sábado, 22 de octubre de 2022

Contra la agenda 2030

    Si aprendiste a decir los años en inglés a finales de los ochenta o noventa, recordarás que el año orgüeliano, por ejemplo, de 1984, que nosotros leemos “mil novecientos ochenta y cuatro”, los ingleses lo leen “nineteen eigthyfour”, es decir, “diecinueve ochenta y cuatro”, como si fueran dos números de dos cifras cada uno y no uno de cuatro. Aunque con la llegada del año 2000 cambiaron un poco las cosas y comenzó a decirse para el año 2008, por ejemplo, “two thousand (and) eight”, “dos mil ocho”, eso duró muy poco porque ha vuelto a generalizarse la interpretación del millar como si fueran dos decenas. Y así el año 2022 en el que estamos inmersos según el calendario se dice “twenty twentytwo”, o sea “veinte veintidós”.

    No tiene nada de raro que a la agenda que se ha sacado la ONU de la manga de 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible para mejorar la vida de los habitantes de la Tierra (sic, literal) para el futuro año 2030 -dos mil treinta-, la llamen Britannico more “agenda veinte treinta”, olvidando de este modo que se trata de un plan de 17 metas muy bonitas adornadas con 17 colores del amplio espectro del arco iris para hacerlas más atractivas bajo un policromado anagrama, un pin multicolor redondo que lucen autoridades y políticos en sus solapas, cuya consecución se aplaza de este modo ocho años.

    Algunos se oponen a ella considerando que es una agenda diabólica, sionista y satánica que pretende salvar el planeta destruyendo a la humanidad que lo habita. En realidad, la cosa es más sencilla: se trata de una programación de unas metas cuya consecución nuestros gobernantes posponen, aplazándolas para un futuro inexistente. Tratan, por ejemplo, de acabar con la pobreza y el hambre en el mundo, y de lograr “paz, justicia e instituciones sólidas”, objetivos muy loables y muy buenas intenciones. Pero, en primer lugar, no entiendo el adjetivo de “sólidas”. Y en segundo, ¿por qué no decir alcanzar paz y justicia sencillamente? Objetivos muy loables, ya digo, pero ¿por qué planteárselos a largo plazo? ¿Por qué no acabar con la pobreza y con el hambre y con las guerras en el mundo ahora mismo? Y además ¿cómo acabamos, por ejemplo, con la guerra de Ucrania? ¿Enviando armas al frente? Son los “goals” -Objetivos o metas de Desarrollo Sostenible, léase “goles”- que la ONU pretende meternos para crear el Nuevo Orden Mundial.  

    No es que sea una agenda diabólica, sionista y satánica. Es, sencillamente, una  manera de decirnos "Nuestras intenciones son buenas. Si algo va mal, disculpen las molestias. Estamos trabajando por su futuro”. No se preocupen, en el año 2030, que es por esencia un año inalcanzable, no habrá pobreza, ni discriminación racial o sexual, ni hambre, ni guerra en el mundo, ni contaminación ni enfermedades ni... pero mientras tanto: ajo y agua, que dice la gente: a joderse y aguantarse. Además ya se sabe, de buenas intenciones está pavimentado el infierno. Sobre todo cuando estas intenciones se imponen desde arriba y no surgen como todo lo bueno desde abajo.

    He aquí un rap, titulado “fuck 20-30” que viene a cuento y que podría traducirse por “A la mierda 20-30”, donde predominan los anglicismos como el mentado "fuck" y las rimas acabadas en -ea, como agenda. 


2 comentarios:

  1. Una empresa de biotecnología en Israel quiere tomar ADN humano y crear embriones artificiales que podrían utilizarse para extraer órganos para transplantes médicos. Por otra parte en China ya desarrollan un sistema de cría de embriones que crecen en úteros artificiales, es decir, pretenden producir entes humanos controlados, así que las adversidades co(vi)diciadas, que van apareciendo en lo que a infertilidad, destrucción del sistema inmunológico, cánceres turbo, patología cardiovascular… y muertes repentinas se refiere, solo son meros efectos de la experimentación, bienvenidos para contribuir al deterioro y reducción progresiva de la población confiada pero incierta, en aras de poder alcanzar un día el óptimo numérico de la población a gestionar; o meros efectos colaterales del ajuste industrial planificado que con tanto afán pregonan desde el Foro Económico Mundial con su cacareada 4Ri.
    En otro orden de cosas, cuando la tecnología de producción en úteros artificiales esté disponible y sea asequible, cualquiera podría tener un hijo independientemente de su edad, situación sentimental o condición sexual, un derecho más a añadir al entretenimiento democrático para compensar la pérdida de los derechos básicos.
    La lógica imperante es bien sencilla: tras la destrucción del medio y los recursos propios de los organismos es necesario mercantilizar los innovadores recursos de producción tecnológica en un Mercado con la cobertura del Estado, nada que ya no se viniera haciendo con otros seres, solo que el progreso y el conformismo les permitiría hacer lo mismo con los entes humanos de producción controlada, una vez reducidos a esa condición de recurso bajo control productivo, algo que complace a esa simbiosis de ecologismo y eugenesia y permite la identificación, en estos tiempos de transición, con los demás seres sintientes (ocurrencia sin par de las fuerzas progresistas), una vez que ya seamos todos objeto de explotación y producción unívoca en ese transhumanismo belicista armado de tecnología cuasidivina.

    https://www.businessinsider.com/israel-human-embryos-dna-mouse-medical-transplants-2022-8

    https://www.scmp.com/news/china/science/article/3160997/chinese-scientists-develop-ai-prosecutor-can-press-its-own?module=perpetual_scroll_1&pgtype=article&campaign=3160997

    https://www.republicworld.com/technology-news/other-tech-news/china-based-institute-creates-robot-nanny-to-nurture-embryos-in-artificial-wombs-report-articleshow.html

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias por el comentario y por los enlaces pertinentes. Me ha recordado a la novela de Kazuo Ishiguro, llevada al cine, que se titula "Nunca me abandones" entre nosotros -en inglés el título de la novela y de la película es "Never let me go": No me dejes ir nunca-, que trata de unos adolescentes que estudian en un elitista internado inglés. Se les inculca que son especiales y que tienen encomendado una importante labor social, por lo que se preocupan obsesivamente por su salud. Saben que son estériles y que nunca tendrán hijos, del mismo modo que no tienen padres... Pronto descubrirán que son educados para donar sus órganos para trasplantes médicos en el futuro. Podrán hacer una o dos donaciones de órganos, a lo sumo tres, pero pocos sobrevivirán a la tercera. Sus órganos están destinados a la oligarquía dominante... Lástima que tanto la novela como la película se compliquen con una innecesaria relación sentimental y amorosa. Es una ficción científica que recuerda a veces a Blade Runner y también a la espléndida Soylent Green. La 'sciencefiction' refleja a su modo la realidad con este tipo de distopías que llaman.

      Eliminar