La llamada cultura popular acierta más por ser popular que por ser cultura a expresar a veces los sentimientos de la gente. En este sentido propongo ver un fragmento del espisodio número 1 de la 8ª temporada de la serie de dibujos animados de Los Simpson, titulado “Ciudadano Kang”, donde Homer -Homero allende los mares- nos brinda una humilde lección de sabiduría del pueblo, ese gran escéptico.
Kang y Kodos son dos calamares gigantes verdes y viscosos que se han propuesto invadir la Tierra y someter y esclavizar a toda la humanidad, para lo cual no se les ocurre mejor artimaña que abducir a los dos candidatos que a la sazón se disputaban la Casa Blanca, es decir, la presidencia de los Estados Unidos, y que por aquel entonces eran los señores Bill Clinton y Bob Dole, a los que abducen y eliminan, pero utilizan su piel como revestimiento para tomar su aspecto y hacerse pasar por ellos.
Desensmascarados en pleno debate electoral demócratas/republicanos, izquierdas/derechas, Homero Simpson muestra a la multitud la naturaleza de los dos cíclopes monoculares con tentáculos de calamar gigantesco
Los dos mostruosos extraterrestres le explican a su público: “Somos un sistema bipartito: ¡tenéis que votar por uno de los dos!”. Así es la democracia.
Finalmente sale elegido Kang y la Humanidad resulta esclavizada.
Cuando al final del capítulo, Marge Simpson se queja del latigazo humillante que recibe del capataz, su marido Homero Simpson le responde que él no tiene nada que ver con aquello, porque él voto a Kodos.
Una vez que haya triunfado uno de los dos candidatos, en este caso Kang, podremos lamentarnos de lo mal que van las cosas. Siempre habrá alguien que nos brinde una solución: ¡Haber votado a Kodos y no a Kang! ¡Piénsatelo la próxima vez!
El pueblo no presenta nunca ningún candidato a las elecciones. Son las élites -los cefalópodos extraterrestres- los que se presentan ante el pueblo como la solución.
Por ritos y tribunas de los medios ya se pregona y anuncia:
ResponderEliminar«se percibe una mezcla de expectación y orgullo ante el hecho de que un gallego vaya a competir de nuevo por la presidencia del Gobierno»
Bendecido 'gestor' del apostolado que viene a agrupar a todas las tribus que caminan hacia Santiago, y busca la reasignación como complemento ideal y cargado con vacunas tras el desgaste e impostura del último figura que salva vidas con sepulturas; si no fuera por la alteridad de los equivalentes qué sería de esta comedia y feria insulsa, pesada y cíclica que en la repetición se yergue y, apelando a la inagotable reserva de esperanza, el hartazgo logra posponer indefinidamente.