El presidente ucraniano, marioneta de la sociedad del espectáculo y el circo máximo mediático del pensamiento único, parece que está como Dios ubicuo en todas partes. El comediante convertido en héroe nacional e internacional de la resistencia al bárbaro invasor apareció el otro día como por arte de magia en la pantalla del Gran Teatro Lumière donde se celebraba la gala de la ceremonia de apertura de la 75ª edición del festival cinematográfico de Cannes.
Después de todo es un actor, y su último papel protagonista es el de presidente en la película ucraniana de hazañas bélicas, la “guerra más terrible desde la Segunda Guerra Mundial”, que se presenta en todas las macro y micropantallas y que aspira, cómo no, a llevarse la palma de oro: una victoria más para la derrotada Ucrania.
En alusión al primer festival de Cannes, que se celebró en 1946, poco después de acabada la Segunda Guerra Mundial, declaró ante un auditorio repleto de estrellas del cine: “Podríamos haber pensado que no iba a haber más guerras, pero tanto entonces como ahora había un dictador, una guerra contra la libertad, y ahora y antes el cine no debe quedarse mudo”.
En una alocución cargada de referencias cinematográficas, el presidente ucraniano ha mencionado a Charles Chaplin y su película genial "El gran dictador", una sátira contra el nazismo y Adolf Hitler, y contra todas las dictaduras venideras, estableciendo el paralelismo con la situación actual en Ucrania: "¿Permanecerá el cine callado o alzará la voz? ¿Puede el cine quedarse al margen de esto?", ha añadido.
"El odio acabará desapareciendo, los dictadores morirán", ha pronosticado con un mensaje simplista y optimista que olvida algo fundamental, que él está al servicio del Gran Dictador como tantos otros pequeños dictadorzuelos con su discurso beligerante de odio y de defensa de la guerra como única política.
El público como era de esperar se puso en pie y le dedicó una larguísima ovación. Ucrania cosecha así después del reciente triunfo en el eurofestival más éxitos internacionales. Gane o pierda la guerra en el campo de batalla, la guerra mediática, que es hoy por hoy el auténtico frente de combate, la tiene bien ganada y reganada.
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