martes, 6 de diciembre de 2022

Guerra a la guerra (2)

    Durante este siglo, Guerra a la guerra, el fotolibro de Friedrich ha perdido quizá su voluntad subversiva de remoción de conciencias y pretensión de transformar la sociedad, acostumbrados como estamos a tantas imágenes sensacionalistas y fantásticas, falsas en definitiva, que no reflejan la realidad. La fe radical que tiene el autor en que el medio fotográfico reproduce veraz- y fidedignamente la realidad, nos resulta hoy, acostumbrados como estamos a la fotografía artística y digital, un tanto ingenua.

    En la actualidad asistimos, en efecto, a un boom explosivo de la imagen que se utiliza como medio narrativo por aquello que se dice sin mucha razón de que vale más una imagen que mil palabras. Este auge pornográfico de la imagen está en consonancia con la popularidad de la fotografía, la autoedición y manipulación, fundamentales tras la irrupción de la digitalización y de las redes sociales en las que todo el mundo publica y saca a relucir los 'trapos sucios' de su intimidad: viajes, comidas en restaurantes, autorretratos en los lugares más inverosímiles. Ya no se pide tanto a los personajones famosos un autógrafo como que posen con el que se autorretrata tomando la fotografía para publicarla en las redes y mostrar que ha estado con ese personaje.

    Originalmente las fotos de Friedrich venían, dado su afán universalista, acompañadas de un brevísimo texto en cuatro idiomas: inglés, francés, alemán y holandés. En la versión española que ahora se publica, se ha sustituido el holandés por el castellano, que aparece en primer lugar, como puede verse a continuación.

    Las fotos de Friedrich no son todo lo nítidas ni tienen toda la resolución que desearíamos, pero hay que decir en su favor que tampoco son artificiales, sino documentales y fieles reflejo de su época.

    Bertolt Brecht definió este libro como un documento fotográfico que muestra "un retrato consumado de la humanidad".  


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