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sábado, 30 de abril de 2022

Algunos descubrimientos aparentemente insignificantes

    1.- Plus ça change, plus c'est la même chose (Cuanto más cambia, más es lo mismo) fue el descubrimiento que Alphonse Karr (1808-1890), periodista y escritor francés, anotó en su revista satírica mensual llamada Les Guêpes (“Las avispas”). 

Alphonse Karr, por Antoine Samuel Adam-Salomon (circa 1876)
 
 Este es el párrafo en el que aparece: Después de tantos trastornos, de cambios, ya era hora de darse cuenta de una cosa: es como en el cabaré; etiqueta verde, etiqueta roja... etc. Se cambia a veces el precio, a veces el tapón, pero siempre se nos da a beber el mismo garrafón: «Cuanto más cambia la cosa, más es lo mismo».

    2.- ¡Nos toman por votos! (O lo que es lo mismo: ¡Nos toman por tontos porque procedemos a la reducción democrática de que un hombre (y una mujer, por supuesto, a estas alturas nadie lo pone ya en duda ni discute) es un voto, y de que, por lo tanto no es nada más que eso: un papel en una urna que no es más que una papelera. Una vez hecho el recuento, los votos van a la papelera, su destino y depósito final. No se puede decir, a la inversa, que un voto sea un hombre. 


 Son muchos los descubrimientos que le debemos a Andrés Rábago, alias el Roto, que todos los días nos regala con alguno de ellos en la prensa diaria. La comparación entre “nos toman por votos” y “nos toman por tontos”, no viene dada sólo por la rima asonante que sugiere que todos los votos son tontos, sino por las muchas acepciones que tiene el verbo “tomar” en castellano, que son según la docta Academia 39, y en concreto por la núm. 13: “Considerar equivocadamente a alguien o algo como lo que no es”, es decir, no sólo es que nos consideran votos, sino que lo hacen erróneamente porque no lo somos, sin olvidar la núm. 23: “Dicho del macho: tomar a la hembra”. Ni la acepción obscena de “tomar por” (el culo).

En la "democracia" de mercado o estatal, la representativa, necesariamente monoteísta o fascista, nos toman por tontos, es decir, por votos; convidados de piedra fantasmales; ausentes, sólo estamos presentes a la hora de emitir nuestro voto en el colegio electoral ya sea presencialmente o sea ya postalmente (pronto vendrá el voto telemático, y si no, al tiempo).

    3.- Victor Klemperer (1881-1960), en su impagable libro: LTI (Lingua Tertii Imperii) La lengua del Tercer Reich: Apuntes de un filólogo, hace la siguiente reflexión: “Pero el lenguaje no sólo crea y piensa por mí, sino que guía a la vez mis emociones, dirige mi personalidad psíquica, tanto más cuanto mayores son la naturalidad y la inconsciencia con que me entrego a él. ¿Y si la lengua culta se ha formado a partir de elementos tóxicos o se ha convertido en portadora de sustancias tóxicas?  

Las palabras pueden actuar como dosis ínfimas de arsénico: uno las traga sin darse cuenta, parecen no surtir efecto alguno, y al cabo de un tiempo se produce el efecto tóxico. Si alguien dice una y otra vez “fanático” en vez de “heroico” y “virtuoso”, creerá finalmente que, en efecto, un fanático es un héroe virtuoso y que sin fanatismo no se puede ser héroe.