martes, 3 de mayo de 2022
El esparcidor
lunes, 2 de mayo de 2022
Lealtad a la Bandera
Se lamentaba Jordan Henderson en el artículo que publicaba en Off-Guardian de que la Iglesia y el Estado hubieran eclipsado, dice él, el verdadero valor del cristianismo.
Relaciona el artista en su último trabajo, que se llama precisamente Eclipsado, el Juramento de Lealtad a la Bandera, que es un ritual de sumisión al Estado y una declaración ceremonial de creencia y fe en sus autoridades, extremadamente común en los Estados Unidos, especialmente en las escuelas y en reuniones gubernamentales y comunitarias, con la sumisión de las iglesias cristianas a las mismas autoridades sanitarias del gobierno en su lucha contra la supuesta pandemia de virus coronado, por lo que el personaje que hace el juramento con la mano en el pecho lleva una mascarilla con las barras y estrellas del pendón americano, que aparece por su parte en primer plano con una calavera y dos espadas entrecruzadas.

El texto del juramento es el siguiente: I pledge allegiance to the Flag of the United States of America, and to the Republic for which it stands, one Nation under God, indivisible, with liberty and justice for all: Juro lealtad a la Bandera de los Estados Unidos de América y a la República que representa, una Nación bajo Dios, indivisible, con libertad y justicia para todos.
Con este juramento los norteamericanos prometen lealtad a la bandera, que es el símbolo del Estado, un Estado que es gobernado por el Dios de su billete de dólar: in God we trust. El Juramento de Lealtad es un acto de fe, como la Jura de Bandera de los reclutas españoles tras el período de instrucción cuando cumplían el ominoso servicio militar. Ese dios que preside su nación no puede ser otro que el viejo Mammón, que es el de la principal religión monoteísta del mundo, cuyo templo más importante se halla hoy por hoy en la ciudad santa de Nueva York, y en las Bolsas, sus principales sucursales. Mammón es, al parecer, una palabra aramea que significa ‘dios de la avaricia’, representado como un demonio que personifica uno de los siete pecados capitales, la avaricia precisamente o el deseo insaciable de más dinero (auaritia en latín, πλεονεξία, pleonexía en griego).
Pero este Mammón, o Don Dinero, que diría Quevedo, no es sólo un poderoso caballero, sino que es el más poderoso de todos los caballeros, el único dios verdadero: Herr Kapital.
No es extraño ver la bandera del gobierno federal de los Estados Unidos ondeando en las iglesias evangélicas, por lo que no le sorprende al pintor que cuando el gobierno ordenó a los templos que cerraran sus puertas en cumplimiento de los preceptos sanitarios, la mayoría lo hiciera al fin sin rechistar.
Los cristianos, como se sabe, fueron perseguidos en la antigüedad por negarse a participar en el culto del Imperio Romano a sus emperadores divinizados. Sin embargo, hoy en día muchos cristianos no ven ningún conflicto de intereses en ofrecer su lealtad a la bandera del Imperio de los Estados Unidos. Las iglesias se han plegado a los dictados sanitarios, tapando las pilas de agua bendita a la entrada de los templos, advirtiendo a los fieles de que no asistieran a misa, que la vieran televisada, como aconsejó Su Santidad el Papa en la celebración de la Misa de Pascua, poniéndose todos los sacerdotes mascarilla, cerrándose los templos a cal y canto y dejando de sonar las campanas que llamaban a los feligreses; y, cuando se abrieron, se rogaba que los que asistían no se sentaran juntos, no fueran a contagiarse, o, simplemente, que no se dieran la paz como hacían antes.
Los primeros cristianos se daban un beso, el beso de la paz (osculum pacis). Era una práctica común de las primitivas comunidades cristianas que llegó a convertirse en un rito litúrgico. El apóstol Pablo habla del "beso santo" en varias ocasiones: un beso casto en la mejilla entre varones o entre mujeres. Salutate fratres omnes in osculo sancto: Saludad a todos los hermanos con un beso santo. Nada impedía, por otra parte, que el beso se diera en los labios. En la misa católica, los fieles se dan la mano y de ese modo se dan la paz. Sin embargo, a causa de la contingencia del virus coronado se desaconsejaron las interacciones personales físicas (sic) en la vida cotidiana por razones sanitarias: ni abrazos, ni besos ni apretones de manos.

En el nombre de la Ciencia es ahora mejor pretexto que “En el nombre de Dios”, pero los cristianos siguen siendo importantes apologistas de los poderosos. La ciencia ha superado claramente al cristianismo por lo que las élites la utilizan para hacer 'razonable' su dominio.
La Iglesia, por boca del Papa, bendijo a la industria farmacéutica afirmando que la vacuna era un acto de amor, y, para colmo, ahora que ha desaparecido la misteriosa pandemia gripalizándose, o ha pasado a un segundo plano, vemos al mismo vicario de Cristo besando la bandera de Ucrania. ¿Bendecirá también Su Santidad las armas de destrucción masiva, las famosas weapons of mass destruction, que envía la Unión Europea a ese país para defender esa sacrosantísima bandera?
domingo, 1 de mayo de 2022
El títere que se creía titiritero
La prestigiosa y autodesprestigiada revista británica Time nos regala con una portada en blanco y negro que es un retrato de perfil del rostro de Volodomir Zelenski, el actor ucraniano de moda. La fotografía ha sido tomada en Kiev el pasado 19 de abril. Un titular dice: How Zelensky leads: cómo Zelenski dirige. Se nos da a entender con esta interrogativa indirecta que este Zelenski es un leader, un Führer en la lengua de Goethe, esto es, alguien que dirige el cotarro, todo un president, es decir, que está sentado (sedet en latín) al frente de algo y de alguien (prae- en latín), y que por lo tanto gobierna la república de Ucrania.
Esta portada y este titular forman parte de la propaganda de guerra, cada vez más descarada, zafia y ridícula, que quiere hacernos creer que Zelenski es alguien que maneja unos hilos, que dirige un país, del que está al frente, que sabe lo que hace, y que, por lo tanto, no es una marioneta manejada por el Tío Sam. ¿Acaso el títere dirige al titiritero que maneja los muñecos del teatro de guiñol y marionetas?
Otra foto, tomada en la misma sesión del mismo día, dentro de la revista, nos presenta de frente en blanco y negro el mismo rostro del comediante, procedente del mundo de la actuación y del espectáculo, que se vio convertido en presidente de la noche a la mañana y que se afana en convencer a los gobiernos extranjeros de que necesita su ayuda humanitaria traducida en armamento para llevar a cabo una guerra de independencia (independencia ¿de quién? ¿de qué?).
Ha logrado que los Estados Unidos de América y los Estados Unidos de Europa -eso que llaman insidiosamente la U.E.- proporcionen más armas a Ucrania que a ningún otro país del globo desde la Segunda Guerra Mundial; y, además, de eso, que hayan acudido, como no podía ser menos, miles de periodistas de todo el mundo a Kiev a informar del desarrollo del conflicto, como suelen denominar con ridículo eufemismo a los desastres de la guerra, una guerra que sirve como coartada para justificar el rearme de la industria correspondiente que, al parecer, andaba de capa caída tras la guerra fría, por lo que necesitaba este recalentamiento.
Otra perla del artículo: Su aislamiento a menudo obligaba al equipo de Zelenski a experimentar la guerra a través de sus pantallas, como el resto de nosotros. Se enteraban el actor y compañía de las batallas y los ataques con cohetes y bombardeos aéreos por las redes sociales antes que por los informes militares de los mandos de sus tropas, lo que da importancia del espectáculo mediático de la guerra. Alguno de sus asesores le ha reprochado que a veces se mete tanto en el papel que representa en el teatro del mundo que comienza a hablar como un actor que interpreta al presidente, lo que no ayuda demasiado a la causa.
La ingenuidad de sus mensajes se traduce en que si Ucrania consigue expulsar a los rusos, habrá paz en todo el mundo, como si no hubiera otras guerras, como si esta fuera la única guerra, que lo es a fuerza de tanta propaganda y de tanto hablar de ella.
sábado, 30 de abril de 2022
Algunos descubrimientos aparentemente insignificantes
1.- Plus ça change, plus c'est la même chose (Cuanto más cambia, más es lo mismo) fue el descubrimiento que Alphonse Karr (1808-1890), periodista y escritor francés, anotó en su revista satírica mensual llamada Les Guêpes (“Las avispas”).
2.- ¡Nos toman por votos! (O lo que es lo mismo: ¡Nos toman por tontos porque procedemos a la reducción democrática de que un hombre (y una mujer, por supuesto, a estas alturas nadie lo pone ya en duda ni discute) es un voto, y de que, por lo tanto no es nada más que eso: un papel en una urna que no es más que una papelera. Una vez hecho el recuento, los votos van a la papelera, su destino y depósito final. No se puede decir, a la inversa, que un voto sea un hombre.
En la "democracia" de mercado o estatal, la representativa, necesariamente monoteísta o fascista, nos toman por tontos, es decir, por votos; convidados de piedra fantasmales; ausentes, sólo estamos presentes a la hora de emitir nuestro voto en el colegio electoral ya sea presencialmente o sea ya postalmente (pronto vendrá el voto telemático, y si no, al tiempo).
3.- Victor Klemperer (1881-1960), en su impagable libro: LTI (Lingua Tertii Imperii) La lengua del Tercer Reich: Apuntes de un filólogo, hace la siguiente reflexión: “Pero el lenguaje no sólo crea y piensa por mí, sino que guía a la vez mis emociones, dirige mi personalidad psíquica, tanto más cuanto mayores son la naturalidad y la inconsciencia con que me entrego a él. ¿Y si la lengua culta se ha formado a partir de elementos tóxicos o se ha convertido en portadora de sustancias tóxicas?

Las palabras pueden actuar como dosis ínfimas de arsénico: uno las traga sin darse cuenta, parecen no surtir efecto alguno, y al cabo de un tiempo se produce el efecto tóxico. Si alguien dice una y otra vez “fanático” en vez de “heroico” y “virtuoso”, creerá finalmente que, en efecto, un fanático es un héroe virtuoso y que sin fanatismo no se puede ser héroe.”
viernes, 29 de abril de 2022
Marzo nialarzo, abril güeveril, mayo pajarayo.
Me viene a la memoria la letanía de la nidada o nialada que cantábamos cuando éramos críos y decía, si no recuerdo mal, así:
¡Con que fuerza y arrojo estos jilgueruelos han roto el cascarón y quieren vivir en este abril! ¡Ay si a nosotros nos trajera la primavera el regalo de unas pocas, sólo unas pocas, de esas ganas de vivir, aunque solo
fuera para no dejarnos matar y tenernos que morir sin haber vivido!
jueves, 28 de abril de 2022
La Guerra o La cabalgata de la Discordia
El periódico anarquista francés L' Égalité publicó en 1889 una novela por entregas hoy totalmente olvidada de un tal Pierre Andreiew, no menos olvidado, titulada El Zar, acompañada de varias ilustraciones alusivas. El pintor autodidacta Henry Rousseau (1844-1910) se apropió de una de estas ilustraciones que era una caricatura de Alejandro III a caballo sobrevolando por encima de un montón de cadáveres desnudos picoteados por cuervos. Debajo de ella figuraba el siguiente texto: Allá por donde pasaba el misterioso caballo negro, se abatía una desgracia, se había cometido un crimen.
Destacan las nubes rojas y unas tonalidades sombrías. Amante de vegetaciones exuberantes en sus lienzos, aquí nos presenta, sin embargo, árboles desnudos con ramas rotas, que evocan la muerte omnipresente. Y recoge el motivo de los cuervos picoteando los cadáveres que ya encontrábamos en la ilustración periodística. Quizá su aportación más significativa es la sustitución de la caricatura del zar ruso por una alegoría de la Guerra, quizá la diosa guerrera romana Belona, la antigua Duellona, una divinidad mal definida, que a veces pasa por ser la esposa del dios Marte, y que suele representarse con rasgos horripilantes conduciendo un carro de combate y empuñando una espada, una lanza o una antoncha, adquiriendo la simbología tradicional de las Furias. La figura femenina puede ser también una alegoría de la guerra, porque la palabra “guerre” en francés, como en castellano, portugués e italiano, de origen germánico (werra 'discordia, pelea'), tiene género gramatical femenino. También podría ser una alusión a los cuatro jinetes del Apocalipsis, uno de los cuales, como se sabe, es la Guerra.
El caballo que monta la Guerra o la Discordia, negro, salvaje y erizado, representa muy bien la brutalidad y mostruosidad de la guerra. La desnudez de los cadáveres, privados de uniforme militar, impide concretar de qué guerra se trata en particular, por lo que nos hallamos ante la Guerra en general. Los cuerpos desnudos, además, podrían ser también víctimas civiles, y en todo caso representan la indefensión del ser humano ante la violencia desatada.
Para la exposición del cuadro en 1894, Rousseau redactó el siguiente texto: “Pasa aterradora, dejando por doquier la desesperación, el llanto, la ruina”. Se cree que el personaje central que lleva un pantalón y mira al espectador con una mirada vidriosa podría ser un autorretrato del propio artista.
Un dibujo infantil, realizado en 1917, en plena Primera Guerra Mundial, presenta el mismo motivo de los cuervos carroñeros alimentándose de los cadáveres de las víctimas de la guerra. El niño que realizó el dibujo y que firma Jolivet le hace hablar al cuervo y decir: "¡Ah! No van a quitarme de comer carne después de dos días sin ella".
miércoles, 27 de abril de 2022
En la Plaza del Pino

En
la plaza del pueblo / no hay ningún pino, / aunque todos la llaman / "Plaza del Pino".
¿Dónde está lo que no hay / pero que ha sido? / ¿Dónde está tras el nombre / el árbol mismo?
¿Dónde está, rumoroso / y alto, aquel pino / que se alzaba perenne / igual que un símbolo?
Hay un aparcamiento / triste en su sitio / para los automóviles / de los vecinos.
No juegan en la plaza / ya los chiquillos, / ni en los bancos se sientan / los viejecitos
a la sombra del árbol / verde y erguido / cuando en agosto aprieta / el sol de estío.
No se posa a su amparo / cantando el mirlo / ni en sus ramas jilgueros / hacen sus nidos.
Sólo queda un recuerdo / para el olvido, / una fúnebre esquela / de árbol caído.
martes, 26 de abril de 2022
Deus vult o La voluntad de Dios.
lunes, 25 de abril de 2022
Con re-Tintín
domingo, 24 de abril de 2022
Ni Fu ni Fa
La llamada cultura popular acierta más por ser popular que por ser cultura a expresar a veces los sentimientos de la gente. En este sentido propongo ver un fragmento del espisodio número 1 de la 8ª temporada de la serie de dibujos animados de Los Simpson, titulado “Ciudadano Kang”, donde Homer -Homero allende los mares- nos brinda una humilde lección de sabiduría del pueblo, ese gran escéptico.
Kang y Kodos son dos calamares gigantes verdes y viscosos que se han propuesto invadir la Tierra y someter y esclavizar a toda la humanidad, para lo cual no se les ocurre mejor artimaña que abducir a los dos candidatos que a la sazón se disputaban la Casa Blanca, es decir, la presidencia de los Estados Unidos, y que por aquel entonces eran los señores Bill Clinton y Bob Dole, a los que abducen y eliminan, pero utilizan su piel como revestimiento para tomar su aspecto y hacerse pasar por ellos.
Desensmascarados en pleno debate electoral demócratas/republicanos, izquierdas/derechas, Homero Simpson muestra a la multitud la naturaleza de los dos cíclopes monoculares con tentáculos de calamar gigantesco
Los dos mostruosos extraterrestres le explican a su público: “Somos un sistema bipartito: ¡tenéis que votar por uno de los dos!”. Así es la democracia.
Finalmente sale elegido Kang y la Humanidad resulta esclavizada.
Cuando al final del capítulo, Marge Simpson se queja del latigazo humillante que recibe del capataz, su marido Homero Simpson le responde que él no tiene nada que ver con aquello, porque él voto a Kodos.
Una vez que haya triunfado uno de los dos candidatos, en este caso Kang, podremos lamentarnos de lo mal que van las cosas. Siempre habrá alguien que nos brinde una solución: ¡Haber votado a Kodos y no a Kang! ¡Piénsatelo la próxima vez!
El pueblo no presenta nunca ningún candidato a las elecciones. Son las élites -los cefalópodos extraterrestres- los que se presentan ante el pueblo como la solución.