domingo, 11 de diciembre de 2022

Lluvia de dinero

    El sueño de que se ponga de repente a llover interminablemente, y que las gotas de la lluvia infinita que cae del cielo sean billetes de banco llevó a decenas de conductores de Moscú a salir a trompicones de sus coches y tirarse al suelo de la autopista a la caza del dinero contante y sonante, palpable y efectivo y no inmaterial como el que quieren imponer los bancos y gobiernos ahora, cuando vieron que su sueño se hacía realidad aquel día rutinario y gris como cualquiera. 
 
    Los diez carriles de una de las autopistas de entrada y salida a la capital de todas las Rusias no fueron suficientes para absorber el monumental atasco de tráfico que se organizó cuando unos desconocidos –ángeles bienhechores del Señor, que regalaba dinero gratis a los moscovitas como si fuera el maná caído del cielo, según unos, o quizá idiotas, según otros, o tal vez ladrones, como en las películas, perseguidos por la policía, que se desembarazaban del botín- lanzaron una lluvia de billetes que revolotearon y se posaron al fin como hojas que caen de los árboles en otoño al soplo del viento sobre asfalto. 
 
 
    Muchos conductores deteniendo en marcha sus utilitarios que los utilizan a ellos como chóferes salieron a recogerlos a la calzada, esparcidos como estaban por el firme, haciendo acopio de ellos. Eran numerosos billetes de banco de mil rublos, unos 25 euros al cambio aproximadamente.
 
    El problema de estos billetes, cuando los conductores los examinaron atentamente con detenimiento es que eran falsos. Saltaba enseguida a la vista. ¡Qué desilusión! El sueño se desinflaba como pompa de jabón. 
 
 
         En uno de ellos alguien podía haber escrito con un bolígrafo a mano una cita imprescindible de Lenin para entender las cosas: El capital, una vez que existe, domina la sociedad entera, y ninguna república democrática, ningún derecho electoral pueden cambiar la esencia del asunto. 
 
    Pocos se pararon a pensar que, en verdad, aunque no salte tan pronto a la vista, todos los billetes de banco, aunque sean de curso perfectametne legal, son falsos en verdad. Pocas veces nos paramos a pensar, engañados como estamos, que el dinero, siendo real como es, una cosa realísima, la realidad de todas las realidades, no deja de ser pese a eso una mentira al fin morrocotuda.

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