Las Loas de la amiga
o Laudes amicae son un poema en latín incluido en el cancionero
amoroso anónimo de Ripoll, escrito entre los siglos XI y XIII en el
monasterio gerundense por un clérigo, si no fueron varios,
que se ha dado en llamar el Anónimo Enamorado. El poema consta de catorce
estrofas compuestas por seis versos de arte menor cada una con rima
aabccb: comienza con dos tetrasílabos llanos cuyo origen
puede explicarse por división del octosílabo, que ya de por sí
solía partirse con una diéresis medial como un verso compuesto de
dos hemistiquios de 4 + 4, en los que la rima interna vendría además
a subrayar dicha partición, más un heptasílabo esdrújulo; otros
dos tetrasílabos llanos rimados entre sí más otro heptasílabo
esdrújulo rimado con el anterior. Esta métrica procede con toda seguridad de la música sacra, si bien la temática es profana. Aparece en estos poemas un fenómeno que era ajeno a la poesía latina clásica: la rima. En la mayoría de los casos es consonante o total, aunque hay alguna asonancia esporádicamente. Y en cuanto al ritmo hay que decir que ya es acentual y generalmente trocaico.
En las coplas medievales de la lírica ya en castellano y no en latín el tetrasílabo alternará con los octosílabos formando los llamados versos de pie quebrado, muy utlizados por los poetas del siglo XV, donde el tetrasílabo trocaico hace función de “pie quebrado” del octosílabo: Recuerde el alma dormida, / avive el seso y despierte / contemplando / cómo se pasa la vida, / cómo se viene la muerte / tan callando.
En la fábula de La ardilla y el caballo de Iriarte, se combinan varias veces los tetrasílabos rimados con un heptasílabo agudo (octosílabo en el cómputo castellano), lo que recuerda rítmicamente, como vamos a ver, a esta estrofa medieval: tantas idas / y venidas, / tantas vueltas / y revueltas, / (quiero, amiga, / que me diga) / ¿son de alguna utilidad?
Las Loas de la amiga se abren con una estrofa de elogio de la amada, seguida por cuatro donde el poeta expresa la pasión que experimenta ante ella. A partir de la sexta estrofa y hasta el final, se hace una descripción pormenorizada y no exenta de tópicos de la belleza de la amiga donde se pasa revista a su cabello, envidia del de la diosa Venus, su frente y su cuello sin arrugas, su rostro angelical, sus dientes, sus labios que dan besos de miel, sus pechos, manos, vientre, su estatura y sus piernas... cesando la enumeración de las gracias de la amiga que superan a las mismísimas diosas. En la anteúltima estrofa vuelve a ponderar el Anónimo Enamorado el propio amor, y en la última le ruega a la doncella ser condescendiente.
He aquí el poema latino del clérigo enamorado de su amiga, que sufre porque la belleza de ella lo aparta de la regla monástica, con su versión rítmica y rimada.
Sidus clarum, /
puellarum / flos et decus omnium; / rosa ueris, / quae uideris /
clarior quam lilium.
Clara estrella / tú
doncella / de entre todas prez y flor; / tal que rosa / más hermosa
/ que azucena en su primor;
Tui forma / me de
norma / regulari proicit; / tuus uisus / atque risus / Veneri me
subicit.
Tu hermosura / me
depura / de la norma regular; / el mirarte / y alegrarte / me
hace a Venus adorar.
Pro te deae / Cithareae /
libens porto uincula, / et alati / sui nati / corde fero spicula.
De la diosa / amorosa
/ por ti llevo el yugo a bien, / malherido / de Cupido / tengo
el corazón también.
Vt in lignis / ardet
ignis / siccis cum subducitur, / sic mens mea / pro te, dea, / feruet
et comburitur.
Como el fuego / arde
luego / que la leña va a quemar, / tal mi mente, / por ti ardiente,
/ diosa, se me va a abrasar.
Dic quis durus, /
quis tam purus, / carens omni crimine, / esse potest, / quem non
dotes / tuae possint flectere?
¿Quién tan duro, /
quién tan puro / puede haber sin rechistar / al que tantos / tus
encantos / no lo puedan doblegar?
Vivat Cato, / Dei dato
/ qui sic fuit rigidus; / in amore / tuo flore / captus erit
feruidus.
Si
viviera / el que fuera / rígido Catón de Dios, / fuera preso / de
embeleso / abrasado por tu amor.
Fore suum / crinem
tuum / Venus ipsa cuperet, / si uideret; / et doloret / suum quod
exuperet.
Suyo fuese / si lo
viese / tu cabello Venus bien / que quisiera, / y sufriera / por
mejor que el suyo ser.
Frons et gula / sine
ruga / et uisus angelicus / te caelestem, / non terrestrem, /
denotant hominibus.
Cuello y frente / sin un pliegue / y tu rostro angelical / te hacen a ojos
/ vista, a todos, / celestial, no terrenal.
Tibi
dentes / sunt candentes, / pulcre sedent labia, / quae si quando /
ore tango / mellea dant suauia.
Son
tus dientes / relucientes, / labios bellos se te ven, / si mi boca /
te los toca / dulces besos dan de miel.
Et tuarum / papillarum / forma satis paruula / non tumescit, / sed albescit, / niue magis candida.
La figura / tan menuda / de los pechos que tú has / no se afea, / que blanquea / más que nieve al relumbrar.
Quid quod manus, /
uenter planus / et statura gracilis / te sic formant / et cohornant /
quod nimis es habilis?
De tus manos, / vientre
plano, / grácil talle, ¿qué decir / si te forman / y te adornan /
y hacen tan gozosa así?
Nitent crura, /
sed quid plura? / Deas pulchritudine / et caelestes / et terrestres /
superas et genere.
Y tus piernas / ¿qué más de ellas?. / A
las diosas en beldad / celestiales, / terrenales / ganas en tu puridad.
Et idcirco, / pia
uirgo, / nulli sit mirabile, / si mens mea / pro te, dea, / laesa sit
a Venere.
Nadie haya / que se vaya, / dulce virgen, a admirar, / diosa, si hizo / por tu hechizo, / Venus mi alma zozobrar.
Quare precor, / mundi
decor, / te satis summopere, / ut amoris, / non doloris, / causa sis
hoc pectore.
Por lo tanto, / flor de encanto, / yo te ruego
con tesón, / que tú amores, / no dolores, / causes a mi corazón.
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