La revista TIME, siguiendo los pasos del Financial Times, ha elegido a Zelenski personaje del año 2022 para su portada, uniendo su nombre propio a "el espíritu de Ucrania". Ambas publicaciones destacan la resiliencia, palabra mágica donde las haya, que puede significar a la vez una cosa y su contrario, porque vale tanto para la resignación sumisa y la aceptación de todas las imposiciones como para la rebeldía, del ucraniano que “nueve meses después de una brutal lucha por la supervivencia nacional contra los invasores rusos” confiesa que lo que más le gustaría en este momento en lugar de enfrentarse a un invasor despiadado es ir a pescar con su hijo una carpa en el río Dnipro, que supongo que es el Dniéper, proyectando una imagen pacífica donde las haya.
Dicen que lo han elegido el personaje del año porque es el reflejo del hombre corriente de ficción convertido en el presidente que interpretó en una serie satírica de televisión que le lanzó a la fama. También lo presentan como la antítesis del presidente ruso Vladimir Putin, escondido en el Kremlin, cuya obsesión por reconstruir un imperio ha costado decenas, posiblemente cientos, de miles de vidas.
Si se presenta a Vladimir como la antítesis de Volodymyr, resulta que el primero es el villano y el segundo el héroe, un personaje que ha sabido utilizar las redes sociales para hacer campaña sin descanso en busca de apoyo militar y financiero occidental, mendigando a los europeos y norteamericanos para que asuman los enormes costes de enfrentarse al zar ruso Putin y ofrezcan a Kiev una vía de adhesión a la UE y de paso a la OTAN. Ambos se llaman igual, Vladimiro, o Baldomero, en castellano. Ambos son Jefes de Estado. Ambos hacen lo que le hace el Estado al pueblo: la guerra.
El Financial Times ha elegido a Zelenski, el actor ucraniano sonriente con su atuendo caqui militroncho, como persona del año destacando que a sus 44 años se ha ganado un lugar en la Historia por su extraordinario despliegue de liderazgo y fortaleza.
En uno y otro caso no estaría de más recordar a otro Gran Hombre que ya ha pasado a la Historia, es decir que ya está muerto, otro Vladimiro o Baldomero. Me refiero a Vladimir Illich, alias Lenin, otro Gran Hombre, que ya es Historia y que escribió algo que resulta muy oportuno recordar a estos otros dos Baldomeros o Vladimiros que aspiran también a pasar a la Historia: La república democrática es la mejor envoltura política de que puede revestirse el capitalismo, y por lo tanto el capital. Cimenta su poder de un modo tan seguro, tan firme, que ningún cambio de personas, ni de instituciones, ni de partidos, dentro de la república democrática burguesa, hace vacilar este poder.
En el caso del ucraniano la realidad ha imitado a la ficción. Anunció su candidatura presidencial en la víspera de Año Nuevo de 2018, con una plataforma antisistema y anticorrupción sorprendentemente similar a la del personaje que interpretaba en televisión. Poco después, derrotó al titular anterior por una aplastante mayoría de los votos. La ficción se hacía realidad.
Zelenski ha dado la chapa en innumerables parlamentos, conferencias y actos. En cada ocasión ha adaptado el mensaje a la audiencia, a menudo apelando más los corazones que a las razones de la gente, utilizando su púlpito mediático para presionar a los gobiernos para que proporcionen más dineros y armas para la causa.
Perdió, sin embargo, mucho crédito insistiendo en que el misil que mató a dos personas en Polonia el 15 de noviembre pasado era obra de Rusia, contra lo que afirmaban los propios polacos y estadounidenses de que probablemente se trataba de un cohete antiaéreo ucraniano “perdido”, pero Zelenski seguía diciendo erre que erre que era ruso y que requería una rápida respuesta aliada, ya que la OTAN está obligada a defender a cualquiera de sus aliados, y Polonia lo es, cuando ha sido atacado.
Ese mismo argumento debería, en buena lógica, volverse ahora contra Ucrania al haber atacado “sin querer” a Polonia, uno de los aliados de la OTAN. Estaba claro que Zelenski lo que quería y ha querido desde el primer momento era arrastrar a la UE y a la OTAN a la guerra. ¡Cuanto mejor estaría pescando alguna carpa en el río con su hijo, que es lo que realmente le gustaría hacer, y renunciar a su papelón de Gran Hombre llamado a hacer Historia y a figurar en las listas de nombres propios de las páginas del libro ensangrentado de Clío!
Repasando, por cierto, la hemeroteca resulta que en el año 2007, la misma revista TIME -¿o ya no es la misma?- eligió el rostro de Putin, el Zar de la Nueva Rusia, como personaje del año. Los años, igual que los nombres propios de los Grandes Hombres, pasan. Y los personajes del año también.