Parece que la palabra 'gestionar', formada a partir de 'gestión', se ha impuesto en nuestra lengua por influencia de políticos, economistas, empresarios (o emprendedores con término más políticamente correcto) y periodistas, es decir, por la jerga culterana, llegando a entrar en el lenguaje común y corriente de muchas personas. Es un término que, evidentemente, proviene de la esfera política y económica, que se ha instalado en todos los ámbitos de nuestras vidas, de tal manera que ya forma parte fundamental de nuestro acervo lingüístico y de nuestro quehacer diario, hasta el punto de que hay gente que siente la necesidad y así lo expresa de “gestionar” su tiempo libre, sus relaciones y hasta sus emociones. A mí, la verdad sea dicha, se me indigesta bastante la palabreja, pero no así a mucha gente que la utiliza con desparpajo y sin empacho.
Hay entidades bancarias que nos ofrecen un gestor personalizado digital, por supuesto, que va a estar a nuestro lado en la getión de nuestro patrimonio a cualquier hora del día y de la noche, durante las 24 horas, gratuito y hasta multilingüe, y on line por supuestísimo.
La palabra 'gestión' es un nombre de acción que nos lleva al participio latino gestus, -a, -um, sustantivado en castellano en “gesta” y también en “gesto” y “gesticular”, y, por supuesto, en el verbo “gestar” y en los sustantivos “gestor” y “gestoría”, que son los que realizan las gestiones susodichas. El verbo original era 'gerere', cuya raíz conservamos en gerente, gerencia y hasta en el gerundio de nuestras gramáticas que significaba hacer, llevar a cabo, que como tal verbo simple no ha subsistido en castellano, pero sí lo vemos en sus compuestos como digerir, ingerir y sugerir.
Todas las cosas y personas, como productos que somos y hasta mercancías, somos susceptibles de ser gestionadas, e incluso de autogestionarnos. Los seres humanos somos considerados recursos humanos por el departamento de gestión de personal correspondiente. Nada logra escapar del poderoso influjo de la mercantilización. Los gurús, además, nos alientan a que seamos buenos gestores de nosotros mismos.
Ya no se afrontan, o se enfrentan, como prefieren algunos, retos ni problemas, se gestionan. Los gobiernos son los gestores de las crisis a las que se ve abocado el sistema, crisis que crean los propios gobiernos y que procuran que permanezcan para que su gestión se vea como imprescindible.
Hemos adoptado el vocabulario del enemigo y lo hemos interiorizado hasta hacerlo nuestro. Con ello, hemos aceptado su marco conceptual, su lógica de razonamiento, la del beneficio económico, y la imperiosa necesidad que tenemos de ser gobernados.
Si se me permite el entresacado:
ResponderEliminar«hemos aceptado su marco conceptual, su lógica de razonamiento, la del beneficio económico, y la imperiosa necesidad que tenemos de [Ser] (por encima de todo gobernados)».
De ahí que nos lluevan protocolos en todos los ámbitos: económico, político, sanitario..., ya sean manuales, virtuales y no digamos telefónicos, compitiendo entre ellos a cual más rígido y estúpido desechando a las personas para 'guiar' a los "usuarios" usados. Con la atrofia sobrevenida la 'gestión de uno mismo' asegura y consolida que la lógica automatizada, enriquecida con algoritmos, de las disposiciones sociales rija y mande sin que sea apetecible otra cosa distinta que este reino de muerte programable; los más entusiasmados con la planificación y programación de la gestión, tras la experiencia adquirida imposibilitando y matando cualquier resquicio de vida, sufren y contagian al resto la alucinación de alcanzar la inmortalidad al identificarse y fundirse con las disposiciones y dispositivos, como nos está mostrando la co(vi)dicia y el guión establecido en la requete-presentación a la que asistimos.
Gracias por el comentario que saca a relucir tantas cosas como aporta: la lluvia de protocolos sufridos, los "usuarios" usados, la lógica automatizada enriquecida con algoritmos de las disposiciones sociales, el reino de muerte programable, ese 'matando cualquier resquicio de vida' y esa alucinación que nos han inducido a todos de alcanzar la inmortalidad. Gracias otra vez.
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