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domingo, 8 de octubre de 2023

Difficile est saturam non scribere

    El gran poeta satírico romano Décimo Junio Juvenal dejó escrita una sentencia que se ha vuelto proverbial y lapidaria en estos malos tiempos para la lírica y la épica que corren: Difficile est saturam non scribere, que no hace falta traducir al castellano porque a fin de cuentas nuestra lengua, pese a tantos anglicismos, sigue siendo latín degenerado. En efecto, estos tiempos, pésimos para la líríca y la épica, son idóneos para la sátira, que se convierte así en un instrumento capaz de llegar a las mentes obtusas de la inmensa mayoría de la gente que no quiere saber nada porque tienen muchas, demasiadas ideas imbuidas y opiniones personales, de las que no son capaces de desembarazarse a fin de poder razonar sin su rémora. 
 
    Dicen que España es tierra de sátira. Algunos buenos ejemplos encontramos, desde luego, por ejemplo en el cine magistral de Berlanga: una película como Bienvenido Mr. Marshall (1953) es una afilada crítica antiamericana en medio de una oprobiosa dictadura. Otras películas de Berlanga como Plácido (1961), sobre la campaña franquista de “siente un pobre a su mesa”. o El verdugo (1963), contra la pena de muerte, por no hablar ya de las más recientes: La escopeta nacional, Patrimonio nacional o Nacional III, que consituyen la Trilogía de la familia Leguineche, o la espléndida La vaquilla (1985), sobre nuestra guerra civil, o Todos a la cárcel (1993) y la última París-Tombuctú (1999), que revela que Berlanga quedó ácrata para siempre. 
 
    Durante la dictadura fue sin duda la revista satírica y humorística La codorniz, que se publicó desde 1941 hasta 1978, la representante de la sátira hispánica bajo unas condiciones de censura bastante grandes. Por ejemplo, esta portada sobre la transición/transacción democrática publicada en 1975:


   En los últimos años del franquismo, apareció otra revista satírica Hermano Lobo, el "semanario de humor dentro de lo que cabe", que no era mucho, publicada entre 1972 y 1976, que destacó por las viñetas de algunos dibujantes como Summers:
 
 

  El relevo de ambas lo tomó El Jueves, que publicó su primer número en 1977, y sigue en la actualidad en los quioscos. Ha tenido no pocos encontronazos con la censura, por ejemplo esta portada de 2007, que representa una caricatura del entonces príncipe Felipe y la princesa Letizia manteniendo relaciones sexuales para obtener los 2.500 euros que el Gobierno prometía por cada hijo. La revista fue secuestrada y condenados sus dos dibujantes en lo que no deja de ser uno de los atentados más sangrantes contra la libertad de expresión. 
 
-¿Te das cuenta? Si te quedas preñada... ¡Esto va a ser lo más parecido a trabajar que he hecho en mi vida!
 
    El Jueves con Historias de la Puta Mili, la serie de cómic de Ivà, que se convirtió en película que nos metió en la retina al cruel y estúpido sargento chusquero Arensibia, digno representante de los ejércitos españoles, y tan alejado de la imagen actual del mílite profesional. O la Biblia contada a los pasotas, de José Luis Martín. Son buenos ejemplos de esa sátira española.
 
    Los ejemplos de sátira anteriores se refieren al cambio de régimen, la crítica de la monarquía y de la religión. Entrados ya en el tercer milenio, la sátira debe buscar otros derroteros. He aquí algunos ejemplos que surgen a bote pronto: Afirmaciones sin sentido repetidas hasta la saciedad por los políticos y periodistas como que nos invaden los okupas o los alienígenas, que la distancia cada vez mayor entre ricos y pobres y el exceso de mortalidad entre gente joven y en buen estado de salud, la mayoría deportistas, se debe al cambio clímático, cosa que no se puede negar porque recae uno en la herejía de la iglesia de la Ciencia, que es la nueva religión y opio, por lo tanto, del pueblo, están en boca incluso de los más reputados periodistas, y a fuerza de repetirlas parece que adquieren verosimilitud. 
 
 
     La mera puesta en cuestión de la existencia del cambio climático, o del virus por falta de fe es un crimen equiparable al cuestionamiento de la existencia de Dios en la Edad Media, no digamos ya la negación, el mayor y más reprobable de todos los crímenes. Otro de los dogmas de la religión de la ciencia es el de las vacunas: Todo el mundo sabe que las vacunas son buenas porque sí, se ha repetido hasta la saciedad en todos los idiomas para adoctrinar a los incrédulos que son safe and effective (seguras y efectivas), razón por la cual es imposible que sean malas. Y punto redondo. Si te mueres, será por la ola de calor extremadísimo.  Las farmacéuticas se oponen a pagar indemnizaciones por los efectos secundarios adversos de sus vacunas alegando que los gobiernos sabían lo que compraban. Algunos han estado a punto de palmarla -otros la palmaron y ya no están entre nosotros- tras la última dosis por la ola de calor extremo que nos invadía a causa del cambio climático durante la canícula. 
 
    La cajera de Mercadona, explotada como está por la empresa, cuando ve que algún cliente se lleva un producto sin pagar, en lugar de hacer la vista gorda y actuar como si no hubiera pasado nada, sale en su persecución gritando: ¡Al ladrón, al ladrón! Siendo así la propia trabajadora la que se constituye en parte activa de la empresa y de su propia explotación. Se impone colaborar con las fuerzas y sistemas de seguridad que nos vigilan, pagar los impuestos abusivos “en beneficio de todos”, porque es lo progresista, mientras que lo fascista y propio de la extremadísima derecha es desobedecer al poder que establece tales normas, como vimos durante la pandemia, cuando fueron las izquierdas quienes hicieron causa común con los Estados y corporaciones farmacéuticas bajo el lema de “la salud ante todo”.

domingo, 12 de abril de 2020

¿Para quitarme un mal, me das mil males?

Quevedo, entre nosotros, como no podía ser menos, se convierte en un crítico furibundo de la medicina profiláctica y no curativa,  que perjudica la salud, -algo de lo que no suelen advertirnos las llamadas autoridades sanitarias, que resultan, al fin y a la postre, las menos saludables y las más perjudiciales para nuestro bienestar. 

Afirma en sus Fragmentos de la Vida de Marco Bruto: “Matan los médicos y viven de matar, y la queja cae sobre la dolencia.” Y “Mata el médico al enfermo con lo que le receta para que sane”. Acusa también a los médicos de complicidad criminal con los boticarios, la industria farmacéutica, diríamos hoy, a la hora de preparar “porquerías y hediondeces”. 

En El sueño de la Muerte denuncia que utilizan una jerigonza gremial grecolatina incomprensible para el pueblo llano: "Y luego ensartan nombres de simples que parecen invocaciones de demonios: buphthalmos, opopanax, leontopetalon, tragoriganum, potamogeton, senipugino, diacathalicon, petroselinum, scilla, rapa. Y como han oído decir que quien no te conoce te compre, disfrazan las legumbres porque no sean conocidas y las compren los enfermos. Elingatis dicen lo que es lamer, catapotia las píldoras, clíster la melezina (sic, en castellano antiguo por medicina), glans o balanus la cala, errhina moquear. Y son tales los nombres de sus recetas y tales sus medicinas, que las más veces de asco de sus porquerías y hediondeces con que persiguen a los enfermos se huyen las enfermedades".

Como testimonio, vamos a leer su soneto satírico-burlesco que lleva por título: “Médico que para un mal, que no quita, receta muchos


La losa (1) en sortijón pronosticada
 y por boca una sala de viuda (2), 
la habla entre ventosas (3) y entre ayuda (4), 
con el "Denle a cenar poquito o nada". 

La mula, en el zaguán, tumba enfrenada; 
y por julio un "Arrópenle si suda; 
no beba vino; menos agua cruda; 
la hembra, ni por sueños, ni pintada". 

 Haz la cuenta conmigo, doctorcillo: 
¿Para quitarme un mal, me das mil males? 
¿Estudias medicina o Peralvillo?(5)

¿De esta cura me pides ocho reales?(6) 
Yo quiero hembra y vino y tabardillo(7), 
y gasten tu salud los hospitales. 

Retrato de Francisco de Quevedo, Juan van der Hamen (?), medidados siglo XVII 
1.- Losa: Sepulcro de un cadáver, por la lápida que se coloca sobre las tumbas. Los médicos solían llevar en el pulgar una sortija con una gran piedra, de ahí lo de sortijón, con sufijo aumentativo, que le recuerda al paciente la futura muerte, pronosticándosela. Escribe Quevedo en el Libro de todas las cosas y otras más: “Si quieres ser famoso Médico, lo primero linda mula, sortijón de esmeralda en el pulgar, guantes doblados, ropilla larga y en verano sombrerazo de tafetán.”   

2.- Sala de viuda: por la negrura asociada al luto que vestían las viudas. La cara del médico le recuerda la muerte. Madame Daulnoy escribe en su Relación del viaje por España (1691) hablando de las viudas: “Me he enterado de que pasan el primer año de su duelo en una Habitación completamente entelada de negro, donde no entra ningún rayo de sol...” Al parecer se cubrían con telas austeras los cuadros, los muebles y todo lo que pudiera distraer a la viuda de su duelo. 

3.- Ventosa: Vaso o campana, comúnmente de vidrio, que se aplica sobre una parte cualquiera de los tegumentos del paciente, enrareciendo el aire en su interior al quemar una cerilla, una estopa, etc. 

4.- Ayuda: Lavativa, enema, o más propiamente énema (del lat. tardío enĕma, y este del gr. ἔνεμα) Líquido que se introduce en el cuerpo por el ano con un instrumento adecuado para impelerlo, y sirve por lo común para limpiar y descargar el intestino. 

5.- Peralvillo es una localidad de la Mancha, cercana a Ciudad Real, camino de Toledo,  que aparece citada en el Quijote en boca de Sancho Panza en el refrán “dar o terminar en Peralvillo” como sinónimo de acabar condenado a muerte. En Peralvillo, al parecer, era donde la Santa Hermandad de la Inquisición ejecutaba a los reos asaeteándolos. El maestro Covarrubias en el Tesoro de la lengua castellana alude a Peralvillo como "un pago junto a Ciudad Real, adonde la Santa Hermandad hace justicia a los delinquentes... con la pena de saetas". De ahí surgió el proverbio: La justicia de Peralvillo, que después de asaetado el hombre le fulminan el proceso; es decir, que en primer lugar se ejecuta al delincuente que ha sido sorprendido in fraganti delicto, es decir, cuando el delito está tan reciente que todavía huele, y posteriormente se formaliza el proceso y se le condena. Es una manera metafórica de aludir a los que empiezan a hacer algo por el final, por ejemplo, la casa por el tejado, como se dice vulgarmente, y una forma de acusar a la justicia de actuar injustamente mediante linchamiento al anteponer la ejecución al juicio. 

6.- Real: El real fue una moneda de plata que comenzó a acuñarse a finales del siglo XIV en el reino de Castilla y que fue la base del sistema monetario español hasta el siglo XIX. Había monedas de dos reales, cuatro reales y ocho reales. Los que hemos conocido la peseta como moneda española que comenzó a acuñarse en 1869 hasta la implantanción del euro en 1999, aún recordamos la moneda de dos reales, que equivalía a 50 céntimos de peseta, ya que la peseta equivalía a cuatro reales. Y un real equivalía a dos perras gordas -dos monedas de 10 céntimos que tenían un león que popularmente se denominaba perra- y una perra chica -una moneda de 5 céntimos-. 

7.- Tabardillo: Derivado de tabardo y atestiguado desde 1570 “especie de tifus”, así llamado según Coromines por la erupción de manchitas que cubren todo el cuerpo como un tabardo, que era una prenda de abrigo de la que deriva tabardina, que cruzada con gabán, desembocó en nuestra gabardina.