martes, 10 de octubre de 2023

Artillería de mensajes breves y un bucle

La mayoría sólo expresa opiniones personales, mas si alguien formula algo razonable, no se oye, o, si se oye, no se escucha, asordado en el runrún mayoritario. 
 
Dijo o escribió con toda la razón del mundo Agustín García Calvo: «Si cada uno no creyera que hace lo que quiere, sería imposible que hiciera lo que le mandan».
 
Aunque disminuye el impacto de los incendios provocados, aumenta sin embargo la cobertura mediática que los vincula con el cambio climático insistentemente.
 
Mienten El Diario Montañés, La Voz de Asturias, El País, El Heraldo de Aragón, ABC... La única noticia veraz de cualquier periódico es su fecha de publicación.
 
Carpe diem: Hasta el vino de la mejor cosecha, si lo guardas demasiado tiempo en tu bodega para que envejezca y adquiera rancia solera acaba avinagrándose. 
 
En el diccionario Multa paucis “enemigo” es el contrario en la guerra, y “guerra” es rompimiento de paz entre dos o más naciones; y profesión y arte militar
 
Lo más sospechoso de algunas soluciones, escribió Ferlosio, es que se las encuentra siempre que se quiere, presentándosenos antes, añado yo, que los problemas. 
 

 
Si no ha sucedido ninguna desgracia gorda en el mundo esta mañana, experimentamos como un vacío existencial, y decimos: No trae nada interesante el periódico. 
 
Hay un hacer por hacer que no es sino hacer lo que ya está hecho y no merece la pena rehacer, que nos conduce a la hiperactividad de un activismo sin sentido. 
 
 Nuestro nombre propio, el nombre con el que nos bautizaron o nos inscribieron en el registro civil y se nos conoce no deja de ser otro más de los pseudónimos. 
 
¿Qué quiere el pueblo? El pueblo no sabe lo que quiere, sabe lo que no quiere, y, si lo sabe, no es lo que quiere, sino lo que le mandan que quiera, lo mandado. 
 
Escribe González Dávila: “El capitalismo es realmente culpable de lo que lo acusan, pero condenarlo sólo a él garantiza la impunidad del verdadero delincuente”. 
 
¿Quién será el verdadero delincuente que se esconde impunemente detrás del capitalismo? Tras el sufijo -ismo con que se reviste la palabra se oculta el Capital. 
 
La vulgaridad colonizó la tierra, escribe González Dávila. Sus armas han sido la televisión, la radio, la prensa: y ahora, además, en nuestra época, internet. 
 
 En esta sociedad cada cual repite siempre la misma acción como Sísifo, condenados a acarrear nuestra cruz en bucle sin fin una y otra vez. En esta sociedad...

 

Loop significa “bucle” en inglés y to loop the loop “rizar el rizo”. Si enlazamos las dos oes, formamos el símbolo matemático de infinito que John Wallis acuñó.

lunes, 9 de octubre de 2023

La guerra saludable del Estado

    De alguna forma Randolph Bourne (1886-1918), del que hablábamos aquí, fue un escritor maldito, no sólo por su aspecto físico de fácil caricatura debido a su baja estatura,  rostro deformado por los fórceps en el parto, y jorobado, como consecuencia de la tuberculosis vertebral que padeció a los cuatro años, sino sobre todo por su firme postura contracorriente opuesta a la primera guerra mundial, que lo enfrentó a casi todos los intelectuales norteamericanos tanto progresistas como conservadores, que apoyaban la participación de su país en la guerra que había estallado en Europa y que iba, según creían, a poner fin a todas las demás, actitud antibelicista por la que fue marginado y lo expulsaron de los medios progresistas, que rompieron definitivamente con él, cada vez más aislado y marginado, cuando, en abril de 1917, Estados Unidos declaró la guerra a Alemania y se unió a la Triple Entente. 
 
Randolph Bourne
 
     Logró publicar algunos artículos en pequeñas revistas como The Seven Arts, que tuvo que cerrar al año de fundada, o The Masses, que fue clausurada bajo la acusación de poner trabas al reclutamiento militar obligatorio. 
 
    El 22 de diciembre de 1918, apenas un mes después de finalizado el conflicto bélico, Bourne moría a los 32 años de edad víctima de la epidemia de la llamada gripe española provocada por la guerra a la que tan implacablemente se había opuesto. 
 
    En este apasionante alegato, que cautivó a John Dos Passos, Lewis Mumford o Noam Chomsky, el Estado se quita su máscara pacifista y muestra su verdadero rostro beligerante, que se sirve de la guerra para extender su dominio sobre otros Estados y para aplastar toda disidencia interna con leyes de excepción que acaban normalizándose. Bourne hace un análisis mordaz de cómo el intelectual progresista americano, aliándose con las fuerzas más reaccionarias, abandona su pacifismo e internacionalismo y pasa a defender una guerra humanitaria que se hace en nombre de la democracia, de la libertad y de la propia paz, y muestra la esencia totalitaria del Estado que impone un único discurso y pensamiento. 
 
    La denuncia de Bourne, viniendo a nuestros días, sigue viva más de un siglo después: tras el inicio de la invasión rusa de Ucrania, hemos visto cómo se fabricaba un relato único y un consenso a todos los niveles y se imponía una censura a todo asomo de crítica en torno al apoyo militar a Ucrania. Nadie defiende una solución diplomática y pacífica del conflicto: hay que responder militarmente a la intolerable agresión militar.  Políticos e intelectuales que habían criticado el imperialismo yanqui y habían dicho "No a la guerra" en otras ocasiones respaldaban ahora el envío de armas al gobierno de Zelensky, y lo recibían a este con las manos abiertas: un actor títere que viste siempre de soldado y que se pasea por todo el mundo impunemente reclutando dinero y armas para enviar a su pueblo al cementerio. 


     Sin embargo, esta unanimidad resultaría incomprensible sin el fenómeno de la guerra al virus declarada previamente por la OMS y seguida por casi todos los gobiernos desde marzo de 2020. Recordemos aquellas proclamas: “Lo paramos (al enemigo, que era el virus) unidos, detener el coronavirus es responsabilidad de todos y todas. Si te proteges tú, proteges a los demás”. No podía haber fisuras, había que unirse contra el enemigo, que era la encarnación del mal, como enseguida pasó a serlo Putin, el zar democrático de Rusia. Se puso en marcha la propaganda de guerra: censura de los fact-checkers, intoxicación informativa... 
 
    El impulso gregario que, en palabras de Bourne, alienta el Estado con el sostén de los intelectuales para aplacar el menor signo de disidencia, encontró en la pandemia su mejor plasmación: esta, y no otra, era la inmunidad de rebaño que perseguían quienes nos gobiernan, que, como señala con mucho acierto Giorgio Agamben, pretende instalarnos en un estado de excepción permanente. Y de la pandemia hemos pasado al apoyo incondicional a Ucrania que ni siquiera ha sido objeto de debate en las recientes elecciones españolas, donde todos los partidos, tanto del gobierno como de la oposición, igual que en la pandemia, están de acuerdo y no ponen trabas al apoyo a Ucrania.  
 
    Hay que saludar la traducción al castellano de La guerra es la salud del Estado de Randolph Bourne, que publica entre nosotros ediciones El Salmón.

domingo, 8 de octubre de 2023

Difficile est saturam non scribere

    El gran poeta satírico romano Décimo Junio Juvenal dejó escrita una sentencia que se ha vuelto proverbial y lapidaria en estos malos tiempos para la lírica y la épica que corren: Difficile est saturam non scribere, que no hace falta traducir al castellano porque a fin de cuentas nuestra lengua, pese a tantos anglicismos, sigue siendo latín degenerado. En efecto, estos tiempos, pésimos para la líríca y la épica, son idóneos para la sátira, que se convierte así en un instrumento capaz de llegar a las mentes obtusas de la inmensa mayoría de la gente que no quiere saber nada porque tienen muchas, demasiadas ideas imbuidas y opiniones personales, de las que no son capaces de desembarazarse a fin de poder razonar sin su rémora. 
 
    Dicen que España es tierra de sátira. Algunos buenos ejemplos encontramos, desde luego, por ejemplo en el cine magistral de Berlanga: una película como Bienvenido Mr. Marshall (1953) es una afilada crítica antiamericana en medio de una oprobiosa dictadura. Otras películas de Berlanga como Plácido (1961), sobre la campaña franquista de “siente un pobre a su mesa”. o El verdugo (1963), contra la pena de muerte, por no hablar ya de las más recientes: La escopeta nacional, Patrimonio nacional o Nacional III, que consituyen la Trilogía de la familia Leguineche, o la espléndida La vaquilla (1985), sobre nuestra guerra civil, o Todos a la cárcel (1993) y la última París-Tombuctú (1999), que revela que Berlanga quedó ácrata para siempre. 
 
    Durante la dictadura fue sin duda la revista satírica y humorística La codorniz, que se publicó desde 1941 hasta 1978, la representante de la sátira hispánica bajo unas condiciones de censura bastante grandes. Por ejemplo, esta portada sobre la transición/transacción democrática publicada en 1975:


   En los últimos años del franquismo, apareció otra revista satírica Hermano Lobo, el "semanario de humor dentro de lo que cabe", que no era mucho, publicada entre 1972 y 1976, que destacó por las viñetas de algunos dibujantes como Summers:
 
 

  El relevo de ambas lo tomó El Jueves, que publicó su primer número en 1977, y sigue en la actualidad en los quioscos. Ha tenido no pocos encontronazos con la censura, por ejemplo esta portada de 2007, que representa una caricatura del entonces príncipe Felipe y la princesa Letizia manteniendo relaciones sexuales para obtener los 2.500 euros que el Gobierno prometía por cada hijo. La revista fue secuestrada y condenados sus dos dibujantes en lo que no deja de ser uno de los atentados más sangrantes contra la libertad de expresión. 
 
-¿Te das cuenta? Si te quedas preñada... ¡Esto va a ser lo más parecido a trabajar que he hecho en mi vida!
 
    El Jueves con Historias de la Puta Mili, la serie de cómic de Ivà, que se convirtió en película que nos metió en la retina al cruel y estúpido sargento chusquero Arensibia, digno representante de los ejércitos españoles, y tan alejado de la imagen actual del mílite profesional. O la Biblia contada a los pasotas, de José Luis Martín. Son buenos ejemplos de esa sátira española.
 
    Los ejemplos de sátira anteriores se refieren al cambio de régimen, la crítica de la monarquía y de la religión. Entrados ya en el tercer milenio, la sátira debe buscar otros derroteros. He aquí algunos ejemplos que surgen a bote pronto: Afirmaciones sin sentido repetidas hasta la saciedad por los políticos y periodistas como que nos invaden los okupas o los alienígenas, que la distancia cada vez mayor entre ricos y pobres y el exceso de mortalidad entre gente joven y en buen estado de salud, la mayoría deportistas, se debe al cambio clímático, cosa que no se puede negar porque recae uno en la herejía de la iglesia de la Ciencia, que es la nueva religión y opio, por lo tanto, del pueblo, están en boca incluso de los más reputados periodistas, y a fuerza de repetirlas parece que adquieren verosimilitud. 
 
 
     La mera puesta en cuestión de la existencia del cambio climático, o del virus por falta de fe es un crimen equiparable al cuestionamiento de la existencia de Dios en la Edad Media, no digamos ya la negación, el mayor y más reprobable de todos los crímenes. Otro de los dogmas de la religión de la ciencia es el de las vacunas: Todo el mundo sabe que las vacunas son buenas porque sí, se ha repetido hasta la saciedad en todos los idiomas para adoctrinar a los incrédulos que son safe and effective (seguras y efectivas), razón por la cual es imposible que sean malas. Y punto redondo. Si te mueres, será por la ola de calor extremadísimo.  Las farmacéuticas se oponen a pagar indemnizaciones por los efectos secundarios adversos de sus vacunas alegando que los gobiernos sabían lo que compraban. Algunos han estado a punto de palmarla -otros la palmaron y ya no están entre nosotros- tras la última dosis por la ola de calor extremo que nos invadía a causa del cambio climático durante la canícula. 
 
    La cajera de Mercadona, explotada como está por la empresa, cuando ve que algún cliente se lleva un producto sin pagar, en lugar de hacer la vista gorda y actuar como si no hubiera pasado nada, sale en su persecución gritando: ¡Al ladrón, al ladrón! Siendo así la propia trabajadora la que se constituye en parte activa de la empresa y de su propia explotación. Se impone colaborar con las fuerzas y sistemas de seguridad que nos vigilan, pagar los impuestos abusivos “en beneficio de todos”, porque es lo progresista, mientras que lo fascista y propio de la extremadísima derecha es desobedecer al poder que establece tales normas, como vimos durante la pandemia, cuando fueron las izquierdas quienes hicieron causa común con los Estados y corporaciones farmacéuticas bajo el lema de “la salud ante todo”.

sábado, 7 de octubre de 2023

Coincidentia oppositorum

    Un fragmento de Heraclito de Éfeso, el 49 de la edición de Diels-Kranz dice: Uno para mí diez mil, si es el mejor. En versión original griega: εἷς έμοὶ μύριοι έὰν ἄριστος ἦι. Esta sentencia puede relacionarse, como ya indicó Marcovich en su edición del autor, con el fragmento de Demócrito de Abdera núm. 98 de los mismos D.-K., que dice: La amistad de una persona inteligente es mejor que la de todas las que no lo son juntas, o en la traducción de García Bacca: La amistad de un solo hombre inteligente vale más que la de todos los imbéciles juntos (en griego original ἑνὸς φιλίη ξυνετοῦ κρέσσων ἀξυνέτων πάντων). 
 
     Vienen a decir ambos fragmentos, el de Heraclito y el de Demócrito, que lo importante es la calidad, no la cantidad, porque el número aritmético no debe tenerse en cuenta para nada. Vienen a coincidir así los tradicionalmente opuestos Demócrito, el burlón, y Heraclito, el llorón. 
 
Demócrito riendo y Heraclito llorando, Peter Paul Rubens (1636-1638)
 
      Desde antiguo, en efecto, suelen contraponerse ambos sabios presocráticos,  ya en la propia literatura grecolatina, de lo que nos dan cuenta muchos tratamientos pictográficos y literarios: un Heraclito llorón contrapuesto a un Demócrito contento y sonriente frente al mundo y sus vicisitudes, como dos actitudes ante la vida, como si dijéramos optimismo y pesimismo.
 
    Baltasar Gracián, por ejemplo entre nosotros, en su Agudeza y arte de ingenio (1648) dice al respecto: Extravagantes y paradojos fueron los dos encontrados sabios, Demócrito y Heráclito; aquél, de todas las cosas se reía, éste, de todas lloraba: con que significaron bien la miseria de la vida humana. Sor Juana Inés de la Cruz, por su parte, recoge la contraposición en sus versos: Uno dice que de risa / sólo es digno el mundo vario; / y otro que sus infortunios / son sólo para llorados. Viene la monja a decirnos que en el mundo todo es opinión, es decir, que todo depende del cristal o de la actitud con que se considere. 
 
    Pero frente a esta contraposición entre risa y llanto ante los males del mundo, cabe decir que así como no hay razones para la una tampoco las hay para el otro, y que quizá la solución de la antinomia sea estar en la tristeza contento, y en la alegría triste: IN TRISTITIA HILARIS, IN HILARITATE TRISTIS. O mejor, combatir la tristeza con la hilaridad, y la hilaridad con la tristeza. 
 
    Sin embargo, ambos sabios coinciden -coincidientia oppositorum- de alguna forma en estos fragmentos que estamos comparando en el valor de la calidad por encima de la cantidad. 
 
    Vale más la mejoría que la mayoría. Ahora bien ¿en qué consiste esa mejoría? El fragmento de Heraclito lo deja en el aire, pero el de Demócrito lo dice bien claro: En la inteligencia, una inteligencia que no se adquiere por la suma de personas y pareceres personales, cada cual con su opinión por aquello de que a cada uno le corresponde la suya propia, como nos recuerda el verso de Terencio tan repetido y proverbial: quot homines, tot sententiae, suus cuique mos, que reformularíamos mejor como quot homines, tot opiniones: cuantos hombres, tantas opiniones, cada cual la suya propia
 
    La inteligencia, precisamente, consiste en apartarse de las opiniones personales y en seguir la razón que a todos nos es común, como podemos reconocer a cada paso que damos y nos topamos con ella, si nuestras creencias e ideas y opiniones propias no nos lo impiden, razón a la que Antonio Machado llama Verdad, con mayúscula: ¿Tu verdad? no, la Verdad; / y ven conmigo a buscarla. / La tuya, guárdatela.

viernes, 6 de octubre de 2023

Coup d'État y Health dictatorship

    Hace años Mercedes Milá decía en un programa de televisión de Sánchez Dragó a propósito de las medidas que se pretendían implantar contra una amenaza futura de gripe, cosas como esta, que tras el coup d'état -digámoslo en francés, para que no suene muy fuerte- que se llamó “la pandemia”, no han vuelto a escucharse en la tele ni a decirse. 
 
 
   -¡Que no se preocupe la gente de la gripe A, de verdad! ¡Que no se preocupe la gente! Se puede hacer la misma vida que se hacía, y más en nuestro país. Es que, vamos a ver, o sea: ¿Cómo puede ser esto de que resulte que le vayan a convencer a nadie de que hay que vacunar a toda la población cuando realmente lo que hay que hacer en la vida es no vacunarse de nada -esto aparte-, vacunar a la población, estar preparados con mascarillas, no dar besos, estornudar y hacer así (se tapa la boca con el codo). Pero, vamos a ver ¿esto qué es? ¿Una gran comedia? ¡Esto es la coña marinera! Alguien tendrá que dar la cara, digo yo, ¿no?. Alguien tendrá que dar la cara para explicar que nos han metido en una gran trampa”.
 
    Se quedaba corta Mercedes Milá cuando citaba la vacunación universal, la mascarilla, la prohibición de los besos (y abrazos) y el tapado de boca con el codo al toser o estornudar como los hitos de la gran comedia... Le faltó añadir algo que ni siquiera el Dictador había soñado poder hacer en las Españas: el arresto domiciliario de la población, llamado confinamiento, la exigencia de un certificado de buena salud que se obtenía automáticamente tras la sumisión gratuita a la inoculación experimental y dosificada o tras hacerse una prueba negativa que costaba dinero y fallaba más que una escopeta de feria -porque había que demostrar que uno no estaba enfermo, por aquello de in dubio contra reum: uno es culpable mientras no se demuestre su inocencia- para poder viajar y entrar en bares y restaurantes, declarar el toque de queda (que se llamó para disimular “restricción de movilidad nocturna”), y en caso de enfermar había que permanecer en el hogar-dulce-hogar, no fueran a colapsarse los hospitales, que estaban semivacíos y no estaban para albergar a todos los enfermos potenciales que había, que era toda al fin la población. 
 
    No es ninguna boutade pretendidamente graciosa que quiere impresionar al lector decir que hemos vivido una health dictatorship -digámoslo en la lengua del Imperio, para que se disimule un poco su crudeza, porque algunos no quieren mentar a la bicha de la dictadura en este país no solo democrático ya, sino progresista. 
  


 
    Desde que en el mes de marzo del 2020 fue declarada la pandemia coronaviral universal por la OMS subvencionada por el capital privado y estatal -aunque más al parecer por el primero que por el segundo, pero para el caso es lo mismo-, los denominados “negacionistas de la pandemia” intentaron denunciar el engaño organizado por los políticos, medios de comunicación y organizaciones sanitarias del mundo -léase acaso en orden inverso- movidos todos por el poderoso caballero don Dinero. 
 
    A los “negacionistas de la pandemia”, es decir, a aquellos que negaban su verdad, pero no podían negar su impostada realidad, se les aplicó una nueva etiqueta: la de “teóricos de la conspiración”, una denominación que trata de presentar el hecho de la conspiración como una teoría de unos chalados que ven lo que no hay, no como algo que hacía falta estar ciego para no ver, o peor que eso, para no querer verlo, porque ya se sabe que no hay peor ciego que el que no quiere ver. 
 
    Pero no solo hay que denunciar que los principales accionistas de la industria farmacéutica y de los medios de comunicación sean unos nombres propios como por ejemplo las mayores gestoras de activos del mundo Vanguard, Blackrock y State Street, sino que lo que está detrás de ellas y de otros tantos fondos buitre es el Dinero, que es también el principal accionista de nuestras democracias.
 
 
 
    Por eso los medios de comunicación no fueron los únicos que defendieron con uñas y dientes los intereses de las farmacéuticas y no volvieron a decirse ni a escucharse cosas como aquellas que decían Mercedes Milá e Iñaki Gabilondo, sobre el que escribíamos en El periodismo como sostén de la realidad. También lo hicieron los gobernantes y políticos de prácticamente la totalidad de los países del mundo, sin ni siquiera importar a qué facciones políticas pertenecían. Por vez primera en la historia de la humanidad, quizá, políticos de derechas e izquierdas, liberales y conservadores, estaban sorprendentemente de acuerdo en todo, servidores del Régimen democrático que le impone el Dinero al Estado, para a su vez imponérselo a la gente.

jueves, 5 de octubre de 2023

Seguidillas londinenses

Lenta-, pausadamente, como si nada, herrumbroso el otoño hace su entrada. 
 
 Octubre se desprende de la mortaja que es su sudario, viejo traje de gala. 
 
Bajo el puente colgante los barcos pasan, fluye el río hacia el mar, la mar salada. 
 
En el muelle recuerda una fragata que esta paz es la guerra no declarada. 
 
¿Qué rey en Inglaterra, qué reina manda? El reloj de la torre es el monarca: 
 
 
el tiempo que es dinero, y es todo y nada, que es futuro efectivo, moneda falsa. 
 
 ¿Quién trazaba tu línea con la navaja,  meridiano de Greenwich,  imaginaria? 
 
¿Quién partió el mundo en dos medias naranjas e hizo del territorio un triste mapa? 
 
Cuanto más se transforma todo y más cambia, más permanece todo igual que estaba. 
 
Bajo el puente de Londres corren las aguas, pasan horas y siglos: no pasa nada.

miércoles, 4 de octubre de 2023

¡Con un par!

    El pasado lunes 2 de octubre la investigadora húngara Katalin Karikó, vicepresidente de BioNTech, la farmacéutica asociada con Pfizer, y el estadounidense Drew Weissman, financiado por BioNtech desde 2018, fueron galardonados ex aequo con el Premio Nobel de Medicina 2023 por “sus descubrimientos sobre las modificaciones de las bases de los nucleósidos que permitieron el desarrollo de vacunas de ARNm eficaces (sic) contra la COVID-19". Acudieron a recibir el galardón, como se ve en la fotografía, enmascarados, no fueran a contagiar o contagiarse, lo que da idea del valor que le dan ellos mismos a la seguridad de los eficaces fármacos que han desarrollado y que, se supone, han incorporado.

 Los investigadores enmascarados, galardonados con el Nobel 2023
 
    Aunque los premios Nobel de Literatura (no se lo concedieron a Borges), de la Paz y de Economía estaban bastante desprestigiados y mancillados por su politización (recuérdese, por ejemplo, el otorgado a Barack Obama en 2009 por la contribución a la paz del mundo de los miles de soldados que envió a luchar por la causa a los frentes abiertos por Estados Unidos a lo largo y ancho del planeta), esto era lo que faltaba: la guinda del pastel. Uno suponía que los Nobel otorgados a científicos e investigadores, a diferencia de políticos y economistas, tanto monta, eran honestos y desinteresados económicamente, imperdonable ingenuidad.
 
    Pero no hay que olvidar que Alfred Nobel, el fundador de este premio que lleva su nombre, inventó la dinamita, es decir, un explosivo que utiliza nitroglicerina y que si explota manda a la gente a ver a Satanás. Como penitencia, instauró estos galardones. 
 
    Desde hace tres años se debate la eficacia y peligrosidad de las vacunas contra la covidicia; hasta ahora los debates eran interminables, pero a partir de ahora se cierran en falso al otorgar este premio Nobel, que viene a reforzar la narrativa dominante de que los sueros anticovidiciosos de ARN mensajero han sido “safe and effective”, seguros y efectivos, que su inoculación masiva ha sido la razón por la que se finiquitó o más bien se normalizó o gripalizó la pandemia, y que, por lo tanto, su administración ha salvado millones de vidas. 
 
 
    Ya hemos hablado de la falacia lógica que subyace aquí del  post hoc ergo propter hoc: lo que viene después es la causa de lo anterior. Es la misma que nos hace pensar que cuando acaba la epidemia de gripe estacional que se da casi todos los años -si exceptuamos los dos pandémicos-, se debe a la vacunación antigripal. O que amanece, dicho de otra manera, porque el gallo cantó quiquiriquí. 
 
    No vamos a hablar de los efectos adversos graves, muchos mortales y algunos peor que mortales, y de los muchísimos menos graves que ha causado la experimentación de esa terapia génica que ahora resulta galardonada con el Nobel, ni del hecho, experimental también, de que por primera vez se esté aplicando a niños en la actualidad la vacunación contra gripe (y, de paso, contra la covidicia) como si fueran conejillos de las Indias...
 
    No vamos a recordar que en la Alemania nazi, el sádico doctor Mengele, el doctor Muerte, fue galardonado con el reconocimiento público de su labor, él, responsable de tantos experimentos, crímenes y torturas a sus congéneres humanos. Pero no, no vamos a hablar de eso.

martes, 3 de octubre de 2023

Pareceres XXX

146.- Cambio climático: Escribía ya Agustín de Hipona, san Agustín, en alguno de sus Sermones, allá por los siglos IV y V de nuestra era cristiana, cuando aún no había registros de temperaturas que pudieran compararse con las actuales que tanto nos alarman, que a nadie le gustaron nunca los días que le tocó vivir -después de nuestra común expulsión del paraíso- y que cada año regularmente cuando sentimos el frío, solemos decir quejándonos: Nunca hizo tanto frío. Nunca hizo estos calores, siendo así que hace el mismo de siempre. Nuestra vicepresidenta en funciones, por su parte, declara: El cambio climático es una realidad y son necesarias medidas urgentes para paliarlo. No valen las palabras, solo sirven los hechos. Nos dan a entender estas palabras, que no sirven según ellas mismas dicen declarando su inutilidad, que si no adoptamos esas medidas urgentes, esos hechos que son válidos, no podremos paliar el problema. Pero si negamos la mayor, que es el problema, nos quedamos sin argumento racional que justifique la  aplicación de las “necesarias medidas urgentes”.
 
 
147.- Naturalmente. Escribe el colombiano Nicolás González Dávila. Cuidémonos del discurso donde abunde el adjetivo "natural" sin comillas: alguien se engaña a sí mismo, o quiere engañarnos. Desde las fronteras naturales hasta la religión natural. Siguiendo a este autor, vayamos, más allá de las fronteras y de las religiones naturales, un poco más lejos: ¿qué hay de natural, sin comillas metalingüísticas, en la naturaleza? Nada, naturalmente. 
 
148.- All right, then, I'll go to hell. ¡Qué soberbia lección nos da Huckelberry Finn, el entrañable personaje que creó Mark Twain! Huck se pregunta si debe o no entregar a su amigo Jim, un esclavo negro fugitivo. La buena sociedad cristiana de la época le ha enseñado que la esclavitud está bendecida por Dios, lo que hace que Huck se plantee si hace bien ayudando a su amigo a escapar, repasa las lecciones que aprendió en la catequesis sobre lo que les sucede a personas como él que ayudan a los esclavos fugitivos, y finalmente asume las consecuencias de su acción y acepta su destino: Está bien, entonces iré al infierno
 
149.- El experto y la Muerte: La historia que yo ya conocía como 'Los Derviches y la Muerte' ("Dos derviches que venían de Joppa se encontraron con la peste que se dirigía hacia allí. Le preguntaron a cuántos pretendía matar. Su respuesta fue: "A trescientos". De regreso a Joppa se encontraron con la Peste que volvía de ese lugar y le informaron de que habían oído hablar de la muerte de 3.300. "Oh" respondió la Peste, "maté solo a 300. Los otros murieron de miedo), me llega ahora bajo otra forma con un reproche final que hace a esta versión superior a la primera: La Muerte (que sustituye a la Peste) y el Experto (en lugar de los dos derviches giróvagos): La Muerte está sentada ante las murallas de la ciudad y espera.... Pasa un sabio erudito, se sienta con ella y le pregunta: "¿Qué haces aquí?". La Muerte responde: "Voy a la ciudad a buscar a trescientas personas". El experto corre a la ciudad y grita alarmado: "¡La Muerte vendrá a por 300 personas!". Acto seguido, todo el mundo corre a su casa presa del pánico y se encierra durante muchos días y noches. Finalmente mueren 3300 personas. Cuando el experto abandona la ciudad, la Muerte sigue allí sentada y el erudito le dice enfadado: "¡Ibas a llevarte a 300 personas, pero al final han sido 3300!". La Muerte responde: "Me llevé a 300, enfermos y ancianos, que son los que yo venía a buscar, como cada semana. El resto, le reprocha, se los llevó el miedo, ¡del que tú eres responsable!". 
 
150.- Valor y precio. Dice Nicolás González Dávila: En tiempos aristocráticos lo que tiene valor no tiene precio; en tiempos democráticos lo que no tiene precio no tiene valor. Y contrapone de esta forma la aristocracia del valor con la democracia del precio. A lo que hay que añadir lo que nos dejó dicho don Antonio Machado: Todo necio confunde valor y precio. Y habría que traer también a colación a Óscar Guail cuando a la pregunta de qué es un cínico responde en su lengua: What is a cynic? A man who knows the price of everything and the value of nothing. Un hombre que conoce el precio de todo y el valor de nada. 
 

lunes, 2 de octubre de 2023

El valor de la derrota

    El cineasta italiano Pier Paoloo Pasolini declaró en una entrevista en la revista Vie Nuove, en octubre de 1961, bajo el título “Conversaciones con Pasolini”, lo siguiente:  “Pero soy un hombre que prefiere perder antes que ganar de maneras desleales y despiadadas. Una falta grave por mi parte, lo sé. Y lo bueno es que tengo la audacia de defender tal culpa, de considerarla casi una virtud.” (Ma io sono un uomo che preferisce perdere piuttosto che vincere con modi sleali e spietati. Grave colpa da parte mia, lo so! E il bello è che ho la sfacciataggine di difendere tale colpa, di considerarla quasi una virtù… en su lengua, que es la lengua del Dante y de Petrarca).
 
 
    Pero la cita que se atribuye ahora por doquier en las redes sociales es la siguiente, inspirada libremente en la susodicha declaración, pero que no consta que haya sido escrita ni dicha literalmente con esas palabras nunca por Pasolini, lo que no desmerece en absoluto la argumentación y la belleza del razonamiento: "Creo que es necesario educar a las nuevas generaciones en el valor de la derrota. En manejarse en ella. En la humanidad que de ella emerge. En construir una identidad capaz de advertir una comunidad de destino, en la que se pueda fracasar y volver a empezar sin que el valor y la dignidad se vean afectados. En no ser un trepador social, en no pasar sobre el cuerpo de los otros para llegar primero. Ante este mundo de ganadores vulgares y deshonestos, de hacedores falsos y oportunistas, de gente importante, que ocupa el poder, que escamotea el presente, ni qué decir el futuro, de todos los neuróticos del éxito, del figurar, del llegar a ser. Ante esta antropología del ganador, de lejos prefiero al que pierde. (En versión original italiana: Penso che sia necessario educare le nuove generazioni al valore della sconfitta. Alla sua gestione. All’umanità che ne scaturisce. A costruire un’identità capace di avvertire una comunanza di destino, dove si può fallire e ricominciare senza che il valore e la dignità ne siano intaccati. A non divenire uno sgomitatore sociale, a non passare sul corpo degli altri per arrivare primo. In questo mondo di vincitori volgari e disonesti, di prevaricatori falsi e opportunisti, della gente che conta, che occupa il potere, che scippa il presente, figuriamoci il futuro, a tutti i nevrotici del successo, dell’apparire, del diventare… A questa antropologia del vincente preferisco di gran lunga chi perde)
 
    El hecho de que sea una cita espuria no hace que demerezca en absoluto su valor. Se non è vero, è ben trovato: Si no es verdad que lo dijo, está bien pensado y, a juzgar por su declaración, está seguramente inspirado en ella. 
 
    Me ha recordado enseguida el soneto teológico número 1 de Agustín García Calvo, Enorgullécte de tu fracaso, que cantaba Chicho Sánchez Ferlosio en 1982 en el Teatro Español, y el núm. 2 que recitaba el propio poeta. 
 
 
 
 


    Y quizá hay que traer también aquí aquellas palabras de Samuel Beckett, tomadas de Rumbo a peor, no siempre bien entendidas por los emprendedores como Elon Musk, que las han hecho suyas y repiten a menudo como si fueran mantras tibetanos de autorrealización: Ever tried. Ever failed. No matter. Try again. Fail again. Fail better. (Lo intentaste. Fracasaste. Da igual. Prueba otra vez. Fracasa otra vez. Fracasa mejor). Creen algunos que lo que quiso decir Beckett es que el fracaso no es más que un aprendizaje en el camino del éxito, pero esto no tiene nada que ver con la intención original del texto ni con un vitalismo optimista del que hacen gala los emprendedores que muy poco o nada tiene que ver con Samuel Beckett, quien parte de la aceptación del fracaso sin esperar a cambio ningún éxito futuro.
 
 
      El hashtag #fracasamejor, aceptado sin ironía como frase motivadora, tanto en la lengua del Imperio como en la nuestra, aparece reflejado en camisetas, tazas, fundas de móviles, tatuajes, imanes de nevera y demás panoplia de objetos de consumo...

domingo, 1 de octubre de 2023

¿Quién ha creado a Dios?

    Una niña de siete años de Brescia (Italia) ha planteado un viejo problema teológico a sus mayores. La niña, a la que le habían enseñado en clase de religión en la escuela que Dios había creado el mundo y a las personas, se preguntaba a sí misma y les preguntaba a sus padres, abuelos y a la maestra que quién había creado a Dios. Como no le daban una respuesta convincente, escribió respetuosamente por consejo de sus padres, que veían que la pequeña estaba realmente obsesionada con ese problema, una carta al Papa Bergoglio, planteándole la cuestión que la atormenta. 
 
Una niña escribe, Telemaco Signorini 1885-90
 
     No ha sido el Papa personalmente, sino un monseñor de sus colaboradores quien le ha respondido en nombre de Su Santidad: El Santo Padre ha recibido tu hermosa nota. El Papa Francesco, que te agradece tu amable gesto, quiere hacerte saber que reza por ti a fin de que puedas crecer en el deseo sincero de conocer y amar a Jesús”. 
 
    La respuesta no ha satisfecho la curiosidad infantil de la pequeña. La pregunta, que sigue viva por lo tanto, recuerda un poco de lejos a aquella otra que se hacía san Agustín: ¿Qué hizo Dios antes de crear el universo? El santo de Hipona no respondió, como cuenta irónicamente Stephen Hawkings en su A Brief History of Time, que estaba preparando el infierno para los que hacían demasiadas preguntas, como hacen los niños y el niño que todos llevamos dentro, sino que el tiempo era una propiedad del universo que Dios había creado, y que por lo tanto no existía antes del comienzo del universo. El tiempo es pues obra de Dios que surge con la creación del mundo, por lo que Dios es anterior al tiempo, aunque no en un sentido cronológico, y esto es lo realmente embarazoso de la peliagudísima cuestión. 
 
San Agustín, atribuido a Gerard Seghers (1600-1650)
 
     Pero también san Agustín a propósito del tiempo, escribía aquello otro que se ha hecho proverbial y que nos vale también a nosotros para Dios, para el Universo y para cualquier otra cosa que queramos definir: "¿Qué es, pues, el tiempo? Si nadie me lo pregunta, lo sé; si alguien me lo pregunta y quiero explicarlo, ya no lo sé" (Confesiones, XI, 14, 17).