viernes, 29 de septiembre de 2023

El Ejército español se defiende contratacando (y II)

    La cuestión séptima del documento que nos ocupa dice que España no tiene en la actualidad ninguna amenaza hostil directa de guerra que justifique la existencia de un Ejército. El Ministerio parte de la premisa de que no existe el riego cero, y que por lo tanto puede surgir o crearse ad hoc un enemigo de la noche a la mañana: Ucrania, Marruecos, y allá donde nos llame la Organización que para eso somos sus vasallos.

    No podía faltar la cuestión ecológica: las maniobras militares destruyen el medio ambiente.   Como muestra un botón: El carácter militar de los terrenos del Monte Iroite, el más alto de la sierra de Barbanza en La Coruña, que hace años se convirtió en base militar (para la defensa aérea y “del espacio”) albergando al Escuadrón de Vigilancia Aérea núm. 10 (EVA 10), con su cierre perimetral, hace de este futuro bosque un lugar prácticamente «intocable» y obviamente protegido, alejado de los usos comunes de la gente de la sierra de Barbanza, como son el pastoreo, la ganadería, la agricultura o la caza, y estará, gracias a los sistemas de seguridad, protegido de incendios forestales y «quemas controladas».

    La justificación de este atropello, patrocinado por la Fundación Iberdrola, es científica: se pretende evitar con la plantación de 7.200 árboles autóctonos la emisión a la atmósfera de 1.145 toneladas de dióxido de carbono en los próximos cincuenta años, convirtiendo la naturaleza que previamente han destruido construyendo este acuartelamiento aéreo en un parque protegido. 

 

    Quieren así poner coto, nunca mejor dicho, hipócritamente al Acuartelamiento Aéreo de Barbanza, y recuperar la vegetación que previamente han destruido. Financiado por la Fundación Iberdrola España, han colaborado voluntarios repoblando el campo de tiro de plantones y el EVA 10, que así pretende hacerse un lavado de cara ecológico. El Ministerio de la Guerra quiere así salvar el Planeta a costa de hacerles un poco más insufrible la vida a sus habitantes.

      La cuestión novena justifica la presencia del Ejército en las instituciones educativas para ofrecerles a los jóvenes de ambos sexos, sin discriminación, una salida profesional, como si eso fuera lo deseable. La prostitución también puede ser una salida profesional para los jóvenes de ambos sexos y no por eso se publicita abiertamente en nuestro sistema educativo. De ahí que los ejércitos occidentales intenten, como ahora hace el nuestro con este documento, adoctrinar a la sociedad civil sobre su importancia, ofreciéndoles a los jóvenes de ambos sexos una educación, que es el arma más poderosa,  en  valores militares y de defensa así como un futuro profesional, aventura y emoción regados con un discurso que justifica las intervenciones especiales con argumentos humanitarios y democráticos que llaman 'misiones de paz', denominando obviamente “paz” a la guerra.

    La cuestión décima trata de justificar la presencia del Ejército en las procesiones religiosas, por lo que se defiende diciendo que “la participación de los militares en tales actos será siempre con carácter voluntario, respetando así el ejercicio del derecho a la libertad religiosa.” Y publican esta imagen de una procesión de Semana Santa, donde los militares llevando un Cristo crucificado no participan como civiles, sino como militares, con uniforme y todo (¿con armamento reglamentario?).

 

    Llegamos a la cuestión undécima: El Ejército no es democrático, sino jerárquico y autoritario por su propia idiosincrasia: las decisiones, reconocen los autores del panfleto, no se toman por mayoría ni siquiera de forma colegiada, sino que emanan de la cadena de mando, pero están “al servicio de un poder democrático”, pero ¿no es una contradicción entre medios y fines estar al servicio de un poder democrático renunciando a la democracia?

    La duodécima cuestión es la más interesante y pone el dedo en la llaga: “La participación militar en la resolución de conflictos, lejos de solucionarlos, genera nuevos problemas: muertos, refugiados, violaciones, etc.” Y, desgraciadamente, ese etcétera es muy largo.

    Claro es que, como dicen ellos, las guerras no las declaran los militares, sino los políticos, que ya ni siquiera necesitan declararlas solemnemente para hacerlas, pues como escribió el general e historiador prusiano Carl Von Clausewitz, “la guerra es la mera continuación de la política por otros medios”, y, podríamos decir nosotros, dándole la vuelta a la frase: la política es la continuación de la guerra camuflada de “paz”. En su célebre estudio, el teórico de la guerra establece que no puede haber un Estado-nación único que detente el monopolio del uso de la fuerza, como algunos quisieran, porque para que haya uno tiene que haber por lo menos otro, a ser posible varios más, a los que oponerse y enfrentarse, porque cada Estado es una entidad de concordia interna y de discordia y rivalidad exterior.

    El eje argumental de este documento es que el ejército aporta seguridad a la sociedad civil, pero los antimilitaristas siempre hemos argumentado lo mismo: si civil se opone y contrapone a militar, civilizado, por su parte, se contrapone y opone a militarizado.

    La razón de los Ejércitos no es otra que la guerra, que está en la raíz misma del origen de los Estados, pero eso no significa que sean deseables ni los unos ni las otras. Si emprendemos la vía del rearme, estamos fabricando una bomba de relojería que nos puede explotar en las manos en cualquier momento. ¿Saldremos algún día de la prehistoria, de los valores guerreros y de la sofisticación armamentística para resolver nuestras diferencias? Nuestros gobiernos, sean del signo político que sean, están empeñados en que no.

jueves, 28 de septiembre de 2023

El Ejército español se defiende contratacando (I)

    Resulta paradójico y también muy sintomático que el Ministerio de la Guerra, vamos a llamar a las cosas por su nombre, haya publicado recientemente un documento, Las Claves del porqué, con el que intenta justificar socialmente su propia existencia y la del incremento del gasto militar, un gasto desproporcionado que no ha hecho más que progresar en el peor sentido de la palabra, si tiene alguno bueno, con este gobierno progresista. El documento peca de aquello de que el que se excusa de algo, se incrimina a sí mismo de ello:  excusatio non petita, accusatio manifesta.

   La crítica contra el Ejército que emprendemos aquí la hacemos desde el antimilitarismo y no desde la no violencia o el mero e ingenuo pacifismo -la pax Romana, o la paz del cementerio no nos conmueve en absoluto- y no excluye sino todo lo contrario a los cuerpos policiales, cada vez más espectacularmente militarizados y especializados en el mantenimiento del “orden público” y en luchar contra el “enemigo interior”, “hostis intus” o “enemy within”, como diría la señora Thatcher, que condenó nuestro mundo a no tener alternativa.

    El documento se divide en doce cuestiones conceptuales: Las cinco primeras son redundantes. Son especialmente perversas las cuestiones tercera y cuarta. Empecemos por esta última que dice que el gasto militar español es absurdo porque pertenecemos a la OTAN. Justamente es la OTAN la que por permanecer a ella nos obliga a aumentar nuestro gasto militar. 

       Cuando algunos Estados, como el Reino de las Españas, habían disminuido su gasto militar, viene la OTAN/NATO en la que nos metieron de cabeza con el consentimiento de una mayoría asustadiza y adoctrinada, pero nunca de la totalidad, y nos dice que tenemos que ampliar el presupuesto para sufragar la guerra de Ucrania, por ejemplo, que por otro lado han atizado para eso con tal finalidad. 

    Maquiavélica es la tercera cuestión, que sólo puede entenderse desde una óptica belicista, y que dice: que nuestros sistemas de defensa son inútiles porque “no se emplean en guerras y llegan a ser obsoletos sin haber sido utilizados realmente”. ¡Lo que nos faltaba! No entienden nuestros mílites que la obsolescencia de los juguetes de guerra mueve dinero y la obligación de estar siempre al día y de reponer los cacharros inutilizados, pero parece que de lo que se quejan los militares es de no poder estrenarlos en algún conflicto que otro.

       Las otras razones, que pueden reducirse al argumento de "o cañones o mantequilla", son las siguientes: (1ª) Las inversiones en defensa van en detrimento de las correspondientes a sanidad y educación; (2ª) la inversión para la adquisición de los nuevos vehículos blindados 8x8 detrae recursos para gasto social; y (5ª) Con el importe de un Carro de Combate Leopardo podrían adquirirse 440 respiradores.

 

    El 17 de enero de 1936, el ministro de propaganda hitleriano Joseph Goebbels, citando a Hermann Göring, señaló que había que gastar más en cañones, «pues estos nos harán más fuertes, mientras que la mantequilla sólo nos hará más gordos». (Göring no estaba precisamente delgado). A su vez, Benito Mussolini, llegó a imprimir carteles en la Italia fascista justificando que en tiempos de guerra había poca mantequilla, por el gasto militar, con el expresivo texto de que había que elegir entre «burro (mantequilla) o cannoni (cañones)». 

     Los economistas como el premio Nobel Paul Samuelson reutilizan esta expresión para endilgarnos la teoría del "coste de oportunidad", que nos presenta una elección entre cañones y mantequilla y nos plantea el dilema, dado que los recursos de un Estado cualquiera son limitados, de dónde es preferiblemente invertir en armamento o en otras cosas (como garantizar una sanidad suficiente y gratuita a toda la población, resolver el problema del hambre en el mundo, o destinar a educación..., siempre y cuando no consista en adoctrinamiento en valores militares, como se hace en la actualidad en casi todos los centros públicos, subvencionados y privados, convirtiéndose así la educación de las futuras generaciones, es decir, el adoctrinamiento, en un arma poderosa cargada de futuro). 

 

    Es evidente que el dinero dedicado a submarinos o tanques no va a invertirse en hospitales, escuelas, respiradores o gasto social. Con el agravante añadido, además, de que su destino final es la destrucción por activa y por pasiva o, en el mejor de los casos, la obsolescencia programada. Así que no nos detenemos mucho en estas consideraciones peregrinas que caen por su propio peso.

    Lo cierto es que no hay progreso, paso hacia delante, sino que estamos dando pasos hacia atrás: los presupuestos militares aumentan en la medida que la inseguridad y el belicismo se hacen protagonistas en el escenario internacional al tiempo que el mismo problema desaparece de los debates en la política nacional.

    Especialmente espinosa es la cuestión sexta: El Ejército no puede vencer pandemias ni evitar catástrofes, pero colabora humanitariamente en dichas tareas. El argumentario por así llamarlo se ilustra con una fotografía de un militar vacunando a una señora, como si la vacuna sirviera para luchar contra el virus y no favoreciera precisamente la propagación de la pandemia.

    No es el Ejército español el que se defiende en este documento, sino el Ministerio de la Guerra: la misión del Ejército español no es la defensa, sino el ataque. 

    Hacía Fernando Savater en Las razones del antimilitarismo (1984, edit. Anagrama) la siguiente reflexión: Hoy todavía se nos presenta como el mayor mérito de las banderas el que mucha gente ha dado su vida por ellas y pocos se atreven a ver precisamente ahí la mejor razón para detestarlas. Paso a paso, el papel de los ejércitos nacionales ha ido aumentando no sólo hasta convertirse en símbolos, guardianes y encarnación más propia de la patria, sino también en la finalidad principal del Estado al que supuestamente vertebran. Los Estados modernos, incluso los más pacíficos, viven y trabajan para sus ejércitos. "Toda actividad humana y social no se justifica si no prepara la guerra", decía el brutal Lüdendorff en 'La guerra total' (...)"

miércoles, 27 de septiembre de 2023

'La pirola'

    La nueva super-variante Pirola, cuyo nombre científico es BA.2.86, difícil de detectar ya que si por algo destaca es por su asintomaticidad, fue detectada sin embargo por primera vez el pasado mes de agosto en siete países distintos: Dinamarca, Israel, Reino Unido, Suiza, Tailandia, Estados Unidos y Sudáfrica. Enseguida cundió la alarma. 

La OMS tocando la pirola.
 

    Cuando parecía que la OMS ya no recurría a las letras del alfabeto griego, resulta que no es así, ya que detrás de la ómicron, como se sabe, viene la pi -la famosa letra del número pitagórico- y después de la pi viene la ro, y claro con los dos monosílabos juntos, añadiendo un sufijo final ya tenemos un nuevo palabro con más empaque: pi-ro-la, que resulta que es también el nombre de un asteroide de nuestro sistema solar, no lejos (relativamente claro) de Júpiter, descubierto en 1927, al que se le puso el nombre de Pyrola (cuyo nombre científico es núm. 1082), porque era el nombre genérico de unas treinta y tres especies de plantas ericáceas, un nombre que deriva del latín pirum, mejor que pyrum, que significa "pera", por la forma de sus hojas como peras.

    A mí el nombre de esta variante me produce bastante risa floja, la verdad sea dicha, como a la mayoría de gallegos que pululan por el vasto mundo, porque en Galicia es uno de los nombres de la pilila, que dicen los niños, o de la picha, con palabra más adulta, y me recuerda la inolvidable canción que cantaba Siniestro Total en los ochenta: Ayatola, no me toques la pirola, y que podríamos ahora reeditar y dedicársela a los ayatolás y mulás de la Organización Mundial de la Salud.

 

     ¿Qué dice la ciencia menos prostituida a los intereses de la gran farmacopea? Pues que cuanto más contagiosa se vuelve una variante, menos peligrosa es. La hipótesis de una infección viral que busca perpetuarse, contaminando y no matando al mayor número de huéspedes, es generalmente asumida dentro de la comunidad científica. El virus se ha vuelto cada vez menos virulento, más inofensivo. Sin embargo, se está afianzando la idea de que el número de “reinfecciones” puede provocar un problema de salud pública general, fomentando así otra vez el miedo y el alarmismo al dar a entender torticeramente que la nueva variante podría causar repentinamente una gran mortalidad.

    Hay muchas pociones mágicas compradas que no se han inyectado todavía y que hay que poner para justificar su millonaria adquisición.  La autoridades sanitarias atribuyen el fin de la pandemia a dichas pociones mágicas, que, según ellas, han salvado vidas, como si cuando se acaba la epidemia de gripe estacional de todos los años le atribuyéramos su final a la vacunación antigripal. Es la falacia lógica del "post hoc, ergo propter hoc" (después de esto, luego por causa de ello), que consiste en asumir que hay una relación causal en el hecho de que una cosa suceda tras otra "como si el canto del gallo provocara la salida del sol", como escribe Juan Gérvas.  

    Eso les sirve a las autoridades sanitarias gubernamentales para no rendir cuentas, no examinar los daños, no compensar por los efectos adversos provocados, cuando sabemos a cien cierta que las inoculaciones no evitan casos, no impiden la transmisión de la enfermedad, no producen inmunidad de grupo, no disminuyen las hospitalizaciones ni la mortalidad y conllevan graves efectos adversos en las personas Y callan, como putas, sobre el confinamiento. 

 

   Además, ya se sabe, la vacuna de la enfermedad del virus coronado ha servido para promover la desprestigiada de la gripe. Ahora quieren ponérselas juntas ambas a las embarazadas, a las que no se les puede dar ni una triste aspirina,  a los niños y a los viejos. Y es que van a por los niños y a por los viejos, está clarísimo.  Ninguno de los dos sueros vale para nada bueno, y sí para mucho malo. Son experimentos fallidos, porque sus daños son ciertos y sus beneficios muy dudosos. Además, advierte Juan Gérvas, la inoculación simultánea o coadministración que las autoridades pretenden ahora para los menores y los mayores, niños y viejos, puede multiplicar el riesgo de ictus isquémico o, lo que es lo mismo, infarto cerebral.  

martes, 26 de septiembre de 2023

La mili de la principessa de Asturias

    Hace ya 35 años un reducido grupo de mujeres entraba por vez primera en las Fuerzas Armadas españolas. Corría el mes de septiembre de 1988. Poco después, en 2001 desaparecía el Servicio Militar Obligatorio, la famosa mili que reclutaba a todos los varones en edad y condiciones de servir a la Patria y al monarca. 

    Desde entonces las mujeres no han dejado de incorporarse voluntariamente a filas, llegando algunas a ocupar importantes cargos, lo que coincidía, por otra parte, con el hecho de que hubiera por primera vez también Ministras de Defensa en el Ejecutivo.  

    Se hacía así realidad aquella divisa de “Tanto monta, monta tanto Isabel como Fernando”, y a la hora de mandar daba igual ya el timbre masculino o femenino de la voz de mando, sin que hubiera dejado por ello, ni muchísimo menos, de haber una jerárquica y estricta cadena de mando. Se consideraba que era un logro del feminismo estatal la equiparación con los varones en todos los ámbitos de la vida, incluido el militar.

 
 
    La Zarzuela ha hecho públicas ahora las imágenes de la Principessa de Asturias, doña Leonor de Borbón, exhibiendo su formación en la Academia General Militar de Zaragoza, como hicieron su padre y su abuelo, donde actualmente cursa el primer módulo de Instrucción y Adiestramiento militar. Vemos a la cadete en traje de faena, con un moño en el que recoge la melena de su rubia cabellera -sus compañeros de promoción están todos rapados, parece que a las féminas se les respeta la 'característica' melena aunque deben recogérsela- realizando unas maniobras militares con sus conmilitones, llamada como está a hacerse un Hombre (o lo que es lo mismo para el caso una Mujer) el día de mañana, y abocada, si Dios no lo remedia, a ceñirse la Corona y ocupar la Jefatura del Estado y del Reino de las Españas, que entre otros cargos conlleva según el artículo 62 de nuestra Carta Magna "el mando supremo de las Fuerzas Armadas", que le corresponde al Rey (o en su caso a la Reina, se supone). 
 
    Doña Leonor de Borbón es, por primogenitura, la principessa heredera de la Casa Real, que se ceñirá la corona hereditaria que solo podría arrebatársela un hermano si lo tuviera, dado que según nuestra Carta Magna se prefiere para la sucesión en la misma línea dinástica “el varón a la mujer”, o quizá su hermana la infanta Sofía si decidiera reasignarse sexualmente como varón, para lo que bastaría, según la Ley Trans aprobada en el Congreso, con autodeterminarse como miembro del sexo masculino modificando su asignación en el Registro Civil sin necesidad de someterse a intervenciones quirúrgicas. En ese caso obligaría a su hermana, si quisiera  ocupar el trono, a reasignarse también como varón y convertirse ahora mismo en un caballero cadete, y a hacer valer,  a igualdad de sexo, la primacía por mayoría de la edad.
 
    
La principessa de Asturias, de maniobras

    Curiosa palabra, por cierto, esta de “cadete” que se define como “alumno de una academia militar antes de su nombramiento como oficial” y que no admite moción de género en castellano, aunque sí puede especificarse mediante el artículo: “el cadete”/“la cadete”. Se trata de un préstamo del francés cadet, donde sí tiene un femenino que es cadette. El término francés a su vez procede del gascón capdet 'jefe, oficial', y más atrás del latín tardío capitellum, de donde surge nuestro caudillo, y, si se admitiera el neologismo, caudillete. Pero el Ejército español suele utilizar la fórmula “caballero cadete” para el masculino y “dama cadete” para el femenino, como en el caso de doña Leonor. 

    Nuestro Ejército, por cierto, en su afán de hacerse querer por la sociedad,  ha llegado a nombrar caballeros y damas cadetes honoríficos a diversas personalidades civiles que se han significado por su "afecto, compromiso y apoyo a la Academia General Militar en su tarea formativa y divulgativa". Sin duda, le interesa al Ejército dar una imagen moderna de los militares ante la opinión pública, contribuyendo a crear entre los ciudadanos una necesaria (?) Cultura de Defensa, como dicen, o de la Guerra, como deberían declarar.

    El Ministerio de Defensa publica El decálogo del cadete, que data de 1917, y que no tiene desperdicio. Estas son las virtudes que deben cultivar los caballeros y damas cadetes, como la principessa de Asturias.

  El primer mandamiento del decálogo es amar (literalmente tener un gran amor) a la Patria y fidelidad al Rey -no dice a la Corona, que representaría a la monarquía en general, independientemente del sexo del que la porte, sino al monarca en particular, lo que revelaría su machismo- que se debe exteriorizar “en todos los actos de su vida”: patriotismo y monarquía masculina, por lo tanto. El segundo, tener un "gran espíritu militar": gran amor y gran espíritu por lo tanto: ande o no ande, caballo grande.

    Se ve en el decálogo claramente que el ejército es una estructura jerárquica piramidal y vertical donde el cadete ocupa, como futuro oficial, un puesto intermedio entre sus inferiores, que estarán a sus órdenes, y sus superiores, a cuyas órdenes estará, por lo que se considera una virtud en ese decálogo precisamente “hacerse querer de sus inferiores y desear de sus superiores.”

    El VII mandamiento no tiene tampoco desperdicio alguno: “Ser voluntario para todo sacrificio, solicitando y deseando siempre el ser empleado en las ocasiones de mayor riesgo y fatiga”. El sacrificio, al igual que el amor y es espíritu militar, ha de ser grande: arriesgado y fatigoso.

    Cuando el Ministerio de Defensa habla de fomentar entre la ciudadanía una "cultura de la Defensa", como hace mucho últimamente, evita mencionar a la bicha innombrable, oculta bajo el uniforme militar de camuflaje, que es la Guerra que siembra Marte, el dios pacificador, guerra que no quiere nadie declarar, pero que ahí está, sin ir muy lejos, como siempre. Debería denominarse Ministerio de la Guerra, como se hacía cuando a las cosas se las llamaba por su nombre (al pan, pan, y al vino, vino, que dice la gente común y corriente con razón).

lunes, 25 de septiembre de 2023

"Más gimnasia y menos latín"

    Cayó en mis manos casualmente la edición del 6 de septiembre de 2019 de La Nueva España, periódico asturiano de campanario, donde leí que los docentes estaban a favor de que los alumnos recibieran más horas de Educación Física. Supongo que se refería específicamente a los docentes asturianos de esa materia, aunque se dijera en general. El Ministerio, al parecer, quería que la gimnasia -me gusta más, qué le vamos a hacer, esta añeja denominación griega  y me parece más noble que el horrísono eufemismo perifrástico de "Educación Física" que se estila ahora- tuviera mayor peso específico en los centros y sus currículos para atajar el problema del sedentarismo y la obesidad infantiles, objetivo muy loable que al decir del periodista M. G. Salas, “los profesores asturianos aplauden”.


 Viñeta de Claude Serre contra el deporte (1938-1998)

    A los que tenemos por razones de edad algo de memoria histórica esto nos trae a la memoria lo de “Más gimnasia (o más deporte, o más Educación Física, según otros) y menos latín", de aquel ministro franquista de cuyo nombre no quisiera acordarme, pero que, lo recuerdo perfectamente, se llamaba don José Solís Ruiz, apodado la Sonrisa del Régimen por la bonhomía de su aspecto bonachón. 

    La anécdota es harto conocida pero merece la pena recordarla una vez más. Era este Ministro natural de Cabra de Santo Cristo, provincia de Córdoba, y firme partidario de que en el Bachillerato español dejara de ser obligatorio el estudio del latín como había sido hasta entonces y se diera más importancia a cosas como el deporte, la gimnasia o la educación física, o como quiera que se diga. Un profesor de la Complutense le dijo entonces que si el latín servía para algo era para que por lo pronto a su señoría, oriundo de Cabra, se le llamase egabrense... y no otra cosa. 

    Aquel ministro franquista puede sonreír ya desde su tumba  porque en primer lugar, el latín acabó desapareciendo, como él quería, de la enseñanza obligatoria en el bachillerato al correr de los años con la LOGSE socialista, y, en segundo lugar, porque,  según el citado periódico, una de las 34 medidas "educativas" que el PSOE de Pedro Sánchez pondrá en marcha si repite en el Gobierno es convertir la Educación Física en materia troncal, como Matemáticas o Lengua,  lo que conllevará más horas de clase de esta asignatura en detrimento de otras, porque creo interpretar que no se trata de ampliar el horario escolar sin más y de incluir las horas destinadas a atajar el sedentarismo y obesidad infantiles entre las actividades extraescolares fuera de horario, sino que implica, según el principio de Arquimedes, que si aumentan las horas semanales asignadas a Educación Física (y no se incrementa el horario escolar, ya de por sí bastante nutrido) disminuirá el horario de otras materias. Y ya no se trata de que haya más deporte y menos horas de Latín, que ya no hay ninguna obligatoria para nuestros bachilleres, sino de que quizá haya menos Matemáticas,  o menos Lengua o menos Inglés..., lo que no deja de ser un despropósito educativo a todas luces.

 Viñeta de Claude Serre contra el deporte (1938-1998)
  
    Por otra parte, dos consideraciones: en primer lugar, el Estado subvenciona y patrocina el deporte, porque así cultiva el panem et circenses,  sobre todo el deporte rey, capaz de desatar nuestros instintos más bajos aquí y en cualquier punto del universo mundo  y de desencadenar, ya sea en el estadio, ya a través de la pantalla del televisor en el corazón de nuestro agridulce hogar o en el bar de la esquina, nuestras más rastreras, bajas y vergonzantes pasiones, que son, huelga decirlo, las patrióticas, gregarias y nacionalistas; y en segundo lugar, téngase en cuenta que el carácter competitivo que tiene el deporte para el que lo practica y entontecedor para el que lo contempla,  lo diferencia del simple juego al que se entregan libres y despreocupados los pequeños sin que nadie se lo mande. 


    Recordemos, para acabar, al entrañable Juan de Mairena, alter ego de don Antonio Machado, que les decía a sus alumnos que siempre había sido “enemigo de lo que hoy llamamos, con expresión tan ambiciosa como absurda, educación física”. Y añadía: “No hay que educar físicamente a nadie. Os lo dice un profesor de Gimnasia.” Y también: "La gimnástica como espectáculo tiene entontecido a medio mundo y pronto acabará por entontecer al otro medio". Y más aún: “Todo deporte... es trabajo estéril, cuando no juego estúpido. Y esto se verá más claramente cuando una ola de ñoñez y de americanismo invada a nuestra vieja Europa.” Pues bien, esa ola ha inundado ya a la vieja Europa, incluida la curtida piel de toro que es España y sus diecisiete españitas que son las autonomías o reinos democráticos de taifas. 

domingo, 24 de septiembre de 2023

Corpus sanum?

     Rafael Sánchez Ferlosio escribió lo siguiente sobre el fomento del deporte y la educación física en nuestro sistema educativo:   

    Al lado de la espuria enseñanza de la historia como interés de Estado, hay que poner el cultivo escolar de los deportes, con mucha más acrisolada tradición de neto interés de Estado, agigantado hoy en día hasta un extremo nunca conocido. Una vez más, doña Esperanza Aguirre, en la ya repetida conferencia, reco­mienda el deporte en la enseñanza, encareciéndolo nada menos que como «una excelente escuela de vida», prime­ro porque «nos enseña a respetar un reglamento» y después porque «el deportista entrega siempre lo mejor de sí mismo sin escatimar esfuerzos ni sacrificios». Lo de que enseñe a respetar un reglamento bien se comprende en una adicta al liberalismo hayekiano, que no es capaz de imaginar más reglas que las de la pura y dura competen­cia, sin concebir que pueda haberlas no competitivas, como las de la lealtad, el socorro o la colaboración. Y en cuanto a que el deportista entrega lo mejor de sí mismo, ¿hay que pensar que lo mejor de uno mismo son las pata­das, que es lo que entrega en el más popular de los depor­tes? Pero, además, ¡qué «humanidades», tanto ganar, ganar, ganar!, humano no es medirse con los otros hombres, sino ocuparse de las cosas. Finalmente, en lo que atañe a los esfuerzos y los sacrificios, siempre me ha parecido a medias incomprensible y a medias indecente que el vacío furor de ganar por ganar les lleve a algunos a tratar su cuerpo a latigazos, como si fuese su propio caba­llo de carreras. «Cuando el diablo no tiene qué hacer, con el rabo mata moscas», dice el refrán; «Cuando el santo no tiene en qué pensar —parafraseo—, se desuella la espalda a zurriagazos». Y, sobre todo, tan sólo una mentalidad to­talmente aberrante puede considerar educativa y «de interés nacional» una asignatura que llega a dar lugar a si­tuaciones como la de «partido de alto riesgo». (Rafael Sánchez Ferlosio: “Borriquitos con chándal” en “Pedagogos pasan, al infierno vamos”, incluido en “La hija de la guerra y la madre de la patria”, editorial Destino, Barcelona 2002). 



    -¿Para qué, me pregunto yo,  tanta gimnasia, o educación física,  como se prefiere llamar ahora? ¿Sirve para algo? ¿No sería mejor dedicar ese tiempo a las matemáticas, a la lengua, al inglés o a cualquier otra asignatura o disciplina más útil para el día de mañana?

    -Claro que sirve para algo, y no poco, sino mucho: la educación física, el ejercicio físico sirve muchísimo para el día de mañana tanto como las matemáticas, la lengua, el inglés, o la "espuria enseñanza de la historia como interés de Estado", que dice Ferlosio, porque su objetivo es lograr que los niños no se descuiden nunca, que se cuiden desde bien pequeños para que cuando sean mayores no dejen de ser votantes y contribuyentes sanos y saludables que harán ejercicio físico hasta que les llegue la hora en que llame la Parca a su puerta, porque no se trata de esperarla uno sentado, llevando una vida sedentaria, sino un ritmo dinámicamente enérgico y activo. 

    La moderna preocupación por la salud corporal, tanto física como mental, se ha convertido en el síntoma enfermizo predominante de nuestra época, una obsesión similar a la búsqueda de la salvación del alma en la Edad Media. De hecho la palabra latina salutem, de la que procede nuestra "salud", antes que salud, que en latín se decía sanitas o ualetudo, significaba “salvación”.


    Bertolt Brecht en el breve apólogo El esclavo de sus fines, incluido dentro de sus "Historias de almanaque", formula una tremenda pregunta retórica en relación con la educación física, la gimnasia y el deporte y, en general, con la poco saludable preocupación por la salud. Leámosla:

El señor K. formuló en una ocasión las preguntas siguientes: —Todas las mañanas mi vecino pone música en un gramófono. ¿Por qué pone música? Dicen que para hacer gimnasia. ¿Por qué hace gimnasia? Porque, según dicen, necesita fortalecer sus músculos. ¿Para qué necesita fortalecer sus músculos? Porque, como él mismo asegura, ha de vencer a los enemigos que tiene en la ciudad. ¿Por qué necesita vencer a sus enemigos? Porque, según he oído decir, no quiere quedarse sin comer. Tras enterarse de que su vecino ponía música para hacer gimnasia, hacía gimnasia para fortalecer sus músculos, fortalecía sus músculos para vencer a sus enemigos y vencía a sus enemigos para comer, el señor K. preguntó: —¿Y por qué come?

sábado, 23 de septiembre de 2023

Otoño homérico y bíblico

    Un fragmento del poeta griego Simónides de Ceo (19 West) se hace eco de lo que considera la cosa más bella que cantó el poeta ciego de Quío, en clara alusión a Homero, y nos cita un hexámetro del libro sexto de la Ilíada (VI, 146): 

Ἓν δὲ τὸ κάλλιστον Χῖος ἔειπεν ἀνήρ·     οἵη περ φύλλων γενεή, τοίη δὲ καὶ ἀνδρῶν.

Este es el verso más bello que dijo el hombre de Quíos:
"Como linaje de hojas, igual así el de los hombres".

 
    Diomedes, el hijo de Tideo, antes de enfrentarse con Glauco, le pregunta cuál es su linaje, pues teme que sea de estirpe divina y no quiere luchar con un dios por miedo al castigo de atreverse a tanto. Glauco le responde entonces: “Vástago audaz de Tideo, preguntas cuál es mi linaje: / Como linaje de hojas, igual así el de los hombres. / Unas tira a tierra un viento, y otras el bosque / hace frondoso que broten y llega en sazón primavera. / Tal el linaje del hombre, uno nace y otro perece.” 
 
οἵη περ φύλλων γενεὴ τοίη δὲ καὶ ἀνδρῶν.
φύλλα τὰ μέν τ᾽ ἄνεμος χαμάδις χέει, ἄλλα δέ θ᾽ ὕλη
τηλεθόωσα φύει, ἔαρος δ᾽ ἐπιγίγνεται ὥρη·
ὣς ἀνδρῶν γενεὴ ἣ μὲν φύει ἣ δ᾽ ἀπολήγει.
(Homero, Ilíada VI 146-149)
 
     Un libro sapiencial de los 46 que constituyen el llamado Antiguo Testamento de la Biblia de la Iglesia Católica llamado el Libro de la Sabiduría de Jesús ben Sirá, más conocido como el Eclesiástico, que no el Eclesiastés, que es otro de ellos, hace una comparación de la vida de los seres humanos -la generación de la carne y la sangre- con las hojas de un árbol frondoso, que en el otoño se desprenden de sus ramas -hojas secas, feuilles mortes- para dar paso a otras que brotarán en la primavera de esas mismas ramas, en el ciclo del eterno retorno de las estaciones del año, la misma comparación homérica: Como linaje de hojas, igual así el de los hombres.  


    Así se lee en la traducción de Nácar-Colunga, capítulo 14, versículo 19, del Eclesiástico:  Como las hojas verdes de un árbol frondoso, / que unas caen y otras brotan, / así es la generación de la carne y de la sangre: / unos mueren y otros nacen. 

    O en la versión de san Jerónimo al latín: sicut et folium fructificans in arbore uiridi alia generat et alia deicit, sic generatio carnis et sanguinis alia finitur et alia nascitur.

 

viernes, 22 de septiembre de 2023

¿Qué y cómo es Dios?

    Escribe Cicerón en su tratado teológico De natura deorum I, 60 sobre qué o cómo es la divinidad, apoyándose en el poeta Simónides de Ceos, quien estuvo alojado en la corte del tirano Hierón de Siracusa en torno al año 476 ante, lo siguiente:


    Si me preguntas qué es o cómo es la divinidad, haré uso de la autoridad de Simónides, quien, al haberle preguntado eso mismo el tirano Hierón (roges me quid aut quale sit deus: auctore utar Simonide, de quo cum quaesiuisset hoc idem tyrannus Hiero), solicitó un día para pensárselo (deliberandi sibi unum diem postulauit); al preguntarle lo mismo al día siguiente, pidió un par de días (cum idem ex eo postridie quaereret, biduum petiuit); como duplicaba el número de días una y otra vez y Hierón extrañado no dejaba de preguntarle por qué obraba así (cum saepius duplicaret numerum dierum admiransque Hiero requireret cur ita faceret), respondió Simónides: “Porque cuanto más tiempo lo considero, tanto más oscura me parece que es mi esperanza” ("quia quanto diutius considero" inquit "tanto mihi spes uidetur obscurior"). 

    En una versión griega de la misma anécdota, donde no se menciona al tirano Hierón, sino a un hipotético "alguien" como preguntador, el poeta Simónides responde: cuanto más reflexiono sobre la divinidad, tanto más me alejo de saberlo (ὅσον, ἔφη, µᾶλλον σκοπῶ περὶ τοῦ θείου, τοσοῦτον ἀπέχω εἰδέναι). 


    El testimonio de Simónides que cita Cicerón señala la dificultad que hay en saber y poder, por lo tanto, afirmar algo en términos generales sobre Dios o la divinidad, si se prefiere, por lo que en cualquier afirmación que se nos ocurriera hacer sobre la divinidad, más que acercarnos a su comprensión nos estaríamos alejando irremisiblemente de ella. 



    Será el maestro Eckhart, en la era cristiana, quien incidirá en esta idea de la inefabilidad de Dios afirmando: Todo lo que digas de Dios es falso, y De Dios lo mejor es el silencio.
 
    Algo muy parecido afirmó san Agustín sobre el tiempo:  Si nadie me lo pregunta, lo sé; pero no lo sé si quiero explicárselo a quien me lo pregunta. («Quid est ergo tempus? Si nemo ex me quaerat, scio; si quaerenti explicare uelim, nescio.»)

jueves, 21 de septiembre de 2023

Cíborgs guerreros

    ¿Sustituirán los organismos cibernéticos a los soldados de carne y hueso? ¿Harán los robots la guerra por nosotros? Eso parece que es lo que sugiere el Proyecto “Replicator”, anunciado el pasado 28 de agosto por la Secretaria de Defensa, es decir de la Guerra, de los Estados Unidos de América, la señora Kathleen Hicks.
 
    El proyecto del Pentágono trata de poner en marcha un ejército de cíborgs o drones supuestamente inteligentes -cuando usan este adjetivo quieren decir 'obedientes'- y autónomos, previsto a más tardar para 2025.
 
Kathleen Hicks amenaza con miles de futuros drones.
 
 
    Dron desde 1946 es el nombre que se da en la lengua del Imperio a una aeronave no tripulada o sin piloto humano a bordo dirigida por control remoto. En inglés antiguo drone era el nombre del macho de la abeja reina (θρῶναξ thronax en dialecto griego laconio), es decir, del zángano. Parece que la palabra es de origen onomatopéyico en ambos casos, por lo que trata de imitar el zumbido de la abeja macho en principio y el del motor del aparato. 
 
   El Imperio del tío Sam quiere contrarrestar así el poder chino del Ejército Popular de Liberación -¿cuándo se liberará el pueblo del ejército 'popular' que pesa sobre él como la losa de una lápida?- cuyas fuerzas armadas tienen la superioridad numérica. Como dijo la Secretaria de la Guerra, la principal ventaja del gigante asiático es “mass”, o sea, la cantidad: more ships, more missiles, more people: más naves, más misiles, más soldados a su servicio, por lo que el Pentágono no pretende igualarlo "libra por libra" (pound for pound), sino superarlo tecnológicamente.
 
    El proyecto militar del Pentágono es la respuesta a la amenaza china de invasión que se cierne sobre Taiguán. Lo que quiere el tío Sam es un ejército de drones-soldados impulsados por la presunta inteligencia artificial. Estos robots realizarían varias actividades militares como reconocimiento, comunicación, designación de objetivos y... atacar. El Pentágono quiere desplegar plataformas autónomas que se caracterizarán por ser "pequeñas, inteligentes, baratas y muchas".
 

  Al utilizar robots para materializar la amenaza, Estados Unidos se asegura de no usar su propio ejército profesional, mientras pone al chino, superior numéricamente, en  peligro de extinción. Si esto se materializa, ya no habría ninguna distancia reflexiva ni ningún escrúpulo moral entre el arma y la persona que la empuña, porque ya "nadie" empuñaría el arma. El anuncio de la Secretaria de la Guerra de Estados Unidos abre la puerta a una violencia ilimitada. 
 
    El tío Sam ya no necesitará reclutar jóvenes como hizo para la guerra de Vietnam, levantando protestas contra el reclutamiento obligatorio ni dotarse de un ejército estrictamente profesional y mercenario como el que posee ahora y tener que afrontar los traumas psicológicos de los veteranos de guerra. Si era dulce y hermoso morir por la patria, como cantó Horacio, ahora matar por ella eximirá al Imperio del alto tributo de vidas humanas que tenía que pagar.
 
"Drones baratos dirigidos a China"
 
     Estos robots “inteligentes”, drones baratos dirigidos a China, o cíborgs -organismos cibernéticos, como el cinematográfico Robocop, con el que la ciencia ficción superó a la Ciencia- no desobedecerán nunca una orden porque no se les planteará ninguna duda, dilema o vacilación como a cualquier soldado, que nunca sería tan "inteligente", es decir, tan obediente. 
 
    Los robots no hacen preguntas. No van a declararse insumisos o desertores. No tienen crisis de estrés postraumático. El problema que plantean es precisamente que no desobedecen nunca. Al igual que la bomba atómica, esta innovación tecnológica podría tener efectos devastadores matando sin piedad. Una vez abierta la caja de Pandora, será difícil que se cierre.
 
 
 
    Hoy en día, la posible pérdida de vidas humanas es un elemento disuasor a la hora de iniciar o intensificar un conflicto (eufemismo de una guerra). Pero cuando las principales víctimas son robots o cíborgs, el factor disuasivo cambia por completo. Las armas ofensivas autónomas destinadas a matar permitirán conflictos armados en una escala jamás imaginada.

miércoles, 20 de septiembre de 2023

Pareceres XXIX

141.- Tres soldados israelíes jóvenes, dos varones y una fémina, que hacían el servicio de guardia en un arsenal de armas nucleares, químicas y bacteriológicas de destrucción masiva, fueron sorprendidos practicando sexo, como se dice ahora, o haciendo el amor, como se prefería antes. En lugar de dedicarse a la vigilancia, como era la obligación de su oficio en ese momento, prefirieron entregarse, la juventud bulle en la sangre de sus venas, a un amoroso ménage à trois, olvidándose de su misión y de si eran uno, dos o tres en el deliquio y arrobo del consorcio amoroso. El trío fue sorprendido en mitad del juego erótico, suponemos que por el a la sazón oficial de guardia. El “coitus” –esa acción de ir juntos en el olvido de sí mismos y de las demás cosas de este mundo a donde no se sabe: el sexo es una válvula de escape, la única, ay, que nos dejan a veces y que nos queda- fue “interruptus”, es decir, bruscamente interrumpido y los jóvenes –ah, juventud, divino tesoro, que cantó Rubén-, encerrados en el calabozo por su negligencia en el desempeño de su sacrosanta misión de perros guardianes del sistema. Hacían el amor y no la guerra preventiva, que es lo que de verdad manda Jehová o Yaveh, o sea Dios, el Capitán General de todos los Ejércitos. 
 
142.- Consolación de viudas, malcasadas, divorciadas y solteras: La mujer que no tiene mucha suerte con los hombres no sabe por lo común la enorme suerte que tiene y de que goza. 
 
143.- Evasión de la cárcel. El carcelero le pregunta en confianza al preso que pudo haber escapado de la prisión porque sus amigos le habían preparado la fuga y no lo hizo, como se cuenta de Sócrates septuagenario: -¿Por qué no te fugaste de la cárcel pudiendo haberlo hecho? -¡Bah!, responde el recluso. Me lo pensé mejor. Aquí no se vive tan mal, después de todo, fuera no sabe uno lo que le espera. Además ¿a dónde iba a ir yo que más valga, con los años que tengo encima? Aquí no me falta comida ni techo, puedo recibir visitas de cuando en cuando, y allá fuera en el mundo exterior es todo más peligroso. -Pero a estas horas serías libre -argumenta el carcelero. -Bah, la libertad no merece la pena. Prefiero la seguridad de estas cuatro paredes y la comodidad de la cárcel que la libertad y la intemperie. Además, las cosas como son, aquí no se vive tan mal... Hemos alcanzado tal grado de comodidad y confort que no merece la pena la libertad. Allá afuera tienes que buscarte la vida, por las buenas o por las malas, pero tienes que ganártela, mientras que aquí la tienes regalada. 
 

 
144.- Entre cruces y Cristos, parroquias, curas, sacristanes, seminarios diocesanos, catecúmenos y catequistas, ronda, cual Perico por su casa, el demonio del diablo. 
 
145.- Enemigo interno. Margaret Thatcher, que acuñó la terrible TINA “There Is No Alternative” (no hay alternativa), popularizó también el término “enemy within” (enemigo interno) para referirse a los mineros huelguistas en los años 1984-1985 de su mandato, pero no estaba inventando nada nuevo. La expresión viene de muy lejos. Ya en la antigua Roma, Cicerón acusó al senador Lucio Sergio Catilina de ser un “hostis intus”, un enemigo dentro (del Sistema) que conspiraba contra él, al que se dio muerte porque pretendía subvertir los valores establecidos en la república romana. Utilizaba Cicerón además un término para enemigo que no era inimicus (literalmente, el “no” (in-) “amigo" (amicus), reservado al enemigo personal o privado, sino hostis, que era el nombre del enemigo público, hasta entonces el bárbaro o extranjero. Ambos matices de “público” y “privado” se confunden en nuestro moderno término “enemigo (inglés enemy).  El enemigo interno, después del huelguista británico, ha sido el terrorista, el negacionista o, en su versión más actualizada, el que difunde “información errónea”, es decir, información alternativa que no coincide con el discurso oficial, que no deja de ser tampoco erróneo, y que justifica el establecimiento de la viejísima censura.