viernes, 21 de octubre de 2022

Heraclito y El Roto

    Mucho aprecio generalmente las ocurrencias de El Roto, Andrés Rábago, que antes publicaba sus viñetas como Ops. Valoro más generalmente las palabras que los dibujos de sus viñetas, que incluyo siempre que vienen a cuento en El Arcón. No he podido resistirme en esta ocasión a meter esta viñeta porque nada más ver el dibujo me recordó a la representación de Heraclito, para cuyo retrato se inspiró según se cuenta en Miguel Ángel, en el fresco de la Escuela de Atenas de Rafael.

 
Viñeta de El Roto

    La postura del personaje es la misma: apoyado el rostro sobre su mano izquierda y el codo sobre una superficie a modo de mesa, sostiene con la derecha un lápiz que se posa sobre el papel, mientras él, barburdo, muestra una actitud meditabunda.

Hercalito, fragmento del fresco La Escuela de Atenas, Rafael Sanzio

    Y la frase que se le ocurre no deja también de recordarme algunas de las formulaciones que nos han llegado del sabio de Éfeso. El personaje de El Roto piensa: ¡Ideologías! ¡Qué gran invento para no pensar! Decir que la ideología, cualquier -ismo,  es un gran invento para no pensar es algo irónico y hasta sarcástico, pero recuerda por ejemplo a Común es a todos el pensar, que Heraclito formuló en griego como ξυνόν ἐστι πᾶσι τὸ φρονέειν, y al hecho de que siendo la facultad de razonar como el lenguaje común a todos y comunitaria, hay sin embargo una pretensión particular que el efesio llamó ἰδίη φρόνησις (idíe phrónesis, o inteligencia privada) y que nosotros podemos llamar también 'ideología' (e 'ideologías' en plural, como hace El Roto, porque hay más de una) que se opone al razonamiento y nos vuelve irracionales. 

Escuela de Atenas, Rafael Sanzio (1510-1511)
 

    Esto es precisamente lo que decía Heraclito en otro célebre fragmento: Siendo la razón común, viven los más como teniendo un pensamiento privado suyo (τοῦ λόγου δ' ἐόντος ξυνοῦ ζώουσιν οἱ πολλοὶ ὡς ἰδίαν ἔχοντες φρόνησιν).

    Venía aquí a revelarnos Heraclito cómo siendo la razón común, cada uno creemos que tenemos la nuestra propia y personal, nuestro idiotismo particular, valga la redundancia etimológica, y por lo tanto creemos que somos dueños de lo que pensamos, decimos y hacemos. 

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