miércoles, 20 de septiembre de 2023

Pareceres XXIX

141.- Tres soldados israelíes jóvenes, dos varones y una fémina, que hacían el servicio de guardia en un arsenal de armas nucleares, químicas y bacteriológicas de destrucción masiva, fueron sorprendidos practicando sexo, como se dice ahora, o haciendo el amor, como se prefería antes. En lugar de dedicarse a la vigilancia, como era la obligación de su oficio en ese momento, prefirieron entregarse, la juventud bulle en la sangre de sus venas, a un amoroso ménage à trois, olvidándose de su misión y de si eran uno, dos o tres en el deliquio y arrobo del consorcio amoroso. El trío fue sorprendido en mitad del juego erótico, suponemos que por el a la sazón oficial de guardia. El “coitus” –esa acción de ir juntos en el olvido de sí mismos y de las demás cosas de este mundo a donde no se sabe: el sexo es una válvula de escape, la única, ay, que nos dejan a veces y que nos queda- fue “interruptus”, es decir, bruscamente interrumpido y los jóvenes –ah, juventud, divino tesoro, que cantó Rubén-, encerrados en el calabozo por su negligencia en el desempeño de su sacrosanta misión de perros guardianes del sistema. Hacían el amor y no la guerra preventiva, que es lo que de verdad manda Jehová o Yaveh, o sea Dios, el Capitán General de todos los Ejércitos. 
 
142.- Consolación de viudas, malcasadas, divorciadas y solteras: La mujer que no tiene mucha suerte con los hombres no sabe por lo común la enorme suerte que tiene y de que goza. 
 
143.- Evasión de la cárcel. El carcelero le pregunta en confianza al preso que pudo haber escapado de la prisión porque sus amigos le habían preparado la fuga y no lo hizo, como se cuenta de Sócrates septuagenario: -¿Por qué no te fugaste de la cárcel pudiendo haberlo hecho? -¡Bah!, responde el recluso. Me lo pensé mejor. Aquí no se vive tan mal, después de todo, fuera no sabe uno lo que le espera. Además ¿a dónde iba a ir yo que más valga, con los años que tengo encima? Aquí no me falta comida ni techo, puedo recibir visitas de cuando en cuando, y allá fuera en el mundo exterior es todo más peligroso. -Pero a estas horas serías libre -argumenta el carcelero. -Bah, la libertad no merece la pena. Prefiero la seguridad de estas cuatro paredes y la comodidad de la cárcel que la libertad y la intemperie. Además, las cosas como son, aquí no se vive tan mal... Hemos alcanzado tal grado de comodidad y confort que no merece la pena la libertad. Allá afuera tienes que buscarte la vida, por las buenas o por las malas, pero tienes que ganártela, mientras que aquí la tienes regalada. 
 

 
144.- Entre cruces y Cristos, parroquias, curas, sacristanes, seminarios diocesanos, catecúmenos y catequistas, ronda, cual Perico por su casa, el demonio del diablo. 
 
145.- Enemigo interno. Margaret Thatcher, que acuñó la terrible TINA “There Is No Alternative” (no hay alternativa), popularizó también el término “enemy within” (enemigo interno) para referirse a los mineros huelguistas en los años 1984-1985 de su mandato, pero no estaba inventando nada nuevo. La expresión viene de muy lejos. Ya en la antigua Roma, Cicerón acusó al senador Lucio Sergio Catilina de ser un “hostis intus”, un enemigo dentro (del Sistema) que conspiraba contra él, al que se dio muerte porque pretendía subvertir los valores establecidos en la república romana. Utilizaba Cicerón además un término para enemigo que no era inimicus (literalmente, el “no” (in-) “amigo" (amicus), reservado al enemigo personal o privado, sino hostis, que era el nombre del enemigo público, hasta entonces el bárbaro o extranjero. Ambos matices de “público” y “privado” se confunden en nuestro moderno término “enemigo (inglés enemy).  El enemigo interno, después del huelguista británico, ha sido el terrorista, el negacionista o, en su versión más actualizada, el que difunde “información errónea”, es decir, información alternativa que no coincide con el discurso oficial, que no deja de ser tampoco erróneo, y que justifica el establecimiento de la viejísima censura. 

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