domingo, 4 de febrero de 2024
El teatro de la política y viceversa.
domingo, 12 de febrero de 2023
Zelenski tocando el piano (sin manos)
domingo, 25 de diciembre de 2022
En aras de la seguridad mundial y la democracia
lunes, 12 de diciembre de 2022
Dos Grandes Hombres: Vladimir y Volodymyr
sábado, 30 de julio de 2022
Glamour y propaganda de guerra.
Y, Él, el presidente, le confiesa a Vogue, la frívola revista que crea tendencias de pasarela y postureo, que ella, la señora Zelenska, es lo mejor que le ha pasado en su vida, porque es su amor, su amiga, y, por si fuera poco, una patriota como la copa de un pino que ama profundamente a Ucrania, y una gran y abnegada madre de familia que cumple a la perfección con sus roles femeninos. Vomitivo.
jueves, 26 de mayo de 2022
Jean-Luc Godard, sin miedo
jueves, 19 de mayo de 2022
Zelenski hasta en la sopa
El presidente ucraniano, marioneta de la sociedad del espectáculo y el circo máximo mediático del pensamiento único, parece que está como Dios ubicuo en todas partes. El comediante convertido en héroe nacional e internacional de la resistencia al bárbaro invasor apareció el otro día como por arte de magia en la pantalla del Gran Teatro Lumière donde se celebraba la gala de la ceremonia de apertura de la 75ª edición del festival cinematográfico de Cannes.
Después de todo es un actor, y su último papel protagonista es el de presidente en la película ucraniana de hazañas bélicas, la “guerra más terrible desde la Segunda Guerra Mundial”, que se presenta en todas las macro y micropantallas y que aspira, cómo no, a llevarse la palma de oro: una victoria más para la derrotada Ucrania.
En alusión al primer festival de Cannes, que se celebró en 1946, poco después de acabada la Segunda Guerra Mundial, declaró ante un auditorio repleto de estrellas del cine: “Podríamos haber pensado que no iba a haber más guerras, pero tanto entonces como ahora había un dictador, una guerra contra la libertad, y ahora y antes el cine no debe quedarse mudo”.
En una alocución cargada de referencias cinematográficas, el presidente ucraniano ha mencionado a Charles Chaplin y su película genial "El gran dictador", una sátira contra el nazismo y Adolf Hitler, y contra todas las dictaduras venideras, estableciendo el paralelismo con la situación actual en Ucrania: "¿Permanecerá el cine callado o alzará la voz? ¿Puede el cine quedarse al margen de esto?", ha añadido.
"El odio acabará desapareciendo, los dictadores morirán", ha pronosticado con un mensaje simplista y optimista que olvida algo fundamental, que él está al servicio del Gran Dictador como tantos otros pequeños dictadorzuelos con su discurso beligerante de odio y de defensa de la guerra como única política.
El público como era de esperar se puso en pie y le dedicó una larguísima ovación. Ucrania cosecha así después del reciente triunfo en el eurofestival más éxitos internacionales. Gane o pierda la guerra en el campo de batalla, la guerra mediática, que es hoy por hoy el auténtico frente de combate, la tiene bien ganada y reganada.
jueves, 12 de mayo de 2022
La sudadera de Zelenski y las casas ataúd de Joncón.
La sudadera de Zelenski
El presidente ucraniano recauda fondos benéficos para la Guerra vendiendo por noventa mil libras su icónica sudadera marrón acreditada con su firma fehaciente.
La última moda de disfrazarse de pobre la diseñan marcas de lujo, que no se plantean las verdaderas razones por las que alguien puede llevar dicha vestimenta.
Una sudadera marrón con capucha, unos pantalones vaqueros y la barba de varios días convierten a cualquiera en un combatiente, resistente y heroico presidente.
La última tendencia de los influencers es lo que llaman “poverty cosplay”, o sea disfrazarse de pobre para parecer más auténticos, ellos que ganan pastizales.
La creciente popularidad de “uno de los líderes más increíbles de los tiempos modernos” hace que su estilo de vestir cree tendencia dentro del mundo de la moda.
(Publicidad) Hoy todo el mundo admira a un hombre que lleva una simple sudadera polar con capucha. Ponte tú una sudadera marrón, y, como él, siéntete admirado.
Las casas ataúd de Joncón
De la serie "Atrapados", Benny Lam
Doscientas mil personas viven en «casas ataúd» o cubículos de escasos metros cuadrados en Joncón, cuyo mercado inmobiliario es uno de los más caros del planeta.
Miles de jonconeses malviven en habitáculos diminutos que son a la vez cocina, retrete y dormitorio donde apenas pueden desenvolverse con la más mínima soltura.
El fotógrafo Benny Lam denuncia en su conmovedora colección fotográfica «Atrapados» las misérrimas condiciones de habitabilidad de las casas ataúdes jonconesas.
domingo, 1 de mayo de 2022
El títere que se creía titiritero
La prestigiosa y autodesprestigiada revista británica Time nos regala con una portada en blanco y negro que es un retrato de perfil del rostro de Volodomir Zelenski, el actor ucraniano de moda. La fotografía ha sido tomada en Kiev el pasado 19 de abril. Un titular dice: How Zelensky leads: cómo Zelenski dirige. Se nos da a entender con esta interrogativa indirecta que este Zelenski es un leader, un Führer en la lengua de Goethe, esto es, alguien que dirige el cotarro, todo un president, es decir, que está sentado (sedet en latín) al frente de algo y de alguien (prae- en latín), y que por lo tanto gobierna la república de Ucrania.
Esta portada y este titular forman parte de la propaganda de guerra, cada vez más descarada, zafia y ridícula, que quiere hacernos creer que Zelenski es alguien que maneja unos hilos, que dirige un país, del que está al frente, que sabe lo que hace, y que, por lo tanto, no es una marioneta manejada por el Tío Sam. ¿Acaso el títere dirige al titiritero que maneja los muñecos del teatro de guiñol y marionetas?
Otra foto, tomada en la misma sesión del mismo día, dentro de la revista, nos presenta de frente en blanco y negro el mismo rostro del comediante, procedente del mundo de la actuación y del espectáculo, que se vio convertido en presidente de la noche a la mañana y que se afana en convencer a los gobiernos extranjeros de que necesita su ayuda humanitaria traducida en armamento para llevar a cabo una guerra de independencia (independencia ¿de quién? ¿de qué?).
Ha logrado que los Estados Unidos de América y los Estados Unidos de Europa -eso que llaman insidiosamente la U.E.- proporcionen más armas a Ucrania que a ningún otro país del globo desde la Segunda Guerra Mundial; y, además, de eso, que hayan acudido, como no podía ser menos, miles de periodistas de todo el mundo a Kiev a informar del desarrollo del conflicto, como suelen denominar con ridículo eufemismo a los desastres de la guerra, una guerra que sirve como coartada para justificar el rearme de la industria correspondiente que, al parecer, andaba de capa caída tras la guerra fría, por lo que necesitaba este recalentamiento.
Otra perla del artículo: Su aislamiento a menudo obligaba al equipo de Zelenski a experimentar la guerra a través de sus pantallas, como el resto de nosotros. Se enteraban el actor y compañía de las batallas y los ataques con cohetes y bombardeos aéreos por las redes sociales antes que por los informes militares de los mandos de sus tropas, lo que da importancia del espectáculo mediático de la guerra. Alguno de sus asesores le ha reprochado que a veces se mete tanto en el papel que representa en el teatro del mundo que comienza a hablar como un actor que interpreta al presidente, lo que no ayuda demasiado a la causa.
La ingenuidad de sus mensajes se traduce en que si Ucrania consigue expulsar a los rusos, habrá paz en todo el mundo, como si no hubiera otras guerras, como si esta fuera la única guerra, que lo es a fuerza de tanta propaganda y de tanto hablar de ella.
lunes, 18 de abril de 2022
Zelenski, o 'il dolce stil novo' de liderazgo
Aparte de la guerra que tiene lugar en el campo de batalla y de la que nos informan más que cumplidamente a todas las horas del día y de la noche, hay otra guerra mediática más sutil que se desarrolla en las redes sociales, una guerra en la que priman más las emociones que los razonamientos, que ya ha ganado Zelenski, una guerra decisiva para la suerte del país, Ucrania, que regenta.
Zelenski era un actor de una comedia televisiva que ha logrado captar al electorado, retrasmitiendo la guerra en vivo y en directo, en streaming, por decirlo en la lengua del Imperio. Su rival, el zar del kremlin moscovita, comparado con él, resulta distante y frío. El actor ucraniano, sin embargo, llega enseguida, aunque sólo fuera por su torpe aliño indumentario, como decía Machado, vestido muchas veces de faena y a veces sin afeitar, con cara de sueño atrasado, lo que provoca una respuesta emotiva de simpatía hacia alguien tan cercano que interpreta muy bien su papel de víctima, lo que hace que aumente la corriente de empatía hacia su causa, la causa de un David que se enfrenta a un gigantesco Goliath.
Mientras los ucranianos se visten como Zelenski, los rusos, herederos del imperio zarista y de su heredero sucesor el soviético, parecen unos burócratas desalmados. Zelenski, además, ejerce un liderazgo de nuevo cuño, a diferencia del zar del Kremlin moscovita. No parece un presidente de un gobierno al uso. No parece un político, un jefe de Estado, sino un civil, un hombre del pueblo, alguien muy cercano. Apenas se le ve con traje y corbata en las muchas imágenes que de él proliferan por la red, sino vestido como cualquiera de nosotros, muy cercano, pero eso no quiere decir que no cuide, como actor que es, no sé si bueno o malo, su imagen propia, no poco estudiada. A fin de cuentas, buen o mal actor, no deja de ser un actor muy consciente del papel que desempeña en el teatro del mundo.
Una guerra tan devastadora y brual como la que se libra en el suelo ucraniano contra el invasor ruso no le impide a Zelenski, por ejemplo, organizar visitas guiadas, mirando sonriente a la cámara, a políticos que saludan a los medios, como el primer ministro británico.