sábado, 15 de octubre de 2022

¡Alto (iba ya a decir 'stop') a los anglicismos! (II)

    No soy enemigo yo de extranjerismos que siempre enriquecerán las lenguas nacionales, lo mismo que los extranjeros vienen a curarnos de nuestros nacionalismos, pero muchos de los anglicismos son superfluos e innecesarios, y sólo responden al postureo de presunción de modernidad. Seguimos enumerando algunos.

    ¡Mándame un e-mail (pronunciado i-meil) cuando me podías mandar un 'correo-electrónico', o si queremos abreviar lo de electrónico, que es lo que hacen los ingleses porque es un palabro muy largo, un 'correo-e'!

    Lo de fitness no sé muy bien lo que es, pero creo que se usa como 'ejercicio físico' para estar en forma, algo propio del engendro de la educación física que tanto horrorizaba a Marinea, que se definía a sí mismo como “profesor de gimnasia”, con palabra de más rancio abolengo, por lo que un centro de fitness supongo que es un gimnasio.

    Si hay un deporte rey, ese es el football, que entre nosotros se escribió 'fútbol', pero bien se pudo traducir y haber quedado como 'balompié', que es traducción de “ball” y “foot”, respectivamente. De ese ámbito deportivo nos vino 'chutar', que es anglicismo ya muy arraigado entre nosotros, adaptación del verbo to shoot, con el doble sentido de disparar un arma o un balón, pero también inyectarse una sustancia, ya sea una droga o un experimento genético. Del balompié nos vino también el “gol”, que es la adaptación de “goal” que es 'meta, objetivo', tan cacareado por nuestros locutores deportivos: “hemos metido un goooooool”. 

                                                    Recientemente el presidente del Gobierno de las Españas intervino en la conferencia organizada por la Fundación Bill y Melinda Gates llamada “Goalkeepers”, que en el deporte rey es el nombre de los guardametas, pero aquí se refiere a los conseguidores de los objetivos, en este caso de la agenda 2030, que ya ni siquiera leemos "dos mil treinta", sino Britannico more "veinte treinta". Estos goalkeepers son los que nos meten los goles, nunca mejor dicho, que otros, como la fundación susodicha, determinan.

    Dices que eres gay, cuando toda la vida se dijo en román paladino 'marica' o 'maricón', pero como parece que son insultos prefieres el anglicismo que está de moda. Entre nosotros siempre se dijo gayo, con el sentido de 'alegre y vistoso' y así se hablaba de la 'gaya ciencia', que era la ciencia alegre de la poesía, o como dijo Machado “gay trinar”, para decir que no era un ave de esas que cantan alegremente.

    ¡Dame un like (pronunciado laik), cuando podríamos decir tranquilamente “me gusta”! Vivimos, por cierto, en una dictadura virtual de los likes, buscando la aprobación constante de los demás, y resucitando los signos obsoletos del pulgar hacia arriba y el pulgar hacia abajo para los dis-likes!

    ¿Por qué dices que practicas mountain bike   cuando puedes decir 'bici de montaña'? ¿Hay acaso alguna diferencia entre lo uno y lo otro?

    ¿Te mola hacerte un selfie, narciso impenitente, cuando toda la vida se dijo 'autofoto' o, a lo culto, 'autorretrato', si no fuera tan ridículo eso de posar para uno mismo, sacarse una foto a ti mismo? 


    
¿Por qué le decimos a alguien que no nos haga spoil cuando toda la vida hemos dicho 'no me cuentes la película, que entonces pierdo el interés por ella y ya no la veo porque ¿para qué voy a verla si ya sé de qué va??

    No hay nada peor que formar parte de un think tank o 'laboratorio de ideas', o, traducido más literalmente, 'tanque de pensamiento', expresión que sugiere la existencia de un pensamiento estancado, propio de una mentalidad esclerótica, cuando lo propio de la razón es desembarazarse de ideas y dejar que el pensamiento fluya y no se estanque como los ríos.

    ¿Por qué hablamos de moda vintage cuando tenemos un viejo y precioso prefijo latino que es 'retro', que nos retrotrae y hace retroceder a épocas pasadas? 

(continuará, porque es el cuento de nunca acabar). 

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