando decimos que algo es cool queremos decir que es muy bueno. Tenemos en castellano, desde hace unos años, un término que no es anglosajón, sino bastante castizo, que es guay, que puede suplirlo perfectamente y que además es monosílabo. Ya se usaba en cstellano viejo como sinónimo de la interjección “ay”, por ejemplo “guay de mí”, en vez de “ay de mí”, pero ahora se ha impuesto coloquialmente como sinónimo de “muy bueno, estupendo” -su plural sería 'guais', en uso adjetivo- y también se usa como adverbio y sinónimo de “muy bien”.
influencer: Un influencer es un líder -otro anglicismo que merece mención aparte- de opinión. Se llama así a la persona que destaca en una red social u otro canal de comunicación y expresa opiniones sobre un tema concreto ejerciendo una gran influencia sobre muchas personas que la conocen y que la siguen, sus seguidores o followers. Estamos ante una raíz latina, que es el verbo influere, 'influir' en castellano, por lo que no es necesaria la adopción de este anglicismo cuando disponemos de “influyente”, por ejemplo.
mainstream: Compuesto del adjetivo “main” principal y el sustantivo “stream” corriente. En inglés antiguo “stream” significaba la corriente de un río, mainstream se utiliza como sinónimo de convencional, mayoritario, dominante... Y tiene diversas aplicaciones según el contexto. Me interesa, particularmente ahora, destacar una, cuando se habla de la versión oficial, que a veces denominamos con helenismo antiguo ortodoxa, frente a heterodoxa, que sería lo contrario. Resulta interesante a este respecto la opinión de Juan Manuel de Prada, que distingue los famosos bulos de las versiones oficiales, considerando que son mucho más peligrosas estas últimas que los primeros.
password: Innecesario anglicismo, compuesto de dos sustantivos “word” palabra y “pass” de paso, es decir, nuestra contraseña. Recuerdo aquello de “santo, seña y contraseña”. Cuando un soldado se encontraba con otro en una patrulla de guardia nocturna debía pedirle el santo y seña, que solía ser el nombre propio de una persona tomado del santoral y un topónimo que comenzaba por la misma letra, a lo que el otro debía darle la contraseña que era una palabra común que también comenzaba por la misma letra, por ejemplo, Luis, Lugo, luz o una que no sé si recuerdo o inventé: Ana, Ávila, amor. Había que dar el santo y seña para entrar. Pero claro, la adopción de password se debe a la imposición de la informática.
Y qué me dices del Halloween?
ResponderEliminarMejor, Raúl, escribimos Jalogüín, que es como se pronuncia. Lo peor no es que haya entrado el anglicismo en el vocabulario, sino la tontería en nuestras costumbres de la celebración yanqui del truco o trato -nuestros aguinaldos de toda la vida- y las calabazas, lo que les meten a los chiquillos desde la guardería y la escuela.
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